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domingo, 19 de marzo de 2023

Un salto de calidad… @dealgunamaneraok...

 Un salto de calidad… 


Mano derecha con fondo amarillo. Pablo Temes.

La Argentina debe ser capaz de salir del ambiente tóxico que generan los personalismos opuestos.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 28/03/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Con una inflación del 6% no se puede pensar en ganar una elección”, dijo el diputado ultra kirchnerista Rodolfo Tailhade en un reportaje que le hicieron en Radio Nacional el miércoles último. En verdad, el drama es otro: con un 6% de inflación mensual no se puede vivir. La pérdida de noción respecto del valor de las cosas se pierde totalmente. Nadie sabe cuál es el precio justo de un producto o un servicio, y ya es cosa de todos los días ver a los repositores de los supermercados y autoservicios haciendo tareas de remarcación de uno u otro producto.

 

En el kirchnerismo, el 6,6% cayó como una bomba. Increíblemente, algunos conspicuos referentes de ese espacio se sorprendieron por el número, lo cual representa una demostración más de lo absolutamente disociados que están de la realidad. Viven en un mundo gaseoso que, de alguna manera, es tóxico. Si se tomaran la molestia de hablar con el verdulero, el carnicero, el panadero del barrio en donde viven cada uno de los integrantes del oficialismo, se enterarían de lo desastroso de este presente incierto y angustiante para la mayoría de la población.

 

Las promesas de Sergio Massa se han hecho añicos, a pesar de lo cual el ministro y sus adláteres siguen expresándose y actuando como si nada pasara y toda su gestión hubiese sido un éxito. El plan K para intentar ocultar la realidad hace a su esencia que, como bien se sabe, es la mentira. Tal como era previsible, todos estos mamarrachos de Precios Cuidados y Precios Justos fracasó. La épica de la militancia K recorriendo supermercados y sancionando a los que no respetaran esos “acuerdos” duró lo que dura la nada misma.

Las culpas por esta inflación imparable vienen recayendo sobre el exministro de Economía, Martín Guzmán, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y el secretario de Comercio, Matías Tombolini y, por supuesto, el Fondo Monetario Internacional y Mauricio Macri.

 

Mientras esto ocurre, en los gremios ya se encendió la alarma. El objetivo de Massa de hacer que en las negociaciones paritarias no se supere el 60% de aumento anual va quedando desfasado por las proyecciones inflacionarias para este año. El otrora superministro tuvo que rendirse ante una realidad que es evidente para todos. Sus planes presidenciales deberán esperar.

 

Es cierto que siempre dijo que este no era su momento, pero anidan allí dos especulaciones ocultas: la primera tiene que ver con sus propios deseos de poder y la fantasía de que una buena gestión al frente del Ministerio de Economía lo catapultaría al sillón de Rivadavia apuntalado por un operativo clamor. La segunda, que con un dólar e inflación controlados tendría el peso suficiente para elegir el cuándo y el cómo materializar su llegada a la Rosada. Todo esto quedó pulverizado y archivado al menos por un buen tiempo.

 

Asimismo, asistimos por estos días a una especie de película de ciencia ficción donde los personajes que son parte de los problemas centrales de la Argentina, se desligan de los mismos y critican la gestión buscando responsables. No es casual que el multifacético Aníbal Fernández haya salido a negar la proscripción de CFK –en primer lugar– y luego se haya tomado el tiempo de ocuparse públicamente de su hijo Máximo, alegando que nunca supo de qué trabajaba y poniendo de manifiesto que no tiene la talla ni la experiencia para tomar decisiones electorales. Casi a la par, el ex todopoderoso Guillermo Moreno cuyo fracaso como secretario de Comercio Interior quedará en algún libro de anécdotas del Far West, aseguró que “Cristina Fernández no es más la jefa del peronismo”.

