Desinteligencias. Palabras devaluadas...
El Gobierno debe evitar hacer
un dogma del doble discurso y la falta a la verdad como en el kirchnerismo.
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Escrito por Nelson Castro el domingo 30/06/2024 y publicado por el Diario
Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Javier Milei obtuvo, finalmente, su primera
ley. La sanción definitiva que le dio la Cámara de Diputados en su sesión del
jueves terminó con el largo trámite de Bases y Puntos de Partida para la
Libertad de los Argentinos iniciado allá por enero. Luego de seis meses, el
tortuoso camino que siguió el proyecto hasta su aprobación desnudó no solo la
falta de poder que el oficialismo tiene en el Congreso, sino también la
ineptitud de muchos de sus funcionarios para conducir la negociación política.
Esto último dio pie a un profuso pase de facturas en el gabinete en el que aún
persisten los recuerdos amargos de la gestión de Nicolás Posse. Como ya se dijo
aquí, fue la mano del flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos, la que
permitió llevar a buen puerto las complejas tratativas que fueron necesarias
para sacar la ley adelante.
Le corresponde ahora al Presidente poner manos a la obra y concentrarse en la
gestión, el déficit más significativo que exhibe su administración. Eso mismo
le señaló Mauricio Macri en el mensaje que le hizo llegar por medio de un
tweet.
Le corresponde ahora al Presidente poner manos a la obra y concentrarse en la
gestión, el déficit más significativo que exhibe su administración. Eso mismo
le señaló Mauricio Macri en el mensaje que le hizo llegar por medio de un
tweet.
En la entrevista que le concedió a Antonio Laje en LN+ el viernes por la
mañana, el Presidente adelantó algunas de las decisiones y medidas que
dispondrá. Una de ellas es la confirmación de la designación de Federico Sturzenegger para llevar adelante la
compleja trama de regulaciones que complican a nuestro país. El pensamiento del
oficialismo para con la tarea del economista se resume en una frase: “No hacen
falta muchas más leyes –todo lo contrario–; necesitamos derogar unas cuantas
para avanzar sector por sector en diferentes desregulaciones”.
Entre los
“devaluadores seriales” contra los que cargó el ministro
Luis Caputo está el Fondo Monetario.
El expresidente del Banco Central en la gestión macrista tendrá un rol
fundamental que lo llevará de manera ineludible a una alta exposición. Eso
generará ineluctablemente tensiones con el ministro estrella Luis Caputo. Hablando del titular de la cartera económica,
en su exposición del martes en el encuentro organizado por la Cámara de la
Construcción, embistió duramente contra los que hablan de la existencia de un
atraso cambiario. “Devaluadores seriales”, los llamó. Entre esos “devaluadores”
se encuentra el Fondo Monetario Internacional, con alguno de cuyos funcionarios
la relación es decididamente mala. Concretamente con Rodrigo Valdés, director
del Hemisferio Occidental.
No hubo una euforia extraordinaria en los mercados, ni aun con el elogio que a
Milei le prodigó el FMI. Ocurren dos cosas: la primera es que el cepo todavía
está lejos de levantarse. La caída de reservas que viene experimentando el
Banco Central muestra la falta de dólares que complica el presente de la
economía. Y sin el levantamiento del cepo, las inversiones con las que se
ilusiona el Gobierno no llegarán, más allá de las que se experimentan en el
ámbito de la minería y el petróleo. El dólar blue reflejó esta semana algunas
de aquellas tensiones. Caputo presentó un nuevo borrador de acuerdo para el
FMI, pero fue bruscamente rechazado por Valdés y la cúpula del organismo. “Nos
hacen una caricia en el lomo, pero piden más ajuste sin valorar todo lo que
hemos venido haciendo”, braman cerca de Luis Caputo y Javier Milei. Esa
incomprensión los disgusta. Sobre todo, porque hace más difícil la llegada de
nuevos desembolsos. Junto al fallido borrador, los funcionarios argentinos
habían pedido unos 10 mil millones de dólares. Habrá que esperar a que cambie el
viento. En el FMI prefieren que el país comience a devolver lo adeudado.
Por otra parte, la falta de acuerdos políticos, sus expresiones confrontativas
y sus conductas insólitas son factores negativos a los que el Presidente
debería atender prioritariamente. En ese sentido, sus conductas no ayudan.
Alguien tendría que asesorarlo bien para evitar situaciones como la que se
produjo con el canciller Olaf Scholz. Según declaró el vocero del gobierno
alemán, Steffen Hebestreit, Milei pidió poco antes del encuentro suspender la
conferencia de prensa conjunta con Scholz y que la reunión durara una hora
(sic). El Presidente negó que durante la conversación, el canciller le haya
expresado su preocupación sobre la situación social y económica de la
Argentina. Sin embargo, el señor Hebestreit señaló que en la reunión, Scholz
habló, entre otros temas, de las consecuencias sobre el pueblo producidas por
la reformas implementadas por Milei, a quien le insistió en la necesidad de
mantener la cohesión social, subrayando que, en su opinión, la compatibilidad
social y la protección de la cohesión social deberían ser estándares
importantes.
El Presidente no puede darse el lujo de que lo desmientan a viva voz. Con ese
tipo de “desinteligencias” corre el riesgo de ver devaluada su palabra, algo
que era una marca registrada del kirchnerismo, que supo hacer de la falta a la
verdad y el doble discurso un dogma que lo acompañó durante toda su gestión. No
se puede cruzar esa marcada línea roja.