domingo, 4 de febrero de 2018

"Deal del Año" para Araucaria Energy... ¡¡¡Uhmmm!!! @dealgunamanera...

Premio "Deal del Año": una inversión en Argentina premiada por Reuters…

Santiago del Sel, CEO de Araucaria Energy.

La compañía Araucaria Energy SA, filial en el país de StoneWay Capital Corp, obtuvo ese reconocimiento en la categoría de "energía eléctrica", tras haber colocado deuda por u$s 865 millones para construir cuatro centrales eléctricas.

© Publicado el miércoles 24/01/2018 por el Diario El Cronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La compañía Araucaria Energy SA, filial de StoneWay Capital Corp., obtuvo el premio al "Deal del Año" que otorga anualmente la agencia Thompson Reuters, en el rubro "Energía Eléctrica", tras lograr colocar deuda por u$s 865 millones destinados a financiar la construcción de cuatro centrales energéticas en la Provincia de Buenos Aires.

Al cierre del año, Thompson Reuters, líder mundial en los medios dedicados a la economía y finanzas con mas 750.000 clientes en 190 países, evalúa los méritos y cualidades de las operaciones financieras globales ocurridas durante el año, discriminadas en diversas categorías. Su jurado está compuesto por notables figuras del mundo financiero y político internacional, y se entrega desde hace varias décadas.

Stoneway Capital resultó ganadora en la categoría de "Energía Eléctrica, por haber colocado deuda en la bolsa de Nueva York (NYSE) por un monto de u$s 665 millones, vía un bono al 10% con vencimiento en 2027, y otros u$s 200 millones entre inversiones de capital y deuda a corto plazo, convirtiéndose de esta manera en el primer “Project Finance Bond” del mercado en Argentina de los últimos 25 años.

Esta operación logró superar a proyectos de otros grandes jugadores del sector de infraestructura mundial como la española Abengoa (México) o la mega transacción liderada por el Banco de Desarrollo de Brasil (BNDES).

“Sentimos orgullo de haber podido lograr semejante premio en muy poco tiempo, porque somos una empresa joven de energía, con menos de dos años. También sentimos orgullo como argentinos, de que el país vuelva a estar en los portales de noticias y en los grandes centros financieros. Ojalá a se repita y muchos puedan hacer lo mismo”, señaló Santiago del Sel, CEO de Araucaria Energy, a El Cronista.

Con los fondos obtenidos, la compañía construye cuatro centrales de generación eléctrica de máxima eficiencia en la Provincia de Buenos Aires y sus 791.5 MW permitirán mejorar el sistema eléctrico nacional que afronta graves dificultades por la falta de inversiones de los últimos 15 años.

Del Sel explicó que las cuatro centrales están ubicadas en las localidades bonaerenses de Mateu, departamento de Pilar; Luján, sobre la Ruta 8; Las Palmas, en Zárate, y San Pedro.

La alemana Siemens AG cumple un papel fundamental en esta operación al proveer el equipamiento de última generación y facilidades financieras complementarias por u$s 130 millones.

El roadshow de este bono despertó enorme interés internacional ya que representó la vuelta de Argentina a estos foros financieros luego de más de 25 años de ausencia, interés confirmado en las ofertas recibidas que superaron los u$s 1.500 millones.

Fuentes argentinas reconocieron la importancia de esta operación ya que el Gobierno Nacional apuesta a inversiones de esta naturaleza para financiar el ambicioso proyecto de Infraestructura recientemente anunciado por el presidente Macri y que involucrará inversiones superiores a los u$s 60.000 millones para los próximos 3 años.




Escándalos de Corrupción… @dealgunamanera...

Esos sindicalistas ricos que dan vergüenza ajena…

Caídos. Humberto Monteros, de Bahía Blanca y el Pata Medina, de La Plata, de la UOCRA; Caballo Suárez, del SOMU; Balcedo, del SOEME. Fotografía: Cedoc

El secretario general de la CGT dijo sentir eso ante las fortunas “mal habidas de algunos malandras” que ostentan un cargo en gremios. Sin embargo, advierte que son una excepción y que machacar con esos casos busca golpear al movimiento obrero.