 

Hay un claro intento de dar vuelta la página y despegarse de CFK y y los acólitos de La Cámpora. A no confundirse, ni Moreno ni Aníbal Fernández son aliados o simpatizantes del Presidente. Son la voz del peronismo más clásico encarnado en un nutrido grupo de intendentes y ex barones del Conurbano como Fernando Gray (Esteban Echeverría), Julio Pereyra (actual diputado nacional y ex jefe comunal de Florencio Varela), Juan José Mussi (Berazategui), Julio Zamora (Tigre), Fernando Espinoza (La Matanza) entre otros; y de un puñado de gobernadores con peso territorial como Sergio Uñac (San Juan) y Juan Schiaretti (Córdoba).

 

Algo similar se vive dentro del sindicalismo peronista. Saben que con el cuento de la proscripción no alcanza y no se resignan a tener a Axel Kicillof, Máximo Kirchner y a La Cámpora respirándoles en la nuca. “No hay forma de convencer a Sergio –por Massa– y no nos vamos a resignar a la idea de que no tenemos candidato para competir. Nosotros nos jugamos nuestro distrito y no nos vamos a suicidar con ellos”, sentenció una poderosa voz del Conurbano.

 

El único plan del Gobierno es seguir emitiendo para pagar las cuentas y ganar tiempo a riesgo de caer en una híper. Octubre es todavía una fecha muy lejana. “Alberto no está tranquilo, pero disfruta de los pocos placeres domésticos que le dan las internas políticas. Desde hace un tiempo él agita la idea de un peronismo sin Cristina y que ahora ese boceto esté empezando a tomar forma no es poca cosa. Además, sabe que la señora no tolera pensar que su elegido, a quien siempre destrató y humilló, se esté atribuyendo los planes para  intentar sepultarla políticamente”, dice una voz que conoce el pulso que se vive en ambos lados de la coalición de gobierno.

 

En el equipo amarillo están muy lejos del destete táctico y político del expresidente Mauricio Macri. Su regreso de Europa es esperado por propios y ajenos. Todavía creen que su definición acerca de una posible candidatura servirá para terminar de ordenar la interna. Un mal síntoma si lo que desean demostrar es la templanza y capacidad de mando para conducir un país. Macri hace su juego y condiciona su decisión a la esfera “personal”, el único aspecto lo suficientemente blindado que no permite cálculos ni aproximaciones.

 

La Argentina debe ser capaz de salir de una vez por todas del ambiente tóxico que generan los personalismos opuestos. Para eso, muchos dirigentes deben animarse a dar un salto de calidad, capaz de despertar el interés de una sociedad angustiada y adormecida por su propia incapacidad de mando.




   

lunes, 8 de mayo de 2017

Fin de hegemonías… @dealgunamanera...

Fin de hegemonías…

“CORTO SUPREMAS” Ricardo Lorenzetti. Foto: Pablo Temes.

Cristina y Lorenzetti parecen enfrentar nuevos vientos internos. De la sucesión política al 2x1. 

El peronismo de la provincia de Buenos Aires, caracterizado por la puja de intendentes que van y vienen negociando el armado para presentar la mejor opción electoral, implosionó. Las declaraciones de Cristina Fernández de Kirchner en las que habló de su posible no participación en las elecciones legislativas de octubre próximo –“me excluyo” dijo– generaron no sólo revuelo sino también dinamitaron el hormiguero y abrieron negociaciones, acercamientos y traiciones como las que en los momentos de crisis arrecian en el peronismo para el cual el llano significa ni más ni menos que un verdadero calvario.

Los militantes kirchneristas enfervorizados ya piensan en un operativo clamor, pero también en la redacción de un nuevo relato triunfador que justifique “el reposo del guerrero o la heroína” –asegura un disidente que hoy mira desde el otro lado del peronismo.

