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domingo, 9 de abril de 2023

Wall Street y los monos… @dealgunamaneraok...

 Wall Street y los monos…


Conoce a Raven, la chimpancé que se convirtió en uno de los agentes de bolsa más importantes de Wall Street.

Una vez llegó al pueblo un señor, bien vestido, se instaló en el único hotel que había, y puso un aviso en la única página del periódico local, estaba dispuesto a comprar cada mono que le traigan por $10.

© Publicado por Luis A. Capomasi el 02/11/2088 artículo editado en varios medios de Internet.


Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos, salieron
corriendo a cazar monos.

El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de monos que le trajeron a $10 cada uno sin chistar.

Pero, como ya quedaban muy pocos monos en el bosque, y era difícil cazarlos, los campesinos perdieron interés, entonces el hombre ofreció $20 por cada mono, y los campesinos corrieron otra vez al bosque.

Nuevamente, fueron mermando los monos, y el hombre elevó la oferta a $25, y los campesinos volvieron al bosque, cazando los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.

Llegado a este punto, el hombre ofreció $50 por cada mono, pero, como tenia negocios que atender en la ciudad, dejaría a cargo de su ayudante el negocio de la compra de monos…

Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los
campesinos diciéndoles: 'fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su colección, ni recuerda que los tiene. Yo les ofrezco venderles a ustedes los monos por $35 y cuando mi jefe regrese de la ciudad, se los venden por $50 cada uno'.

Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que había en la gran jaula, y esperaron el regreso del 'jefe'...

Desde ese día, no
volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida.


Ahora tienen ustedes una noción bien clara de:  

Cómo funciona el Mercado de Valores y la Bolsa. 




   

domingo, 10 de julio de 2022

«En Colombia van a ser oposición los que usufructúan el conflicto armado”... @dealgunamaneraok...

 Luis Emil Sanabria Durán: «En Colombia van a ser oposición los que usufructúan el conflicto armado”

 

Los cambios en Colombia no serán sencillos. Luis Emil Sanabria Durán lleva décadas trabajando en la construcción de la paz, que se insinúa más próxima con el triunfo de Gustavo Petro. ¿Qué puede suceder en los próximos meses? 

© Escrito por Martín Appiolaza el sábado 09/07/2022 y publicado por La Vanguardia Digital de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os. 

El triunfo de Gustavo Petro de la presidencia de Colombia, ha sido interpretado de múltiples formas y con diversos grados de simplificación. Subyace un largo proceso de construcción de demandas por derechos humanos. Luis Emil Sanabria Durán es un actor protagónico en la construcción de esa mayoría, ya sea en su rol de docente universitario por la convivencia, la cultura de paz, el derecho internacional humanitario y la prevención de la violencia. También en la atención de las víctimas de la violencia política en el país como docente universitario con estudios en convivencia ciudadana, en la práctica de democracia local y participación ciudadana y responsable de programas de reinserción a la vida civil de ex combatiente de grupos insurgentes. 

Es uno de los fundadores de la Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y Contra la Guerra (REDEPAZ) de la que fue director ejecutivo, desde donde también impulsó la creación de la Coalición Latinoamericana para la prevención de la violencia armada (CLAVE), impulsó la alianza por las víctimas “Colombia sin heridas” y fue miembro de la junta directiva de la Fundación para la Reconciliación. 

Como constructor de paz, Luis Emil Sanabria Durán entiende la complejidad del proceso que inicia Colombia y ya está sentado en las mesas de empalme Presidencia de la República-Sector Paz y Derechos Humanos. Desde esa amplia experiencia de trabajo en la pacificación y los derechos humanos, reflexiona sobre los desafíos que esperan a su país. 

«Afrontar el tema de los Derechos Humanos es hoy una tarea que no da espera para que la sociedad colombiana avance realmente hacia la profundización de la democracia y hacia la construcción de la paz». 

Articular una mayoría que logra vencer electoralmente a la derecha en Colombia, ¿representa un cambio sostenible que pueda dar gobernabilidad? 

Articular unas mayorías siempre tiene implícito un riesgo importante. Porque en un país como Colombia, tan polarizado, en donde se debate el tema de la vida o la paz; del modelo económico neoliberal o un proceso progresista; en donde hay tanta acumulación de tierras y, en fin, tantas inequidades; mantener unas mayorías siempre será un reto importante para un gobierno. 

