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lunes, 28 de julio de 2014

Pequeñas grandes miserias… De Alguna Manera...


Pequeñas grandes miserias…

K No Era, Teresa Parodi. Dibujo: Pablo Temes

La forma en que el Gobierno expulsa y somete a ex aliados, pero encubre a los alineados, revela su propio ADN. Política indigna.

La Cámpora pretende apropiarse del trabajo que Víctor Ramos hizo en varias villas miseria porteñas y por eso le pidió a Cristina que ordene su expulsión del Gobierno. Sin embargo, el funcionario, por temor u obsecuencia, primero dijo que los responsables fueron los alcahuetes, los enanos bufones de la reina que lo sacaron poco menos que a los empujones de su despacho. Simultáneamente avisó que va a seguir apoyando a Cristina. Reaccionó como alguien con el Síndrome de Estocolmo que refleja la dependencia enfermiza del torturado con su torturador. Al día siguiente, Ramos reculó en chancletas hasta el ridículo. De decir que fue víctima de “un golpe de Estado” pasó a hablar de “problemas burocráticos administrativos” y a desmentirse a sí mismo con un inexplicable: “yo renuncié”. Fue patético el nulo valor que le dio a su palabra quien, al cierre de esta edición si todavía no renunció, aún es el presidente del Instituto Dorrego.

La autora intelectual de la patoteada fue Cristina. Ni una hoja se mece en este gobierno si no la mueve la mano de hierro de la abogada exitosa y millonaria. Pero la ejecutora, la autora material, la que se puso la capucha de verdugo para bajar la guillotina sobre la cabeza de Ramos fue Teresa Parodi que también quedará marcada por esa actitud indigna de una artista que sufrió persecusiones y que ahora las encabeza.

Parodi edificó su carrera sin el carisma, pero con el perfil ideológico de Mercedes Sosa. Canciones combativas que reclamaban libertad e igualdad. Durante mucho tiempo fue discriminada por las radios y las compañías grabadoras por esa respetable intransigencia. Ella levantó su voz contra esos atropellos. Sólo algunos periodistas y locutores la ayudaron para que ella expresara su pensamiento y quebrara ese aislamiento. Pero desde que llegó el kirchnerismo, casi en silencio, se transformó lentamente en un engranaje del aparato de un Estado que castigó la disidencia, la rebeldía y el pensamiento diverso. 

Teresa como tantos, también por miedo a dejar de pertenecer al paraíso oficial o por verticalismo, se transformó en lo que tanto odiaba, en un comisario político. El estalinismo pingüino es una versión berreta de otros autoritarismos regionales. Teresa Parodi fundó “Las Cristinas”, junto a Hebe de Bonafini, usó cada día más ropa con tejidos y dibujos étnicos de la Patria Grande y recibió dinero por muchas actuaciones a lo largo y lo ancho del país donde más de una vez no había casi nadie en la sala. 

Pero Teresa cobraba lo mismo el subsidio destinado a difundir la cultura nacional y popular. Su silencio frente al ataque que sufrieron muchos periodistas y artistas que se atrevieron a pensar distinto fue recompensado con un ministerio. Y en una de sus primeras acciones importantes fusiló políticamente a Víctor Ramos. No se sabe si lo consideran un inútil después de diez años de gobierno o un traidor porque se sacó una foto con Daniel Scioli y se subió a su “Ola Naranja” junto a Mario “Pacho” O’Donnell, otro que también, al igual que Ramos fue menemista, duhaldista, kirchnerista, cristinista, chavista y ahora se disponen a ser sciolistas o massistas llegado el caso. ¿Y por qué no macristas, si Pacho fue hasta alfonsinista?