© Escrito por Juan Carlos Schmid, Secretario general de la CGT, el domingo 04/02/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Vergüenza ajena es la expresión inmediata que siento al ver las riquezas mal habidas que los medios han develado de algunos mal llamados dirigentes sindicales.

Sin embargo, no podemos ser ingenuos… Detrás de la reiteración de titulares e imágenes se busca instalar la certeza de una cruzada contra la corrupción; que algunos de esos malandras ostenten un cargo sindical no debe confundir. Son la excepción, mucho menos frecuente que la enquistada en otros actores de la sociedad, y de ningún modo la regla.

La honestidad de la inmensa mayoría. Desde la fundación de la CGT, en 1930, a partir de la confluencia de gremialistas provenientes del anarquismo, el comunismo y el socialismo, y durante todo el período peronista que llega a nuestros días, el movimiento obrero organizado hizo suyos los valores de honradez que, frente a las corruptelas de patrones, políticos y funcionarios inescrupulosos, llevaron a que los militantes sindicales padeciesen todo tipo de sacrificios materiales. Más allá de cualquier debate sobre su actuación o sus posiciones políticas, es indudable la conducta solidaria de los principales secretarios generales y dirigentes históricos de la CGT, llámense Luis Gay, José Espejo, Eduardo Vuletich, Andrés Framini, José Alonso, Raimundo Ongaro, Augusto Vandor, Agustín Tosco, René Salamanca, José Ignacio Rucci o Saúl Ubaldini, por citar sólo algunos nombres de una larguísima lista, que incluye a la gigantesca mayoría de los miles de cuadros que tiene hoy el sindicalismo argentino. Todo ello, sin contar los innumerables compañeros que se desempeñan en los cargos intermedios de las estructuras gremiales.

Todos los gremialistas que acabo de mencionar vivieron austeramente y, en más de un caso, incluso en la pobreza, muy a pesar de la denigrante y estúpida cantinela de todo pelaje, cuyos exponentes vieron en el peronismo “el hecho maldito del país burgués”, tal como lo decía John William Cooke. Es muy fácil de comprobar lo que digo. Basta comprobar que, una vez fallecidos esos dirigentes, muchos de ellos asesinados, dejaron a sus familias en serias dificultades. Para vivir, la mayoría de sus esposas e hijos debieron recurrir a la solidaridad de sus compañeros.

El mito de un Vandor “millonario”, por tomar un solo ejemplo, no se sostiene ante la realidad de que su viuda tuvo que trabajar 25 años más para jubilarse y seguir viviendo en el mismo departamento de dos ambientes de la calle Emilio Mitre. Qué rara forma esa de “robar” para seguir siendo pobre, sin siquiera asegurarle el futuro a su familia.

Recordemos, ya que hablamos de muertes o, mejor dicho, de asesinatos, que el movimiento obrero argentino ofrendó la vida de más de veinte secretarios generales desaparecidos durante el Proceso de Videla y Martínez de Hoz. Y lo menciono así porque muchos de los que hoy hablan desde posiciones dominantes y con poder de decisión fueron socios de esos tenebrosos personajes.

A esos compañeros que forman parte del martirologio de nuestro pueblo hay que agregar la larga lista de dirigentes y militantes sindicales asesinados en los años setenta por pseudorrevolucionarios que despotricaban contra la supuesta “burocracia sindical” o por las bandas lopezreguistas. Los violentos siempre forman parte de esa secta, transversal a las ideologías. Nunca les importó el zanjón de sangre y dolor que dejaron detrás de sus alocadas aventuras.

Todo ello vuelve más indignantes los casos de corrupción en las filas del movimiento obrero. Hay que ser un cretino completo para que, después de dedicar años de vida a la militancia gremial, se manche al conjunto de la dirigencia luego de alcanzar un cargo de poder. El poder sirve para transformar a la sociedad, para mejorar la vida de los compañeros y compañeras, no para alimentar la ambición de nadie.