Además, es la primera vez que en Colombia ocurre, luego de doscientos años de independencia, que un candidato abiertamente de izquierda logra acceder a la presidencia de la República. Eso en sí mismo encierra otro reto: gobernar bien. Pero también gobernar para todo el país, que es otro gran reto. Mas, sin embargo, yo creo que en sí mismo ese inicio del cambio se hace sostenible porque también existen en Colombia una fuerza importante de la sociedad que, a pesar de haber estado en minoría (me refiero que el gobierno que está entregando tiene mayorías no solo en el gobierno nacional, sino también en los gobierno departamentales y municipales), ha logrado construir una propuesta amplia, generosa, que mezcla elementos importantes del progresismo y la socialdemocracia, y reivindicaciones represadas de la sociedad colombiana. Es una tarea que debe llevarse con mucha cautela, sin embargo creo que esa sociedad respalda los cambios, respalda esa posibilidad. Y el hecho de haber ganado con tan pocas condiciones para hacerlo nos enseña que esos cambios hay que hacerlos y hay que llevarlos a cabo para no defraudar, sobre todo a las mayorías del pueblo colombiano que votaron por Gustavo Petro y que están ubicadas en las regiones excluidas, en las regiones empobrecidas del país. Fueron las zonas de los pueblos afrodescendientes e indígenas las más azotadas por la violencia, las zonas más excluidas, las que definitivamente –junto con Bogotá, que siempre ha demostrado ser una zona más abierta, más liberal– han decidido votar por Petro y llevarlo a la presidencia. 

Desde tu amplia experiencia desde sociedad civil y Red de Paz: ¿Cuáles son las prioridades en la agenda social del nuevo gobierno? ¿Qué resistencias encontrará? 

Indiscutiblemente, el presidente Gustavo Petro debe asumir el reto de responder a las reivindicaciones planteadas por los sectores sociales en el estallido social del 2021. Un reto inicial fundamental es iniciar la superación de la pobreza: 27 millones de colombianas y colombianos están por debajo de la línea de la pobreza, 7 millones por debajo de la línea de la indigencia y 100 mil colombianos viven en la calle. 

Esas son cifras muy dolorosas para nuestra sociedad que un gobierno del cambio, un gobierno progresista, debe asumir. Por eso su tarea fundamental es consolidar el apoyo social, generar empleo, generar riqueza, pues están al orden del día, e iniciar un proceso de reforma rural integral. Las tierras en Colombia están concentradas en el 1% de la población, es decir, el 1% de los colombianos son dueños de todas las tierras. Esa es una inequidad que no ocurre en ningún otro país del mundo. De tal forma que, en un país como el nuestro, que nunca ha hecho una reforma rural, que nunca ha delimitado con claridad los territorios de los pueblos étnicos, debe avanzar, conforme estuvo pactado en el Acuerdo de Paz, hacia una reforma rural integral que no solamente entregue las mejores tierras a los campesinos y campesinas, indígenas y afrodescendientes, sino que genere un profundo proceso para hacerlas productivas. 

Muchas de esas tierras están dedicadas a la ganadería, entonces hay que hacer un vasto proceso de reforma, lo que implica diseñar y construir distritos de riego, que los campesinos y campesinas tengan acceso a maquinaria y tecnologías, que haya la posibilidad del comercio justo y, por supuesto, las vías de comunicación para que esos campesinos y campesinas puedan sacar los productos. 

Todo eso va de la mano con la superación del fenómeno del narcotráfico: más de 200 mil hectáreas en Colombia están sembradas de coca. Eso implica que un gobierno progresista debe asumir con suficiente seriedad la reforma rural, pero también la erradicación concertada de los cultivos de uso ilícito o la transformación de los cultivos de coca en productos que puedan ser utilizados por la sociedad. Así que ahí hay otra tarea en términos de lo social. 

Hay muchas otras, que siempre se han planteado: el tema educativo, el fortalecimiento de la educación, y, por supuesto, la reforma del sistema de salud y de pensiones. Sobre todo el sistema de salud, porque Colombia tiene un modelo privatizado de la salud, son las entidades prestadoras de servicios –es decir, tercerizadores– las que reciben dinero del gobierno y cobran altas tasas por administrar ese dinero. Eso, a su vez, debilita la red pública hospitalaria porque la corrupción es bastante profunda. Yo diría que esos temas sociales son hoy de gran importancia para sacar adelante este país. Por supuesto que esos temas sociales van de la mano de definir el modelo económico y eso implica que Colombia debe iniciar un proceso de renuncia y de desmonte progresivo del modelo neoliberal. 