Hace años que Ramos es amigo y la mano derecha de Jorge Coscia, que también fue condenado a la Siberia del silencio después que le sacaron tarjeta roja casi sin explicaciones. Los que se quedan en el Gobierno por lo bajo justifican ese lastre que tiran por la borda porque para seguir navegando el barco debe “sacarse de encima a los corruptos”. Epa, epa, cuánta insolidaridad vigilante y delatora que anida en el kirchnerismo. Mientras están en el Gobierno, los funcionarios son Madres Teresas al mando de la emancipación de los pobres latinoamericanos. Cuando los rajan pasan a ser ladrones de cuarta y oportunistas. La misma medicina la tomaron casi todos los que fueron eyectados del Estado.

Hasta Alberto Fernández que integró la mesa chica con Néstor y Cristina fue espiado y escuchado por los servicios de inteligencia y escrachado por el oligopolio de medios que se enriquecieron con los dineros públicos como el cártel de Gvirtz. Alberto recibió los balazos del hostigamiento que antes él mismo disparaba.

Es como si Cristina les dijera, figurativamente, por cierto, que si se quedan, siempre les van a tocar los Oyarbides. Pero si se van y no siguen arrodillados a sus caprichos, le mandan la SIDE, la AFIP y hasta son capaces de tirarte encima perros de presa de la Justicia como el fiscal José María Campagnoli o el juez Ariel Lijo. Vos elegís, le dijo Cristina a Julio De Vido cuando amenazó con lavarse las manos y dar un paso al costado: “Podes irte a la cárcel o al cementerio”.

Asi funcionan las cosas en el cierre del kirchnerismo que, a esta altura, puede dejar de ser la etapa infantil del peronismo para convertirse en su fase final, en el ciclo terminal. Eso deberá rectificarse o ratificarse en las elecciones de 2015. Muchos encuestadores dicen que el crecimiento de Macri tiene que ver con que, finalmente, en una parte importante de la población pesa más esa frase de que “mejor probemos otra cosa, ya estamos hartos de peronismo” que la verdad revelada de que “a este país sólo lo puede gobernar el peronismo”.

Sería un esperpento de la historia para la generación de Montoneros en el pejotismo. Fueron los que quisieron jubilar a Perón y enseñarle peronismo y terminarían (Dios y Cristina, dirán) con el movimiento fundado por el general que resistió todas las tormentas menos el reinado de Cristina. Sería un exabrupto del revisionismo que Cristina, que votó al peronismo en 1973 con la boleta de Jorge Abelardo Ramos (el padre de Víctor) porque era más cool y menos grasa, sea ahora la liquidadora del movimiento.

A veces, en un solo gesto se puede analizar todas las miserias que tiene una proyecto como el kirchnerismo. A veces una sola actitud concentra todos los venenos como si fuera una probeta para analizar el ADN autoritario de un liderazgo tóxico como el de Cristina. A veces con un solo comportamiento militantes de años tiran a la basura una trayectoria.

Amo la política sana porque creo que no hay otra forma de extirpar las inequidades sociales que con la militancia en los partidos. Puedo comprender la defensa de lo indefendible de cierto pragmatismo ideológico que trata de disimular los ajustes ortodoxos y la inflación galopante. Pero jamás entenderé que en nombre de la disciplina partidaria un dirigente político se someta a la peor de las humillaciones. Nadie que pierda su dignidad como persona puede defender la dignidad de otro. Y eso es hacer política: defender la dignidad de los demás sin caer en la propia indignidad.

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 26/07/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

martes, 18 de septiembre de 2012

Jorge Coscia y su peligroso mensaje totalitario... De Alguna Manera...


¿Secretario de Cultura o Secretario de Propaganda Política?


Luego de sus declaraciones, Jorge Coscia, debería cambiar su cargo de Secretario de Cultura por el de Secretario de Propaganda Política. Es que el hombre no tuvo mejor idea que formular dos afirmaciones disparatadas. En primer lugar dijo que “como la semana pasada hubo gente que salió a la calle a reclamar con consignas poco claras queremos que sepan que nosotros también sabemos ganar la calle y lo vamos a hacer". La segunda frase muy poco feliz fue la siguiente: "La calle habitualmente es el espacio de la militancia nacional y popular".

