domingo, 20 de octubre de 2013

Un repaso en el tramo final... De Alguna Manera...


Un repaso en el tramo final…


Lo que fue de las Primarias a hoy. La irrupción de lo imprevisto: desde la salud hasta los accidentes, la violencia contra el gobernador de Santa Fe. Las campañas, con menos sorpresas. Tendencias que parecen confirmarse. La disputa por las bancas: un dato central, que se dirime voto a voto. Dos bonaerenses que se leen ganadores con un mismo resultado.

Pasaron más de dos meses desde las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y resta apenas una semana para las elecciones generales. El antecedente de 2011, los análisis, las encuestas y los pálpitos de los protagonistas coinciden en trazos generales: se presume que no habrá cambios drásticos en las preferencias ciudadanas. El interés, como tantas veces en la vida o la política, estará en las cifras finas, los detalles, los bordes. Sobre todo en la composición de las dos Cámaras del Congreso Nacional. También en la ratificación de las victorias opositoras en los cinco distritos más grandes y los totales nacionales de las distintas fuerzas.

Entre agosto y octubre hubo mucha actividad del Gobierno, concretando medidas que incidirán en su gestión hasta 2015. Algunas consistentes con su marca, como el aumento del mínimo no imponible al Impuesto a las Ganancias, el cambio de escalas del monotributo, el Presupuesto de 2014. Otras que marcan un giro a formas de realpolitik económica como los arreglos con acreedores demandantes ante el Ciadi.

El blanqueo de capitales terminó con saldo muy inferior a las expectativas oficiales, hasta las menos optimistas. Se lo prorrogó aspirando a mejorar la cosecha de dólares.

La búsqueda de créditos de organismos internacionales para desarrollo no es novedad dentro del “modelo” pero sí lo es el énfasis dedicado en los tiempos recientes.

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Lo inesperado: La realidad proveyó acontecimientos inesperados, dramáticos e influyentes en el mapa político. Sería prematuro y poco riguroso deducir su impacto electoral. Mencionemos los de mayor gravitación y menor predictibilidad.

- El hematoma cerebral de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la operación, su licencia con reposo estricto.

- El terrible accidente que sufrió el gobernador de San Juan José Luis Gioja, que sigue en estado preocupante.

- El atentado contra el gobernador santafesino Antonio Bonfatti, en su casa. Un episodio de violencia impune acaso único desde 1983 cuya tremenda magnitud es difícil exagerar.

- El accidente de trenes ocurrido ayer en la estación Once, otra vez en la línea General Sarmiento, que se describe en otras páginas de esta misma edición.

La política internacional aportó la reanudación del conflicto con Uruguay por la pastera UPM (ex Botnia). Seguramente su proyección inmediata se constriñe a Entre Ríos aunque es un hecho preocupante que trasciende a la provincia afectada. La escalada entre los dos países fue veloz. Se la cortó o frizó aun antes del percance de la Presidenta.

El gobernador Sergio Urribarri adoptó posiciones muy drásticas y antagónicas respecto del país vecino. Uno de sus rivales es Alfredo De Angeli quien fue uno de los vecinos de Gualeguaychú más activos en los bloqueos del puente internacional. El Melli de De Angeli es hoy candidato a senador nacional por el PRO. Se produce una situación curiosa porque el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, criticó acerbamente la postura del oficialismo nacional, en marcada diferencia con la postura histórica del “Melli” De Angeli. Habrá que ver si esas divergencias o las posturas acendradas de Urribarri alteran el cuadro pintado en agosto, muy auspicioso para el FpV.

Otro tanto ocurre con los acontecimientos antes evocados. Influirán en tiempos venideros, quedará por verse si modifican las tendencias electorales, demarcadas por las PASO y que tienen pinta de mantenerse estables, en sesgo general.

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Campañas: No es sencillo ni tal vez posible sintetizar las campañas, que se despliegan en 24 provincias diferentes. Cualquier generalización deja aspectos sin abordar. Partidos y candidatos se reorganizaron a partir de las PASO. Cada quien atendió su juego en función de cómo le fue en agosto: mayormente los cambios fueron inversamente proporcionales al éxito en las urnas.

