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domingo, 13 de agosto de 2017

El Viento Nos Llevará… (Bod Mara Jahad Bord) Irán, 1999... @dealgunamanera...

El Viento Nos Llevará… (Bod Mara Jahad Bord) Irán, 1999


Dirigida por Abbas Kiarostami, con Behzad Dourani y los habitantes de la villa de Siah Dareh.

© Escrito por Josefina Sartora y publicado por https://www.cineismo.com

Ya es habitual que desde estas páginas yo exprese mi admiración por el cine iraní, por su peculiar manera de explorar sus propias limitaciones, extrayendo de ellas un cine totalmente renovado, fresco y original. No es una postura a priori, sino confirmada cada vez que asisto a una nueva proyección. En el panorama del cine iraní, la figura de Abbas Kiarostami es la más brillante, y ha iluminado a todos los demás realizadores. Por fin llega el demorado estreno de esta hermosa película, la más compleja y personal, que se inscribe en la línea de El sabor de la cereza (film que se evoca repetidamente) y en la que el director utiliza una vez más el cine para tratar sobre la vida, la muerte, la moral, la humanidad en suma.


Un grupo de la televisión acude a un pueblo distante 700 kilómetros de Teherán a filmar un acontecimiento popular: una ceremonia fúnebre, misión que mantendrán encubierta. El film trata sobre la espera, ese tiempo muerto que transcurre mientras la muerte de una anciana que "tiene 100 o 150 años" –según su nieto– demora en llegar. Las primeras imágenes anticipan todo el film: el camino pedregoso tan caro al director, sinuoso entre colinas, el que todos hacemos y deshacemos, y que no lleva a ninguna parte, o a todas.

La narración se centra en la figura de Behzad, el director del equipo, y en su vínculo con la gente del lugar: con cada uno comparte una experiencia, y lo que sucede está narrado a través de su punto de vista. Su grupo de trabajo, de tres colaboradores, nunca está en escena, se mantiene fuera de campo, o directamente desaparece cuando lo necesita. La gente de la ciudad nunca hace explícito el motivo de su visita al pueblo, se habla vagamente de un tesoro, y los residentes le adjudican al director el honroso título de ingeniero.

Durante la espera, Behzad recibe, desde la capital, llamadas apremiantes de su productora. La señal sonora no llega a su teléfono celular, por lo cual corre por todo el pueblo y debe manejar hasta una colina cercana, donde está el cementerio, para poder sostener una comunicación. Los días se suceden rutinariamente y sin novedad, las llamadas se vuelven más apremiantes, y una y otra vez Behzad debe repetir su viaje al cementerio. La cámara filma el recorrido de su camioneta por otro camino circular, permaneciendo fija en el mismo lugar, con la misma luz, captando los mismos movimientos, una y otra vez, hasta volverse un ritual. Pero la cuarta vez que sucede no resulta igual a la primera: para entonces, la impaciencia del director y su equipo ha ido en aumento, y se evidencia el extremo de incomprensión de la gente de la ciudad, que le exige la seguridad de que algo sucederá próximamente. La exasperación del director estalla y su enojo se vuelca contra los más débiles: el muchachito que lo asiste en la aldea y una tortuga, obvio símbolo, que se cruza en su camino.

El título proviene de la popular poetisa feminista Farough Farrukhzad: es el último verso de un poema citado en la escena más enigmática e inolvidable del film. Behzad acude a la casa de la novia del excavador que ha conocido en el cementerio, y con la excusa de conseguir leche, conversa con su novia, en un mágico momento de seducción. La escena tiene lugar en una caverna apenas iluminada por una lámpara a ras del piso, y sólo vemos las manos y la falda de la joven, quien conserva todo su pudor frente al extraño. En un país donde una mujer soltera no debe estar sola con un hombre, estos planos motivaron la prohibición del film, por su alto contenido erótico.

Si bien esta es una película de hombres, Kiarostami encara por primera vez la figura de la mujer –asombrosamente, una de ellas atiende el café del lugar– dejando el tema abierto a posteriores abordajes.



