Ola de descuidos…
HI, FRIENDS!
George Washington. Dibujo: Pablo Temes.
Macri se quejó por errores de sus funcionarios, y el camionero dejó en
crisis a la cúpula de la CGT.
© Escrito por Nelson
Castro el domingo 18/02/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Déficit fiscal, dólar e inflación. En ese orden se encolumnan las
preocupaciones de la Casa Rosada en materia económica. El año 2017 cerró con un
déficit del 3,9% del PBI y, aunque se sobrecumplió la meta fijada del 4,2%, el
número es preocupante si se piensa que, en definitiva, se trata de dinero que
falta para equilibrar las cuentas. Esa es la obsesión de Mauricio Macri. Mientras la Argentina se financie con
deuda en dólares y los nubarrones internacionales se mantengan, pedir plata prestada será una práctica que
saldrá cada vez más cara. Un experimentado economista que suele ser
crítico del Gobierno aseguró que “el control de daños ya comenzó y permitirá
transitar los próximos meses con relativa tranquilidad. Caputo (Luis)
de esto sabe, y ya había salido a cubrirse colocando 10 mil millones de dólares
a principio de año”.
Los avatares del dólar estuvieron a la orden del día en
el comienzo de la semana. Sin embargo, un
dólar en torno de los 20 pesos no es algo que desagrade al Gobierno,
que con esta nueva devaluación resuelve varios problemas y, a su vez, les tira
un guiño a los empresarios. Un ex presidente del Banco Central de muy buena
relación con Federico Sturzenegger asegura respecto del dólar que “se trata de movimientos controlados y
que, si bien el Central no salió a jugar fuerte en las últimas ruedas, lo hará
en las próximas semanas solo si la presión sobre la divisa continúa. Habrá más
movimiento durante el verano”. Respecto de la autoridad del presidente del
Central, sostuvo que lo ve “cansado, pero firme y con el desgaste lógico de
cargar con los reproches de un sector del Gobierno que lo acusa de enfriar la
actividad por su política de tasas. No creo en los rumores de cambio, pero sí
en el control interno”.
¿Tú también?
La pericia de Luis Caputo quizá sea su mejor carta para defenderse puertas
adentro de Cambiemos y capear la crisis personal por la aparición de cuentas
offshore no declaradas. El ministro de Finanzas es hoy un hombre casi
indispensable para la administración de la política económica del Gobierno.
Este rol clave es el que le permitió pasar con algo más de tranquilidad sus
días en Chapadmalal.
Para los que también sigue habiendo reproches es para el
ministro de Trabajo, Jorge Triaca; para el de Agricultura, Luis Miguel
Etchevehere, y para los que no dejan todo en la
gestión. Tal cual lo hemos descripto en esta columna dos domingos atrás, el Presidente sigue furioso por el costo
político que tuvo que pagar por los errores de ambos ministros.
A nivel humano, para Triaca lo peor ya pasó; el reto cara a cara y el pedido de
explicaciones ya tuvo lugar. Su involucramiento para convencer a los ‘gordos’
de dejar solo a Hugo Moyano le
permitió rehacerse internamente, aun cuando su situación es todavía compleja ya
que una de las hermanas del ministro de Trabajo fue imputada por el fiscal
Jorge Di Lello por el delito de negociaciones incompatibles con su función. Se
trata de Lorena Triaca, quien fue
titular de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional antes
de la purga de familiares. La denuncia sostiene que, mientras Lorena Triaca
ejercía el cargo, “era socia de una firma que contrató con el organismo que
ella dirigía”. El monto de esa contratación superaba los 7 millones de pesos.
Diríase que sobre mojado, llovido.
Desde el entorno de la ex funcionaria, dijeron que “nunca fue socia de la empresa Unify,
sino que recibía un salario como empleada y más tarde llegó a ser directora”.
La diferencia de tiempo entre la renuncia a la empresa,
su posterior designación en el cargo público y la contratación de la misma
firma fue ínfima y se trata, cuando menos, de una influencia reñida con la
ética o indecorosa.
Miradas. Hay quienes ven al ministro de Trabajo cada vez más complicado dentro
del Gobierno y quienes aseguran que su estrella se apaga en favor del ministro
de Transporte, Guillermo Dietrich, quien podría empezar a cercar la cartera de Trabajo con su propia gente.
Etchevehere trató de hacerse el distraído y dejar atrás
el tema del famoso bono de La Rural, pero en Chapadmalal el asunto estuvo
latente bajo el pedido de “cuidar
los detalles y dejar todo en la cancha”, describió un allegado a uno
de los participantes.
El Presidente está
enojado con todos estos hechos, que le han producido un deterioro a su imagen y
a la del Gobierno. La conferencia de prensa del viernes en Chapadmalal tuvo que
ver, en parte, con ese enojo. Fue llamativo que ninguna de las diez preguntas
que se le hicieron tuviera que ver con la inflación.
El principal enemigo que tiene el Presidente es, al
margen de la realidad, las torpezas de su gobierno. Las dificultades que está
teniendo para reducir la inflación son un talón de Aquiles que hace difícil su
gestión. Pero los “errores” de sus funcionarios han hecho mucho para ahondar el
malhumor social.
Paradojalmente, los
principales aliados del Gobierno son sus adversarios. Ahí está Hugo
Moyano. La marcha que encabezará el próximo miércoles será multitudinaria. Sin embargo, le servirá
políticamente de poco.
El aislamiento en que lo dejaron los grandes sindicatos
es una debilidad que lo afectará de aquí en más. Que Luis Barrionuevo, quien fue el
anfitrión del clásico asado en Mar del Plata en el que el líder de los
camioneros pergeñó su ofensiva contra el Gobierno, lo haya dejado solo habla de
una soledad que lo obliga a buscar apoyos que lo debilitan. Su acercamiento al
kirchnerismo es un buen ejemplo de ello. Es una suma que resta. El Gobierno lo
sabe; la Justicia, también.
Por eso investiga ahora cosas que debió haber investigado
hace años.
Lo notable, además, es que la bravuconada del líder de los camioneros ha
liquidado al triunvirato de la CGT, ahondando una crisis de
conducción cuyo devenir nadie imagina.
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