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viernes, 8 de junio de 2018

Cómo Argentina pasó de vender bonos a 100 años a un rescate del FMI… @dealgunamanera...

Cómo Argentina pasó de vender bonos a 100 años a un rescate del FMI…

Mauricio Macri.

El crédito del FMI a Argentina demuestra que a veces, en los mercados financieros, los recuerdos pueden ser fugaces. El año pasado, Argentina vendió bonos a 100 años, uniéndose a un selecto club de países con la confianza para pedir prestado por un período tan prolongado. Pero este jueves, el Fondo Monetario Internacional acordó con el Gobierno de Mauricio Macri darle una ayuda crediticia ‘stand by’ de 50.000 millones de dólares a un plazo de tres años. Principalmente, para ayudarlo a combatir una crisis cambiaria y limitar el daño adicional a la economía argentina. En primer lugar detonado por un peligroso estallido de confusión en el mercado.

© Escrito por Andrés Tovar el viernes 08/06/2018 y publicado por la Revista Cambio16 de la Ciudad de Madrid, España.

Se espera que los fondos del crédito del FMI a Argentina estén disponibles desde el 20 de junio. Asimismo, se espera que, en forma inmediata, se concrete el primer desembolso por unos 15.000 millones de dólares. Éstos van a reforzar, según la Hacienda argentina, las partidas presupuestarias y las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

También incluye metas de inflación, con las cuales se guiará el Banco Central dentro de un régimen de tipo de cambio flotante. 17 % para 2019, 13 % para 2020 y 9 % para 2021. Un punto clave.: En el período 2018-2021, Argentina deberá reducir su déficit en 19.300 millones de dólares.

Argentina deberá devolver cada uno de los desembolsos de este préstamo en ocho cuotas trimestrales. Con tres años de gracia y con tasas de interés variables -que van del 1,96% al 4,96%-. 

¿Pero qué salió mal?

Cuando Macri llegó al poder a fines de 2015, juró deshacer las políticas económicas populistas de su predecesora Cristina Fernández de Kirchner. Principalmente de los controles de divisas, las restricciones comerciales y el fuerte gasto gubernamental. En ese momento, el país enfrentaba una inflación de dos dígitos, grandes déficits y acceso limitado a los mercados internacionales de capital. Los inversionistas le dieron a Macri cierto margen de maniobra porque una devaluación del peso argentino, tasas de interés más altas y recortes incómodos a los subsidios del gobierno estaban entre los cambios difíciles pero necesarios que el presidente prometió.

Pero luego el gobierno y el banco central cometieron un error, a los ojos de los inversores. En Argentina, la alta inflación es un problema crónico. La tasa de inflación anual superó el 20% el año pasado. Por ende, la segunda más alta en la región, solo detrás de Venezuela. Sin embargo, a fines del año pasado, el gobierno redujo sus metas de inflación. Principalmente apuntó a una tasa de 15% este año, en lugar de entre 8% y 12%. En consecuencia, empujó hacia fuera el objetivo para bajar el precio al 5% desde 2019. Hasta 2020. Esto fue seguido en enero por el banco central, que redujo las tasas de interés hasta el 28%, un movimiento curioso para los legisladores que buscan dominar la inflación.

Lo que siguió fue una venta masiva en el peso, que se ha acelerado en los últimos días. La moneda ha perdido más del 20% de su valor frente al dólar en lo que va de año, estableciendo mínimos récords sucesivos frente a la moneda estadounidense.

Y llegó el crédito del FMI a Argentina

Todo esto está pasando en la misma Argentina que ha incumplido su deuda ocho veces en los últimos 200 años, incluido el mayor incumplimiento soberano de la historia en 2001. También en la misma donde, hace meses atrás, los inversores decidieron que era una buena idea prestarle a la nación sudamericana durante 100 años.

En la previa, el Gobierno de Macri ha evitado hablar de “crisis”. Por el contrario, afirman que el plan es “consistente y sostenible económica, social y políticamente”. Asimismo, que buscará una “convergencia más rápida” al equilibrio fiscal y reducir la inflación.

No obstante, es un camino políticamente complicado para Macri. Muchos en Argentina todavía culpan al FMI por la severa crisis económica del país a comienzos de siglo, que dejó a enormes sectores de la población desempleados y en la pobreza. En consecuencia, el regreso al FMI esta semana se ha encontrado con algunas protestas callejeras. Existe una preocupación entre algunos inversionistas. Principalmente, que las consecuencias políticas de ir al FMI podrían hacer más difícil para Macri continuar con sus reformas económicas. Un temor que está ayudando a bajar el peso, a pesar del potencial salvavidas del FMI.

