Luis Emil Sanabria Durán: «En Colombia van a ser oposición los que
usufructúan el conflicto armado”
Los cambios en Colombia no serán sencillos. Luis Emil
Sanabria Durán lleva décadas trabajando en la construcción de la paz, que se
insinúa más próxima con el triunfo de Gustavo Petro. ¿Qué puede suceder en los
próximos meses?
© Escrito por Martín Appiolaza el
sábado 09/07/2022 y publicado por La Vanguardia Digital de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os.
El triunfo de Gustavo Petro de la presidencia
de Colombia, ha sido interpretado de múltiples formas y con diversos grados de
simplificación. Subyace un largo proceso de construcción de demandas por
derechos humanos. Luis Emil Sanabria Durán es un actor protagónico en la
construcción de esa mayoría, ya sea en su rol de docente universitario por la
convivencia, la cultura de paz, el derecho internacional humanitario y la
prevención de la violencia. También en la atención de las víctimas de la
violencia política en el país como docente universitario con estudios en
convivencia ciudadana, en la práctica de democracia local y participación
ciudadana y responsable de programas de reinserción a la vida civil de ex
combatiente de grupos insurgentes.
Es uno de los fundadores de la Red Nacional
de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y Contra la Guerra (REDEPAZ) de la que fue
director ejecutivo, desde donde también impulsó la creación de la Coalición
Latinoamericana para la prevención de la violencia armada (CLAVE), impulsó la alianza
por las víctimas “Colombia sin heridas” y fue miembro de la junta directiva de
la Fundación para la Reconciliación.
Como constructor de paz, Luis Emil Sanabria
Durán entiende la complejidad del proceso que inicia Colombia y ya está sentado
en las mesas de empalme Presidencia de la República-Sector Paz y Derechos
Humanos. Desde esa amplia experiencia de trabajo en la pacificación y los
derechos humanos, reflexiona sobre los desafíos que esperan a su país.
«Afrontar
el tema de los Derechos Humanos es hoy una tarea que no da espera para que la
sociedad colombiana avance realmente hacia la profundización de la democracia y
hacia la construcción de la paz».
Articular una mayoría que logra vencer
electoralmente a la derecha en Colombia, ¿representa un cambio sostenible que
pueda dar gobernabilidad?
Articular unas mayorías siempre tiene
implícito un riesgo importante. Porque en un país como Colombia, tan
polarizado, en donde se debate el tema de la vida o la paz; del modelo
económico neoliberal o un proceso progresista; en donde hay tanta acumulación
de tierras y, en fin, tantas inequidades; mantener unas mayorías siempre será
un reto importante para un gobierno.
Además, es la primera vez que en Colombia
ocurre, luego de doscientos años de independencia, que un candidato
abiertamente de izquierda logra acceder a la presidencia de la República. Eso
en sí mismo encierra otro reto: gobernar bien. Pero también gobernar para todo
el país, que es otro gran reto. Mas, sin embargo, yo creo que en sí mismo ese inicio
del cambio se hace sostenible porque también existen en Colombia una fuerza
importante de la sociedad que, a pesar de haber estado en minoría (me refiero
que el gobierno que está entregando tiene mayorías no solo en el gobierno
nacional, sino también en los gobierno departamentales y municipales), ha
logrado construir una propuesta amplia, generosa, que mezcla elementos
importantes del progresismo y la socialdemocracia, y reivindicaciones
represadas de la sociedad colombiana. Es una tarea que debe llevarse con mucha
cautela, sin embargo creo que esa sociedad respalda los cambios, respalda esa
posibilidad. Y el hecho de haber ganado con tan pocas condiciones para hacerlo
nos enseña que esos cambios hay que hacerlos y hay que llevarlos a cabo para no
defraudar, sobre todo a las mayorías del pueblo colombiano que votaron por
Gustavo Petro y que están ubicadas en las regiones excluidas, en las regiones
empobrecidas del país. Fueron las zonas de los pueblos afrodescendientes e
indígenas las más azotadas por la violencia, las zonas más excluidas, las que
definitivamente –junto con Bogotá, que siempre ha demostrado ser una zona más
abierta, más liberal– han decidido votar por Petro y llevarlo a la presidencia.
Desde tu amplia experiencia desde sociedad
civil y Red de Paz: ¿Cuáles son las prioridades en la agenda social del nuevo
gobierno? ¿Qué resistencias encontrará?