Aunque por momentos resulte morosa, los motivos de la película la hacen absolutamente inquietante: las repeticiones cíclicas, la situación ambigua, las llamadas crípticas que recibe desde la ciudad que también hablan de muerte, sus charlas con el enterrador, a quien nunca vemos, la conversación en la cueva a oscuras con su novia, quien tampoco se muestra, el poema que propone ser llevados por el viento, llenan el vacío creado por la espera.

Kiarostami intensifica en este film su crítica social: durante toda la historia subyace una mirada irónica hacia el hombre de ciudad, en absurdo contraste con la gente del pueblo, que tiene otros tiempos y sabe observar la naturaleza, vive el presente y respeta los ritmos naturales. El chiste del celular acentúa esa ironía: a la cuarta vez que sube la colina, la situación ha pasado a ser ridícula. El director, que está deseando hacer una filmación, no tiene los elementos ni la gente para cubrir la noticia cuando algo altera la paz del pueblo.

La importancia del fuera de campo adquiere mayor significación cuando nos enteramos de que a veces es el mismo Kiarostami quien está en lugar del protagonista: él es quien interroga al chico, al maestro, al joven que le confirma la importancia ritual del esa ceremonia fúnebre que están esperando. De esta manera, la identificación del director real con su personaje en la ficción es absoluta, y la ironía se transforma en autocrítica ácida hacia el vínculo entre los cineastas y la gente común, como hemos visto ya en Detrás de los olivos y La vida continúa.

Algunos objetarán que el más grande realizador iraní nos ofrece más de lo mismo. Kiarostami ya ha llegado a la categoría de clásico: como tal, volverá una y otra vez sobre sus temas y motivos, se cita a sí mismo recurrentemente, pero –y ésta es la clave– en una vuelta más de espiral. En esta obra maestra radicaliza aspectos elaborados en otros films: hay muy poca información, mayor ambigüedad, y un uso permanente del fuera de campo. La película puede verse en clave de Borges, quien decía escribir siempre el mismo poema.

En su conocida articulación entre ficción y documental, Kiarostami hace un film escamoteando casi la mitad de la realidad. Evita cuidadosamente el contraplano, y así el espectador debe completar los diálogos en su imaginación: nunca vemos a los colaboradores con los que habla Behzad, no vemos lo que él ve, nunca accedemos a la anciana enferma, ni vemos el rostro del excavador del cementerio con quien dialoga el ingeniero, ni el de su novia. Kiarostami hace un arte de la ocultación, y el espectador pasa a tener un rol activo en la obra. Si la primera toma es un camino zigzagueante, como los de El sabor de la cereza o La vida continúa, la sinuosidad se repite en el ascenso al cementerio, en el viaje en moto de un anciano que da lecciones de vida, en el increíble recorrido que hace una manzanita al caer en tierra, y por fin, en las curvas del arroyo de la toma final. La maravillosa arquitectura laberíntica del pueblo lleva a los habitantes a moverse entre casas superpuestas, arracimadas, pasando de una escalera a una terraza, y de ésta a una calle, en un itinerario que se hermana con los otros recorridos. Kiarostami fue también pintor, y como los clásicos, repite el rasgo en zigzag, como Cézanne reitera la diagonal.

Antes que sobrevenga la muerte, deberán cumplirse los infinitos gestos que la preceden, inexorablemente. Mientras tanto, ¿qué es lo que muere? Acaso un modo de esperar la muerte, una forma de vida que ya no será la misma después de esta invasión de operadores y teléfonos celulares. 

Película completa:


El Viento nos llevara (The Wind Will Carry Us Bad ma ra khahad bord - 1999). Premio Mejor Película en el Festival de Venecia de 1999.

El rodaje de una película en la pequeña localidad kurdo-iraní de Siah Dareh provocará una pequeña revolución entre los habitantes del pueblo, convencidos de que los miembros del rodaje son en realidad buscadores de un tesoro que se halla en el cementerio local.


martes, 20 de enero de 2015

¿Estamos en el límite?... De Alguna Manera...