Frente a ello, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo que Argentina debe “entender” que la solución a los problemas del país “depende de los argentinos y que no hay magia. El crédito del FMI a Argentina ayuda. Pero que resolvamos nuestros problemas depende de nosotros”.

Mientras tanto, el tema seguirá en la agenda. Ya la oposición argentina expresó su “preocupación”. En consecuencia, pidió que sea tratado en el Parlamento.


sábado, 7 de marzo de 2015

Inspirados en Delacroix… De Alguna Manera...

Inspirados en Delacroix…


La portada de la nueva entrega de la revista de Cambio16 está inspirada en la obra La Libertad guiando al pueblo (1830), de Eugène Delacroix.


En nuestra portada aparece La Libertad ondeando la bandera europea en medio de la nueva amalgama de partidos -algunos son populistas, otros radicales de izquierda y también de extrema derecha, hasta antieuropeos- ante cuya embestida se tambalea Europa.

La portada de Cambio16 es obra de Craniodsgn, diseñador gráfico formado en Castellón y curtido en agencias de diseño y publicidad. Sus ilustraciones de realismo vectoral se han visto en las páginas de Fortune, Newsweek o Yorokubu, entre otras revistas.

Descubre otras ocasiones en las que un grupo de música, un cómic, una serie o activistas se han basado en el famoso cuadro de Delacroix.

James Rizzi

 Mural

Manga

Tras los ataques a Charlie Hedbo

Lego

Femen

Serie

 Coldplay


Astérix y Obélix 


Los Simpson van al museo

 Yue Minjun


Play Móbil


El original


Cómic


 La portada de Cambio 16

© Publicado el domingo 01/03/2015 por Cambio16 de la Ciudad de Madrid, España.



viernes, 21 de junio de 2013

Alfredo Di Stéfano... La Saeta Rubia… De alguna Manera...


La Saeta Rubia…


Siendo yo niño, le vi debutar en el Bernabéu, entonces llamado Chamartín. Se lo había disputado el Barcelona pero la cordura balompédica llegó al club más laureado del mundo: el Real Madrid. Con él (1953) se consiguieron –si no recuerdo mal– cinco copas de Europa, gracias, todo hay que decirlo, a los Olsen, Joseíto, Mateos, Kopa, Rial y Gento, Muñoz- Zárraga, Juanito Alonso, Marquitos, Lesmes… Componían el ra, ra, ra del gol. Y cuando llegó la Saeta Rubia, oiga, la leche. Eran días de vino y rosas y entonces el estadio a reventar no precisaba de remontadas porque el club blanco era una apisonadora, ganaba en buena lid, y las mocitas madrileñas iban alegres y risueñas porque juega su Madrid. ¡Hala Madrid!

Ahora me entero que don Alfredo, presidente de honor del club blanco e inmaculado, se va a casar a sus 85 años de edad, con una costarricense, 53 años menos que él. Con dos cojones y un palito aunque esté marchito. Conocía a Sara, su primera mujer, que falleció hace más de una década. Era argentina, che. Tuvieron varios hijos. Que, hoy, ante el anunciado compromiso quieren que se incapacite al padre. Pero la vida sigue aunque ya va hacia el ocaso. Di Stéfano ostenta la cualidad de un genio como todos los genios. Irrepetible. Con él logré una entrevista insuperable –por él, se entiende– de más de dos horas de duración para el Cambio16 primigenio de los años 80. 

Sabía de mi madridismo y de mi seriedad informativa, mal está en decirlo. Don Santiago Bernabéu, en mis primerizos tiempos periodísticos, solía decirme: “Santiago, ya sé qué eres del régimen; del régimen del Real Madrid”. De aquella entrevista con Di Stéfano –nunca fue prolijo en este género periodístico– me quedo con su aseveración: “No me lesionan porque yo era un chico del arrabal de Buenos Aires, donde las piedras eran los balones que te llegaban rebotando por los adoquines, y tenías que saltar para que no te rompieran los tobillos”. 

Un fenómeno. Nada que ver, con todos mis respetos, con Maradona y la mano de Dios; ni Cruyf, ni Messi, ni Ronaldo… Y, luego, su célebre juego de tacón, taconazo, que debía estar en el museo de cera entero el borceguí. Recuerdo un partido en que le vino una pelota al área, y él, en magistral pirueta, puso las dos manos en el suelo hasta elevar las piernas y con las botas por el aire remató yendo el balón a rozar el larguero. Excuso decir que se cayó el campo. Era el arte personificado. El pundonor. La abnegación. Todo terreno. Bajaba a la defensa para preparar el ataque a la portería contraria; paraba el balón, oteaba el horizonte, miraba a sus compañeros, se cagaría en sus muertos (era muy mal hablado), y a celebrar el gol del Real Madrid. 

