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lunes, 2 de diciembre de 2019

Sigue la incertidumbre. ¿Hay algo para mí, o no?... @dealgunamanera...

¿Hay algo para mí, o no?

"Les dije que me dolía" Emilio Monzó. Dibujo: Pablo Temes

Hasta que Alberto Fernández anuncie el nuevo gabinete, muchos pugnan por un cargo. Macri, sin autocrítica y una imagen en la UIA impensable hace poco.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 01/12/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La transición de la nada sigue su curso. Por eso, las miradas están puestas en el 6 de diciembre, cuando Alberto Fernández dará a conocer su gabinete.

“Cristina no vetó a nadie”, dijo Fernández durante el reportaje que concedió a Radio Colonia hace dos días. Sin embargo, desde el interior del Frente de Todos, las voces que hablan de los vetos de la vicepresidenta electa se multiplican día tras día. De concretarse, algunas designaciones hablarán por sí solas de ese poder de imposición de CFK.

Ejemplos. Un caso es el de Alejandro Vanoli, cuestionadísimo ex presidente del Banco Central, que tiene una causa judicial a cuestas por la venta de dólares a futuro, mencionado para ocupar la titularidad de la Anses. Cómo no imaginar una situación de controversia con Sergio Massa, una de cuyas referentes más notables es Mirta Tundis, un nombre puesto para ese cargo, a quien Cristina siempre ha manifestado un particular desamor. En voz muy baja, algunos referentes del Frente Renovador reconocen que esperaban un poco más en la repartija de cargos.

En el armado del futuro gobierno surge con claridad la distribución del poder. AF manejará el Poder Ejecutivo y CFK el Congreso, es decir, las comisiones y las designaciones de jueces.

A propósito de causas judiciales que incriminan a ex funcionarios kirchneristas, hay que decir que la marcha del viernes por una Navidad sin “presos políticos” fue un fiasco. Nadie puede creer seriamente que Amado Boudou, Julio De Vido, Ricardo Jaime o José López sean presos políticos. Una cosa es revisar los criterios de la prisión preventiva, y otra muy distinta es llamar preso político a quien tiene un fallo condenatorio en primera y segunda instancia. ¿Dirán lo mismo si la Justicia condena a algún funcionario del gobierno saliente?

Economía. Pero volvamos al gabinete del futuro gobierno. La expectativa mayor, claramente, está puesta en Economía. Descartado ya Guillermo Nielsen, aparecieron “tapados “como Martín Guzmán y Martín Abeles, quienes no perecen tener el peso político suficiente para enfrentar los desafíos internos y externos con los que deberán lidiar no bien comience la nueva administración. Por eso en el horizonte se perfila una vez más Matías Kulfas como el favorito.

Lavagna. El río de versiones que hubo en la semana incluyó una supuesta reunión entre AF y Roberto Lavagna, de la que se dio hora y lugar de realización. La verdad es que esa reunión nunca se hizo. ¿La habrá durante el fin de semana?

Lo único cierto hasta aquí es que el ex candidato presidencial de Consenso Federal tiene una visión bastante negativa de esta transición. La designación de su hijo Marco para ocupar la titularidad del Indec –una muy buena elección del presidente electo– ha ido por un camino independiente y no debe tomarse como indicio de una cercanía o pertenencia al nuevo gobierno del ex ministro.

Hubo por allí sobrevolando la idea de que Lavagna podría estar al frente del Consejo Económico Social. Esa idea no lo entusiasma mucho. Su pensamiento es que esa estructura no debería estar en sus manos sino en las de alguien designado con el consenso de sus futuros integrantes.

Preocupa a Lavagna que, a diez días de asumir, el futuro presidente no haya definido aún su conformación y que hayan circulado rumores de que sugiere nombres. “Eso es absolutamente falso. Nunca ocurrió ni ocurrirá”, asevera con algo de fastidio una voz de la cercanía estrecha del ex ministro de Economía.

En las oficinas de Puerto Madero de AF reina el desorden. Así, mientras el jueves Fernández respondía mensajes por Twitter, muchos aspirantes a funcionarios fatigaban sus dedos enviándole tuits que hasta el día de ayer no habían tenido respuestas. La pregunta que le hacían era muy simple: “¿Hay algo para mí, o no?”.

Macri. En Juntos por el Cambio ha comenzado el tiempo de la catarsis. El amén a Macri se va terminando junto con su fallido gobierno; los reproches, en cambio, no. Por el contrario, van en aumento.

Unos, como los de María Eugenia Vidal, son amables. Otros, en cambio, son más agrios. La columna que escribió Emilio Monzó en la edición del jueves de La Nación es un ejemplo. No a la obsecuencia, dice ahí el saliente presidente de la Cámara de Diputados, a quien ni Macri ni Vidal trataron bien.

Los discursos de despedida del presidente exhiben una notoria falta de autocrítica, indicio de una significativa falta de contacto con la realidad.

