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viernes, 26 de abril de 2013

Se va, se va la guita... Se va, se va el vapor... De Alguna Manera...

Por tierra, aire o agua, ahorristas argentinos hacen ‘la gran Lázaro’…

Lupa. No pueden sacarse del país más de US$ 10 mil por persona. Pero crecen los depósitos en Uruguay.

Fondos al exterior. Los particulares hacen “fuga hormiga” de dólares en auto. Las grandes sumas, en avión. Hablan las autoridades del país vecino.

En un punto, todos en la Argentina son Lázaro Báez. No porque obtengan dinero de la obra pública y lo fuguen, pero sí porque los ahorristas eligen cada vez más como destino para sus fondos la República Oriental del Uruguay. Hay cerca de US$ 3 mil millones en cuentas y cajas de seguridad, y la tendencia va en alza.
¿Cómo llegan los billetes a los bancos uruguayos? El ahorrista pequeño y mediano que saca su plata al Uruguay lo hace generalmente en auto, ya sea por tierra o en la bodega de los barcos que surcan el Río de la Plata. En los pasos fronterizos de Fray Bentos-Puerto Unzué, Colón-Paysandú o Concordia-Salto, todos comentan que “los controles son livianos”, en tanto que hay más cuidados en la vía fluvial, donde son conocidos los perros “huele-billetes”.
La norma de la Argentina es clara. No se puede salir del país con más de US$ 10 mil por persona. Familias enteras distribuyen sumas inferiores al tope entre los distintos integrantes y así llegan del otro lado del río con ahorros en busca de resguardo.

Ahora, en los movimientos de grandes sumas de dinero, como los mencionados en el informe periodístico que puso el foco sobre el empresario cercano al gobierno de Cristina Kirchner, la clave son los vuelos nocturnos.

Se trata de aviones privados, que parten generalmente de madrugada desde el aeropuerto de San Fernando y también desde el de Don Torcuato, y que llegan a la terminal de Carrasco, en Montevideo, o también a la de Punta del Este. Allí, según contaron a PERFIL estudios de abogados uruguayos, ingresan el dinero en forma irregular con la connivencia de empleados y funcionarios públicos, que es lo que ha empezado ahora a sondear el gobierno de José Mujica.

Traspuesta la frontera, ¿ingresa tan fácilmente el dinero a los bancos del Uruguay? “Es imposible introducir dinero cash en Uruguay en bancos oficiales”, indicó una fuente bancaria. “La única forma para blanquear fondos es una cueva”, puntualiza.

“Los intermediarios financieros en Uruguay están bajo la supervisión de la Superintendencia de Servicios Financieros”, contestaron a PERFIL desde el Departamento de Comunicación Institucional del Banco Central del Uruguay (BCU), donde trabajan para que el país no sea considerado “paraíso fiscal” por autoridades globales. Además, desde el BCU detallaron:
Si se produce la apertura y cierre inmediato de una cuenta, se considera una operación inusual.
Hay que informar a las autoridades competentes cuando se ingresan más de US$ 10 mil. En caso de detectarse transporte de dinero sin declarar, se aplica una multa mínima del 30% del monto transportado.
Las instituciones financieras tienen la obligación de comunicar al BCU, en forma previa, el transporte de efectivo y otros valores a través de la frontera por más de US$ 10 mil. Los particulares, de informar directamente ante la Aduana.
Los bancos deben informar todas las transferencias entrantes y salientes realizadas con el exterior por montos superiores a US$ 1.000. La Aduana también informa a la justicia penal al BCU cuando detecta el transporte de dinero no declarado.
© Escrito por Luis DI Lorenzo el domingo 24/04/2013 desde Montevideo, Uruguay y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


martes, 12 de febrero de 2013

Identidad de clase… De Alguna Manera...


Identidad de clase…


Siendo opuesto en tanto, Kicillof comparte con Boudou el mismo problema de identidad de clase. El grupo socioeconómico al que ellos y sus familias están integrados se siente perjudicado por sus acciones. Pero el vicepresidente mitiga las consecuencias viajando siempre con custodia y en aviones de la flota presidencial o charters. Boudou, en la clase turista de Buquebus, acompañado por su pareja, Agustina Kämpfer, y sin custodia, no hubiese siquiera conseguido abordar el barco. Quizás hasta hubiera sido mejor, porque reclamarle a alguien que abandone una embarcación que ya se encuentra en medio del agua, como hicieron quienes increpaban a Kicillof, es bastante ridículo. ¿Qué hacía? ¿Se ahogaba?

