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domingo, 18 de agosto de 2024

Una mentira expuesta…@dealgunamanera...

 Una mentira expuesta…

Se dió vuelta la taba... Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

El caso de Alberto Fernández saca a la luz con claridad la doble moral que dominó las décadas de poder kirchnerista.   

© Escrito por Nelson Castro el sábado 17/08/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


“Pito duro”. Así de brutal es como Cristina Fernández de Kirchner llamaba a 
Alberto Fernández, el hombre a quien escogió para llegar nuevamente al poder. CFK tiene un particular don para demostrar su crueldad. Es una verdadera pena que no tenga el mismo don para hacer el bien. No fue este apelativo la única instancia en la que la ex vicepresidenta aludió sin tapujos a los acontecimientos del ámbito de la vida privada del expresidente que se desarrollaban a la vista de todos los que frecuentaban tanto la quinta de Olivos, como la Casa Rosada. En la tarde del 14 de septiembre de 2021, –48 horas después de la catastrófica derrota electoral ocurrida en las PASO– CFK estalló de furia frente al jefe de Estado al que acorraló durante las tres horas y media que duró la reunión que mantuvieron en la Residencia de Olivos. “Alberto, tenés que dejar de joder con las minas que traes acá, sos un pajero, pero sos el Presidente. Empezá a controlar lo que hacés en tu vida privada porque todo el mundo lo sabe y nos va a causar problemas a todos”, señaló –entre tantas otras cosas– la ex vicepresidenta. 

Uno y otro –el apelativo y el reproche furibundo pronunciado en medio de aquella conversación borrascosa abundante en vulgaridades– muestran claramente que CFK sabía lo que estaba pasando en la trastienda del poder. ¿Podía, pues, desconocer que 
Fabiola Yañez, por la que no sentía –ni siente– ningún afecto y/o empatía, estaba siendo víctima de maltratos y situaciones de violencia física propinados por su pareja, el Presidente? La respuesta es simple y contundente: No.    

El escándalo político que sigue generando este caso es producto de la trama que deja al descubierto. Es una trama repugnante y repudiable, no sólo por los hechos en sí, sino también por el contexto en el cual ocurrieron. Todo esto que estamos conociendo en detalle sucedía mientras cursaba la pandemia de covid-19 a la que el Gobierno manejó de manera horrible y criminal. Horrible por el interminable encierro al que se sometió a la población y criminal por la decisión de no comprar la vacuna producida por el laboratorio Pfizer que podría haber reducido significativamente el número de más de 100 mil muertes causadas por la enfermedad.

Una vida de mentira

Esta trama está llena de silencios cómplices que empiezan por la exsecretaria privada del expresidente, María Canteros y terminan nadie sabe en dónde ni en quién. La causa judicial por violencia de género contra el ex presidente es una mancha venenosa que no para de expandirse. La larga lista de chats a través de los que se desarrolló una conversación explícita y pormenorizada de lo que estaba acaeciendo en la residencia presidencial no dejan dudas al respecto. “No le digas nada a nadie sobre esto” expresa en uno de ellos Canteros, a quien, por otra parte, se la percibe mucho más preocupada por el victimario que por la víctima.  

Esto ilustra también sobre la situación de asimetría existente a lo largo de todo este devenir violento. AF era el Presidente. El poder lo tenía él. Su comportamiento habla de una persona que se sentía impune. Fue Alfredo Yabrán quien, durante el reportaje que Mariano Grondona le hizo en su programa Hora Clave en 1997, pronunció aquella frase de alto impacto: “el poder es impunidad”. Dijo una gran verdad que, desde entonces, se han encargado de materializar presidentes, presidentas, gobernadores, intendentes y un largo etcétera de personas que se sirvieron del poder para delinquir descaradamente. 

Es evidente que el expresidente se sentía impune. Por eso nombraba en cargos públicos para los que no tenían ninguna aptitud a mujeres por las cuales se sentía atraído a las que les proponía citas sin ningún límite ni cuidado. Su falta de decoro no fue accidental, sino intencional.  

Una de las particularidades de esta historia es el nivel de evidencia que presenta. Son innumerables los videos, fotos, chats y comunicaciones telefónicas que dan cuenta tanto de la cronología de los hechos como de sus detalles.   