Cuando veo a esos idiotas del dinero fácil, me viene a la memoria la actitud de José Espejo, hombre de confianza de Eva Perón y del General, que acumuló un enorme poder. Cuando tuvo que irse, lo hizo sin pestañear, en silencio, respetando las reglas de la militancia gremial y política; y buscándose un trabajo, en su caso, repartiendo vino casa por casa, hasta su jubilación. 

Los que se quedaron en el 55. El bloque mediático, la corporación judicial y el particular poder político-económico que hoy nos domina hacen lo imposible para convencer al hombre común de que estamos a merced de un grupo de filibusteros, vulgares chorros disfrazados de gremialistas, cuya única aspiración sería alcanzar el poder para dedicarse a esquilmar a sus compañeros.

Ese discurso o, más bien, ese relato de ficción, se inserta en un entramado ideológico y sociológico al que podemos definir como los nostálgicos de la dictadura instaurada en 1955, la mal llamada Revolución Libertadora. Esa que se hizo para que “el hijo del barrendero siga siendo barrendero”, según el no muy elaborado pensamiento del almirante Arturo Rial. En ese barro, mezcla de revanchismo, desprecio por el prójimo y odio a los pobres; se amasó el pensamiento prejuicioso y la acción disociadora de muchos en nuestra vapuleada Argentina. La “grieta”, que tanto se menciona, tiene un origen mucho más antiguo que el expuesto en tiempos más recientes.

No es mi intención aquí fungir de historiador, pero sí recordar algunos hitos de esa desdichada trayectoria. El general Aramburu y el almirante Rojas creyeron que destruyendo el movimiento sindical harían desaparecer al peronismo. Lo que lograron fue el nacimiento de la Resistencia Peronista. El presidente Frondizi, un dirigente de primera línea con orígenes de radical probo, acudió al ingeniero Alsogaray con las mismas intenciones, y ya sabemos en qué terminó. Onganía le encomendó la misión a Krieger Vasena, con el resultado de los Rosariazos, Cordobazos y demás puebladas. López Rega lo intentó con Celestino Rodrigo; Videla y Martínez de Hoz lo emprendieron con el peor genocidio de nuestra historia. El doctor Alfonsín, obnubilado por su amigo Germán López, que se había quedado anclado en 1955, pergeñó la llamada “ley Mucci”, y el resultado fue la más continuada protesta obrera contemporánea. Cavallo lo intentó hasta que su sueño mesiánico naufragó tras la odisea de la Banelco, poniéndonos al borde de la desintegración y el riesgo de una guerra intestina de todos contra todos.

Esta historia, de más de sesenta años, que sumió a la Argentina en estériles confrontaciones, fue movida por ese sueño eterno, para usar las palabras de Andrés Rivera, de desintegrar al movimiento obrero organizado y, por esa vía, devorarse al peronismo.

Los ataques desde la doble moral. El actual embate apela a unos pocos casos excepcionales que pretenden manchar a todo el movimiento obrero y, lo que es más grave, buscando otorgar a los funcionarios de turno una injerencia que no les compete. De eso se trata la anunciada intención de emprender auditorías o controles sobre las organizaciones gremiales, en una violación de las normas internacionales y nacionales que les reconocen independencia del Estado y de los gobiernos. Esos anuncios olvidan que los sindicatos no manejan fondos públicos, sino fondos de sus propios afiliados. Podría acaso tener algún sentido si en la Argentina hubiese un sistema de afiliación obligatoria. Pero en nuestro país la afiliación gremial es completamente voluntaria, y los sindicatos son entidades civiles, no oficiales, cuyos dirigentes responden exclusivamente a sus afiliados. Son estos los únicos con derecho a fiscalizar, lo que efectivamente se hace a través de la presentación anual de balances ante las asambleas y demás medidas de control de la gestión, de acuerdo con los estatutos de cada sindicato.

Las prestaciones sociales y médicas de los sindicatos argentinos constituyen una tarea sorprendente; es tan potente que llama la atención incluso de dirigentes gremiales de países más avanzados, donde a pesar de contar con mejores condiciones económicas no tienen coberturas tan amplias y eficientes. ¿No será este el verdadero problema que molesta a algunos representantes de poderosos intereses? ¿No será que no soportan a quienes consideran “feos, malos y sucios” porque construyen poder económico con el objeto de discutir de igual a igual?

