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domingo, 17 de febrero de 2019

Lo que solo ve él… @dealgunamanera...

Lo que solo ve él…

‘Arriba y adelante’, Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

El Presidente sigue haciendo papelones con la inflación. CFK aprovecha, sitiada por la Justicia.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 17 de Febrero de 2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La inflación va a ir bajando lentamente”, dijo Mauricio Macri en su encuentro con empresarios cuando anunció en la Casa Rosada la reducción de los aportes patronales. Se ve que le faltaba información. A las pocas horas, el Indec se encargó de desmentirlo. El índice de enero fue lapidario (2,9), no solo por alto sino también porque representó un aumento respecto de la inflación de diciembre.


El Presidente habla de un país que mucha gente no ve. El país de hoy se sufre. Mucho. Y no solo eso: se sufre cada día un poco más. Los precios y las tarifas no paran de subir. Esta semana fue el turno del transporte público: subterráneos, trenes y colectivos. Antes había sido la tarifa de electricidad. El mes que viene habrá más. Y nadie sabe si eso será todo.

Las encuestas lo reflejan: la imagen de Macri, que había tenido un leve repunte en diciembre, volvió a caer. La calle grita ese nivel de creciente disconformidad. Y no estamos hablando de los piquetes que hartan en su permanente actitud de cortar las calles del centro y complicar la vida de miles de trabajadores que son rehenes de situaciones que les son ajenas. Tampoco de los muchos que se juntan a protestar contra el aumento de las tarifas en algunas esquinas porteñas apelando al sonido de alto estrépito político de las cacerolas. Estamos hablando del votante de Cambiemos que se ilusionó con un cambio que no llegó y que parece cada vez más lejano.

Más allá del horizonte. Los enviados del Fondo Monetario Internacional que visitan Buenos Aires por estos días van tomando nota del horizonte complicado que se cierne sobre la economía argentina. Los técnicos tienen serias dudas con respecto a las posibilidades que el Gobierno tiene de ganar las elecciones. Por eso hubo un interés mayor en reunirse con los opositores y escucharlos. Todos a los que han escuchado –de Juan Manuel Urtubey a Axel Kicillof– han sido críticos no solo de la gestión del Gobierno sino también del acuerdo con el organismo. Ambos han coincidido en señalar que este acuerdo es incumplible en cuanto a las exigencias de pago que se deberán enfrentar a partir de 2020.

Los que conocen el pensamiento de los técnicos del FMI señalan que ellos también tienen la misma impresión. O sea, también están convencidos de que el acuerdo es impagable y que deberá ser renegociado por quien asuma el gobierno el 10 de diciembre.

A girar. Este es el trasfondo en el que el Presidente ha iniciado su viaje a India y a Vietnam. Lleva en la delegación al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y al diputado Martín Lousteau. Ha querido llevar a otros miembros de la oposición.

Lavagna sigue muy lejos en las encuestas y Massa parece destinado a actor de reparto. 

La idea es la de darle a este viaje la dimensión de un acontecimiento de Estado. Los dos tienen una visión coincidente: ambos creen en el cambio, pero tienen una visión absolutamente crítica de la manera de llevar adelante el cambio por parte del Presidente y su círculo aúlico, entiéndase Marcos Peña y compañía.

Lousteau y Monzó se reúnen día por medio. Ambos son hinchas de Independiente. Como se ve, ni en la política ni en el fútbol se puede decir que sean afortunados. Esto ha abierto dentro del oficialismo la expectativa de que Macri pueda abrir su oído y su mente a escucharlos con atención. “Después, es sabido que viene Marcos (Peña) y barre todo en menos de 24 horas. Acá hay muchas buenas ideas que mueren al llegar a la Casa Rosada”, señala con pesar un diputado de Cambiemos.

Números. En la semana que pasó las encuestas mostraron que Macri bajó, que Cristina Fernández de Kirchner se mantiene igual y quien crece es Roberto Lavagna. Es un crecimiento lento que, al día de hoy, lo pone lejos de todos y de todo.

Está claro que el exministro de Economía ha decidido explorar en profundidad la posibilidad de ser candidato. La idea de la coalición va germinando. Ahí están los nombres de Miguel Lifschitz y de Margarita Stolbizer, que vienen conversando seriamente su incorporación al proyecto. A ellos se les podría sumar la UCR santafesina, que ha pasado a ser disidente de Cambiemos. Algunos especulaban con la incorporación de Ricardo Alfonsín. Sin embargo, su intención de ir a una interna con Macri contiene, para quien sabe leer la entrelínea, un metamensaje político importante: en octubre votará por Cambiemos.

Sergio Massa mira todo esto con creciente aprensión. Alternativa Federal ya no es lo que era. La irrupción de Lavagna lo puso en un nivel cercano al de actor de reparto.  Y no es eso lo que él quiere. Por lo tanto, todo lo que hay en su futuro son dudas.