En primer lugar eso de que no hubo consignas claras muestra su falta de conocimiento del concepto de libertad del secretario de Cultura. Los múltiples reclamos de la gente (seguridad, basta de corrupción, de control tipo KGB, de oponerse a que se ignore la Constitución forzando un nuevo mandato de CFK, de decir que no le tienen miedo a la presidente, tener libertad de poder entrar y salir libremente del país, etc.) constituyen lo que se llama una democracia republicana.

Tal vez el secretario de Cultura desprecia la democracia republicana y prefiera los sistemas autoritarios, que también pueden nacer del voto como fue el caso de Hitler. Es decir, el problema de Coscia es que tal vez no entienda la consigna del cacerolazo porque no comprende lo que significa la democracia republicana, que abarca muchos temas, y al tener un pensamiento autocrático en que una persona está por encima del estado de derecho es que no entendió la consigna del jueves pasado.

La segunda frase es menos feliz. Me refiero a su afirmación de que: "La calle habitualmente es el espacio de la militancia nacional y popular". ¿Quién define qué es militancia nacional y popular? Los kirchneristas que viven en costosos departamentos en Puerto Madero. CFK con sus millones en propiedades y otros activos. Los funcionarios públicos que presentan declaraciones patrimoniales que ni lo que declaran en blanco pueden justificar cómo hicieron para aumentarlas.

El mensaje de Coscia parce ser muy claro: aquí hay una lucha de clases, al más puro estilo marxista, donde ellos son los buenos y los que no están de acuerdo no son ni nacionales ni populares. Digamos que para Coscia hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Los buenos pueden marchar por las calles, los que no piensan como ellos no pueden marchar por las calles porque no son nacionales ni populares.

Coscia, ¿por qué no le cambia el nombre a la secretaria? En vez de llamarla Secretaría de Cultura puede llamarla Secretaria de Propaganda Política. Le queda perfecto a su pensamiento. 

© Escrito por Roberto Cachanosky y publicado por Tribuna de Periodistas el martes 18 de Septiembre de 2012.


domingo, 8 de abril de 2012

Avanti morocha… De Alguna Manera...

Avanti morocha…

 Amado y Cristina, en el fotomontaje que fue tapa de la revista Noticias al lanzar la fórmula en 2011.

La novela “La ama ama a Amado” no tuvo final feliz. ¿Qué hacer con él ahora? ¿Lo de Dilma, que echando ministros llegó a casi 70% de aprobación en Brasil? No parece ser ése el camino elegido por la Presidenta, y estarían equivocados quienes interpretan las declaraciones de Nilda Garré a favor del juez Rafecas como hechas en nombre de la “rama femenina” con el fin de ir abriendo la puerta a un futuro plan B.

Por una cuestión de fueros, ver a un juez allanando una propiedad de un integrante de la fórmula presidencial en ejercicio del Poder Ejecutivo habría identificado a Cristina Kirchner con Boudou. Y si se confirmara que Rafecas también allanará la casa donde actualmente vive el vicepresidente, se reavivaría la cuestión de la inconstitucionalidad del procedimiento judicial, algo que inicialmente ya fue esgrimido como argumento desde los medios oficialistas: ¿esto quiere decir que mañana un juez podría allanar la Quinta de Olivos o la Casa Rosada?

Dicen que Righi no debería sentirse seguro en su papel de principal operador del kirchnerismo en la Justicia si no puede garantizar que una propiedad de la cabeza del Ejecutivo no sea allanada por quien fue su discípulo y él mismo ayudó a promover a juez.
La prueba encontrada en el allanamiento les resulta nimia. Dos meses después de que el departamento fue deshabitado es difícil que alguien deje pruebas. Lo que molesta al Gobierno es el acto de haber allanado. El valor simbólico de un Poder Judicial que se atreve a meterse con el Poder Ejecutivo.

Boudou ni siquiera está procesado judicialmente, pero está cocinado políticamente. Su imagen cae en picada (ver página 2) y electoralmente ya no resulta un competidor al nivel de Scioli. Pero el problema no es sólo la imagen negativa de Boudou sino la de todo el Gobierno y cómo arrastra a la de la propia Presidenta.