Si los funcionarios están tan preocupados por controlar las cuentas de organizaciones civiles particulares, ¿por qué no auditan a entidades financieras o a la Sociedad Rural? Entre sus directivos o asociados hay más de un alto funcionario del actual gobierno, y el famoso bono recibido por un ministro, otorgado por una organización que él mismo presidía hasta minutos antes de asumir el cargo público, no es precisamente un ejemplo de transparencia. Por el contrario, sí es una muestra clara de un doble estándar moral que se extiende a otros hechos que ocupan la primera plana de los diarios. Todo esto sucede ante la mirada impertérrita de la Oficina Anticorrupción, un organismo que, cuando se trata de colegas funcionarios, a lo sumo expresa reconvenciones más propias de una maestra jardinera a sus niños que las de quienes deben velar por la ética pública. En cambio, si los señalamientos apuntan a algo someramente relacionado con un sindicato, esgrimen intervenciones, las llevan a cabo y, en lugar de sanearlo como prometen, lo terminan convirtiendo en una caja de Pandora.

La viga en el ojo del Gobierno. Las preguntas que se imponen son las siguientes: ¿fueron los sindicatos los responsables del atraso argentino?, ¿qué rol jugó el mundo empresario?, ¿qué intereses manejó y maneja el complejo mediático, que muchas veces se desentendió del destino del país?, ¿cuáles fueron las obligaciones que evadió nuestro sistema judicial para acomodarse a los diferentes “tiempos políticos”?

Entre tanto, la clase política, para defender espacios de poder que muchas veces tienen apenas el tamaño de una baldosa, pacta cualquier acuerdo a cambio de veinte monedas. ¿Acaso no acabamos de verlo en las llamadas “reformas” previsional y tributaria, verdaderos ajustes para favorecer a los sectores más concentrados de la economía, a costa de los más vulnerables?

Lejos, muy lejos de cumplir el mandato evangélico de prestar atención a la viga en el ojo propio más que a la paja en el ojo ajeno, quienes nos gobiernan pretenden presentarse como si hubieran sido creados por ángeles celestiales.

Todos los días nos enteramos de parientes de autoridades beneficiados por decretos de blanqueo, condonaciones de deudas con el Estado; de directivos, socios o accionistas de grandes empresas, quienes, no habiendo transcurrido el tiempo legal y, en más de un caso, sin haberse siquiera desprendido de esos intereses, pasan de la noche a la mañana a ser ministros y secretarios en áreas que afectan a esas mismas corporaciones. Tenemos un ministro de Hacienda declarando el ochenta por ciento de su patrimonio en el exterior. ¿Son verdaderos funcionarios públicos o siguen siendo los mismos CEO de siempre, encaramados en los organismos del Estado? ¿A esto pretenden llamar capitalismo en serio? Tengo todo el derecho a expresar mi recelo sobre estas situaciones. 

La misión del sindicalismo. Se está promoviendo una idea que no busca elevar las prácticas morales sino atacar al sindicalismo, intentando impedir que cumpla con su misión y razón de ser: la defensa de los intereses de los trabajadores y los más necesitados. Es decir, de todos aquellos que, en palabras del papa Francisco, son la “periferia existencial” en un mundo injusto y egoísta: nuestros viejos, nuestros niños, nuestros jóvenes que no pueden trabajar ni estudiar, los millones de argentinos que no consiguen llevar a sus casas lo necesario para parar la olla diariamente.

Es una primitiva y rudimentaria idea para convencernos del destino elegido por las víctimas de la injusticia y la desigualdad, quienes preferirían un plan de ayuda al orgullo de ser obrero y ganarse el pan con el sudor de su frente. Es una mirada tan antigua y retrógrada, que ya hace más de un siglo fue denunciada por nuestros mejores intelectuales y artistas, impecablemente retratada en esa maravillosa obra de Ernesto de la Cárcova, Sin pan y sin trabajo, pintada en 1894. Ya entonces se acusaba de “vagos” a los excluidos y explotados, y de “vividores” a quienes, sacrificando tiempo y descanso, luchaban por organizarlos.

