Pasado,
presente y futuro de la arritmia que aqueja al Presidente…
Mauricio Macri, analizado por el ojo clínico de
Nelson Castro. Foto: Cedoc.
Los
primeros malestares, al mediodía del viernes. La casi inmediata revisación
médica. El pedido de reserva en la clínica. Qué se le hizo. La medicación que
debe tomar. Lo que viene.
Un halo de fatalidad parece
haberse posado sobre la salud de los presidentes argentinos a lo largo
de la historia. Cuatro fallecieron en el ejercicio del mandato: Manuel Quintana
(1906), Roque Sáenz Peña (1914), Roberto Ortiz (1942) y Juan Perón (1974). Hubo
un quinto –Néstor Kirchner– cuyo deceso, ocurrido el 27 de octubre de 2010,
correspondió al período en que cogobernaba con su esposa a la manera de un ex
presidente en funciones.
A este grupo se le debe sumar
el de aquellos presidentes que durante sus mandatos sufrieron enfermedades que
representaron riesgos serios para sus vidas y que tuvieron alto impacto
político. Son los casos de Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Kirchner y
Cristina Fernández de Kirchner. Menem padeció una suboclusión de la arteria
carótida derecha; De la Rúa sufrió un neumotórax y luego la obstrucción de una
de sus arterias coronarias, por lo que debió someterse a una angioplastia;
Kirchner tuvo una úlcera erosiva gastroduodenal, una suboclusión de la arteria
carótida derecha y una oclusión de la arteria coronaria circunfleja. Al margen
de sus enfermedades de base –bipolaridad y atrofia frontal bilateral–,
Fernández de Kirchner fue operada de un cáncer de tiroides que nunca tuvo, se
le debió drenar un hematoma subdural de localización fronto-temporoparietal
derecha y tuvo que ser internada por una diverticulitis complicada con una
sigmoiditis.
En este grupo se ubica
también Mauricio
Macri. El Presidente debutó con un
accidente doméstico mientras jugaba con su hija Antonia, que le produjo una
fisura en algunas de sus costillas, afección que originó un ida y vuelta
médico-político que aún debe ser narrado.
Alerta. El viernes 3, pasado el mediodía, Macri comenzó a
sentir algunas molestias cardíacas. “Estoy con palpitaciones”, le dijo
al jefe de la Unidad
Médica Presidencial,
doctor Simón Salzberg. Cardiólogo de gran prestigio, Salzberg lo examinó y diagnosticó
de inmediato una fibrilación auricular.
La fibrilación auricular (FA)
es una arritmia relativamente frecuente que consiste en una
desorganización de la actividad eléctrica del corazón, que altera el ritmo
cardíaco y que se observa tanto en personas con corazones aparentemente sanos
como en aquellas que padecen distintos tipos de enfermedades cardiológicas. Hay
dos tipos principales de FA: el paroxístico y el crónico. La fibrilación
auricular en corazón sano tiene buen pronóstico y su principal complicación
–que es baja–es el tromboembolismo que, a su vez, puede desencadenar un
accidente cerebrovascular. En cambio, la FA crónica tiene más riesgos de
complicaciones; la más común de ellas es el accidente cerebrovascular.
El tratamiento depende de las
formas de presentación de la afección, de la existencia o no de patologías
cardíacas concurrentes –cardiopatía isquémica, valvulopatías, insuficiencia
cardíaca, hipertensión arterial, trastornos de la conducción del impulso
cardíaco– y de su evolución. En algunos casos de aparición aguda, se hace
necesaria la cardioversión eléctrica. En otros, se recurre a un
tratamiento medicamentoso a base de drogas antiarrítmicas.
Solucionado el cuadro agudo,
el paso siguiente es qué hacer para prevenir su repetición. Si se considera que
el desencadenante fue el estrés, al paciente se le indica, además de la
medicación específica, la toma de ansiolíticos.
Chequeo. Volvamos ahora a lo sucedido en la tarde del viernes en
la Residencia de Olivos. Una vez hecho el diagnóstico, Salzberg le indicó al
Presidente la conveniencia de su traslado a la Clínica Olivos para un chequeo más completo y para la instalación del
tratamiento adecuado.
Ante esto, Macri respondió,
después de algún breve cabildeo, que lo haría luego de realizar una entrevista
off the record que ya había sido acordada con los colegas Edi Zunino, Eduardo Feinmann, Gloria
López Lecube y Walter Curia. Una vez establecido esto, hubo una comunicación
desde la Unidad Médica Presidencial con el centro médico, no sólo para avisar
de la llegada del jefe de Estado sino también para arreglar sus detalles. Ahí
fue cuando se produjo la filtración que dio origen a la primicia que
difundió el área digital de la revista Caras a través de su sitio en Perfil.com
alrededor de las seis de la tarde y en la que se informaba que Macri había sido
internado. Esto dejó descolocados a los voceros presidenciales, que se
apresuraron a desmentir un hecho que, en esencia, era cierto.
Completada la entrevista
periodística, las palpitaciones que aquejaban al Presidente continuaban por lo
cual, luego de un nuevo examen médico, se concretó su traslado a la Clínica
Olivos. Una vez allí, se le practicaron diversos estudios cardiológicos.
Uno de ellos fue un ecocardiograma transesofágico para descartar la
presencia de trombos auriculares. Ello permitió concluir que el corazón del
paciente está sano. Se decidió entonces realizarle una cardioversión eléctrica
por medio de un desfibrilador, para lo cual se lo anestesió con
Propofol. El primer intento no fue exitoso ya que la arritmia no se revirtió,
cosa que sí ocurrió tras la segunda cardioversión. Una vez recuperado de la
anestesia, el doctor Salzberg le aconsejó al Presidente pernoctar en la Clínica
Olivos, sugerencia que fue rechazada, por lo que Macri se retiró finalmente de
allí alrededor de las once y media de la noche del viernes. Durmió muy bien y el
sábado 4 amaneció asintomático y de buen humor.
Tratamiento. En la mañana de ayer fue examinado nuevamente por
Salzberg y su equipo, quienes decidieron instalar un tratamiento preventivo a
base de un antiarrítmico y un anticoagulante por vía oral. El antiarrítmico
elegido fue la amiodarona. Sumado a esas dos medicaciones, se instituyó un
sedante de tipo ansiolítico, ya que los médicos presidenciales consideran que
el estrés ha sido el principal factor desencadenante de la afección que aquejó
a Macri.
Se le indicó también reposo
y se le pidió que el fin de semana permaneciera en Olivos y no se trasladara a
su quinta Los Abrojos por precaución, debido a que en la residencia
presidencial hay equipamiento médico de emergencia para atender cualquier
imponderable que pudiera presentarse en estas horas.
El plan del doctor Salzberg es
evaluar al Presidente en un mes, momento en el cual seguramente se le realizará
un Holter de 24 horas para chequear el ritmo cardíaco a fin de decidir
cómo continuar el tratamiento. Podría ser antes.
El ejercicio del poder es un
factor altamente estresante que afecta la salud de quien lo ejerce. Ese estrés
es mucho mayor si ese ejercicio del poder transcurre en medio de las
turbulencias de tiempos como los que se están viviendo en la Argentina. Es algo
que los médicos de la Unidad Médica Presidencial saben y a lo que Macri debería
prestar atención, porque su salud es, hoy en día, una cuestión de Estado.
Producción periodística: Santiago Serra.
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