«El presidente Gustavo Petro debe asumir el reto de responder a las reivindicaciones planteadas por los sectores sociales en el estallido social del 2021. Un reto inicial fundamental es iniciar la superación de la pobreza: 27 millones de colombianas y colombianos están por debajo de la línea de la pobreza, 7 millones por debajo de la línea de la indigencia y 100 mil colombianos viven en la calle». 

¿Cuáles son las prioridades en materia de derechos humanos para el próximo año en Colombia? ¿El gobierno de Petro encontrará resistencias de qué grupos o sectores?   

Colombia es un país donde se violan constantemente los Derechos Humanos: los asesinatos de líderes y lidereresas sociales (más de 1300 desde que se firmó el Acuerdo de Paz); las masacres constantes (este año ya van cerca de 44 masacres en Colombia); las desapariciones; las torturas; el uso indebido del derecho para perseguir a los y las referentes sociales, lo que se llaman “falsos judiciales”; etcétera. Esa es toda una serie de prácticas desde el Estado colombiano que deben ser prontamente atendidas por un gobierno progresista. Afrontar el tema de los Derechos Humanos es hoy una tarea que no da espera para que la sociedad colombiana avance realmente hacia la profundización de la democracia y hacia la construcción de la paz. 

La persecución hacia el movimiento sindical es todavía bastante fuerte en Colombia. Tenemos una tasa de sindicalización de las más bajas del mundo por la persecución al movimiento sindical y social, a la oposición. Hay graves violaciones a los Derechos Humanos también en lo que refiere al conflicto armado interno: infracciones y violaciones al derecho internacional humanitario; el secuestro; el confinamiento; el desplazamiento forzado; está todo al orden del día. Así que el tema de los Derechos Humanos va de la mano de la superación del conflicto armado, es una tarea fundamental para el presidente Gustavo Petro superar el conflicto armado e iniciar inmediatamente un proceso de diálogo y conversaciones con los grupos armados ilegales de carácter político, como el Ejército de Liberación Nacional. Retomar las conversaciones que quedaron suspendidas en el 2018, pero también ampliar ese modelo, profundizar ese modelo, que sea la participación ciudadana eje fundamental de la construcción de un nuevo acuerdo de paz. Pero también iniciar un proceso de conversaciones para el sometimiento a la justicia de bandas criminales y grupos paramilitares que hoy también dominan importantes sectores y territorios del país. 

Asimismo, el tema de la paz va de la mano también con un ejercicio de reestructuración de las fuerzas armadas y de policía. 

En Colombia, la policía ha sido señalada por violar los Derechos Humanos, acusada de desaparecer, de torturar. Solo el año pasado fueron asesinados más de 80 jóvenes en medio de la protesta social a manos de la policía. Pero también las fuerzas armadas, el ejército y la armada, son constantemente señalados por violaciones a los Derechos Humanos, de infracciones al derecho internacional humanitario. Así que superar lo que se conoce como la Doctrina de Seguridad, que considera a la sociedad colombiana como “enemigo interno”, es una tarea que debe iniciarse también. Así que en ese tema de los Derechos Humanos y la paz son muchos los temas que han sido represados, y que un gobierno progresista debe afrontar y defender.      

Por supuesto que muchos sectores políticos, económicos y sociales van a tener resistencias, se van a oponer a los cambios que el gobierno de Petro va a plantear, que va a desarrollar. De hecho, ya se están oponiendo. Sectores importantes de la prensa tradicional están por todos los medios tratando de deslegitimar las propuestas que ya hoy están saliendo, tratando de señalar también al gabinete ministerial y a las personas que están asumiendo responsabilidades en el gobierno. Pero también porque el gobierno de Petro plantea reformas progresivas en relación con el tema del modelo económico, o de la política económica más allá del modelo. La política económica neoliberal está hoy siendo fuertemente cuestionada y, como lo dije anteriormente, en sectores importantes de la economía se va a sentir un modelo económico más social, más progresista. Y aquellos que han estado acumulando riquezas, asociados inclusive con el narcotráfico en el lavado de activos, pues se van a oponer a un gobierno que pretende superar esos fenómenos, superar la corrupción. 

Colombia es uno de los países más corruptos del mundo, así que quienes hoy se han enriquecido desde la corrupción van a hacerle oposición al gobierno de Petro. Pero también van a ser oposición aquellos sectores que usufructúan el conflicto armado, quienes amasan fortunas vendiendo uniformes, alimentos o tecnologías para la guerra. Así que todas esas oposiciones se van a hacer sentir rápidamente. 