Ahora, con un discurso pretendidamente “moderno”, nos apabullan con los mismos prejuicios y rencores. Que quede claro: los trabajadores soñamos con una democracia moderna, con instituciones republicanas sólidas, en una Patria donde la corrupción sea la excepción y no la norma, con la estrella polar que guía a la Doctrina Social de la Iglesia dentro de una concepción que conduzca hacia la verdadera armonía en la comunidad, que supo tener entre nosotros algunos defensores como Enrique Shaw, el único empresario propuesto para santo. Si el empresariado siguiese esas enseñanzas, no solo no habría divergencia de objetivos con el mundo del trabajo, sino que la alianza entre ambos sería casi indestructible.

Esa vocación mayoritaria del sindicalismo argentino es la que está bajo ataque.

Lamentablemente, estamos enlodados en un mundo dominado por la “cultura del descarte” y, en lo que nos concierne, en una Argentina desigual e injusta; por eso, la misión de las organizaciones sindicales sigue vigente, por más que se la pretenda denigrar, encorsetar o encuadrar, caracterizándola como el final de un ciclo histórico.

La agresión contra los sindicatos no es nueva y siempre ha estado vinculada a políticas tendientes a concentrar cada vez en menos manos la riqueza e imponer condiciones progresivamente peores a las grandes mayorías. En su historia, el movimiento obrero atravesó etapas mucho más duras; basta recordar que ha luchado sin tregua durante los regímenes autoritarios.

Los trabajadores sufrimos la proscripción, los fusilamientos de la llamada Revolución Libertadora; la “movilización militar” y la aplicación del Plan Conintes bajo Frondizi y Guido; la represión del onganiato y el plan sistemático del terrorismo de Estado de la dictadura genocida de 1976. Y pese a su brutalidad, esos ataques no pudieron destruir nuestra convicción de bregar por una Patria justa, libre y soberana.

Entonces, si con toda esa violencia no consiguieron desarticular ni hacer desaparecer al movimiento obrero organizado, no será sembrando el desprestigio que podrán doblegar la voluntad de quienes hemos decidido dedicar nuestra vida a defender a la más vieja nobleza del mundo: la dignidad de los hombres de trabajo.



sábado, 3 de febrero de 2018

Nelson Castro, sobre la enfermedad que sufrió de chico: "Recibí la extremaunción"… @dealgunamanera...

Nelson Castro, sobre la enfermedad que sufrió de chico: "Recibí la extremaunción"…


"Todo el mundo conoce mis cicatrices", reconoció Nelson Castro en el programa de LN+ Desde el diván . El periodista y neurólogo contó que tales marcas son producto de la erisipela, una enfermedad "prácticamente mortal" que sufrió a 15 días de nacer.

© Publicado el 02/02/2018 por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Castro recordó que durante una de las siete operaciones a las que tuvo que someterse, escuchó al anestesista decir: "Mire doctor, este chico se puede morir". "Después de escuchar esas cosas, la vida tiene otro sentido", señaló el periodista.

En relación a esto, manifestó que tiene una visión "absolutamente optimista" de la vida: "Los que me ven, me ven todos los días de buen humor. Así que, en ese contexto, les agradezco mucho a mi mamá y a mi papá".

El neurólogo y periodista Nelson Castro estuvo en el programa de LN+ Desde el diván donde se refirió a su vida personal. Allí, dijo que le hubiera gustado "tener una familia con cinco hijos", y contó acerca de una novia estadounidense de la que se tuvo que separar debido a la distancia.

"Cada tanto nos escribimos", manifestó respecto de la mujer con la que estuvo en pareja. En ese sentido, señaló que "no se le dio" la oportunidad de volver a enamorarse. En un momento, el periodista se refirió a los rumores respecto de su homosexualidad y planteó: "En la Argentina es así: si yo hubiera estado casado seguramente me habrían buscado un amante".