Habla bien de Kicillof que se desplace sin prerrogativas pero la falta de conciencia de su propio protagonismo podría también ser interpretada negativamente: como un acto de omnipotencia o falta de sentido común. Al decir Luis D’Elía, “que haya sido en Buquebus y no en Laferrere es una buena señal”, confirma que debiera tratarse de un hecho previsible desde la perspectiva kirchnerista.

La sensibilidad que generó la limitación a la compra de dólares hizo que Timerman suspendiera la boda de su hija en Punta del Este y Echegaray, con casa en Uruguay, no pisara este año el balneario porque habría sido objeto de todo tipo de críticas. Kicillof debe haber juzgado haciendo foco sólo en lo real y sin tener en cuenta lo simbólico. Habrá pensado que él no vacacionaba en la sofisticada Punta del Este sino en la modesta Colonia, más barata que Mar del Plata. Pero en la mente argentina, Uruguay en verano no es símbolo de Colonia sino de Punta del Este.

Boudou (¿con más calle?) directamente mandó a su pareja de vacaciones a la India y Cristina Kirchner (con más poder), a su hija Florencia a París, con seis custodios. El cepo al dólar no fue un problema de ninguno de ellos. En realidad, tampoco es un problema para nadie conseguir dólares siempre que esté dispuesto a pagarlos a la cotización del mercado paralelo. Es más, cuando se termine de conocer las estadísticas del verano, se verá que los argentinos vacacionaron en el exterior más que nunca. Lo que es lógico, porque a las compañías aéreas y a las agencias de viajes se les paga en pesos con dólar a la cotización oficial, y así Estados Unidos y hasta buena parte de Europa pueden resultar más baratos que la costa atlántica.

Kicillof, aunque igualmente abucheado que Boudou en la misma semana, luce como un representante de otra especie. No vive en Puerto Madero, no es frívolo ni socialmente extrovertido y, fundamentalmente, no parece ser un oportunista sino alguien que siempre pensó de la misma manera que se expresa ahora en público. Su formación en el Nacional de Buenos Aires y la UBA, su matrimonio con otra profesora de la UBA, su vivienda en el barrio porteño de Agronomía y hasta su casa de veraneo en Colonia, sin ningún lujo, transmiten una trayectoria auténtica que hace verosímil la intención de devolverle al peronismo un carácter más revisionista donde, después del pacto sindical-militar y del menemismo, sus contradicciones se resuelvan por izquierda.

Al revés –como lo hizo Néstor Kirchner–, Boudou luce como alguien que, de haber estado en posiciones más importantes durante los años 90, habría sido funcional al menemismo. Personas como Kicillof en el Gobierno enfatizan las diferencias de Cristina Kirchner (más íntegra y consistente ideológica e intelectualmente, aunque también más loca) con su marido (quien no tenía límites pero para el pragmatismo y la negociación, o sea, un típico peronista de las últimas épocas).

El “ser loca” de Cristina Kirchner, como también el destacar su mayor coherencia ideológica sobre su marido, es el punto que diferencia lo que el oficialismo califica como prensa hegemónica. Clarín y La Nación asumen como propio el discurso de Alberto Fernández, quien argumenta que Néstor Kirchner era –en palabras de Scioli– “un pluralista”, y todos los males actuales obedecen a que su viuda no siguió con la misma línea. PERFIL, en cambio, viene sosteniendo que Néstor Kirchner era un déspota y, además, ni siquiera tenía la consistencia ideológica de Cristina Kirchner. Paralelamente, Clarín y La Nación no se atreven a decirle “loca” a la Presidenta porque temen que se los considere golpistas mientras que PERFIL, que siempre sostuvo que para ser presidente hay que estar un poco loco y en la Argentina aun más, no ve en una cuota de locura ningún impedimento insalvable para el ejercicio de la presidencia.

Obviamente, creer que Néstor Kirchner era magnánimo ayuda a justificar el apoyo que muchos de los que hoy se oponen al kirchnerismo le dieron al mismo régimen hasta 2008. Salvar a Néstor Kirchner y cargar a Cristina de todos los males del mismo modelo les resulta autoexculpatorio. Ese tipo de comportamiento oportunista les cuadra a personas como Boudou y no resulta tan posible en Kicillof. Esa singularidad de Kicillof también aumenta su visibilidad: si el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, hubiera estado en Buquebus probablemente los pasajeros no lo hubieran reconocido o no les hubiera despertado el mismo encono. Kicillof es sólo un secretario ministerial pero, como Moreno, por su autenticidad, imprime más profundamente.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 09/02/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.