“No podemos disfrazar de victoria una derrota”, dijo sin pelos en la lengua Nicolás Massot, uno de los castigados al ostracismo por su cercanía con  Emilio Monzó.

“Dejamos la vara muy alta”, viene diciendo Macri sin ruborizarse. ¿36% de inflación anual en 2016, 24,8% en 2017, 47,6% en 2018 y más del 50% en 2019, 35% de pobreza, una deuda externa monumental, empresas que siguen cerrando, miles de personas que se quedan sin trabajo, es dejar la vara muy alta? Como dijo uno de los empresarios que asistieron a la conferencia que organizó la Unión Industrial Argentina, “Macri no se dio cuenta de que quiso gobernar el país sobre una realidad que no existía”.    

Lo vivido el jueves en ese encuentro demostró una vez más que la realidad supera con creces la ficción. Ver por un lado al presidente electo aplaudido repetidamente por un auditorio totalmente colmado por empresarios que pugnaban por acercársele para saludarlo y sacarse fotos y selfies con él y, horas después, al actual presidente siendo recibido con tibios aplausos por una concurrencia menor que lo escuchó por compromiso habría representado una imagen de ficción hasta hace unos pocos meses.

O quam cito transit gloria mundi (“Oh, cuán rápido pasa la gloria del mundo”). Es lo que, con cierta lobreguez, debe haber pensado Macri a esa hora en ese lugar.






viernes, 8 de noviembre de 2019

Crisis sin fin… @dealgunamanera…

La industria perdió en los últimos 12 meses 56 mil empleos registrados… 


Corresponde a la medición interanual del mes de agosto, según informó la UIA. En el mismo período la retracción de la producción fabril se derrumbó un 7,4% y desaparecieron 1.722 empresas.

© Publicado el jueves 08/11/2019 por el Periódico Digital El Ciudadano & la Región de la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe. Fuente: elciudadanoweb.com

El empleo industrial registrado durante agosto cayó 4,9% respecto al mismo mes de 2018, lo que significó más de 56.000 puestos menos de trabajo, dato que va en línea con la retracción del 7,4% de la producción fabril en el mismo mes del año, según un informe de la Unión Industrial Argentina (UIA).

El informe precisa que, sin estacionalidad, la caída del empleo asalariado en la industria en la medición intermensual fue de 0,4%, cuatro mil puestos de trabajo, con lo cual “vuelve la dinámica descendente del empleo industrial, con una caída superior a la de julio”, que fue 0,2%.

El reporte de la UIA precisó que el sector industrial revirtió la desaceleración de la caída del empleo registrado iniciada en junio, y en agosto, el empleo asalariado cayó en unos 56.000 puestos laborales, lo que representa 4,9% menos interanual.

“Este dato se encontró en línea con las mayores tasas de caída de la producción industrial (7,4% interanual en agosto) respecto de los datos del primer trimestre del año”, detalló el trabajo, el primero en su tipo de la entidad gremial empresaria.

En agosto, el empleo registrado total cayó 1% interanual con respecto a agosto de 2018, por lo cual el sistema registró 125.041 puestos de trabajo menos.

La caída de la actividad y el empleo también se refleja en la menor cantidad de empleadores, ya que se registra en todo el sistema un descenso de las empresas declarantes de 2,4% interanual, pero la caída es mayor en la industria con 1.722 empresas menos y una baja de 3,2% interanual.



domingo, 20 de enero de 2013

Mansa y tranquila… De Alguna Manera...


Mansa y tranquila…

PARA LA FOTO, CFK y Fidel. Dibujo: Pablo Temes.

CFK, de apacible viaje. Tras una semana de furia, la Presidenta disfrutó de una gira que la calmó. Aunque los problemas sigan.

Hubo menos furia presidencial en la semana que pasó. Eso se notó tanto, que hasta una encuesta habló de un freno en la caída de la imagen de Cristina Fernández de Kirchner por el solo hecho de no exhibirse a través de la Cadena Nacional de Radio y Televisión. Apenas si hubo un tuit desde los Emiratos Arabes con acusaciones contra el diario La Nación por la información que publicó sobre la parálisis de la flota de aviones de la Presidencia a la que intentó desmentir y que fue confirmada, una vez más, por la realidad. Seguramente, a su vuelta y en sus habituales “Aló Presidenta”, nos informará de los “grandes éxitos y logros de este viaje”. Por ahora, lo más trascendente ha sido su foto con los hermanos Fidel y Raúl Castro, su encuentro con Diego Armando Maradona –oficialista del gobierno de turno, de quien en el poder parecen haberse olvidado que supo llamarlo al entonces vicepresidente Julio Cobos para felicitarlo por su voto “no positivo” a la Resolución 125–, y la sorpresa por el regalo que le hicieron los empresarios argentinos de una muñeca que no se le parece en nada.