El reconocido comunicador, también se refirió a cuestiones de la realidad política argentina. Respecto del caso del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que protagonizó un escándalo con una empleada suya, opinó, tajante: "Las disculpas de Triaca no sirven".

Al hablar de la expresidenta Cristina Kirchner dijo: "Es poco probable que Cristina esté presa. Estoy seguro que va a ser condenada pero espero que no sea en 20 años como Menem".

Además, relató que recibió la extremaunción. "Se creía que yo me moría. Afortunadamente, -yo soy muy creyente- Dios y los médicos no lo permitieron", concluyó. 

Links de los videos del Programa LN+ Desde el diván...

Nelson Castro sobre la infección "casi mortal" que sufrió a días de nacer.

Nelson Castro, sobre la polémica con Jorge Triaca.

El periodista y neurólogo reveló algunas cuestiones de su vida personal.




viernes, 2 de febrero de 2018

Alfajores Capitán del Espacio. ¿Un mito?... ©dealgunamanera...

El secreto detrás de los alfajores Capitán del Espacio que se volvieron leyenda en el conurbano bonaerense. 

Los alfajores lograron convertirse en un mito viviente

Su receta es una incógnita y su éxito se basa en el recuerdo de aquellos que crecieron comiéndolo y promocionándolo de boca en boca. Historia de un mito que cumple 55 años.

© Escrito por Mauricio Luna CAPITAN DEL ESPACIO

El hombre tenía 37 años y estaba cansado. Faenaba en un frigorífico de Avellaneda por poca plata, aunque lo suficiente para mantener a la familia y ahorrar el resto. Los años 60 recién comenzaban y vio la posibilidad de cambiar su historia para siempre. Ángel de Pascalis falleció en 2012, pero 50 años antes, junto a su amigo y socio Arturo Amado, compró una fábrica de alfajores de Ezpeleta, expuesta a la venta por una quiebra inminente.

Fue todo un desafío. Comenzó probando 20 alfajores de diferentes marcas para la primera elaboración, en la cual eligió cada producto detalladamente. Desde el dulce de leche hasta el azúcar que iba a utilizar. El 2 de febrero de 1962, Capitán del Espacio se puso en marcha para convertirse, 55 años más tarde, en un alfajor que evitó el marketing y se transformó en leyenda. Que priorizó la calidad por sobre la cantidad. Una pyme perfecta, abasteciendo a miles en el sur del conurbano bonaerense y creando –sin querer–  una lista (larga) de espera en donde –queriendo– se anotaron otros tantos de miles que, en diferentes puntos del país, aún en la actualidad ansían probarlo.

“Angelito”, como lo conocían en la fábrica, fundó la empresa y falleció en 2012.

En la provincia de Buenos Aires, Capitán del Espacio es un alfajor icónico: es rico, es abundante y también difícil de conseguir. "Me lo piden muchos clientes, pero la única forma de conseguirlos es a través de otro kiosquero que los revenda. Para eso hay que volver a subirle el precio y ya deja de ser un alfajor 'barato' en relación al resto. Llamé muchas veces a la fábrica y me dijeron que no abren cuentas nuevas, que no pueden venderme", dice Gastón, dueño de un kiosco de Palermo, a Infobae.

"Primeros en la conquista del buen gusto", reza su slogan. En la Ciudad, son pocos los kioscos que cuentan con esta golosina. En Belgrano, sobre la calle Juramento, un almacén los exhibe con una pizarra en la puerta: "Los conseguimos por un familiar que vive en Lanús y nos los trae. No le agregamos mucho al precio que él los compra, solo queremos que los clientes los prueben y no dejen de venir al kiosco", explica Martín, dueño del lugar.

Los comienzos fueron en Ezpeleta, donde la fábrica estuvo instalada por un año. Luego, se mudó a otra con más espacio, en Bernal Oeste. Durante esa época se priorizó el trabajo artesanal, con pocos trabajadores y una circulación de venta que no se expandía más allá de la zona. 10 años más tarde, Capitán del Espacio volvió a mudarse, esta vez al lugar en donde aún permanece: en la calle Gran Canaria, localidad de Quilmes.

Son cuatro las variantes que ofrece Capitán del Espacio a la venta.

