Usted miente, señora
Presidenta…
Marcelo Bonelli, denunciado por Perfil en el 2005. Encabezó la lista de quienes
recibían publicidad por orden de Scoccimarro, entonces vocero de De Vido
y hoy de Cristina.
Usted miente, señora
Presidenta. Usted no quiere mejorar el periodismo, usted quiere destruirlo. Y
en eso, aunque no en otras cosas, va a fracasar.
Miente cuando pide una ley de ética pública para los
periodistas que obligue a los medios a “publicar qué empresas reciben dinero”
(le aclaro que me encantaría que así fuera). Sus deseos no son sinceros, porque
si eso se implementara todo su aparato de propaganda oficial quedaría al
descubierto.
Usted dice que encontraron en YPF facturas de 11 millones de
pesos por año de periodistas y medios por publicidad que se pagaba pero no se
emitía: “Publicidad no convencional, la pagás y no aparece” (sic). Pero
mencionó solamente el millón de pesos que dice que cobraron el socio y la
esposa de Marcelo Bonelli desde 2008.
Los 240 mil pesos anuales que durante cuatro años recibieron
los allegados de Bonelli, según usted, representan sólo el dos por ciento de
esos 11 millones de pesos anuales, lo que permite deducir que hay, en promedio,
otros 46 periodistas o medios que también recibieron sistemáticamente dinero
por publicidad que, como usted dice, “la pagás y no aparece”.
Urge que usted difunda esa lista, así la opinión pública se
entera de quiénes son esos medios y periodistas que cobran por servicios no
prestados. Imagino que habrá varios simpatizantes de su Gobierno en ella. Pero
lo importante es que se sepa quiénes son porque, más allá de los intereses que
defiendan, cobrar por un servicio que no se presta es una estafa o un acto de
corrupción.
El tema no es sólo Bonelli. El tema es ese sistema de
corrupción de periodistas y medios. Pero lo curioso es que, si ustedes no lo
inventaron, señora, ustedes lo engrandecieron a niveles inconmensurables. Y de
lo que no cabe duda es de que ustedes lo institucionalizaron como una práctica
normal. Usted se escandaliza de su propio espejo y encima cree que refleja la
imagen de otro.
Algo comparable les pasa con el tema de la dictadura:
ustedes acusan a algunos de sus críticos de acciones negativas que no
existieron, se agregan en su propia biografía acciones positivas que nunca
realizaron y terminan creyéndose héroes de la ética.
Mire, señora, hace siete años el diario PERFIL publicó en El
Observador del 18 de septiembre de 2005 una larga investigación titulada “Caja
negra”. Allí se informaba que “el propio Estado utiliza cajas negras para
promocionar su gestión”, y desarrollaba en detalle el caso de 27 periodistas
que por orden del vocero de De Vido, Alfredo Scoccimarro, debían estar en la
pauta publicitaria.
La lista la encabezaba Marcelo Bonelli y, mire lo que son
las vueltas de la vida, señora, nueve de los 27 periodistas de esa lista
trabajaban en alguna de las empresas del Grupo Clarín. Y hoy Scoccimarro ya no
es el vocero de De Vido sino que es su vocero y, además, es el secretario de
Comunicación Pública, cargo en el que reemplazó nada menos que a Abal Medina
cuando asumió como jefe de Gabinete.
Son ustedes, señora, los que inventaron lo que usted
denuncia. Hace siete años era PERFIL quien denunciaba la relación entre
Scoccimarro y Bonelli cuando Clarín era aliado del Gobierno. En aquella
oportunidad, Bonelli pidió derecho a réplica explicando que él no trabajaba en
la radio FM Palermo que aparecía en la planilla publicada en la nota de PERFIL,
lo que justificó una contrarréplica de los periodistas de El Observador para
demostrar que era la hija de Bonelli quien trabajaba en ese programa, y la
publicidad había sido gestionada por una productora de A dos voces, el programa
de Bonelli.
