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domingo, 5 de junio de 2016

Mauricio Macri. Trastienda de una intervención imprevista... @dealgunamanera...

Pasado, presente y futuro de la arritmia que aqueja al Presidente…

Mauricio Macri, analizado por el ojo clínico de Nelson Castro. Foto: Cedoc.

Los primeros malestares, al mediodía del viernes. La casi inmediata revisación médica. El pedido de reserva en la clínica. Qué se le hizo. La medicación que debe tomar. Lo que viene.

Un halo de fatalidad parece haberse posado sobre la salud de los presidentes argentinos a lo largo de la historia. Cuatro fallecieron en el ejercicio del mandato: Manuel Quintana (1906), Roque Sáenz Peña (1914), Roberto Ortiz (1942) y Juan Perón (1974). Hubo un quinto –Néstor Kirchner– cuyo deceso, ocurrido el 27 de octubre de 2010, correspondió al período en que cogobernaba con su esposa a la manera de un ex presidente en funciones.

A este grupo se le debe sumar el de aquellos presidentes que durante sus mandatos sufrieron enfermedades que representaron riesgos serios para sus vidas y que tuvieron alto impacto político. Son los casos de Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. Menem padeció una suboclusión de la arteria carótida derecha; De la Rúa sufrió un neumotórax y luego la obstrucción de una de sus arterias coronarias, por lo que debió someterse a una angioplastia; Kirchner tuvo una úlcera erosiva gastroduodenal, una suboclusión de la arteria carótida derecha y una oclusión de la arteria coronaria circunfleja. Al margen de sus enfermedades de base –bipolaridad y atrofia frontal bilateral–, Fernández de Kirchner fue operada de un cáncer de tiroides que nunca tuvo, se le debió drenar un hematoma subdural de localización fronto-temporoparietal derecha y tuvo que ser internada por una diverticulitis complicada con una sigmoiditis.

En este grupo se ubica también Mauricio Macri. El Presidente debutó con un accidente doméstico mientras jugaba con su hija Antonia, que le produjo una fisura en algunas de sus costillas, afección que originó un ida y vuelta médico-político que aún debe ser narrado.

Alerta. El viernes 3, pasado el mediodía, Macri comenzó a sentir algunas molestias cardíacas. “Estoy con palpitaciones”, le dijo al jefe de la Unidad Médica Presidencial, doctor Simón Salzberg. Cardiólogo de gran prestigio, Salzberg lo examinó y diagnosticó de inmediato una fibrilación auricular.

La fibrilación auricular (FA) es una arritmia relativamente frecuente que consiste en una desorganización de la actividad eléctrica del corazón, que altera el ritmo cardíaco y que se observa tanto en personas con corazones aparentemente sanos como en aquellas que padecen distintos tipos de enfermedades cardiológicas. Hay dos tipos principales de FA: el paroxístico y el crónico. La fibrilación auricular en corazón sano tiene buen pronóstico y su principal complicación –que es baja–es el tromboembolismo que, a su vez, puede desencadenar un accidente cerebrovascular. En cambio, la FA crónica tiene más riesgos de complicaciones; la más común de ellas es el accidente cerebrovascular.

El tratamiento depende de las formas de presentación de la afección, de la existencia o no de patologías cardíacas concurrentes –cardiopatía isquémica, valvulopatías, insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial, trastornos de la conducción del impulso cardíaco– y de su evolución. En algunos casos de aparición aguda, se hace necesaria la cardioversión eléctrica. En otros, se recurre a un tratamiento medicamentoso a base de drogas antiarrítmicas.

Solucionado el cuadro agudo, el paso siguiente es qué hacer para prevenir su repetición. Si se considera que el desencadenante fue el estrés, al paciente se le indica, además de la medicación específica, la toma de ansiolíticos.

Chequeo. Volvamos ahora a lo sucedido en la tarde del viernes en la Residencia de Olivos. Una vez hecho el diagnóstico, Salzberg le indicó al Presidente la conveniencia de su traslado a la Clínica Olivos para un chequeo más completo y para la instalación del tratamiento adecuado.

Ante esto, Macri respondió, después de algún breve cabildeo, que lo haría luego de realizar una entrevista off the record que ya había sido acordada con los colegas Edi Zunino, Eduardo Feinmann, Gloria López Lecube y Walter Curia. Una vez establecido esto, hubo una comunicación desde la Unidad Médica Presidencial con el centro médico, no sólo para avisar de la llegada del jefe de Estado sino también para arreglar sus detalles. Ahí fue cuando se produjo la filtración que dio origen a la primicia que difundió el área digital de la revista Caras a través de su sitio en Perfil.com alrededor de las seis de la tarde y en la que se informaba que Macri había sido internado. Esto dejó descolocados a los voceros presidenciales, que se apresuraron a desmentir un hecho que, en esencia, era cierto.


Completada la entrevista periodística, las palpitaciones que aquejaban al Presidente continuaban por lo cual, luego de un nuevo examen médico, se concretó su traslado a la Clínica Olivos. Una vez allí, se le practicaron diversos estudios cardiológicos. Uno de ellos fue un ecocardiograma transesofágico para descartar la presencia de trombos auriculares. Ello permitió concluir que el corazón del paciente está sano. Se decidió entonces realizarle una cardioversión eléctrica por medio de un desfibrilador, para lo cual se lo anestesió con Propofol. El primer intento no fue exitoso ya que la arritmia no se revirtió, cosa que sí ocurrió tras la segunda cardioversión. Una vez recuperado de la anestesia, el doctor Salzberg le aconsejó al Presidente pernoctar en la Clínica Olivos, sugerencia que fue rechazada, por lo que Macri se retiró finalmente de allí alrededor de las once y media de la noche del viernes. Durmió muy bien y el sábado 4 amaneció asintomático y de buen humor.

Tratamiento. En la mañana de ayer fue examinado nuevamente por Salzberg y su equipo, quienes decidieron instalar un tratamiento preventivo a base de un antiarrítmico y un anticoagulante por vía oral. El antiarrítmico elegido fue la amiodarona. Sumado a esas dos medicaciones, se instituyó un sedante de tipo ansiolítico, ya que los médicos presidenciales consideran que el estrés ha sido el principal factor desencadenante de la afección que aquejó a Macri.

Se le indicó también reposo y se le pidió que el fin de semana permaneciera en Olivos y no se trasladara a su quinta Los Abrojos por precaución, debido a que en la residencia presidencial hay equipamiento médico de emergencia para atender cualquier imponderable que pudiera presentarse en estas horas.

El plan del doctor Salzberg es evaluar al Presidente en un mes, momento en el cual seguramente se le realizará un Holter de 24 horas para chequear el ritmo cardíaco a fin de decidir cómo continuar el tratamiento. Podría ser antes.

El ejercicio del poder es un factor altamente estresante que afecta la salud de quien lo ejerce. Ese estrés es mucho mayor si ese ejercicio del poder transcurre en medio de las turbulencias de tiempos como los que se están viviendo en la Argentina. Es algo que los médicos de la Unidad Médica Presidencial saben y a lo que Macri debería prestar atención, porque su salud es, hoy en día, una cuestión de Estado.

Producción periodística: Santiago Serra.