¿Estamos en el límite?...


La muerte de Nisman expone, una vez más, el rostro del fracaso argentino.

La noticia conmocionó al país. La muerte del fiscal Alberto Nisman es una tragedia en el plano personal; además cayó como una bomba para toda la Argentina. No es necesario prejuzgar sobre las causas de esa muerte para concluir que este nuevo capítulo de la saga AMIA desnuda uno de los núcleos más complicados de nuestra sociedad, esa irreductible capacidad de impedir siempre la resolución de los problemas. La muerte de Nisman expone, una vez más, el rostro del fracaso argentino. El caso AMIA en sí mismo es un exponente de ese fracaso.

Es habitual en situaciones como éstas preguntarse quién gana y quién pierde. Ante todo, perdemos todos los argentinos. Perdemos por vernos superados por los hechos, perdemos por no poder esclarecer lo que nos sucede, perdemos porque la sociedad toda pierde confianza en sí misma, perdemos porque el mundo nos pierde confianza.

En el cortísimo plazo, el gobierno posiblemente pague un precio; en verdad, este gobierno, ducho en fabricar errores no forzados, ha hecho de Irán una fuente inagotable de problemas para sí mismo, desaprovechando la oportunidad de capitalizar políticamente la falta de resultados de los gobiernos que lo precedieron en el esclarecimiento del atentado contra la AMIA. Pero este posible balance de cortísimo plazo, principalmente electoral, dependerá de la habilidad con que tanto el gobierno como los dirigentes opositores respondan a este nuevo desafío. Ni unos ni otros pueden darse el lujo de esperar para informarse más acerca de las expectativas de la gente; deben producir respuestas y es difícil anticipar cuáles resultarán acertadas y cuáles no.

Hoy podemos conjeturar, a tientas, que esas expectativas sociales oscilan entre el desconcierto, la indignación y el temor. Esta no es una historia como las de la mafia siciliana, que por horribles que resulten terminan diluyéndose en las aguas más complejas y diversas de la vida; esto está más cerca -o al menos así lo parece hoy- al crimen de Aldo Moro o el de John Kennedy, hechos que sacuden violentamente a un país y ponen en evidencia la oscura trama de los entretelones de la política.

Muchas voces de periodistas, de políticos y de gente de la calle eligen repartir culpas y decretar sentencias apresuradamente. Esperable y comprensible, pero inconducente. También hay muchas otras voces más serenas -tanto desde el oficialismo como desde la oposición- que abogan por blanquear por lo menos todo lo que ya se sabe y no ha sido transparentado en el caso AMIA y piden la continuidad de la investigación en condiciones razonables de no interferencia política.

¿Estamos en el límite?

Por lo menos, estamos ante una oportunidad para reaccionar. Esperar que a partir de la muerte de Alberto Nisman se abra una nueva etapa política en el país suena a mucho pedir. Pero un pasito en esa dirección es ni más ni menos lo que millones de argentinos están esperando.

© Escrito por Manuel Mora y Araujo, Sociólogo, el lunes 19/01/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  




sábado, 19 de julio de 2014

AMIA.... 20 Años de impunidad... De Alguna Manera...


"Timerman quedará en la historia por este crimen de lesa impunidad"


Las palabras de Alfredo Leuco fueron de las más emotivas y fuertes en el acto frente a AMIA


El periodista Alfredo Leuco en su discurso en el acto de homenaje del 20º aniversario del atentado en la AMIA reclamó justicia para las 85 víctimas mortales de 1994. “La noche sigue porque la investigación no tiene luz, la noche sigue porque los muertos no tienen justicia y sus familiares siguen luchando”, empezó.

En un discurso emotivo el periodista recordó dos de las víctimas mortales de ese día de los que nos narra sus historias. Un nene de cinco años llamado Sebastián que ese 18 de julio de 1994 estaba dirigiéndose a la AMIA por una consulta médica y se quedó atrapado entre los escombros de la mano de su mama que sí sobrevivió. También relató la historia de Pablo, el más grande de los 85 muertos, quien se encontraba dentro de edificio buscando empleo.

