"Mi pareja mira porno": una escena
repetida...
¿Secretos masculinos?... A más de una nos pasó: encontrar en la
computadora un historial recargado de páginas sexuales o encontrar a nuestro
novio o marido muy entusiasmado mirando sitios de alto voltaje. Un especialista
nos ayuda a pensar sobre el tema y a entender por dónde viene.
Y un día ella quiso saber por qué su
marido se quedaba un rato frente a la computadora mientras ella leía cómoda en
la cama. Supuso que era por su obsesión al trabajo, hasta que descubrió que el
motivo eran las páginas porno...
Que los hombres se estimulen más con
el porno que las mujeres no es novedad. Las películas "triple X"
están pensadas para ser vistas por los varones: mucho coito, poca erótica, una
o más mujeres exuberantes desafiando la prodigiosa potencia viril, algunos accesorios
fetiches, todo musicalizado con gemidos y frases pidiendo más y más.
A la hora usar estímulos visuales
las mujeres prefieren películas con más despliegue erótico que sexo explícito.
Se aburren de ver siempre la misma secuencia de hechos aunque las
historias de
encuentros sexuales sean diferentes.
A puertas cerradas
Las primeras experiencias en
relación al descubrimiento del cuerpo y la sexualidad son determinantes para el
futuro. Muchos hombres que gustan de ver porno reproducen un hábito que se ha
fijado en la adolescencia, cuando se encerraban en el baño o en el cuarto para
masturbarse.
La vida en pareja no excluye
necesariamente estas conductas tan arraigadas, ya que por medio de ellas se
accede a un nivel de excitación que es exclusivamente personal. No olvidemos
que la sexualidad se construye en la intimidad del mundo propio, quedando
fijada a la subjetividad como un aspecto más de la singularidad.
También hay hombres que necesitan
masturbarse para bajar la tensión o las preocupaciones y para tal fin se
conectan con el porno. Cuando se les pregunta por qué no lo hacen con la pareja
responden que el fin es la descarga y no el encuentro erótico, lo cual llevaría
más tiempo y una disposición diferente.
En estos casos lo recomendable es no
dar lugar a que la pareja cree conjeturas o se disparen conflictos que dañen la
relación. En aquellos vínculos que suponen que todo se debe saber y compartir,
la aceptación de una conducta íntima, personal, suele ser difícil.
Comunicar
las necesidades propias ayuda a terminar con los supuestos y, si están dadas
las condiciones afectivas, a desarrollar una sexualidad con otras variantes.
Deseo hipersexual
En algunos hombres, el deseo sexual
puede incrementarse (por lo menos en los últimos seis meses) llevando al sujeto
a tener necesidad de masturbarse (más probable) o a encuentros sexuales (menos
probable) y a tener como mínimo 7 orgasmos semanales. Esta condición de aumento
del deseo sexual, que puede aparecer desde la adolescencia y persistir durante
toda la vida, o puede ser transitoria, se denomina Hipersexualidad, y está
mediada por el deseo alto y no por el impulso a la descarga de tensión sexual
como ocurre en las Compulsiones Sexuales (o adicción al sexo).
No obstante se ha demostrado que la
presencia de ansiedad así como la vivencia de frustración y vacío que aparecen
en las depresiones podrían incrementar el deseo sexual como una forma de
conseguir refuerzos placenteros o algún grado de gratificación. El incremento
del deseo sexual de tipo hipersexual es más frecuente en hombres
(aproximadamente un 10% de los varones encuestados).
Las hipótesis causales
apuntan a la testosterona y al circuito de recompensa mediado por el transmisor
dopamina (circuitos de inhibición del control del deseo o de incremento de la
excitación). Las mujeres han sido menos estudiadas aunque hay referencias de
hipersexualidad femenina con trastornos de ansiedad, depresiones y trastorno
bipolar.
Porno en la adicción al sexo
En el extremo patológico se
encuentran aquellos hombres (y con menos frecuencia mujeres) que necesitan
imperiosamente mirar porno, masturbarse y/o tener encuentros sexuales urgentes.
La fuerza impulsiva orienta al sujeto a conseguir un estímulo sexual que le
permita bajar los altos niveles de tensión psíquica. En las llamadas
"adicciones sexuales" o "compulsiones sexuales", el sujeto
no puede controlar las ganas, con los problemas que esto acarrea: de pareja,
laborales, familiares, económicos, etc.
La masturbación compulsiva, el
"sexo express", la búsqueda imperiosa de material pornográfico,
líneas calientes, sitios web, etc., son algunas de las conductas más
frecuentes.
El conflicto entre el impulso y las
reglas morales pasa a ser una preocupación que debilita la estima del sujeto
provocando más culpa y frustración, realimentando el circuito de la ansiedad.
En muchos casos hay Trastornos de la Personalidad subyacentes: Obsesivos,
evitativos (sujetos miedosos), o depresiones encubiertas.
La adicción sexual "pura"
o primaria debe diferenciarse de los estados de alta excitación sexual
provocados por drogas como la cocaína (y derivados), anfetaminas u otros
estimulantes, en estos casos el incremento del deseo erótico se debe a la
acción de la sustancia.
Según el National Council of Sexual Addiction de EEUU,
un 40% de los pacientes compulsivos sexuales pierden su pareja, un 72% tienen
ideas suicidas, un 17% ha intentado quitarse la vida, un 27% tiene problemas
laborales, un 68% tiene probabilidades de contraer VIH, un 40% tiene embarazos
no deseados y un 36% aborta.
© Escrito
por Doctor Walter Ghedin, Médico psiquiatra y Sexólogo el Martes 1º/04/2014 y
publicado por http://entremujeres.clarin.com
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