Infobae intentó comunicarse en reiteradas oportunidades con las autoridades actuales de la fábrica. El misterio y el hermetismo son parte de una golosina que juega fuerte en el mercado que se expandió de boca en boca, lejos del marketing y las grandes campañas publicitarias.

"No otorgamos más cuentas porque la empresa es chica y mantiene la misma cantidad de empleados de siempre", explicaron del otro lado del teléfono. Conservar el sabor es parte de la regla número 1 de los actuales dueños, quienes entienden que la calidad debe sostenerse a través del gran secreto: el dulce de leche y el chocolate serán siempre de primera marca, pero la masa, artesanal. 

“No abrimos cuentas nuevas”, informaron desde la empresa.

En 2006, Capitán del Espacio fue distinguido como campeón del Mundial de Alfajores, luego de llegar a la final contra dos conocidos rivales -ambos con presencia en todo el país- como Jorgito y Terrabusi. El evento fue realizado por un blog argentino y coronó a un alfajor que continuamente gana adeptos, como también refuerza el sentimiento de sus acérrimos defensores.

Blanco, chocolate, fruta y triple. Son cuatro variantes para un alfajor que también dejó alimentar, por la falta de información, las diferentes versiones acerca de su nombre.Una era que la marca era un homenaje a la canción "El anillo del capitán Beto", de Luis Alberto Spinetta. Otra, que el nombre estaba inspirado en el astronauta Neil Armstrong, teoría reforzada por el hecho de que el logo del alfajor era un niño astronauta. Sin embargo, tanto la canción de Spinetta (1976) como la llegada del hombre a la Luna (1969) son posteriores al nacimiento de los alfajores.

La empresa continúa funcionando como una pyme, con pocos clientes y la misma elaboración. 

Capitán del Espacio seguirá siendo un caso extraño para estas épocas de grandes multinacionales y marcas que buscan la innovación permanente, a través de la inversión en tecnología y la creación de nuevos productos. 

Continuará siendo el alfajor que acompañó la infancia de miles de habitantes de la zona sur del Gran Buenos Aires. También el mito viviente de quienes aún no lo probaron. 

Alfajor de Chocolate con Dulce de Leche

Alfajor Blanco con Dulce de Leche

Alfajor de Dulce de Fruta

Alfajor Triple de Chocolate con Dulce de Leche

Ángel de Pascalis 











lunes, 29 de enero de 2018

Mucho en juego… @dealgunamanera...

Mucho en juego…

 La caladera del diablo. Dibujo: Cedoc

De la escalada con Moyano a qué hacer con Triaca, el Gobierno tiene varios frentes abiertos. Lecciones de la gira.

La gira de Mauricio Macri por Europa confirmó algo que debería ser un aprendizaje no solo para este gobierno, sino también para los que aspiren a sucederlo: si no hay previsibilidad política, el flujo de inversiones que Argentina necesita para poder revertir la dura realidad social que representa un nivel de pobreza del 30% nunca se producirá.

El mundo político y de los negocios ha quedado escaldado con los vaivenes de un devenir pendular exhibido por nuestro país en los 34 años de democracia, producto de la falta de acuerdos partidarios y de políticas de Estado. Eso es lo que le transmitieron los empresarios con los que se reunió el Presidente a su paso por el foro económico de Davos. Es lo mismo que le sucedió el año pasado, cuando se encontró con empresarios estadounidenses en Nueva York. Eso es lo que también le transmitieron los hombres de negocios que acompañaron al canciller de Alemania, Angela Merkel, en su viaje a Buenos Aires.

El Presidente ha exhibido como respuesta a esta inquietud la presencia del gobernador de Entre Ríos, Sergio Bordet, a la que también había planeado sumar la del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien debió quedarse en su provincia a causa del cierre del ingenio San Isidro. Ese paso es parte de un largo camino –“Todo viaje, por largo que sea, empieza por un solo paso”, Lao Tse– por desandar en pos de alcanzar ese estado de convivencia y coincidencia que reclaman los inversores. 

Ánimos. 