Leuco calificó el atentado de la AMIA como “el acto terrorista más grave de la historia de la Argentina” y “el acto antisemita más grave desde la Segunda Guerra Mundial”.

Mostró su descontento ante la poca eficiencia de la justicia y fuerza policial argentina que no son capaces, después de 20 años, de averiguar quien fue la ayuda local que asistió a los terroristas iraníes para poder implantar la bomba en la mutual judía: “Es como si 85 hermanos murieran todos los días porque sus tumbas siguen abiertas, porque no pueden descansar en paz”, sentenció.

Finalmente, criticó la impunidad del país de Irán ante tal acto terrorista. “ Pedimos la muerte de la muerte, y la vida de la vida, hasta que se cierren las heridas que aún están abiertas, para que se cierren las tumbas y se sepa la verdad”.

A la hora de dar nombres, Leuco apuntó al canciller Timerman y a Luis D´Elía:  "Timerman es el mismo canciller que se sienta en primera fila y aplaude lo que dice Luis D'Elía, vocero iraní, fanático antisemita y promotor del fusilamiento de disidentes. Irán es un país que se enorgullece del uso bélico de la energía nuclear y quiere borrar a Israel de la faz de la tierra", aseguró.

"Héctor Timerman quedará grabado en la historia por haber sido el ejecutor de este crimen de lesa impunidad, esta alta traición al pueblo hebreo y al pueblo argentino. Como dijo su ex amiga Elisa Carrió, un canciller no judío no se hubiera atrevido a tanto", acusó. 

© Publicado el Viernes 18/07/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires.


martes, 26 de febrero de 2013

Mentime y llamame Marta… De Alguna Manera…

Diputados: insólita explicación de Timerman por venta de reactor nuclear a Irán...


El Canciller lo desmintió rápidamente, pero existió. Minutos después de que el canciller Héctor Timerman comenzara este martes al mediodía la defensa ante tres comisiones de la Cámara de Diputados del memorándum de entendimiento que el Gobierno firmó con Irán en el marco del atentado a la AMIA, un cruce con el diputado de la UCR Ricardo Gil Lavedra provocó polémica.

En su segunda pregunta, Gil Lavedra inquirió al canciller sobre la venta de reactores nucleares a Irán en el 2008, una información que según señaló el diputado figura en la página web de Cancillería.

“Lo corregiremos, debe ser un error”, contestó sorprendido Timerman desmintiendo rotundamente la información.

Sin embargo, el funcionario, mal informado, y ante el asombro de la pregunta, se apuró a negar lo señalado por Gil Lavedra, ya que la información de la venta del reactor nuclear a Irán, en 2008, fue celebrada por el propio Gobierno nacional y difundida oportunamente, tratándose de un reactor nuclear de baja potencia.

Incluso, según datos del INDEC, en un gráfico de intercambio comercial con Irán —en ascenso— la venta en concepto por reactores nucleares en 2008 equivalió a más de 5 millones de dólares.

Segundos después del cruce, el sitio web de Cancillería estaba caído.

Ante el error de Timerman, el canciller interrumpió el debate para aclarar su propia equivocación, aunque la aclaración no hizo más que oscurecer. El funcionario explicó que las exportaciones se dividen por categorías, y que la número 84 corresponde a “reactores nucleares” y que —según dijo el ex periodista— incluye, entre otras cosas, “artículos de grifería” o “bombas de aire”. “Eso exportamos, no reactores nucleares”, dijo el canciller ofuscado.

Sin embargo, según el listado de categorías, en la número 84 no se menciona en ningún punto a “artículos de grifería”.

© Publicado el martes 26/02/2012 por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


 


De un lector con data:

No solo no se puede acceder a Cancillería en la sección comercial, sino que tampoco en:


Donde se podía ver toda la ficha de Irán.

