domingo, 8 de mayo de 2016

Gabriel Vito Brazenas... La entrevista que esperaba el fútbol argentino... @dealgunamanera...

La entrevista que esperaba el fútbol argentino...


Es muy probable que el personaje elegido para la tapa de esta edición, con la que celebramos el 17º aniversario de El Barrio, decepcione a la mayoría de nuestros lectores. ¿Por qué un ex árbitro de fútbol, que ni siquiera vive en la Comuna 12, tiene el privilegio de ser la noticia más importante del mes?, se preguntarán muchos de ustedes.

Asumimos el riesgo que en esta oportunidad implica dejar afuera de la portada temas más acordes a nuestra idiosincrasia, pero nos hacemos cargo de una decisión editorial largamente debatida. Ocurre que este medio ha intentado en los últimos años, a partir de su creciente alcance, abordar cuestiones más universales. Somos periodistas que a veces sentimos la necesidad de no acotar nuestra labor a los límites barriales, al margen de que ésa sea la lógica naturaleza de El Barrio.

Por eso nos permitimos, de tanto en tanto, la licencia de buscar también aquella primicia que marque la agenda de los grandes medios de comunicación. Llamémosle desafíos profesionales.

Gabriel Vito Brazenas ha sido una figura esquiva para el periodismo, especialmente desde el 5 de julio de 2009. Aquella tarde fue el juez principal del partido final por el Torneo Clausura de Fútbol entre Vélez y Huracán, disputada en el estadio José Amalfitani. Sus graves fallos privaron al equipo de Parque Patricios de coronarse campeón, provocando la indignación unánime de la sociedad futbolera. Tras una década en el referato, ese partido marcaría la despedida de Brazenas no sólo de la profesión sino también de la vida pública. Su repentino alejamiento de la actividad alimentó toda clase de hipótesis sobre su desempeño en aquel cotejo.

Sus apariciones en los últimos siete años fueron escasas y no exentas de polémica. Un par de breves entrevistas en radios y algún escrache en Mar del Plata constituyeron las únicas noticias confirmadas sobre su vida. En 2013 Ernesto Cherquis Bialo, vocero de la Asociación del Fútbol Argentino, reflexionó ante este periódico sobre algunas prácticas reñidas con la ética del ex presidente Julio Grondona. En el último año las investigaciones sobre corrupción que involucraron a los máximos dirigentes del fútbol mundial incluyeron a las principales autoridades de CONMEBOL y AFA, sospechadas entre otros delitos por amañar partidos.

Hace muchos años que soñábamos con entrevistar a Gabriel Brazenas. “La carta que Grondona se reservaba para los partidos que le importaban mucho, más allá de la formalidad de los sorteos”, según lo describe Ceferino Reatoen su libro Doce noches. Cuando para nuestra sorpresa aceptó entusiasmado la nota, explicando que rehúye de los grandes medios, intuimos que contábamos con una gran ventaja. Así como los periódicos barriales son subestimados por las grandes estrellas, nuestra fortaleza reside en ser a menudo el confesionario de aquellas figuras caídas en desgracia. Suelen relajarse con nosotros y entonces hablan. Así sucedió con el ex árbitro.

El resultado final es un larguísimo reportaje de más de dos horas, que debió ser reducido a la mitad, por momentos cargado de tensión, reproches e insinuaciones. Creemos que este hallazgo periodístico merece ser analizado como una radiografía del fútbol argentino. Cada uno podrá, luego, trazar su propio diagnóstico.

Gabriel Brazenas rompe el silencio


Poco y nada se supo de él desde el 5 de julio de 2009, cuando quedó en el ojo de la tormenta tras la polémica final entre Vélez y Huracán. El Barrio logró una extensa entrevista, en la que sin eufemismos respondió a casi un centenar de preguntas. Sus declaraciones esconden misterios y describen la lógica perversa del fútbol argentino.

© Escrito por Por Marcelo Benini y Tomás Labrit el domingo 03/04/2016 y publicado por el Periódico El Barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Dicen que trabajé de albañil. Googlean mucho ustedes. Vivo en Fray Justo Santamaría de Oro y Demaría desde 1999. Nunca me mudé. Compré en Palermo después de haber vivido en Lanús. Son todos vagos, nadie labura. No investigan nada”.

Gabriel Vito Brazenas (48) repetirá esta acusación una y otra vez, casi como un mantra. No le caen bien los periodistas. Pese a ello, quizá por la naturaleza barrial de este medio, aceptó conversar con El Barrio. Fueron más de dos horas en un bar de Palermo. La interminable entrevista es la primera que concede a un medio gráfico y la más importante de todas sus apariciones públicas. Aunque previsiblemente se desmarcó de cualquier sospecha sobre lo sucedido el 5 de julio de 2009, dejó jugosos entrelineados acerca de la década en la que se desempeñó como árbitro de primera división (1999-2009).