Los vencedores por márgenes amplios hicieron la plancha, cada quien a su manera. Descansaron sobre la inercia, confiando razonablemente en que el voto ganador propende más a atraer que a dispersarse. Los casos más notorios son los de Sergio Massa (Frente Renovador) en Buenos Aires, Gabriela Michetti (PRO) en Capital, Juan Schiaretti (peronismo federal) en Córdoba, Julio Cobos (UCR) en Mendoza y el socialista Hermes Binner en Santa Fe. Los sondeos sugieren que sus tácticas fueron efectivas y el pronóstico es que ampliarán el total conseguido y las ventajas sobre sus seguidores.

El Frente para la Victoria (FpV), que se alzó con menos votos que los que esperaba, enderezó algo sus campañas. En la crucial provincia de Buenos Aires, explican dirigentes y candidatos propios, se afinó el trabajo territorial. Sin optimismos desbordantes ni negadores de lo que se consigna en las líneas anteriores, se espera que el afán de intendentes y “aparato” supere el letargo previo a agosto, en promedio. ¿Cuánto pesaría ese aporte, si se concreta? He ahí una pregunta de cajón, que nadie puede contestar con datos certeros pero sí con percepciones calificadas. En el kirchnerismo se cree que con “las pilas puestas” los intendentes sumarán un granito de arena. El sentido común K proyecta un crecimiento de Martín Insaurralde, cuyo conocimiento público obviamente se expandió. Eso podría mejorar el total provincial y el nacional, sumar un diputado sobre el saldo virtual de agosto pero no evitar la derrota. Reducir la distancia es la módica esperanza real.

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Provincialización decidida e impuesta: La idea de “provincializar” la campaña cundió templadamente en varios territorios. Cada cual con sus estilos y arrancando de situaciones muy divergentes. La Casa Rosada habilitó el tránsito, que en Buenos Aires supuso un aumento del protagonismo del gobernador Daniel Scioli. También centrar más el foco en “Martín”.

Claro que el factor más relevante que desplazó a la figura presidencial no fueron las tácticas sino la irrupción del problema de salud de la presidenta Cristina Fernández. El oficialismo se vio privado de su líder y principal figura, aquella respecto de la cual habrá un pronunciamiento colectivo. La provincialización “de facto” fue más rotunda que los cambios que la antecedieron y menos revisable en los tramos finales.

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A contar bancas: El veredicto popular dejará muchos más saldos que la distribución de bancas en el Parlamento, pero es falaz olvidar que definirlas es el principal objetivo de las múltiples elecciones. Para el oficialismo es central sostener la mayoría propia en el Senado y la filo mayoría en Diputados que, trabajada a pulso en cada ley, le permite gobernar conforme su proyecto. Esa es la clave de la gobernabilidad, que primó en los diez años recientes. El bienio 2009-2010 fue un interregno de primacía opositora que no aportó calidad institucional, ni pluralismo bien entendido, apenas un empate bobo que poco construyó. Sus resultantes más conspicuas fueron la no aprobación de un Presupuesto nacional y la diseminación del conglomerado opositor.

La suma de bancas forzará el domingo próximo una mirada detallista, que seguramente insumirá mucho más tiempo que los resultados generales.

Los ejemplos sobre disputas voto a voto son abundantes. Se citan un par, con el solo valor de muestra. Sobre una se ha redundado en los medios nacionales: la tercera senaduría de la Ciudad Autónoma de la que algo se dirá líneas abajo. La otra es la de Mendoza donde solo se eligen diputados, como en 16 provincias de las 24.

Julio Cobos venció con holgura en las PASO. Desde todos los sectores políticos se da por consumado que tiene la vaca atada, quizás por un margen mayor. Ayer el diario Los Andes divulgó cinco encuestas de consultores de distintos “palos”. Concuerdan en los números gruesos. El ex vicepresidente, según ellos, superaría por veinte puntos o más a los candidatos del FpV. Tiene seguras tres de las cinco diputaciones que se renuevan y podría alzarse con la cuarta, según algunos pronósticos.

El FpV tiene segura una banca, la del cabeza de lista Alejandro Abraham y podría llegar a dos, lo que mejoraría su performance de cuatro años atrás.

Para la presuntamente irresuelta quinta banca podría terciar el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) cuyo candidato es Nicolás Del Caño. Llegó tercero en las Primarias y debe mejorar su caudal de votos para competir por la banca en cuestión.

El joven Del Caño no es un caso único. La izquierda aspira a regresar al Congreso y podría arrimar en varios distritos, incluidas Buenos Aires y la CABA. Días atrás obtuvo un apoyo record en las primarias salteñas para autoridades provinciales y municipales.