Fernández de Kirchner sigue trabajando en el armado de su campaña. Su sueño es volver a la Casa Rosada. El Gobierno la ayuda mucho en la alimentación de ese sueño. Su situación judicial se ha complicado en las dos últimas semanas. La denegatoria de la Cámara para que se postergue la iniciación de uno de los tantos juicios que deberá afrontar y la declaración de su ex contador, Víctor Manzanares, la han puesto en una circunstancia decididamente mala.

Si los juicios llegan hasta el final, la ex presidenta será condenada inexorablemente. La sucesión de juicios que debe enfrentar y el peso de las evidencias es de tal magnitud que su único destino es la cárcel. Eso solo lo puede frenar su llegada al sillón de Rivadavia.

Si CFK fuera reelecta ningún tribunal osará juzgarla y, mucho menos, condenarla. Por eso, para ella la victoria significa la libertad, es decir, la impunidad. Y la derrota, la cárcel.

Producción periodística: Lucia Di Carlo.

(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

viernes, 21 de junio de 2013

Alfredo Di Stéfano... La Saeta Rubia… De alguna Manera...


La Saeta Rubia…


Siendo yo niño, le vi debutar en el Bernabéu, entonces llamado Chamartín. Se lo había disputado el Barcelona pero la cordura balompédica llegó al club más laureado del mundo: el Real Madrid. Con él (1953) se consiguieron –si no recuerdo mal– cinco copas de Europa, gracias, todo hay que decirlo, a los Olsen, Joseíto, Mateos, Kopa, Rial y Gento, Muñoz- Zárraga, Juanito Alonso, Marquitos, Lesmes… Componían el ra, ra, ra del gol. Y cuando llegó la Saeta Rubia, oiga, la leche. Eran días de vino y rosas y entonces el estadio a reventar no precisaba de remontadas porque el club blanco era una apisonadora, ganaba en buena lid, y las mocitas madrileñas iban alegres y risueñas porque juega su Madrid. ¡Hala Madrid!

Ahora me entero que don Alfredo, presidente de honor del club blanco e inmaculado, se va a casar a sus 85 años de edad, con una costarricense, 53 años menos que él. Con dos cojones y un palito aunque esté marchito. Conocía a Sara, su primera mujer, que falleció hace más de una década. Era argentina, che. Tuvieron varios hijos. Que, hoy, ante el anunciado compromiso quieren que se incapacite al padre. Pero la vida sigue aunque ya va hacia el ocaso. Di Stéfano ostenta la cualidad de un genio como todos los genios. Irrepetible. Con él logré una entrevista insuperable –por él, se entiende– de más de dos horas de duración para el Cambio16 primigenio de los años 80. 

Sabía de mi madridismo y de mi seriedad informativa, mal está en decirlo. Don Santiago Bernabéu, en mis primerizos tiempos periodísticos, solía decirme: “Santiago, ya sé qué eres del régimen; del régimen del Real Madrid”. De aquella entrevista con Di Stéfano –nunca fue prolijo en este género periodístico– me quedo con su aseveración: “No me lesionan porque yo era un chico del arrabal de Buenos Aires, donde las piedras eran los balones que te llegaban rebotando por los adoquines, y tenías que saltar para que no te rompieran los tobillos”. 

Un fenómeno. Nada que ver, con todos mis respetos, con Maradona y la mano de Dios; ni Cruyf, ni Messi, ni Ronaldo… Y, luego, su célebre juego de tacón, taconazo, que debía estar en el museo de cera entero el borceguí. Recuerdo un partido en que le vino una pelota al área, y él, en magistral pirueta, puso las dos manos en el suelo hasta elevar las piernas y con las botas por el aire remató yendo el balón a rozar el larguero. Excuso decir que se cayó el campo. Era el arte personificado. El pundonor. La abnegación. Todo terreno. Bajaba a la defensa para preparar el ataque a la portería contraria; paraba el balón, oteaba el horizonte, miraba a sus compañeros, se cagaría en sus muertos (era muy mal hablado), y a celebrar el gol del Real Madrid. 

En su ocaso, Don Santiago, que no se casaba con nadie, no le quiso renovar y la Saeta Rubia –nombre con que el presidente blanco puso a su barca de Santa Pola, daremos– hubo de terminar su carrera en el Español. Como inolvidable recuerdo gráfico, he aquí la portada en sepia de aquella colección que guardo “Ídolos del Deporte”, nº 1, al precio de 2,50 ptas. que mi padre me regalaba los domingos caminando a Chamartín. Su boda con una costarricense se me antoja un signo de gratitud del ex futbolista por haberle cuidado durante su postrera vida. Lo que valdría este genio en el mercado actual. Nada. El amor o la gratitud ni se compran ni se vende.

© Escrito por Santiago López Castillo el viernes 24/05/2013 y publicado por la Revista Cambio16 de la Ciudad de Madrid, España.