El video en el que se lo ve y escucha hablar con 
Tamara Pettinato en el despacho presidencial, más que una comprobación de las conductas del expresidente es una radiografía de su patológica personalidad. El mejor adjetivo que lo define es libidinoso. Quien consulte el significado del término en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua se encontrará con los siguientes sinónimos: lujurioso, lascivo, impúdico, concupiscente, lúbrico, obsceno, 
pornográfico, sensual, vicioso, rijoso, salido, cachondo.   

En conexión con todo este relato se plantea el rol del entorno presidencial que aparece complicado. Debe entenderse por entorno al médico presidencial, Dr. Federico Walter Saavedra, al intendente de la quinta de Olivos, Daniel Rodríguez, el ex vocero presidencial, Juan Pablo Biondi, personal de seguridad y de servicio y una lista que sigue. Todos sabían. Todos callaron.

El ejercicio de la memoria

El caso que hoy nos atañe e impacta es una muestra cabal –una más– de la doble moral del kirchnerismo. Es importante detenerse en esto.   

Durante los 20 años de vigencia del kirchnerismo su doble moral fue una constante. Criticaban al neoliberalismo, pero en los 90 habían calificado a Carlos Menem como al mejor presidente de la historia de la Argentina. Se mostraban como adalides de los Derechos Humanos, pero en los 90, cuando Néstor Kirchner gobernaba Santa Cruz, habían invisibilizado todas las manifestaciones que en esa provincia intentaron llevar adelante las Madres de Plaza de Mayo. Despotricaban contra la convertibilidad, pero en los 90 habían sido fervorosos partidarios de las políticas implementadas por Domingo Cavallo. De todas estas contradicciones pudieron salir indemnes durante mucho tiempo. Una parte importante de la sociedad que prefirió ignorar esos antecedentes apoyó y votó al kirchnerismo, al que le dio un enorme poder.   

Ese tiempo parece haber terminado.  

Dijo Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todo el mundo durante algún tiempo; se puede engañar a algunos durante todo el tiempo; lo que no se puede es engañar a todo el mundo durante todo el tiempo”. Es lo que está sucediendo con el kirchnerismo, cuya mentira –esencia sobre la que edificó todo su poder– finalmente ha quedado expuesta a la vista de todos y todas.



 

domingo, 20 de noviembre de 2022

La salud del Presidente… @dealgunamaneraok...

 La salud del Presidente…


Lo que importa, es la salud. Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes

Tras el episodio en Bali, hay dudas por la “dieta Alberto” y gran una certeza: el poder enferma. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 19/11/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 


Según reconoció el propio Alberto Fernández en el reportaje que le concedió el miércoles pasado a Radio 10, los problemas de acidez y molestias estomacales que lo aquejan, le vienen sucediendo desde hace tiempo. En su cercanía señalan que, en los últimos días, esos problemas se habían acentuado. Nadie sabe a ciencia cierta si esa circunstancia fue coincidente con la dieta para adelgazar que el Presidente comenzó a realizar hace unas semanas. 

La dieta “Alberto” que, según él mismo comentó, consiste esencialmente en largos ayunos y la supresión de dulces y harinas, fue objeto de muchas críticas de varios destacados especialistas en nutrición. No se sabe si esa dieta fue consultada con el médico personal del Presidente, Dr. Federico Walter Saavedra. 

Lo cierto es que, en la madrugada del martes pasado –hora de la Argentina– se vivieron momentos de gran angustia en la comitiva presidencial cuando el Dr. Fernández estuvo a punto de desmayarse en el transcurso de la conversación que mantenía con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en el marco de la cumbre el G20 desarrollada en Bali. “A doctor, please a doctor” gritó con toda su voz el excelente traductor presidencial, Walter Kerr, cuando advirtió la gravedad de lo que estaba pasando. 

Más allá del intento de Alberto F de bajarle el tono, su problema de salud fue grave. 

Todo lo que sobrevino a este instante tuvo tintes que fueron de un intenso dramatismo. Parte de ello quedó reflejado en la cara de angustia de Sánchez. En el ascensor que lo llevaba desde el salón a la entrada en donde estaba apostada la ambulancia AF sufrió otro desmayo y no se desplomó porque fue tomado de los brazos por quienes lo acompañaban, entre los que estaba el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. 