¿Por qué lo quitaron si supuestamente está todo normal? Primero Timerman dijo que no negoció con Irán, no lo están haciendo y no lo harán... No cómo el Radicalismo que le vendió cereales (sic). Pero después le viendo el siguiente documento:


Se puede ver cómo desde el 2006 aumento el intercambio comercial desmintiendo a Timerman.Además le preguntaron sobre el rengloncito "Reactores Nucleares". Primero dijo que era un error, después vino un alcahuete y le dijo que el rubro o capitulo es más extenso e incluye otros bienes.

Entonces otra vez Timerman dice erróneamente que nunca le vendimos a Irán Reactores Nucleares de ningún tipo. ¿De ningún tipo?, en la web del INVAP, figura que se vendieron reactores nucleares para la industria farmacéutica o medicinal a varios países, entre ellos ¡Irán! ¿De ningún tipo?

domingo, 24 de febrero de 2013

Carta Abierta y el acuerdo con Irán... De Alguna Manera...


Desde Carta Abierta respaldan el acuerdo…

Miradas. Ricardo Forster, Eduardo Jozami y María Pía López, algunos de los intelectuales K. 

Aseguran que lo peor sería que los acusados se negaran a declarar, piden que se revise la causa judicial, critican el rol de la oposición y acusan a los medios por explicarlo mal.

Los intelectuales de Carta Abierta, que en general respaldan las políticas del Gobierno, advirtieron que el acuerdo con Irán para juzgar a los acusados por el atentado a la AMIA es positivo, y cuestionaron a la oposición por difundir conceptos “falsos” sin ofrecer alternativas para descongelar la causa judicial.

“También estaría de acuerdo con una solución negociada en la cuestión Malvinas. Estoy de acuerdo con este memorándum, aunque sepa que Irán tiene intereses contrapuestos a los de la Argentina. Es una salida de política exterior necesaria”, expresó en diálogo con Perfil María Pía López.

Para López no existe ningún riesgo para la Argentina con este entendimiento: “Peor de lo que estamos, no podemos estar”, aseguró. “Lo peor que puede pasar es que los acusados se nieguen a declarar”, sostuvo.

López añadió que es necesario que el memorándum vaya acompañado de una revisión de la causa judicial, en especial del accionar de las fuerzas de seguridad argentinas en relación con el atentado a la mutual israelí.

Ricardo Forster, por su parte, dijo en el programa 6, 7, 8 –que se emite por la TV pública– que el acuerdo es una decisión soberana del Estado argentino para ver si es posible recuperar alguna posibilidad de que algún día se pueda echar un manto de verdad sobre el atentado: “Sin rescindir un principio soberano, sin ni siquiera aceptar el tipo de sociedad iraní. Se trata de hacer un acuerdo con un país que no sabemos si es culpable, porque la causa es muy turbia. El Gobierno está tratando de avanzar y el juez va a tener por primera vez la posibilidad de tomarles declaración a los acusados. Esto es un avance”, explicó.

Para Forster, la oposición formula juicios mezquinos sobre este acuerdo, sin argumentos. Además, consideró que hubo dirigentes cómplices del encubrimiento del atentado, muchos de los cuales –afirmó– forman hoy parte de la oposición. “Tampoco hay alguien que represente a la comunidad judía: hoy la AMIA está gobernada por una combinación de ortodoxos y macristas. Y la gobiernan a su antojo”, expresó.

Eduardo Jozami, en tanto, advirtió que en un principio tanto la AMIA como la DAIA habían aceptado el acuerdo. “El escándalo posterior no se explica sin las presiones de los Estados Unidos e Israel. El aislamiento iraní es prioridad para el Estado judío y el Pentágono no ha descartado bombardear ese país”, explicó el intelectual.

Agregó que el malestar que se generó alrededor del acuerdo es producto de la acción de los medios y de la oposición. “La lógica maniquea que guía a la oposición mediático-política hizo el resto, acumulando una tras otra inexactitudes y simplificaciones”, expresó y reconoció: “El memorándum con Irán no es la panacea para resolver la causa Amia y nadie puede asegurar los resultados, pero no es menos cierto que constituye el único intento para destrabar la causa”.

© Escrito por M. C. el domingo 24/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.