Diputados es la Cámara con integración más diversa y pluralista. El ingreso de legisladores de izquierda aportaría color a ese espectro. Para este cronista, el desembarco sería auspicioso. Sobre todo si esas fuerzas encontraran un camino más propio y menos atado a las políticas opositoras y al establishment que el que tentaron allá por 2008 y 2009, cuando el conflicto por las retenciones móviles.

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Capital, Tucumán entre otras: El punto más abierto en la Capital, según las encuestas y la sensación térmica, es quién llegará a la tercera banca de senador por la minoría. La disputa enfrenta al senador Daniel Filmus por el FpV y al diputado Fernando Solanas por la coalición porteña Unen.

Al parecer, los guarismos finales dependen del corte de boletas que haya entre quienes se inclinen por Unen. La diputada Elisa Carrió, que tiene su reválida en el bolsillo le saca una diferencia de varios puntos a Solanas en los sondeos. Habrá que ver si se “corta” tanto en el cuarto oscuro como en las encuestas. Para agregar complejidad a la situación, la Capital amaneció empapelada con afiches que convocan a un voto ético, cortando a Michetti junto a Carrió. La diputada Graciela Ocaña, candidata a legisladora porteña, insinuó que esa opción (sumándola a ella como tercera) está entre las demandas que escucha a diario de “la gente”.

En Tucumán, se pondrá a prueba la tradicional supremacía del gobernador José Alperovich. Tendrá ventaja amplia sobre los radicales pero éstos podrían restarle un diputado mejorando apenas su acumulado en las PASO.

Los diferentes escenarios de una competencia definida en los grandes números no son exclusividad de las provincias mencionadas. Solo dan una pista acerca de los vericuetos del escrutinio del domingo 27.

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Días que pasan: En la semana que pasó, la gestión de Gobierno no atravesó tropiezos. La ausencia política y pública de la Presidenta es subsanable en el corto plazo, tal parece. Los roles de los ministros y funcionarios varían y sus incumbencias crecen. Comenta con gracia una de las principales figuras del elenco oficial: “Cristina me llama dos o tres veces por día, cosa que no hace ahora. Pienso en lo que me diría, y actúo sabiéndolo”. El acto en la Plaza de Mayo, raro en su convocatoria tanto como en la ausencia de oradores, mostró la capacidad de movilización del kirchnerismo.

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Vidas paralelas: Dos protagonistas bonaerenses, el gobernador Daniel Scioli y Massa, leen estas jornadas como auspiciosas para sus ambiciones futuras. Por lo menos uno de los dos se equivoca, porque ambos aspiran a ser presidente en el próximo período.

Hicieron su peregrinación al cónclave de IDEA donde supieron complacer al auditorio empresarial, a despecho de sus diferentes alineamientos. Massa no tiene empacho en ser complaciente en esos cónclaves, sintiéndose blindado por la protección mediática y sobre todo por el aura que le dan los votos conseguidos.

Scioli se desplaza a su modo zen, proclamando tanto su adhesión al Gobierno cuanto sus diferencias que son de estilo y de fondo. Al desgaire hizo dos anuncios sobre Cristina Kirchner: la primera sobre el resultado de la operación, la segunda sobre su eventual reaparición en el relanzamiento de una empresa tradicional. Dado el proverbial hermetismo de Olivos es imposible saber si la prerrogativa de tener información de Palacio (y alardear de ello) le fue concedida o se la arrogó.

Como fuera, los aludidos contendientes bonaerenses se “leen” vencedores el domingo 27. La versión de Massa es más obvia, pues descuenta que saldrá primero con un acumulado francamente estimable. Si se corroboran los pronósticos, el kirchnerismo no debería conformarse con señalar la identidad política y la indudable filiación ideológica de derecha de su challenger. También preguntarse por qué pudo interpelar a tantos bonaerenses de a pie, incluyendo muchos de sectores populares.

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Pirómanos y tendencias: Van a cumplirse 30 de años desde la célebre quema de cajón cometida por Herminio Iglesias cerca del Obelisco porteño. Atribuirle a la torpeza de Herminio la derrota del peronismo en las presidenciales de 1983 se ha convertido en un tópico. Es placentero u holgazán pensar en causas únicas, que relevan de hacerse cargo de la complejidad de la historia. Sin embargo, es más certero pensar que la victoria del luego presidente Raúl Alfonsín reconocía muchas causas más raigales y se había construido de antemano. Por la historia previa, por los ’70, por la abismal diferencia de discurso y de trayectoria entre los candidatos, por la campaña completa.