Conmoción interna. La angustia y el temor se apoderaron de la delegación argentina. Más allá de las desmentidas del Presidente, quien intentó bajarle el tono al hecho, el episodio fue grave. “Perdió bastante sangre” reconoció uno de los funcionarios que acompañó al jefe de Estado a lo largo de esas horas de gran tensión. Una vez en el hospital se le realizaron análisis de sangre y una endoscopía que permitió dar con la causa del problema: una hemorragia producida por una gastritis erosiva.   

Se define como gastritis erosiva a la inflamación de la mucosa del estómago que lleva a una erosión que puede terminar generando una hemorragia. Las causas más frecuentes de esta patología son la ingesta de alcohol, de medicamentos antiinflamatorios y el estrés. En general se trata de un cuadro agudo que, en los casos leves, puede ser asintomático o presentar síntomas como dispepsia, náuseas, vómito y/o dolor. En los casos más severos puede originar una hemorragia que se manifiesta en la forma de vómito de sangre –hematemesis–o de sangre oculta en la materia fecal –melena–. Cuando la pérdida de sangre es importante puede generar una caída de la presión arterial –hipotensión– que, en los casos más severos, puede llegar a producir desvanecimientos.    

El diagnóstico de la afección se hace por medio de una endoscopía. El tratamiento de los casos severos consiste en la eliminación de la noxa –esto es, el agente que causa el daño de la mucosa gástrica–, hidratación por vía endovenosa y la hemostasia por vía endoscópica. Si el sangrado no cesa puede haber necesidad de recurrir a la cirugía. 

Es de buena práctica mantener al paciente que padece un episodio de sangrado gástrico internado en un centro médico durante por lo menos 24 a 48 horas a fin de garantizar el reposo, iniciar el tratamiento, controlar su evolución y prevenir posibles complicaciones. 

El no hacerlo así representó un riesgo para el Presidente. Algunos de los periodistas que cubrieron la gira presidencial, aseguran que en la comunicación que el jefe de la Unidad Médica Presidencial, Dr. Federico Saavedra, tuvo con el Dr. Manuel Estigarribia, quien fue el médico asignado a esta gira, y alguno de los miembros de la comitiva que acompañó a AF, dio la orden que lo sacaran del Sanglah General Hospital lo antes posible y que evitaran a toda costa que le hiciesen una transfusión. 

La razón para ello fue la falta de elementos en el centro médico. Es curioso que así sea dado que fue allí donde se le realizó la endoscopía que permitió llegar al diagnóstico. La endoscopía requiere de un médico especialista y de un anestesista que suministre por vía endovenosa el propofol, que es el sedante que se utiliza para este procedimiento. 

Maraña sin salida. 

Lo que sigue. El Dr. Horacio Rubio, ex presidente de la Sociedad Interamericana de Endoscopía, dijo con toda claridad que si “la persona tuvo una hemorragia digestiva se debe evaluar si hemodinámicamente está estabilizada; en la gran mayoría de los casos quedan internados 24 o 48 horas”. “Cuando hay una hemorragia digestiva, hay que internar; es una de las urgencias en la gastroenterología” afirmó por su parte el Dr. Fabio Nachman, jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario. 

Ayer por la mañana, como es de práctica, se le realizó al Presidente una endoscopía de control en el Sanatorio Otamendi. El escueto parte médico emitido por la Unidad Médica Presidencial informó que no se encontraron “lesiones con sangrado activo” y que se le prescribió “reposo y retomar en forma paulatina sus actividades laborales”. 

No se especifica el tratamiento instituido al Dr. Fernández que, además del reposo, incluye seguramente protectores de la mucosa gástrica y dieta. 

El viernes 9 de abril de 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner sufrió una hemorragia digestiva alta producida por una duodenitis erosiva causada por la ingesta de ketorolac, un potente antiinflamatorio. Su médico, el Dr. Luis Bonomo, decidió, con buen criterio, internarlo por 48 horas en el Hospital de Río Gallegos. Como se ve, el poder enferma.