De todos modos hubo muchos a quienes lo que sorprendió no fue la determinación de CFK sino la antelación con la que comunicó la novedad. Por eso, esto cayó como una bomba que generó disgregación en los intendentes del Conurbano tanto en los que juegan a dos puntas como en los que no. En ese universo variopinto muchos se han acercado en estos días a 
Florencio Randazzo. Entre los que juegan a dos puntas hay figuras como Julio Pereyra, el eternizado intendente de Florencio Varela, quien llegó a decirle al equipo del ex ministro del Interior que para apoyarlo debía tener la potestad de diseñar el armado de la lista. “No. La lista es de unidad. Si no es así armamos una que les compita a ustedes y te aseguro que ganamos” –fue la tajante respuesta de Randazzo al barón del conurbano bonaerense.

Entre los que van y vienen, a los que en la jungla de la interna del PJ se los denomina infieles –si es que en política en general y en la interna peronista en particular la fidelidad sigue siendo un valor– Martín Insaurralde está generando cierto malestar. Aunque es entendible que ambicione lo mejor para su futuro, se junta con los principales referentes del ex ministro pero mantiene contactos fluidos con 
Daniel Osvaldo Scioli, hoy más que nunca envalentonado con la decisión de su ex jefa política.

Desde el randazzismo aseguran que el intendente de Lomas de Zamora sigue con un pie adentro de su espacio pero le achacan su incorregible vedetismo, puesto a relucir por las promesas del ex gobernador de la provincia de Buenos Aires que le ofrece mejor cartel. Como se ve, en la vida de Insaurralde los tiempos del Bailando por un sueño no quedaron atrás. Claro que las cosas son un poco más complejas aún, ya que si la candidata bendecida por el Frente para la Victoria –denominación en vías de una posible extinción– fuese la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, el futuro político de Insaurralde quedaría en abierta disputa con la mujer fuerte del Gran Buenos Aires.

Hay quienes creen que, en verdad, CFK espera –y anhela–un operativo clamor, un ruego de los fieles que le permita volver con la épica kirchnerista. Lo cierto es que, mientras tanto, Scioli y Randazzo brindan con champagne, cada uno por su lado: Scioli porque tendría algo más de libertad para el armado de su lista, aunque no son pocos los que están convencidos de que no faltará mucho para que “la jefa” le haga sentir el peso del poder que aún conserva. Randazzo porque se tiene más fe compitiendo contra el ex motonauta que contra la ex presidenta a los fines de obtener que, si las cosas salen como se espera, el kirchnerismo quedará atrás.

Ante este panorama que ofrece la interna del peronismo, en el oficialismo están recalculando. Si finalmente CFK no se presenta, deberán esperar a saber quién será el nuevo candidato que asome para decidir si sostiene la polarización o se tendrá que cambiar de estrategia. Ante la sorpresa por lo que pareció un anuncio, se escucha en los ámbitos del Gobierno un análisis que claramente tiene más que ver con la psicología del poder alumbrada por las encuestas.

“Al día de hoy, y muy a pesar del retardo en el repunte de la economía, es más probable que Cristina pierda ante un candidato oficialista –Esteban Bullrich o cualquier otro– a que gane”–asegura un operador político del oficialismo. Allí se evalúa que no se trata de la figura personal del candidato sino de la tracción que ejerce sobre la elección la imagen personal de 
María Eugenia Vidal y del propio Mauricio Macri (éste último no por empatía o simpatías personales que el votante del Conurbano profundo pueda sentir por él, sino por asociación como líder del cambio). “CFK nacionalizaría la elección y hoy, después de la película de Santa Cruz, nadie está seguro de que eso sea bueno para ella”–asegura la antedicha fuente.

En el Gobierno ya se convencieron de que la economía no tendrá el tan esperado y tantas veces anunciado despegue. Hay un déficit fiscal fenomenal que no se ha reducido ni se reducirá en un año electoral como éste.

Fallos. 

La Corte Suprema de Justicia impactó a todos con su inesperado fallo que reinstaló el beneficio del 2x1 nada menos que para los delitos de lesa humanidad. Sorprendió que dos de los tres ministros que lo firmaron hayan sido Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco. Rosatti fue ministro de Justicia y Derechos Humanos de Néstor Kirchner entre 2004 y 2005 y Highton de Nolasco, a su vez, fue nombrada por el entonces presidente en 2004. El 2x1, artilugio legal que buscaba beneficiar a quienes sin tener una condena pasaban largo tiempo en prisión, fue derogado en 2001.