El dato proyectivo más preocupante de la semana lo dio, con todo, el presidente de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de Mendiguren. A De Mendiguren de ninguna manera se lo puede considerar un opositor. Por el contrario, se lo ve a menudo en las primeras filas de los “Aló Presidenta” como parte del elenco cuasi estable de los aplaudidores que deben acudir a la Casa Rosada a participar de actos sobre cuyos motivos la mayoría de las veces no tiene la más mínima idea y con los que su área de acción no tiene relación alguna. El titular de la UIA señaló que, si los gremios lograsen imponer su voluntad en las negociaciones paritarias y, por ende, alcanzaran aumentos salariales del 25%, el Rodrigazo estaría a la vuelta de la esquina. Los que recuerdan y saben lo que fue el Rodrigazo se estremecen, y con razón. Aquello fue un ajuste brutal de la economía del país, cuyos números reales venían siendo disfrazados y ocultados desde los orígenes de aquel gobierno que comenzó con Héctor Cámpora, siguió con el general Perón y terminó con el derrocamiento de su esposa.

Hay un dato no menor que ocurrió esta semana y que seguramente encendió las luces anaranjadas –nada que ver con Scioli– en los sectores empresariales. Ese dato fue la coincidencia manifestada por todas las centrales sindicales –incluidas obviamente las afines al Gobierno– en su reclamo no sólo de ese nivel de reajuste salarial, sino también de la elevación del mal llamado “mínimo no imponible”, al cual los puristas del lenguaje exigen se denomine “máximo no imponible”, ya que es el máximo sueldo que un trabajador puede alcanzar sin estar abarcado por el pago del Impuesto a las Ganancias. Esto se hace impostergable porque, con los nuevos aumentos que se acuerden en las negociaciones paritarias, la no modificación de los valores a partir de los que se tributa esa gabela hará que muchos trabajadores experimenten el doloroso proceso de apreciar cómo gran parte de su mejora va a parar a las arcas de la AFIP. A propósito del organismo recaudador de impuestos: ¡qué bien parece estar pasándola la familia de Ricardo Echegaray en Punta del Este! ¿Se les hará tan difícil como se les está haciendo a otros conciudadanos lograr que la AFIP les reintegre el recargo del 15% a los gastos con tarjeta de crédito realizados en el exterior?

La escapada del dólar blue trae la imagen de un país del pasado. Hasta aquí teníamos el dólar oficial y el blue, eufemismo con el que se denomina a la divisa adquirida en el mercado negro que,  a modo de muestra,  se ofrece a la vista y a los oídos de todos y de todas a lo largo de la calle Florida, en donde de tanto “arbolito” voceando la venta de dólares, reales y euros ya se forma a veces un verdadero bosque. A ese dólar ilegal –al que muchos empleados de la mismísima AFIP sugieren como solución a los atribulados ciudadanos que con fondos genuinamente acreditados necesitan comprar dólares para viajar al exterior– se le ha agregado ahora el dólar “implícito”.

En el frente interno del peronismo las aguas se agitan cada día un poco más. La última víctima política de la Presidenta es el intendente de San Carlos de Bariloche, Omar Goye, que hasta hoy pertenecía al Frente para la Victoria, y quien a partir de hoy seguramente se habrá dado cuenta de la manera en que se actúa desde la Babel de Olivos. El intendente ahora suspendido no era precisamente un monumento a la virtud. No hacía falta investigar mucho para enterarse de eso. Con sólo caminar por las calles de la ciudad y hablar con la gente, bastaba para saberlo. Sin embargo, nada de ello le había importado al poder central. Goye pasó a ser mala palabra para el kirchnerismo después de los saqueos. Entonces vino la alusión a su responsabilidad en esos hechos que hizo Fernández de Kirchner en uno de los últimos “Aló Presidenta” del año pasado, y todos entendieron que, para el intendente de Bariloche, ello equivalía a una sentencia que dictaminaba su muerte política. A cualquier otro que hubiese osado desplazar así a un jefe comunal, el kirchnerismo lo hubiera descalificado aplicándole el mote de destituyente.

Continuando la navegación por las procelosas aguas del oficialismo, el desvelo mayor que allí se sigue viviendo lo representa Daniel Scioli. La desesperación va en aumento porque ninguna de las maniobras y de los ataques que en su contra se lanzan desde la Casa Rosada viene dando resultado. A esta altura, la Presidenta ya sabe que no podrá prescindir de la figura del gobernador si aspira a lograr una victoria en la provincia de Buenos Aires en las decisivas elecciones legislativas de octubre venidero. La contrafigura de Alicia Kirchner como contrincante de Scioli no funciona, y el proyecto de Máximo Kirchner como candidato a diputado nunca llegó a levantar a más de medio metro del suelo. La Presidenta sabe que hoy no tiene herederos y que si no logra continuar en el poder por, al menos, cuatro años más, el kirchnersimo será devorado por la línea interna del peronismo que logre tomar el poder. Es lo que les pasó a Menem y a Duhalde; al menemismo se lo llevó puesto el duhaldismo; y a este último, el kirchnerismo. ¿Y al kirchnerismo, quién?


Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 20/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.