Pólvora mojada...
Presidenta Cristina Fernández.
Dibujo: Pablo Temes.
Cristina enhebra fallidos y contradicciones. De
Irán a los salarios, la realidad la deja expuesta.
¿Cuándo van a declarar de interés público y
sujetas a expropiación a las silobolsas? ¿Y las ilusiones y los deseos de los
ciudadanos, dejarán de pertenecer a la órbita individual por decreto?
¿Guillermo Moreno va a proponer devaluar el peso sin anestesia como en
Venezuela? ¿El dólar tendrá techo de prepo o varios precios oficiales? La mayor
debilidad del Gobierno son las respuestas a todas estas preguntas. Porque todo
es posible. Nadie se atreve a descartar nada. La economía hace agua por todos
lados y Cristina no hace otra cosa que profundizar los problemas, prolongarlos
en el tiempo y meterse en laberintos de los que es casi imposible salir. Por
eso no sale del cepo que dinamitó la actividad inmobiliaria y de la
construcción. Por eso no sale de la trampa del Indec que cometió el delito de
malversar las estadísticas públicas. ¿Podrá salir de este jurásico volantazo a
las apuradas del congelamiento de los precios? La falta de previsibilidad
siempre genera inquietud.
Sobre todo porque
Cristina tiene la pólvora mojada. Dispara misiles brutales que hacen pifff… y
caen un par de metros más adelante sin producir daño. No ha logrado su objetivo
destituyente ni siquiera en Santa Cruz. Ahí está, vivito y coleando el
gobernador Daniel Peralta, quien proclama a los cuatro vientos que va a armar
listas del justicialismo por afuera del kirchnerismo. Una mojada de oreja.
Varios ministros están
preocupados porque se enteran de las decisiones de la Presidenta por los
diarios y notan que el aislamiento es tan severo que muchas granadas le
explotan en las manos. Veamos qué tiros le salieron por la culata y eso los
elevó a la categoría de papelones.
1) Firmar un tenebroso
pacto con Irán en nombre de las víctimas, quienes se oponen tenazmente porque
aseguran que podría abrir las puertas a un tercer atentado. Nada le podría haber
salido peor al canciller Héctor Timerman. Sólo faltó que las entidades judías
le dijeran a la Presidenta: “No es necesario que nos dé una mano, mejor es que
nos saque las dos de encima”.
2) Gritar bravuconadas
por Malvinas y como todo resultado conseguir que los kelpers digan que con el
gobierno de Cristina no hay solución posible.
3) Decir tozudamente que
no hay inflación, que es un invento de los medios y que el control de precios
es un fracaso histórico. Sin embargo, a los 12 días imponer un congelamiento
con amenazas y patoteadas a los supermercados y los comercios de
electrodomésticos.
4) Sacar pecho con las
paritarias libres y con que este gobierno está a favor de los trabajadores y
ordenarle al ministro de Trabajo que no homologue ningún aumento salarial
superior al 20%. ¿Dónde quedaron aquellos tiempos en los que Néstor Kirchner se
burlaba de los empresarios que no querían mejorar los sueldos y les decía que
no tengan miedo de poner un pesito más en el bolsillo de los empleados? Aquella
verdad era que los aumentos de sueldos no eran inflacionarios. Hoy dicen y
hacen todo lo contrario. ¿Van a tener que apelar más a la magia que a la
ideología los dirigentes gremiales kirchneristas de los maestros? para
explicarle a sus bases que un aumento del 20% es de izquierda si lo otorga
Cristina y es de derecha si lo dan Daniel Scioli o Mauricio Macri. Ya en su
momento, Cristina, después de negar la inflación hasta la irracionalidad y al
punto de ni mencionar la palabra, quiso responsabilizar de ese desmadre al
aumento de subte de Macri y a los impuestazos provinciales de Scioli y De la
Sota. Regla de oro K: el culpable siempre está afuera y de las soluciones ni
hablar.
5) Denunciar la
corrupción de una ONG de defensa del consumidor y perder tres funcionarios de
su propio gobierno en el intento. Fuego amigo, que le dicen.
6) Plantear que una
cautelar y un vaso de agua no se le niega a nadie y mandar a Martín Sabbatella
a que reclame una en el caso de las antenas que clausuró De la Sota.
7) Apretar a los empresarios
privados para que vacíen de publicidad a los medios no adictos como una forma
torpe de censura y de mantener todo oculto y sin nada escrito como en casi
todos los temas que impulsa el Gobierno. Es una práctica que los Kirchner
vienen haciendo desde Santa Cruz y que incorporaron como “novedad” en los
mecanismos para intentar controlar a todos y que nadie los controle a ellos.
8) Intimidar a
productores agropecuarios y a sus dirigentes con agentes de la AFIP en sus
domicilios privados, en sus campos y con visitas al estudio de sus contadores.
Buscan los sojadólares con desesperación sin comprender que, culpa del clima,
hay menos que lo que el Gobierno fantasea y que todo el mundo tiene derecho a
ahorrar en lo que quiera para protegerse de una inflación devastadora y al
borde de un ataque de nervios. No son medidas contra la oligarquía. Cualquier
pequeño campesino recibe por la soja un dólar de 3,20 pesos (el oficial menos
las retenciones) y cuando compra insumos importados paga con un billete que
anda por los 8 pesos. ¿Se le puede poner una pistola en la cabeza a alguien
para que después de trabajar de sol a sol se lo obligue a perder plata? Dentro
de la ley, no se puede.
9) Quejarse porque los
medios hegemónicos utilizan los casos de inseguridad para crear una “sensación”
como ratificó Sergio Berni en radio Ciudad y utilizar toda la maquinaria
propagandística oficial y paraoficial que pagamos todos para instalar que Santa
Fe es la capital del narcosocialismo y el crimen organizado. ¿Se creerán sus
propios inventos en el sentido de que sólo hay inseguridad en Santa Fe y que el
resto de la Argentina vive en un paraíso pacífico?
10) Confrontar todos los
días con un nuevo enemigo y arrojar aliados a las manos de sus adversarios,
como pasa con la CGT de Antonio Caló que cada día es más invisible y está más
cerca de Hugo Moyano.
La conclusión que
preocupa al oficialismo es que aún manteniendo mayor intención de voto que
cualquier otro dirigente, Cristina tiene dos grandes problemas: la falta de
heredero y un poderoso enemigo llamado realidad. Y que en esas batallas
estratégicas, con el voluntarismo no alcanza.
© Escrito por Alfredo Leuco el sábado 09/02/13 y
publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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