Siguiendo el mismo manual, ayer PERFIL pidió a Bonelli
precisiones sobre los montos que cobraron su socio y su esposa de YPF, ya que
en los descargos que realizó en Clarín y Telenoche no se refirió a ellos.
Bonelli dijo que su esposa sólo cobró 6 mil pesos por mes de julio de 2007 a
marzo de 2008, 54 mil pesos en total, por traducciones de inglés (tiene el
título del Lenguas Vivas), y que él no tiene ningún socio porque la publicidad
de los programas que realiza en los distintos medios del Grupo Clarín es
vendida directamente por la empresa, de la que él es un empleado. Quedará por
ver si existe una contrarréplica, como en el caso anterior de Bonelli ante la
denuncia de PERFIL en 2005.
En Clarín y en Telenoche Bonelli sí explicó que todos sus
ingresos están en blanco y que lo que publicó sobre que Galuccio estuvo por
renunciar es totalmente cierto. Ese no era el núcleo de la acusación, porque
podría haber cobrado un millón de pesos en blanco, nunca la Presidenta dijo que
fuera en negro. Y es obvio que la crítica que recibió por cadena nacional no es
por su nota del 3 de agosto último sobre Galuccio, porque ya el 10 de julio
Perfil.com y el diario La Nación habían informado que Galuccio analizaba
renunciar.
Lo que a la Presidenta le molesta de Bonelli es su prédica
contra la restricción a la venta de dólares, que realiza todos los días, a la
mañana, a la tarde y a la noche (hay que reconocer que Bonelli es un trabajador
esforzado) en TN, Radio Mitre y Telenoche, desde hace nueve meses con notable
efecto. Y aprovechó las pagos de YPF a la esposa de Bonelli y su supuesto socio
para –en el contexto de la inauguración de una planta de refinado– pegarle un
palazo.
Pero a buena hora su enojo, señora, la lleva a proponer
debatir ética periodística e ilumina con la llegada de su cadena nacional la
problemática sobre de dónde viene el dinero que financia a los medios de
comunicación y a los periodistas, y se debate ese método degenerativo del
periodismo que además el kirchnerismo promovió. Y es también deformante de la
publicidad porque, debo informarle, señora, que su ejemplo cunde: programas de
radio y de TV con audiencias no muy grandes vienen quejándose de que
anunciantes que antes tenían bien clara la “separación de Iglesia y Estado”, es
decir que poner publicidad no les daba derecho a solicitar no ser criticados si
eran sujeto noticioso de algún hecho negativo, han cambiado y ahora amenazan
abiertamente con retirar la publicidad si sus empresas son criticadas. Eso no
se animan a hacer con medios más importantes, pero el flagelo superó una
frontera.
El problema es cualitativo y cuantitativo. Siempre hubo
departamentos de relaciones públicas en las empresas que compraban publicidad
con criterios no comerciales, pero el deterioro institucional, que comenzó con
Menem, explotó en 2002 y el kirchnerismo elevó y cristalizó, hizo que aquello
que antes permitía a un periodista de radio tener su pequeña productora para su
programa se convirtiera en empresa, teniendo a Hadad como el precursor más
aventajado a la hora de vender silencio y protección en forma de “publicidad
que pagás y no aparece”, dicho en sus propias palabras.
No es que usted mienta sobre Bonelli. PERFIL criticó
cuestiones relacionadas con la que usted difundió por cadena nacional. Usted
mintió sobre su propio Gobierno, al que mostró sólo como víctima de lo que
mayoritariamente fue victimario.
No olvide que los últimos cuatro años de YPF, donde se gastaron
esos 11 millones de pesos por año en periodistas y medios de forma tan
irregular, a los que usted se refirió, coinciden con el desembarco del
management nacional y la retirada de la dirección de YPF de los principales
ejecutivos españoles. Es en 2008 que ingresa Eskenazi de la mano del propio
Gobierno.
La buena memoria es a veces un obstáculo para la política.
© Escrito por Jorge
Fontevecchia y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires el domingo 12 de Agosto de 2012.
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