Nadie pretende negar la incidencia de lo contingente en la historia ni el impacto de lo imprevisto. La reseña de lo ocurrido en estos dos meses insinúa cuántos acontecimientos sorpresivos y potentes pueden sucederse en un lapso breve.

Pero la lógica política, máxime en un sistema democrático estable como el actual, deriva de tendencias de la opinión pública, de los vaivenes de la gestión de gobierno, de “climas” que se construyen en años o meses antes que en horas.

Las actuales tendencias se develarán mejor en contados días, cuando el recuento de votos construya su parte del escenario hacia 2015. Algunas bazas se conocen, otras se destaparán. El juego, todo modo, continuará aunque con variaciones de las posiciones relativas de los participantes. Predecir de modo tajante su desenlace a dos años vista es tarea de astrólogos antes que de gentes de otras profesiones.

© Escrito por Mario Wainfeld el domingo 20/10/2013 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


“Mecachendié”... De Alguna Manera...

De Herminio a Cabandié...

“Mecachendié” Juan Cabandié. Dibujo: Pablo Temes

Con treinta años de diferencia, dos imágenes de campaña son síntesis de la descomposición política. El estilo extractivo.

Hay una matriz común entre aquel ataúd que quemó Herminio y este video que incendió a Cabandié. 

Ninguno de esos hechos por sí solo fue ni será el responsable de sendas derrotas electorales de trascendencia histórica. Pero ambos acontecimientos mediáticos tuvieron la virtud de resumir en unos minutos multiplicados en millones de pantallas las peores prácticas de un peronismo en crisis y rumbo a una paliza en las urnas.

En 1983, el justicialismo, representado en la boleta por Italo Luder-Deolindo Bittel, sufrió el primer fracaso de su vida en comicios libres y sin proscripciones. Pero la victoria de Raúl Alfonsín, que tuvo que refundar la República después del terrorismo de Estado, no fue gracias al cajón que Herminio Iglesias prendió fuego envuelto en los colores de la Unión Cívica Radical y que provocó el repudio de la mayoría de los argentinos. Tal vez esa bravuconada de barra brava haya actuado como catalizador de un espíritu nacional que levantaba las banderas de la paz y la democracia y que rechazaba todo tipo de autoritarismo y violencia.

Hoy, en octubre de 2013, a treinta años de aquellos hechos, un video filmado con el humilde teléfono de un gendarme, ocupó ese mismo lugar simbólico. Sintetizó muchos de los motivos por los que más de 6 millones de personas que votaron a Cristina Fernández en 2011 le van a retirar ese apoyo dentro de ocho días. Es que pudo verse al desnudo, y sin el maquillaje del relato, a Juan Cabandié con una actitud mentirosa reiterada y con la soberbia maltratadora del dedito levantado que provocó el hartazgo por la profanación de las banderas de los derechos humanos para utilizarla hasta para zafar de una multa de tránsito.

Idéntica reflexión política: nadie podrá decir que el cristinismo recibirá un castigo mayor al de las PASO “por culpa” de Cabandié. Sería injusto con el muchacho camporista y de un simplismo ramplón para interpretar las demandas de las corrientes más profundas y masivas del subsuelo sublevado de la Patria.

El tristemente célebre video, igual que el cajón de Herminio, será recordado como el cartel luminoso que anticipó la debacle que se venía.

El peronismo de aquellos tiempos se tuvo que bajar del caballo de la altanería que le daba su condición de invicto en las elecciones y lo obligó a una renovación liderada por Antonio Cafiero que, mediante inéditas internas, parió la candidatura de Carlos Menem.

El cristinismo de estos tiempos estará obligado a confrontar con otra renovación que en sus formas más contundentes propone un cambio generacional con la revolución de los intendentes que lidera Sergio Massa.

Luder no supo, no pudo o no quiso interpretar los reclamos de castigo a los culpables del genocidio y tuvo que cargar con gremialistas colaboracionistas de los militares y con la ausencia de una Juventud Peronista que había sido sepultada en las catacumbas de la dictadura.

Cristina no sabe, no puede o no quiere escuchar el mensaje de los caceroleros de clase media urbana del 8N, los trabajadores organizados en la CGT de Moyano, los productores agropecuarios estigmatizados y marginados de todo diálogo, la Corte Suprema, que pone límites constitucionales, o el periodismo, que siempre debe mostrar lo que el poder quiere ocultar.