Indiscutiblemente, el presidente Gustavo
Petro debe asumir el reto de responder a las reivindicaciones planteadas por
los sectores sociales en el estallido social del 2021. Un reto inicial
fundamental es iniciar la superación de la pobreza: 27 millones de colombianas
y colombianos están por debajo de la línea de la pobreza, 7 millones por debajo
de la línea de la indigencia y 100 mil colombianos viven en la calle.
Esas son
cifras muy dolorosas para nuestra sociedad que un gobierno del cambio, un
gobierno progresista, debe asumir. Por eso su tarea fundamental es consolidar
el apoyo social, generar empleo, generar riqueza, pues están al orden del día,
e iniciar un proceso de reforma rural integral. Las tierras en Colombia están
concentradas en el 1% de la población, es decir, el 1% de los colombianos son
dueños de todas las tierras. Esa es una inequidad que no ocurre en ningún otro
país del mundo. De tal forma que, en un país como el nuestro, que nunca ha
hecho una reforma rural, que nunca ha delimitado con claridad los territorios
de los pueblos étnicos, debe avanzar, conforme estuvo pactado en el Acuerdo de
Paz, hacia una reforma rural integral que no solamente entregue las mejores
tierras a los campesinos y campesinas, indígenas y afrodescendientes, sino que
genere un profundo proceso para hacerlas productivas.
Muchas de esas tierras
están dedicadas a la ganadería, entonces hay que hacer un vasto proceso de
reforma, lo que implica diseñar y construir distritos de riego, que los
campesinos y campesinas tengan acceso a maquinaria y tecnologías, que haya la
posibilidad del comercio justo y, por supuesto, las vías de comunicación para
que esos campesinos y campesinas puedan sacar los productos.
Todo eso va de la mano con la superación del
fenómeno del narcotráfico: más de 200 mil hectáreas en Colombia están sembradas
de coca. Eso implica que un gobierno progresista debe asumir con suficiente
seriedad la reforma rural, pero también la erradicación concertada de los
cultivos de uso ilícito o la transformación de los cultivos de coca en
productos que puedan ser utilizados por la sociedad. Así que ahí hay otra tarea
en términos de lo social.
Hay muchas otras, que siempre se han
planteado: el tema educativo, el fortalecimiento de la educación, y, por
supuesto, la reforma del sistema de salud y de pensiones. Sobre todo el sistema
de salud, porque Colombia tiene un modelo privatizado de la salud, son las
entidades prestadoras de servicios –es decir, tercerizadores– las que reciben
dinero del gobierno y cobran altas tasas por administrar ese dinero. Eso, a su
vez, debilita la red pública hospitalaria porque la corrupción es bastante
profunda. Yo diría que esos temas sociales son hoy de gran importancia para
sacar adelante este país. Por supuesto que esos temas sociales van de la mano
de definir el modelo económico y eso implica que Colombia debe iniciar un
proceso de renuncia y de desmonte progresivo del modelo neoliberal.
«El
presidente Gustavo Petro debe asumir el reto de responder a las
reivindicaciones planteadas por los sectores sociales en el estallido social
del 2021. Un reto inicial fundamental es iniciar la superación de la pobreza:
27 millones de colombianas y colombianos están por debajo de la línea de la
pobreza, 7 millones por debajo de la línea de la indigencia y 100 mil
colombianos viven en la calle».
¿Cuáles son las prioridades en materia de
derechos humanos para el próximo año en Colombia? ¿El gobierno de Petro
encontrará resistencias de qué grupos o sectores?
Colombia es un país donde se violan
constantemente los Derechos Humanos: los asesinatos de líderes y lidereresas
sociales (más de 1300 desde que se firmó el Acuerdo de Paz); las masacres
constantes (este año ya van cerca de 44 masacres en Colombia); las
desapariciones; las torturas; el uso indebido del derecho para perseguir a los
y las referentes sociales, lo que se llaman “falsos judiciales”; etcétera. Esa
es toda una serie de prácticas desde el Estado colombiano que deben ser
prontamente atendidas por un gobierno progresista. Afrontar el tema de los
Derechos Humanos es hoy una tarea que no da espera para que la sociedad
colombiana avance realmente hacia la profundización de la democracia y hacia la
construcción de la paz.