En su ocaso, Don Santiago, que no se casaba con nadie, no le quiso renovar y la Saeta Rubia –nombre con que el presidente blanco puso a su barca de Santa Pola, daremos– hubo de terminar su carrera en el Español. Como inolvidable recuerdo gráfico, he aquí la portada en sepia de aquella colección que guardo “Ídolos del Deporte”, nº 1, al precio de 2,50 ptas. que mi padre me regalaba los domingos caminando a Chamartín. Su boda con una costarricense se me antoja un signo de gratitud del ex futbolista por haberle cuidado durante su postrera vida. Lo que valdría este genio en el mercado actual. Nada. El amor o la gratitud ni se compran ni se vende.

© Escrito por Santiago López Castillo el viernes 24/05/2013 y publicado por la Revista Cambio16 de la Ciudad de Madrid, España.



viernes, 18 de mayo de 2012

La refundación del capitalismo... De Alguna Manera...

La refundación del capitalismo…


Desconfío siempre de todos aquellos que se llenan la boca con palabras para acabar no diciendo nada o, lo que es peor aún, siendo correa de transmisión de la unicidad de un pensamiento que ha renunciado a recrearse en ideas y que únicamente es capaz de expresarse mediante consignas, que son como las órdenes cuarteleras que el sistema da a los que se pliegan a sus cada día más inútiles y estériles exigencias.

La verdad no es más que una entelequia. Nos hemos adocenado de tal forma que estamos imposibilitados para expresar nada, ni siquiera una emoción, porque en medio de tanta conciencia anestesiada, de tanta dignidad pisoteada y humillante conformismo, si fuéramos capaces de sentir algo podríamos gritarlo a los cuatro vientos y compartir con los demás nuestra indignación, convertida en una actitud inherente a nuestro estado de ánimo, todas esas inquietudes que van conformando la vida hasta convencernos de que merece la pena vivirla, sufrirla, transformarla, compartirla hasta poder ser dueños de nuestra propia existencia para transformarla en un futuro que merezca la pena. Que nadie pueda doblegarnos y que, en nuestra ciega determinación, liberemos un destino que hoy nos oprime y asfixia.

Todo esto es posible, igual que es posible otro mundo, pero jamás lograremos avanzar en el cambio si no damos el primer paso, si permanecemos de rodillas ante un capitalismo corrupto cuya relectura y reformulación ya piden incluso los enemigos de la libertad, desde la amenaza totalitarista y autoritaria, que se expande por Europa como una mancha de aceite y que ha germinado ya en las urnas, legitimando un modelo que niega la razón y rinde culto al miedo hasta que todo es un horror, hasta la violencia antisistema que se disfraza de izquierda cuando no es sino una careta más del fascismo.

Mientras la intolerancia gana terreno, nos resistimos a refundar el capitalismo para dar la puntilla a esta crisis sistémica que ha entrado en un bucle demencial que va desde el pacto de estabilidad que cercena derechos y acaba con el gasto público y las conquistas sociales hasta una austeridad impotente para estimular el crecimiento y generar riqueza, empleo, oportunidades.

La austeridad, como el hambre y la necesidad, mata. Primero aniquila el espíritu y luego te destruye física y moralmente. En medio, oscilando en un difícil y temerario equilibrio, nos situamos la mayoría de los ciudadanos que, si no ponemos remedio y nos plantamos, haciendo frente al mismo tiempo a todos aquellos que han profanado lo público y han contribuido al descrédito de la política corrompiendo la sociedad y despreciando los principios democráticos, estaremos condenados a sobrevivirnos en medio de tanta mediocridad servil y tanta estulticia disfrazada de conocimiento.

Ahora, ya nos movemos por impulsos y solo nos sostienen los hábitos y los reflejos, respuestas condicionadas a estímulos primarios. Sin embargo, nos queda la palabra y ese verbo tiene que hacerse carne de nuevo para darnos una vida mejor. Cualquier palabra, incluso las que no dicen nada, o aquellas otras que solo añaden dolor y miseria, cualquiera, insisto, es preferible al cómplice silencio. Levanta la voz y exclama ¡basta ya! Aquel que ya no tiene nada que perder ni puede ser desposeído ni tiene nada que disimular.

"Coincido con el uruguayo Eduardo Galeano, el escritor de las venas abiertas de la globalización, en que efectivamente somos hijos de los días y, como hijos del tiempo que nos ha tocado vivir, es más necesario que nunca defender todo aquello en lo que creemos y que está siendo sistemáticamente aniquilado."

© Escrito por Manuel Domínguez Moreno y publicado por la Revista Cambio16 de la Ciudad de Madrid, España el domingo 13 de Mayo de 2012.