Por eso Luder perdió y por esto Cristina perderá. La historia dirá si el kirchnerismo será cuestión del pasado, como el menemismo o el duhaldismo, o podrá reciclarse con Sergio Urribarri al gobierno y Cristina al poder o como gobernadora de la provincia de Buenos Aires. O si Daniel Scioli no será el chivo expiatorio al que obligarán a poner la otra mejilla después de la victoria de Sergio Massa. O si De la Sota no podrá reagrupar al peronismo histórico y federal para pelear también en 2015. Ese capítulo aún está por escribirse y tendrá que ver con los porotos que cada uno coseche el domingo 27 y de qué manera se generen los nuevos liderazgos.

James Robinson, el economista de Harvard coautor del exitoso libro Por qué fracasan las naciones no tiene la menor idea de estos avatares y entretelas del peronismo. Pero el instrumento de análisis que propuso en la apertura del Coloquio de Idea puede ayudar a comprender los errores no forzados de un cristinismo que dilapidó un poder político que nadie había logrado desde la restauración democrática. Simplificando al máximo, Robinson plantea que hay dos tipos de sociedades. Las “extractivas”, que se caracterizan por instituciones políticas elitistas que sólo sirven para conservar el poder en pocas manos, y las “inclusivas”, que multiplican los derechos, que fomentan la innovación y progresan destruyendo lo viejo para abrirle paso a lo nuevo.

Cristina se ve a sí misma como una líder “inclusiva” que, con la asignación para hijos mal llamada universal, la revalorización de la ciencia y la política y el matrimonio igualitario, entre otros aciertos, marca un camino de vanguardia. Pero en realidad, su estilo es “extractivo”, como la economía de Santa Cruz, en donde sembraron su proyecto político y personal de poder y dinero. Sus ilusiones de reelección eterna y control absoluto de la Justicia y los medios ( que en su provincia lograron) y la persecución permanente a la disidencia y el pensamiento diverso, tanto adentro como afuera de su espacio, dibujan un gobierno con mayor lealtad que eficiencia. Y catapultan a los primeros planos una casta de millonarios corruptos y amigos que necesitan un coro de obsecuencia vertical que no cuestione nada. Por eso aquellos cantos de sirena progresista y revolucionaria se fueron transformando en un comando que custodia el poder de una minoría, que lo ejerce con mano dura y que se quiebra cuando el liderazgo desaparece por muerte, como Néstor, o por una momentánea ausencia, como Cristina. 

Al gobierno le cuesta salir del pantano que él mismo construyó para protegerse. Dinamitó demasiados puentes. Levantó muchas trincheras. El escándalo de un simple video no hizo más que iluminar las oscuridades de una conducción “extractiva” que chupa la sangre de las provincias y la producción, que ya todos conocen y que castigan en las urnas. 

No fue Herminio, fue Luder. No fue Cabandié, es Cristina.


© Escrito por Alfredo Leuco el sábado 16/10/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Tragedias e impunidades... De Alguna Manera...


Sin políticas de Estado…

La semblanza de la sospecha. Dibujo: Pablo Temes.

El accidente en Once y las sombras de los narcos reflejan temas cruciales que no se toman en serio. ¿Hasta cuándo?

En Olivos, la Presidenta cursa su convalecencia sin ninguna complicación. Es una muy buena noticia. Nada de diarios, nada de noticieros, nada de problemas para Cristina Fernández de Kirchner, orden médica que sus hijos Florencia y Máximo se encargan de hacer cumplir a rajatabla. Por eso no se le informó sobre el nuevo accidente ferroviario ocurrido ayer en Once. Y estuvo bien que así haya sido. La ausencia pública de la jefa de Estado, unida al natural impacto que produjo su enfermedad, le ha reportado una mejoría a su imagen ante la opinión pública. Es una mejoría que le ha traído algún beneficio mínimo a Martín Insaurralde. El intendente de Lomas de Zamora y primer candidato a diputado nacional por el FpV en la provincia de Buenos Aires lucha a brazo partido para revertir un resultado que lo deja al kirchnerismo sin futuro de poder.

En realidad, la campaña se la ha cargado sobre sus espaldas Daniel Scioli. El gobernador bonaerense, hasta ayer nomás denostado por el kirchnerismo, está haciendo lo imposible por remontar una cuesta difícil. Y ahí va, entonces, de inauguración en inauguración de muchas obras ya inauguradas y de anuncios y promesas, algunas de ellas de dudosa concreción. Así, Scioli ha pasado de ser un traidor vapuleado desde el círculo áulico que rodea a la Presidenta a un leal de toda la vida. Nunca más cierto aquello de que la necesidad tiene cara de hereje.