‘Chorros’.

Fue una de las primeras películas del actual secretario de Cultura, Jorge Coscia. Tenía un mensaje contra la corrupción. Se estrenó cuando gobernaban los radicales y hoy el tema amplía su vigencia. Detrás del affaire Boudou emergerá la cuestión de fondo: ¿la energía que vienen mostrando muchos kirchneristas en sus cruzadas es por convicción o por dinero?

El relato kirchnerista siempre corre el riesgo de pasar de lo sublime a lo patético ante la amenaza de la kriptonita de la corrupción.

Boudou es el caso más emblemático y exagerado del hedonismo K. Pero igual crítica recibe La Cámpora por sostener la militancia de sus principales cuadros con cargos económicamente muy bien remunerados. También  la mejora del nivel de vida de algunos integrantes del periodismo militante y artistas que antes del kirchnerismo no tenían la visibilidad actual. O los productores de contenidos K y medios oficialistas enriquecidos al calor de la publicidad oficial que ya le agregan varios ceros más a la recompensa. Lo mismo que los empresarios que integraron el “capitalismo de amigos” que hace ya seis años denunció Lavagna.

Vandenbroele es una metáfora. Podría haber muchos Vandenbroele dentro de un Gobierno que cuenta con el mayor gasto público sobre el producto bruto en muchas décadas y que privilegió la incondicionalidad a la honradez y la sinceridad de sus funcionarios.

Siempre el peronismo vivió envuelto en acusaciones de corrupción. Al convertir esa denuncia en la excusa preferida de los golpes militares para autojustificarse, el argumento se gastó. Pero aunque ya no para interrupciones democráticas, está latente a la espera de que fracasos económicos predispongan a la sociedad a creer que “son todos chorros”.

Ya en presentaciones públicas, a Boudou le gritaron chorro. El riesgo del kirchnerismo es que el insulto al vicepresidente se extienda a los demás funcionarios.

Si el Gobierno se quedara sin justificación ética, perdería uno de los dos pilares de su popularidad junto al del crecimiento económico, justo cuando éste comienza a escasear.

Internismo.

El otro problema que el affaire Boudou revela son las disputas entre distintos sectores del kirchnerismo por privilegios actuales y posicionamientos futuros. En la relación con la Justicia se da la competencia entre el mencionado Righi y Javier Fernández, de la Auditoría General de la Nación, pater seraphicus del estudio del ex secretario de la SIDE Darío Richarte, donde trabaja el defensor del socio de Boudou, quien pidió la recusación de Rafecas.

En la provincia de Buenos Aires, además de las conocidas peleas de Mariotto y La Cámpora con Scioli, se hizo público el enfrentamiento entre Boudou y Scioli porque dejaron afuera de las listas de legisladores bonaerenses a representantes del vicepresidente. Scioli intercedió por Boldt cuando estaba en Ciccone y hasta por permitir fumar en los bingos de Bolt en la provincia de Buenos Aires. “Atacar al vicepresidente es atacar la voluntad popular”, dijo el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, el otro Horacio González, tratando de poner paños fríos.

Y hasta cuando el fotógrafo de Clarín llegó una hora antes que los demás, avisado por el juez, el fiscal o la Gendarmería, fue motivo para un pase de facturas entre Boudou, Garré, Rafecas y Righi.

Amado muestra el desamor con el que se vinculan los distintos sectores del Gobierno. Y lo progresivamente más difícil que será para la Presidenta lograr que no se maten entre ellos cuando los problemas más graves vayan apareciendo y la continuidad en el poder sea cada vez más incierta.

“Arriba morocha / que nadie está muerto / vamos a punguearle a esta vida amarreta / un ramo de sueños. /Avanti morocha / no nos llueve tanto / no tires la toalla que hasta los más mancos / la siguen remando” (Los Caballeros de la Quema).

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 8 de Abril de 2012.