Eterna y efímera…
Cristina. Entre 2015 y el 7 de diciembre próximo.
El 7 de diciembre (según el Gobierno, día de la batalla final contra
Clarín) se adelantó. En cada cadena nacional, la Presidenta después de alguna
acusación dice: “Esto dejará de pasar” o “esto se acabará” el 7 de diciembre.
Quienes creen que ese día* será crucial y pasarán cosas sostienen que el 7 de
diciembre “es” la fecha adelantada de las elecciones de octubre de 2013, porque
en el ataque final al único canal de televisión y de noticias que queda no
oficialista se juega el futuro de las elecciones legislativas del año próximo.
Y en la misma línea: que en las elecciones de octubre de 2013 se decide quién
será el presidente en 2015, porque si el oficialismo consiguiera suficiente
cantidad de diputados y senadores, habría reforma constitucional y Cristina
Kirchner sería la candidata. O sea, este 7 de diciembre “es” el año 2015.
Esa perspectiva de los hechos estratégicamente encadenados y
como parte de un mismo plan, implica un pronóstico favorable a las
posibilidades del Gobierno de ir consiguiendo esos objetivos: Ley de Medios
(desinversión de Clarín), triunfo electoral 2013, modificación de la
Constitución y Cristina re-reelecta en 2015. Y es lo que se podría llamar
“Cristina eterna”, hipótesis que alegra a sus simpatizantes y horroriza a sus
críticos.
Pero hay otra mirada, resultado de otros pronósticos: la que
podría denominarse “Cristina efímera”, que imagina a una mujer que ya no escucha
a nadie, que se ha despegado de la realidad y que en cada cadena nacional
repite que el 7 de diciembre cambia la historia no sólo para presionar a los
jueces, sino porque ninguno de sus colaboradores se anima a explicarle que eso
no será simple (aun siendo primero, Telefe perderá este año 30 millones de
dólares, quizá El Trece pierda 10 millones de dólares y no es tan sencillo
encontrar compradores con esa capacidad de pérdida; tuvieron que declarar
desierta la licitación de las nuevas señales digitales porque la ley que hizo
Mariotto es poco viable comercialmente).
La misma sordera aqueja a la Presidenta en cuestiones
económicas, lo que en algún momento terminará haciéndola implosionar. Pero que
si la supersoja continuara en la Argentina, Brasil creciera fuertemente
arrastrando nuestras exportaciones y la economía pudiese absorber cualquier
error del Gobierno, la implosión sería política porque en 2013 se confirmaría
que el peronismo no la acompañará en la modificación de la Constitución, que la
mayoría de los legisladores peronistas no son incondicionalmente kirchneristas
y que si le costó que sus diputados ocuparan sus bancas para conseguir el
quórum que permitiese votar la nacionalización de Ciccone (en el Senado todo
siempre es más fácil para el peronismo), menos va a conseguir dos tercios para
una reforma constitucional en 2013.
En síntesis, que en 14 meses como máximo, la Presidenta será
un clásico “pato rengo” con un PJ concentrado en el post kirchnerismo, donde
hasta los funcionarios cercanos a la Presidenta estarán más preocupados por
conseguir un trabajo para 2015 que por gobernar los dos años que les quedan.
Eterna y efímera, dos Cristinas con destinos absolutamente
opuestos, extremos, pero ninguno inimaginable en la Argentina actual. Quienes eligen
uno u otro escenario como el más probable no lo hacen ponderando cuestiones
probabilísticas y racionalmente, sino en función de las necesidades que cada
individuo tiene de crearse un imaginario que le haga más llevadera su vida
cotidiana.
Cámpora 2
Están los que dicen: “Si no le estalla la
economía, le estallará la cabeza porque está loca”, y quienes sostienen que si
no se logra la reforma constitucional, un kirchnerista elegido será el
candidato con el compromiso de renunciar a los pocos meses y llamar a nuevas
elecciones, en las que Cristina sí podría presentarse, haciendo de La Cámpora,
más que una militancia, una literalidad activa. Saben que habría una batalla
judicial sobre si se trataría de la continuación del mandato anterior o de un
mandato nuevo pero, imaginándose a sí mismos con un abrumador poder político,
suponen que será algo siempre más fácil de conseguir que una reforma
constitucional.
Para unos, se viene la chavización; para otros, el
kirchnerismo grita mucho porque es muy débil: “Son apenas cien dirigentes
verdaderamente kirchneristas, nada frente al aparato del peronismo repartido a
lo largo y ancho del país en el PJ, los gobiernos y los sindicatos”.
Los pronósticos no surgen de un trabajo de
conceptualización. Son tan opuestos entre sí porque representan los
sentimientos que hoy dividen a la sociedad. Nuestras ideas del mundo no siempre
surgen del mundo, sino de nuestras necesidades internas de acomodarnos a él.
Unos ven que Macri salió airoso del enfrentamiento con el Gobierno nacional por
los subtes porque “no se amedrentó con el paro y mantuvo su intransigencia”, y
otros ven a un Macri cuya candidatura presidencial para 2015 está liquidada.
Quizá Cristina no sea ni eterna ni efímera y el futuro 2015
termine construyéndose con Scioli como candidato del Frente para la Victoria,
con puestos clave bajo control kirchnerista. Pero primero habrá que ver si pasa
algo el 7 de diciembre de 2012 o de 2013.
* La sentencia de la Corte Suprema de Justicia indica
textualmente: “[…] En consecuencia, a partir del 7 de diciembre de 2012 vence
la suspensión del artículo 161 de la Ley 26.522 y se aplica a la actora. De ahí
que estando su plazo para adecuarse a las disposiciones de la ley, vencido el
28 de diciembre de 2011, sea plenamente aplicable a la actora con todos sus
efectos a partir de la fecha indicada” (la negrita no está en el fallo).
El juez de la Corte Santiago Petracchi, compartiendo todo
fallo votado por unanimidad por los miembros de la Corte, excluyó de su voto
esa frase. Supuestamente, de ella se desprendería que el 7 de diciembre termina
el plazo de desinversión voluntario y no que comienza el plazo de un año para
desinvertir voluntariamente.
© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aiers el viernes 17 de Agosto de 2012.
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