En este derrotero de una campaña tan pobre como tantas otras del pasado, el gobernador no ha dudado en adherir al sistema de premios y castigos que el kirchnerismo usa con quienes no le son adictos. Eso es lo que se está viendo, por ejemplo, con la distribución del personal de Gendarmería asignado a realizar tareas de policía. Para los municipios K hay mucho; para los otros, la nada misma.

En el medio de esta lucha apareció el video de Juan Cabandié del que ya no se sabe cuántas versiones hay. Atravesados por ese fárrago del vale todo, lo que sí se sabe es que hay cuatro hechos ciertos: la frase “yo me banqué la dictadura” pronunciada por el legislador porteño como estandarte de un pretendido escudo de indemnidad –la palabra justa es impunidad– según el cual en nombre de ello la persona se siente con derecho a estar por arriba de todo y de todos; la utilización de la palabra “correctivo” para sancionar a la agente municipal que estaba cumpliendo su trabajo, concepto que retrotrae al lenguaje siniestro de la dictadura; el llamado a Martín Insaurralde, primero negado, en busca de una protección de privilegio; y el hecho de que a la agente Belén Mosquera la echaron.

En el Gobierno se enojan porque es evidente que quien acercó el video a los medios lo hizo con la intención de dañar la candidatura de Cabandié y complicar, a la vez, la de Daniel Filmus. ¿No hizo el Gobierno lo mismo con Francisco De Narváez en la campaña de 2009 con una denuncia por medio de la cual intentó vincularlo a la ruta de la efedrina y al triple crimen de General Rodríguez? La diferencia es que en el caso de De Narváez la denuncia resultó ser falsa mientras que en el caso de Cabandié, el hecho existió. Y ahí está el problema para el kirchnerismo.

El accidente en la estación de Once desnudó otra vez el estado de precariedad de los ferrocarriles. Como siempre, el oficialismo ha salido a victimizarse y a culpar a otros. Otra vez, pues, se ha desempolvado la hipótesis del complot. Lo que no llega a comprender el Gobierno es que el deterioro del servicio es una penuria que los pasajeros padecen todos los días. Según narraron varios pasajeros, el tren que ayer siguió su marcha venía teniendo problemas de frenado en varias estaciones. ¿Nadie avisó de esto? Por otra parte, y siguiendo la teoría conspirativa oficial, cabe preguntarse si el Sarmiento está tomado por un grupo de maquinistas suicidas a los que el Gobierno no puede controlar o es que está copado por un grupo de saboteadores que se mueven impunemente por sus talleres sin que nadie los pueda identificar. ¿No será, tal vez, que muchos de los anuncios de mejoras en el Sarmiento son un bluf?

Otro hecho grave de la hora estuvo dado por el atentado que sufrió en su casa el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti. Le tiraron a matar y, de hecho, lo pudieron haber asesinado. El origen de este acto propio de sicarios es uno: el narcotráfico. A los pocos días apareció una amenaza contra la vida del mandatario provincial. Si a este episodio le sumamos el hecho que se produjo en Córdoba, con el desbaratamiento aún en curso de investigación de una red de narcopolicías, tendremos la idea cabal e inquietante del avance vertiginoso del narcotráfico. La reacción del gobierno nacional, intentando utilizar el atentado para dañar la imagen de Bonfatti, ha sido la peor posible. Parece mentira que no haya desde la Casa Rosada una comprensión de la dimensión de este problema, que exige un trabajo codo a codo y sin fisuras de toda la dirigencia política. Es esta una cuestión primordial que debería generar políticas de Estado consensuadas y sostenidas. Si esto no se logra, nuestro país corre el riego serio de quedar a merced de estas bandas de mercenarios y sicarios. Es lo que ya ocurre en varios lugares en los que la ausencia del Estado es creciente, y como tal, ominosa. No hace falta irse lejos para comprobarlo.

Basta escuchar los testimonios de los curas villeros que, con sus conductas heroicas y en soledad, son el único freno al accionar de esas bandas que se saben impunes y que, de prosperar, harán de la Argentina un lugar invivible.

¿Tan difícil es darse cuenta de ello?

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 20/140/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.