Oficialismo en baja - Milei ratifica a su mesa chica a pesar de la crisis política…
Defendió a Karina, a “Lule” Menem y a Pareja. Negó
despidos, pero crece la tensión con Santiago Caputo.
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Escrito por Nelson Castro el sábado 13/09/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Dice Javier Milei: “No voy a echar a nadie por
unos audios llenos de mentiras”. Y sigue: “No voy a cambiar a ninguno de los
armadores de la campaña en medio de la campaña”. Los que hablaron con él lo
escucharon, lo encontraron sereno. Una pena que no traslade esa serenidad al
ámbito de sus apariciones públicas. Yendo a lo expresado por el Presidente, a
buen entendedor, pocas palabras: queda claro que tanto Karina Milei como
Eduardo “Lule” Menem” y Sebastián Pareja seguirán en sus cargos y en sus roles.
Si alguien esperaba que alguna de esas personas fuese eyectada de sus cargos,
se equivocó. Los que conocen la interna del Gobierno señalan que, uno de los
que se había ilusionado con esos cambios, era Santiago Caputo, cuya mala
relación con “El Jefe” parece ser irreversible. En ese sentido, el jueves fue
particularmente intenso. Ese día, en las redes sociales circularon con marcada
insistencia –y durante varias horas– las versiones que se explayaban sobre
“Caputito” –como despectivamente lo llaman los no pocos que dentro del
oficialismo no lo quieren–, afirmando que estaba con un pie afuera del
Gobierno. Las averiguaciones y los testimonios de los conocedores de esa
interna voluptuosa en tribulaciones dentro de un oficialismo en estado de
shock, no dudaron en adjudicar esa oleada de mensajes y especulaciones a las
usinas de troles cercanos al mismísimo Santiago Caputo.
Analizando la elección del domingo pasado, queda claro que, más que
haberla ganado Fuerza Patria, la perdió el Gobierno. El peronismo, unido –y
rejuntado–, alcanzó los porcentajes que, más o menos, son los de siempre. La
Alianza La Libertad Avanza hizo todo –absolutamente todo– mal. Listas con
candidatos ignotos, falta de fiscales, fiscalización defectuosa, desprecio y
maltrato de sus aliados naturales y una campaña equivocada, con escaso contacto
con la gente y su realidad, conformaron un universo de errores que no podía
tener otro destino que la derrota. Muchos dirigentes del PRO, que habían tenido
un rol activo en la elección de 2023 y que tuvieron voluntad de colaborar con
la campaña, fueron víctimas del maltrato y el ninguneo por parte de la
conducción de LLA. Ante esto, decidieron bajar la persiana e irse a sus casas.
No fueron a votar ni hicieron campaña. Por otra parte, en vez de provincializar
la elección, La Libertad Avanza la nacionalizó, dejando pasar la oportunidad de
señalar los brutales déficits de la gestión de Axel Kicillof y de muchos
intendentes del Conurbano Bonaerense. A esos errores se sumó el de creer que,
poniendo en frente a Cristina Fernández de Kirchner sumados a una batería de
eslóganess anti-K, la victoria estaba al alcance de la mano. Craso error que
demuestra, además, que nadie aprendió la lección de la historia reciente. En el
2019, el entonces presidente Mauricio Macri y su cohorte creyeron que
utilizando como único argumento de campaña el miedo a la vuelta de CFK y sus
secuaces, la elección estaba ganada. Fue un error que Juntos por el Cambio pagó
carísimo y que le permitió al kirchnerismo alzarse con una victoria aplastante.
Solo una disociación muy profunda con la realidad hizo que el Gobierno
llegara al domingo confiado en una victoria que los hechos venían desmintiendo
desde hace tiempo. El Presidente prometió que el costo del ajuste lo iba a
pagar la casta política. Fue un mensaje muy potente que caló hondo en la
mayoría de la gente. A casi dos años de comenzada la gestión del actual
gobierno, la realidad es otra. La casta está intacta. El ajuste lo ha pagado y
lo sigue pagando el ciudadano y la ciudadana de a pie.
Entre los varios errores cometidos por Javier Milei en lo que va de su
mandato, hay uno clave: haber dejado la conducción política del Gobierno en las
manos de su hermana. He ahí un problema que fue advertido por todos –ajenos y
propios– desde el mismo día de la asunción del mando, el 10 de diciembre de
2023. A Karina no la eligió nadie. Sin embargo, es ella la jefa política de
este gobierno. Sus errores garrafales le han costado caro a su hermano, el
Presidente, pero atención: nadie crea que Santiago Caputo es la exégesis de la
ciencia y el arte de la política. Por eso es que, el hoy inexistente “triángulo
de hierro”, no hizo más que generar intriga al interior mismo del Poder
Ejecutivo.
El Gobierno juega una carrera contrarreloj. La elección del 26 de octubre
próximo es crucial. Se juega allí la gobernabilidad. El kirchnerismo sueña y
agita el club del helicóptero. El Presidente debe actuar con rapidez. Lo hecho
en esta primera semana ha sido absolutamente inefectivo: la Mesa Federal no
agrega nada y la convocatoria a los gobernadores tiene aire a fiasco. Son cosas
que ya se hicieron en otros gobiernos luego de una derrota electoral que nunca
sirvieron para nada. La reunión de los gobernadores de Provincias Unidas
–Martín Llaryora de Córdoba, Maximiliano Pullaro de Santa Fe, Carlos Sadir de
Jujuy y Gustavo Valdés de Corrientes–, no sólo le terminaron de marcar un
límite al oficialismo, sino que lo pusieron frente a la realidad de otro veto
presidencial que será revocado. Hay enojo en ellos y en otros. “Nos prometió
cosas que no cumplió”, se los escuchó decir en referencia a promesas hechas por
Milei. Estos gobernadores eran aliados naturales del Gobierno. Hoy están en la
vereda de enfrente. Lo mismo pasa con Mauricio Macri y lo que queda del PRO.
“Hemos sido estafados” se escuchó decir en la sede del PRO en la calle
Balcarce, pleno corazón de San Telmo. La relación del expresidente Macri con
LLA está, al día de hoy, terminada.
Decía Aristóteles: “Todos los gobiernos decaen por la exageración de sus
principios”. ¿Es consciente Javier Milei de esto?