Casi todas sus respuestas esconden secretos y acertijos. Un subtitulado invisible que permite comprender la lógica perversa del fútbol argentino.

“Todos piensan que a mí me echó Julio (se refiere a Grondona). Digo Julio porque lo quería mucho y lo sigo queriendo. Era un tipo maravilloso para el fútbol”, dice Brazenas del ex presidente de la AFA, con quien acordó su desvinculación como árbitro tras la fatídica final entre Vélez y Huracán. Ese día, varios errores decisivos privaron al Globo de ser campeón. Desde entonces, poco y nada se supo de él. Hasta hoy.

-¿Es cierto que te retiraste por problemas físicos?
-Sí. Tengo cinco tornillos y una placa de titanio. En 2005 me quedé sin fuerza en una prueba física. El médico de AFA me decía que era un problema psicológico. Hasta que me agarró un neurocirujano de primer nivel y me hizo una resonancia. ¿Viste la manguera, cuando vos la estrangulás? Así tenía la médula. El médico me dijo que había que operar. Yo le pregunté cuándo iba a volver a dirigir y me dijo: “Rezá para que no quedes en silla de ruedas”. Y después de dos años volví. Ese fue mi primer error.

-¿No fue un error que te designaran a dirigir en 2009 Vélez-Huracán?
-No, ¡si yo era el mejor! Se lesionaban todos los referís cuando llegaban a la final.

Pero vos venías de mucho tiempo inactivo.
-Yo volví a dirigir después de dos años y medio parado. Nadie pensaba que iba a dar la prueba física, pero la di. Quedé muerto. Esto fue a fines de 2008 me parece. Ese día en la escuela estaba Horacio Elizondo, uno de los peores males que hubo en la Argentina.

-Elizondo dijo que Giménez, Sequeira y vos se fueron del referato sin explicaciones.
-Sí, ¿y qué explicación tengo que darle? Yo no le doy explicaciones ni a mi mujer.

-En junio del año pasado se difundieron escuchas telefónicas en las que Grondona hablaba con el presidente del Colegio de Árbitros: elegían a dedo a los referís.
-A ver, vuelvo a repetirte. Que los árbitros sean puestos a dedo es un secreto a voces. ¿Te tomas el trabajo de ver lo líneas todos los fines de semana? Yo sí.

-Muchas veces los jueces de línea son más decisivos que los árbitros.
-No estoy hablando de la mala fe. Porque si no, hace siete años estoy esperando que me lleven preso porque dijeron que había arreglado un partido. No tengo causas. La única vez que fui a un juzgado fue para llevar a un periodista y le cobré plata.

-¿Te sentís estigmatizado por tu desempeño en ese partido, condenado socialmente?
-¿Condena social? Hace cuatro o cinco meses, cuando terminó el torneo, hubo tres partidos a la tarde que salieron empatados. Y a un equipo lo mandaron al descenso. ¿Nadie dijo nada? Un jugador se hizo un gol en contra. ¿Tengo que pensar mal?

-Y, se puede pensar mal…
-¿Por qué? Estaría mal, no tengo pruebas. ¿Entendés lo que te digo?

-Es la desconfianza permanente que reina en el fútbol argentino.
-Es la vida, se juega como se vive.

-Eso dice el periodista Juan Fazzini, vecino nuestro…
-Sí, pero yo lo digo hace cincuenta años. Mirá, yo fui psicólogo de jugadores durante veinte años dentro de la cancha, a 190 pulsaciones, que es muy difícil.

-En lo personal, ¿fue una bisagra en tu vida aquella final?
-A ver, nombrame a algún árbitro de mi generación que esté posicionado mejor que yo.

-Ángel Sánchez…
-¿Ángel Sánchez? No es de mi generación, es anterior. ¿Qué hace Ángel Sánchez?

-Es columnista deportivo.
-¿Viste? No hablemos más. ¿Vos entendés lo que te digo?

-¿A qué querés llegar?
-A que todo depende del objetivo que vos tengas en la vida. Si tu objetivo es dejar el arbitraje y dedicarte al periodismo es una cosa. Ahora, si vos crees que el arbitraje termina y empieza otra parte de tu vida, es otra. Es mi caso y el de muchos más. ¿Saben a qué se dedican Furchi, Favale y Sequeira? No. ¿Saben por qué?

-¿Porque no les pasó algo traumático como a vos?
-No es traumático, es normal. A las personas que asumen riesgos es muy probable que les pase esto. Los tipos que tienen finales, descensos, que están expuestos constantemente, tienen mucha más posibilidades de equivocarse que el tipo que está escondido debajo de una mesa. Todavía sigue dirigiendo Juan Pablo Pompei. ¿No te llama la atención? ¿Cuántas finales dirigió? Lo adoro, pero decime cuántas.