El muy criticado fallo hace una interpretación literal del artículo 2 del Código Penal. “Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuere distinta de la que exista al pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna” y no una lectura constitucional. Este último aspecto es clave, porque de este enfoque constitucional se desprende que, por el reconocimiento que hace la Constitución Nacional reformada en 1994 de los pactos internacionales, los delitos de lesa humanidad están fuera de esos eventuales beneficios. Pero, además de estos aspectos legales, el fallo representa una novedad en la vida interna de la Corte de alto impacto judicial y político: el fin de la hegemonía de su presidente, Ricardo Lorenzetti.

Producción periodística: Santiago Serra. 


martes, 21 de agosto de 2012

CKF 2015... De Alguna Manera...

Militantes de la re-re…

 
Medios para un mismo fin. Nicolás Maquiavelo. Dibujo: Pablo Temes.

CKF 2015. De Boudou a Moreno y de intendentes a gobernadores postulan un tercer mandato. Huellas de menemismo reciclado.

Más de dos períodos es monarquía. La definición de Fernando Henrique Cardoso, que Lula hizo propia, no es tenida en cuenta en el cristinismo. La recontrarreelección de Cristina ya se convirtió en el principal proyecto del Gobierno. Es el eje que articula cada movimiento. Todos los caminos conducen a Roma y a la eternización, tal como la soñó Diana Conti.

Amado Boudou no anduvo con vueltas: “La gente se muere de ganas de que siga Cristina”. El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, tuvo que voltear un acto que tenía programado con Facundo Moyano y utilizar un megáfono para decir que está a favor de la reelección. Julio Pereyra, el intendente de Florencio Varela, fue más feroz: “Cristina dejará de ser nuestra líder cuando el pueblo lo decida, y no cuando la Constitución lo determine”. Guillermo Moreno también endiosó a la Presidenta: “De la decisión que tome depende el destino de la patria”.

José Luis Gioja, el gobernador de San Juan, eufórico hasta la incontinencia oral, fue el abanderado: “Algunos pavos repiten que la reforma de la Constitución es porque se quieren quedar para siempre. La van de inocentes, la van de puritanos y dicen que hay gente que se quiere perpetuar. La reforma no elige presidente. Lo elige el pueblo, votando en elecciones libres. Si la gente no nos vota, nos da una patada en el orto, ya está, se acabó”. La ortodoxia de Gioja va en línea con su coherencia histórica. El mismo desde el poder forzó las condiciones para ser reelecto en forma indefinida y es un reeleccionista de la primera hora. Apoyó a Carlos Menem en aquella aventura de la re re. Al igual que Miguel Angel Pichetto. Ambos mantienen sus obsesiones verticalistas. Con Menem y con Cristina. “Se igual”, diría Minguito.

Pero es improbable que la propaganda oficial argumente en ese sentido. Porque Cristina presume de ser la contracara ideológica del riojano. La postura del matrimonio Kirchner en este tema fue y vino según el interés personal y no el de la patria ni del movimiento. No respetaron los códigos republicanos, y fueron muy poco prolijos a la hora de cambiar la Constitución de Santa Cruz y permitir la instalación de la cultura feudal, con la posibilidad de ser reelectos por los siglos de los siglos. Néstor lo hizo, y Gioja también.

En el ámbito nacional, sin embargo, los Kirchner combatieron el intento menemista. Se aliaron con el matrimonio Duhalde y lograron derrotar esa posibilidad. Reuniones de Duhalde en el departamento de Barrio Norte con Néstor y sociedades de discurso de Chiche y Cristina que hoy parecen insólitas. Formaron un sub-bloque federal para boicotear un congreso nacional del Partido Justicialista en julio de 1998.