El transcurrir de este enero ha tensado las cosas de tal manera que la posibilidad de lograr esos acuerdos luce aún lejana. Hay que ser claros: ninguna de esas posibilidades de acuerdo incluye al kirchnerismo. Todo lo que anida allí es resentimiento y ánimo de revancha. Sea dicho con todas las letras: en el universo K lo que importa –lo único que de verdad importa– es que el Gobierno caiga. El último estándar te de ese pensamiento fue la frase del ex ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, en la que abogaba por la finalización del Gobierno. Aun cuando no sea original, es necesario insistir con esto: de haber dicho esto un dirigente opositor durante el kirchnerato, habría sido inmediatamente acusado de ser destituyente. 

Comodoro Py. 

Febrero será un mes caliente. Terminada la feria judicial, ese será el ámbito por el cual sucederán hechos de alto impacto político. A estas horas, esa es la expectativa en lo referente a las causas judiciales que perturban hoy seriamente a una buena par te de la dirigencia sindical.

La dinámica de los hechos ha dado pie a una coincidencia peculiar: la causa judicial que involucra a un verdadero peso pesado como Hugo Moyano se da en el tiempo en el que comienzan a desarrollarse las paritarias. En el Gobierno anida ya la convicción de que, para enfrentar una trama tan compleja como esta, no es lo más conveniente contar con un ministro de Trabajo debilitado. Y ese es el problema que hoy representa Jorge Triaca.

El affaire de la empleada doméstica que trabajaba en la quinta de la familia –a quien, además de insultarla de un modo descalificante, se la tuvo durante largo tiempo en negro y se la contrató en el Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que estaba bajo la intervención del Ministerio de Trabajo – lo ha afectado severamente.

Ninguna de las acciones defensivas y de respaldo que hasta aquí ha intentado el Gobierno ha sido efectivas. Y es lógico, porque la situación del ministro es insostenible, especialmente para un gobierno que tiene el discurso del compromiso que despliega la actual administración. 

Problemas. 

Es verdad que ningún presidente entrega a un ministro por presión mediática u opositora. Esto forma parte del ABC de la política. “El gordo es uno de los funcionarios más queridos en el gabinete. Es un buen profesional y una buena persona. Pero Macri está realmente enojado y dolido con él”, se sincera una voz que conoce la realidad interna del Gobierno. A eso se agrega otro problema: no hay nadie de igual envergadura política para reemplazarlo.

En algunos otros países del mundo, un ministro envuelto en un caso así no tiene otra opción que renunciar. Puertas adentro, en el oficialismo hay muchos que comparten este pensamiento. Es que, para el estándar ético que propone Cambiemos, el episodio que involucra al ministro no debería tener otro camino que la renuncia.

Y por supuesto que, en atención a la conflictiva relación que se viene entre el Gobierno y la dirigencia sindical a propósito de la negociación paritaria y las derivaciones de las investigaciones judiciales que comprometen en estos momentos a Hugo y a Pablo Moyano, Triaca representa un problema. Por todas estas cosas es que la ida y vuelta sobre su suerte aún no está definido. Habrá que esperar el regreso del Presidente. 

Impunes. 

Las causas judiciales contra varios caciques sindicales habrán de continuar. En el ámbito de la dirigencia gremial hay un submundo dentro del cual algunos han construido verdaderos feudos. Habitan también en ese universo quienes se han convertido en prósperos empresarios. Balcedo no es el único. Son situaciones conocidas desde hace muchos años. Y a pesar de un sinfín de denuncias, permaneció inmune –tal vez la palabra debería ser “impune”– a cualquier investigación judicial. La pregunta, pues, es: ¿por qué ahora? La respuesta es una: el temor de jueces y fiscales de sufrir represalias por parte del poder político en los tiempos en que gobernó el peronismo.

Encrucijada. 

La dirigencia sindical debería pensar y analizar detalladamente la encrucijada que enfrenta a la hora de responder a estas denuncias. Si la respuesta es el patoterismo, no hará más que sumar descrédito frente a amplios sectores de una sociedad harta de esas prácticas. “La violencia es el miedo a las ideas de los demás” (Mahatma Gandhi).