La violencia criminal sigue golpeando a todo el país y a las comunidades rurales. ¿Por dónde considerás que deberá avanzar la política de seguridad para proteger a los sectores más vulnerados?   

La política de seguridad debe iniciarse, a mi modo de ver, por tres o cuatro elementos. El primero que salta a la vista es todo el tema de la reforma a la policía y a las fuerzas armadas, reforma que tiene que ver, como lo dije anteriormente, con la doctrina de seguridad. Pero también tiene que ver con la defensa y promoción de los derechos humanos; con la superación de la pobreza y del hambre; con la generación de empleo; y con el acceso a la educación y la salud. Todos estos elementos como base de generación de inseguridad, unidos a otros que se han planteado desde el discurso de Gustavo Petro, como es el control de armas, nos ayudarán a superar todos estos altos índices de inseguridad. 

En Colombia se calcula que hay 5 millones de armas ilegales que están en poder de la sociedad civil. Se exporta cocaína y se importan armas, pero no existe en nuestro país, nunca ha existido, un plan, un programa para la persecución de las rutas del tráfico de armas, para la persecución de las mafias que trafican con armas, y tampoco existe un plan para el desarme de la sociedad, que implica no solamente un ejercicio de trueque de armas, sino también el tema cultural. Así que todos esos elementos deben estar integrados a un plan de seguridad que nos garantice superar estos índices tan altos de violencia.  


   

miércoles, 8 de enero de 2020

De la primera hora… @dealgunamanera...

De la primera hora…


El candidato no es el proyecto. El candidato es el candidato. El único Albertista de la primera hora fue Alberto Fernández.

© Escrito por Mariano Schuster y Fernando Manuel Suárez el lunes 12/08/2019 y publicado por el Diario La Vanguardia - Órgano Oficial del Partido Socialista - de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

¿Quién fue el primer Albertista entre tantos primeros Albertista? ¿Quién dijo primero: Alberto conducción? ¿Quién dio el grito inicial? ¿Quién se levantó, se dio una ducha, y salió a la calle convencido a gritar: Alberto puede coser la herida, Alberto puede cerrar la grieta, Alberto puede luchar contra la Argentina de la desigualdad? ¿Quién dijo: yo imaginé a Alberto hablando con la voz rasposa de Raúl Alfonsín frente a un auditorio peronista? ¿Quién dijo por primera vez: Alberto, (re)fundador del Tercer Movimiento Histórico?

No fuimos nosotros. Y no fue nadie. Pero menos nosotros, los que tecleamos acá. Ayer votamos distinto. Uno a Alberto, otro a Lavagna. ¿Cómo podríamos ser Albertista de la primera hora cuando todavía no llegó la hora? No. No somos Albertista de la primera hora. Igual que no lo son los Albertista de la primera hora. Porque la primera hora de un político es suya. Le pertenece. Es su poesía. Su verso libre. Y cada cual, en esta patria, tiene derecho a cantar su canción. Canción con todos.

La primera hora de un político es suya. Le pertenece. Es su poesía. Su verso libre. Y cada cual, en esta patria, tiene derecho a cantar su canción. Canción con todos.

No. No lo son los que antes de ayer criticaban su paso al costado durante el último gobierno de Cristina. No lo son los que lo veían como un moderado. No lo son los que decían “Lo votamos, pero no es Cristina”. No lo son los de Macri. No lo son los de Lavagna. Ni siquiera lo son los que se entusiasmaron el día en que anunciaron su candidatura. Hay un solo Albertista de la primera hora: Alberto Fernández. Cancelemos el  “yo la vi”. Porque quizás no la vio ni él. Y ahí está. Medio visto de reojo por la historia de esta patria exótica, irreproducible. La política necesita de todos, pero la hace el político.


Los grandes políticos tienen nombre propio: se llaman Roca o Perón, se llaman Alfonsín o Duhalde. Están ahí para coser desde las alturas lo que está roto abajo. No valen los que podrían haber sido. Sí, son grandes hombres y mujeres peleando el ascenso. Ellos también hacen la patria pero, al final, la patria es otro. Digámoslo con los propios: Alfredo Palacios planteó los derechos sociales, pero los puso Perón. El voto femenino lo reclamó Alicia Moreau de Justo, pero lo clavó Evita en el ángulo. El fin de la dictadura fue una lucha de la izquierda, pero lo dirigió Alfonsín. El fin de la grieta lo podía poner Lavagna: pero parece que tiene otro nombre. El de un hombre que se crió en ella, la alimentó y la padeció. La política es hermosa porque es así: algo menos que ideología, algo más que cinismo.