Las crónicas de la época son una maravillosa muestra del pragmatismo como etapa superior del peronismo. Describen que Menem solamente logró juntar a 415 de los 788 congresales, y que muchos de los presentes ni siquiera lo eran. Se refiere al “senador Mario ‘Pacho’ O’Donnell y al diputado Daniel Scioli”. Hoy estamos, mañana ¿quién sabe? El colmo fue que los telegramas para reclamar la reelección de Menem fueron enviados por Juan Carlos Mazzón, operador de todos los peronismos, y la protesta desde lo legal fue preparada por el apoderado del PJ de Buenos Aires, Jorge Landau. Hoy ambos trabajan en la escudería “Cristina 2015”.

Perlita de archivo: “Yo me siento proscripto. Hay una prohibición legal para ser reelecto, prohibición que está nada menos que en la Constitución Nacional” (Carlos Menem, 15 de enero de 1998, programa A dos voces, de TN). Cualquier semejanza con la actualidad es pura coincidencia.

Aquel discurso más vulgar que académico de Gioja fue de la mano del nuevo coloquialismo lunfardo y chacotón de la Presidenta. ¿O no dijo que “esto es para la gilada que escribe” en el acto con Joseph Stiglitz? Respecto de la alteración de estadísticas norteamericanas planteó que “había que truchar y trucharon, hermano. Yo hubiera tomado la misma decisión”. Nadie duda de eso. Lo demuestran la casi nula preocupación por acatar los fallos de la Corte Suprema y un hiperpresidencialismo muy parecido a un unicato que apuesta al capitalismo de amigos que todavía sostiene el estado de emergencia con superpoderes, pese a que es la Presidenta más poderosa desde 1983.

¿Desde qué lugar, entonces, el Gobierno puede justificar el intento de habilitar a Cristina para un nuevo período? El oficialismo se ve a sí mismo como la encarnación de la patria. Por eso embiste contra los adversarios y los ubica en el lugar del enemigo, de la antipatria destituyente. Lo dijo Guillermo Moreno con todas las letras en Banfield. Con semejante definición, no les cuesta nada autoconvencerse de que está bien empujar la reelección de Cristina y que estaba mal hacer lo mismo con Carlos Menem. Y por eso no tienen ningún empacho en fabricar un traje a medida de Cristina mientras ocupa el sillón de Rivadavia.

A esta altura, los obstáculos que Cristina debe superar tienen que ver con el resultado de la batalla final contra el Grupo Clarín, que tendrá fuertes novedades en estos días, y el resultado de las elecciones de medio tiempo, en 2013, en las que el oficialismo deberá superar el 40% de los votos para aspirar a los dos tercios que necesita en el Congreso para declarar la necesidad de la reforma. Hay que puntualizar que el viento de cola de la sojacracia continuará firme, que Brasil comienza a recuperarse y que se viene un año con menos vencimientos externos, que fomentará la irresponsable ametralladora de imprimir billetes. Continuará el operativo para destruir posibles competidores (Scioli, Macri, De la Sota y siguen las firmas), y la gran duda es cuál será el rol que jugará Sergio Massa, que con su altísima imagen positiva produjo el milagro de que Edgardo Depetri, Gabriel Mariotto, Julio de Vido y hasta la propia Cristina lo hayan elogiado, olvidando aquellas palabras terribles que dijo en la embajada de los Estados Unidos sobre el matrimonio K.

El último obstáculo es familiar: la presunta oposición de sus hijos, que reclaman más tiempo de su madre y menos de su Presidenta.

Aquel discurso de Gioja recargado no tuvo desperdicio. Al final dijo que “cuando hay que poner las bolas y los ovarios arriba de la mesa estamos los peronistas”, cosa que tal vez no tuvo en cuenta ni a López Rega ni a Firmenich. Y dejó para el cierre la frutilla tragicómica del postre: “Ser peronista tiene que ver con la lealtad”. En su caso, la practicó con todos y apoyó con el mismo furor las privatizaciones y el neoliberalismo como las relaciones carnales con Hugo Chávez y la estatización de YPF. Cristina ya ordenó que todos vayan haciéndose los rulos.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 17 de Agosto de 2012.