La persecución hacia el movimiento sindical
es todavía bastante fuerte en Colombia. Tenemos una tasa de sindicalización de
las más bajas del mundo por la persecución al movimiento sindical y social, a
la oposición. Hay graves violaciones a los Derechos Humanos también en lo que
refiere al conflicto armado interno: infracciones y violaciones al derecho
internacional humanitario; el secuestro; el confinamiento; el desplazamiento
forzado; está todo al orden del día. Así que el tema de los Derechos Humanos va
de la mano de la superación del conflicto armado, es una tarea fundamental para
el presidente Gustavo Petro superar el conflicto armado e iniciar
inmediatamente un proceso de diálogo y conversaciones con los grupos armados
ilegales de carácter político, como el Ejército de Liberación Nacional. Retomar
las conversaciones que quedaron suspendidas en el 2018, pero también ampliar ese
modelo, profundizar ese modelo, que sea la participación ciudadana eje
fundamental de la construcción de un nuevo acuerdo de paz. Pero también iniciar
un proceso de conversaciones para el sometimiento a la justicia de bandas
criminales y grupos paramilitares que hoy también dominan importantes sectores
y territorios del país.
Asimismo, el tema de la paz va de la mano
también con un ejercicio de reestructuración de las fuerzas armadas y de
policía.
En Colombia, la policía ha sido señalada por violar los Derechos
Humanos, acusada de desaparecer, de torturar. Solo el año pasado fueron
asesinados más de 80 jóvenes en medio de la protesta social a manos de la
policía. Pero también las fuerzas armadas, el ejército y la armada, son
constantemente señalados por violaciones a los Derechos Humanos, de
infracciones al derecho internacional humanitario. Así que superar lo que se
conoce como la Doctrina de Seguridad, que considera a la sociedad colombiana
como “enemigo interno”, es una tarea que debe iniciarse también. Así que en ese
tema de los Derechos Humanos y la paz son muchos los temas que han sido
represados, y que un gobierno progresista debe afrontar y defender.
Por supuesto que muchos sectores políticos,
económicos y sociales van a tener resistencias, se van a oponer a los cambios
que el gobierno de Petro va a plantear, que va a desarrollar. De hecho, ya se
están oponiendo. Sectores importantes de la prensa tradicional están por todos
los medios tratando de deslegitimar las propuestas que ya hoy están saliendo,
tratando de señalar también al gabinete ministerial y a las personas que están
asumiendo responsabilidades en el gobierno. Pero también porque el gobierno de
Petro plantea reformas progresivas en relación con el tema del modelo
económico, o de la política económica más allá del modelo. La política
económica neoliberal está hoy siendo fuertemente cuestionada y, como lo dije
anteriormente, en sectores importantes de la economía se va a sentir un modelo
económico más social, más progresista. Y aquellos que han estado acumulando
riquezas, asociados inclusive con el narcotráfico en el lavado de activos, pues
se van a oponer a un gobierno que pretende superar esos fenómenos, superar la
corrupción.
Colombia es uno de los países más corruptos del mundo, así que
quienes hoy se han enriquecido desde la corrupción van a hacerle oposición al
gobierno de Petro. Pero también van a ser oposición aquellos sectores que
usufructúan el conflicto armado, quienes amasan fortunas vendiendo uniformes,
alimentos o tecnologías para la guerra. Así que todas esas oposiciones se van a
hacer sentir rápidamente.
La violencia criminal sigue golpeando a todo
el país y a las comunidades rurales. ¿Por dónde considerás que deberá avanzar
la política de seguridad para proteger a los sectores más vulnerados?
La política de seguridad debe iniciarse, a mi
modo de ver, por tres o cuatro elementos. El primero que salta a la vista es
todo el tema de la reforma a la policía y a las fuerzas armadas, reforma que
tiene que ver, como lo dije anteriormente, con la doctrina de seguridad. Pero
también tiene que ver con la defensa y promoción de los derechos humanos; con
la superación de la pobreza y del hambre; con la generación de empleo; y con el
acceso a la educación y la salud. Todos estos elementos como base de generación
de inseguridad, unidos a otros que se han planteado desde el discurso de
Gustavo Petro, como es el control de armas, nos ayudarán a superar todos estos
altos índices de inseguridad.
En Colombia se calcula que hay 5 millones de
armas ilegales que están en poder de la sociedad civil. Se exporta cocaína y se
importan armas, pero no existe en nuestro país, nunca ha existido, un plan, un
programa para la persecución de las rutas del tráfico de armas, para la
persecución de las mafias que trafican con armas, y tampoco existe un plan para
el desarme de la sociedad, que implica no solamente un ejercicio de trueque de
armas, sino también el tema cultural. Así que todos esos elementos deben estar
integrados a un plan de seguridad que nos garantice superar estos índices tan
altos de violencia.