El fin de la grieta lo podía poner Lavagna: pero parece que tiene otro nombre. El de un hombre que se crió en ella, la alimentó y la padeció. La política es hermosa porque es así: algo menos que ideología, algo más que cinismo.

Alberto puede ser presidente: un rosquero que da un paso al frente. Alberto presidente: ¿la Argentina torcuatista que mira el sol naciente? Alberto presidente: un país para los armadores. Para los que están en las sombras, como a la sombra estamos todos. La gran política hecha por un pequeño hombre. El tiempo de los héroes que retrataba Carlyle. Pero el tiempo de los héroes de adentro: de los que la remaron con acuerdos y roscas, en mesas de café y restoranes. Todos somos cuentapropistas en alguna organización. Argentina es eso: emprendedores de una vida difícil, necesitados de Estado.


Una historia nacional: ¿qué vino primero, el Estado o la sociedad civil? Arriesguemos: la sociedad civil. Círculos obreros, clubes de pescadores, almaceneros, hombres y mujeres desperdigados en carnicerías, en verdulerías, en puestos de diario. Se organizaron, pero un país no se hace con auto organización. Entonces, vino el Estado. Liberalismo o anarquismo, socialismo o radicalismo, y, finalmente, el peronismo, los peronismos. La pluralidad caótica de una sociedad surcada por diferencias y tensiones, frente a la promesa de un Estado de Bienestar Social que nunca se cumplió del todo.

Todo eso convive en la Argentina, en su pasado y en su presente, pero en realidad debemos lograr convivir. Si no es con todos adentro, será la historia de un nuevo fracaso. Y cada fracaso es más doloroso, más injusto, más perdurable. Una cicatriz más en el rostro de una Argentina que duele, que sufre por los que menos tienen. Alberto tiene el desafío de mirar de frente a esa Argentina que, para algunos, ya fue. Al pasado también se lo puede mirar para hacer algo de futuro.

El duranbarbismo creyó algo imposible: que en Argentina se podía hacer un experimento social a cielo abierto. Un futurismo sin futuro. Y sin gente.

Falló el algoritmo: en Argentina existen los seres humanos. Y la política. Que, a veces, le gana a la ideología. A esa que solo se escucha a sí misma: aunque cante la canción de la izquierda, aunque cante la canción de la derecha.
El duranbarbismo creyó algo imposible: que en Argentina se podía hacer un experimento social a cielo abierto. Un futurismo sin futuro. Y sin gente. Falló el algoritmo: en Argentina existen los seres humanos. Y la política.

Ahora, sin embargo, el enemigo ya no parece ser Durán Barba, ni siquiera Macri o la “invencible” Vidal. Ahora será la incertidumbre y las expectativas de los propios. El “vamos por todo” tiene que ser “volvimos con todos”, pero construir esa alquimia en una sociedad rota y desconfiada, es tarea para valientes. La legitimidad es el aire que insufla toda democracia, con los nombres propios, con la ciudadanía silenciosa, con los que ganaron y los que siempre pierden. De eso vivimos y no debemos dejarlo morir. 

No pasa muchas veces en la vida. Algunos votamos distinto pero nos sentimos igualmente ganadores. El triunfo que implica vivir en democracia, aunque olvidemos seguido el sinuoso camino que nos trajo hasta acá. Es un capital político colectivo, un diamante en bruto pluralista y heterogéneo, una moto que hay que saber manejar para que no volemos todos por los aires.

El macrismo se quedó solo cantando en voz baja “quisiera que esto dure para siempre”. Pero Fabiana Cantilo sabe más de la democracia: “porque nada es para siempre”. Eso lo supo también Cristina. La del gran aporte a la que muchos –nosotros, porque hay que hacerse cargo- criticamos (aunque no le importara a nadie, quizás tampoco a nosotros). Dio un paso al costado.

En la grieta algunos aprendieron a nadar, a favor o contracorriente, pero se ahogan siempre los mismos. De lo que se trata es de recuperar a los ahogados. Porque las victorias son colectivas. Pero las derrotas también. La voz carrasposa de Alberto, casi una emulación de Alfonsín, parecía decir eso: vamos a un futuro mejor. Pero hay que gobernar. “Sin jorobar a nadie, tratando de ayudar a todo el mundo y no complicándole la vida a ningún argentino”, dijo una vez un presidente. Ojalá sea así.