-No lo suelen designar para los partidos decisivos.
-Lo estás diciendo vos. Tiene 49 años y sigue dirigiendo…

-¿Es lógico o desmedido el manto de sospecha que existe sobre algunos árbitros?
-Es lógico, porque la sociedad argentina está mal. El problema de la sociedad argentina es la crisis de credibilidad. No se cree en el error. Cuando se equivoca un tipo, siempre es de mala fe. Te hago una pregunta, ¿quién es el que más pone el ojo en la mala fe? El periodismo, porque conoce la mala fe.

-¿Y el escándalo por coimas en la FIFA que involucra a dirigentes de la AFA?
-Eso viene del año 90.

¿Pensás que el periodismo no lo conocía?
-No sé, nunca trabajé para un medio masivo.-Por eso estoy hablando con vos. ¿O vos pensás que acá enfrente (señala el edificio de Radio La Red) nadie sabe nada? Yo ni estaba en el arbitraje. Fui a un Sudamericano y a un Mundial Sub 17 de la FIFA. ¿Y vos me hablás de que los árbitros se ponen a dedo? La FIFA puso a dedo toda la vida a los árbitros

-¿No hay un sorteo de por medio?
-¿Qué sorteo? Hay tipos que se lesionaban para no dirigir. ¿De qué me hablas?

-Por ejemplo, en el caso de Ceballos…
-(Interrumpe) Ceballos se equivocó porque se le cruzó un jugador adelante y cuando vio la jugada el tipo cayó adentro del área. ¿Querés ver el video? Lo vemos juntos. ¿Sabés cuánto es un metro en una cancha? No existe. ¿Sabés las medidas de una cancha? Lo tienen que saber, ustedes son periodistas. El reglamento de la FIFA dice que las medidas reglamentarias son 105 por 68 metros.

-¿Querés decir que en esas medidas un metro no es nada?
-¿Querés verlo? Vamos a la cancha un día. ¿Sabes qué pasa viejo? Hay que leer. ¿Te dije que son todos vagos? Porque si vos vas a un medio de comunicación y en vez de llevarle “Brazenas chorro” le decís “Brazenas se equivocó” no te lo compra nadie.

-Una de las primeras medidas del nuevo presidente de FIFA fue aprobar el uso del video ref. ¿Por qué se tardó tanto en implementar este sistema?
-Soy realista. Está todo maravilloso con Gianni Infantino, pero que yo sepa tuvo alguna relación con Blatter y Platini. La FIFA busca transparentar su imagen, ¿entonces qué hace? Pone el video en la entrada de gol, pero no en el fuera de juego. ¿Vos sabés que la tecnología también se equivoca? A mí dejame al fútbol como está.

-De haberse aplicado, hubieras podido apoyarte en la tecnología en 2009.
-¿Por qué?

-Para enmendar los errores.
-¿Cuáles?

-Por ejemplo, en la falta de Larrivey a Monzón previa al gol de Vélez.
-¿Vos pensás que fue foul?

-Y… fue plancha al arquero.
-Para mí, no. En la cancha no es plancha. Porque anteriormente hubo una jugada similar que le hizo Arano a Cubero, que fue planchazo y expulsión y yo no la cobré.

-¿Pero no fueron culposas tus declaraciones después del partido?
-No, porque por televisión es una cosa y en la cancha es otra.

-Habías admitido errores…
-En la televisión, sentado en el living de mi casa, es una cosa. Pero hay planos que no te dan la posibilidad de ver que fue foul.

-Cuando te designaron para este partido, ¿imaginabas que podía pasar algo así?
-En todos los partidos tenés que estar preparado para que pase algo así. El árbitro que piensa que se va a ir aplaudido de una cancha, que se retire mañana. Porque a mí me aplaudían los de Vélez que me putearon cuando dirigí la final contra Racing en 2001, cuando decían que no agregué minutos. Lo que yo hice fue terminarlo a los 90 minutos. Entonces los mismos que me insultaban ese día, me aplaudían en el otro.

-Pero los que definían el campeonato en 2001 eran Racing y River, no Vélez…
-Sí, pero ese día corrían mucho los de Vélez. ¿Sabés cómo corrían?

-¿Vos decís que hubo incentivación?
-No, yo no sé (irónico). Corrían y, la verdad, dejaron todo. Como debe ser.

-En una entrevista años después de su retiro, el ex árbitro Daniel Giménez dijo: “¿Sabés cómo compran y venden árbitros y vos ni te enterás?” ¿Qué opinás?
-Es real. A mí me pasó en una final, pero me avivé. Hay tipos que dicen que te compran y vos ni te enterás. Te voy a hacer la exposición. Vos me citaste para hacer la entrevista acá y, si sos mala leche, hablas con un dirigente y le decís que vas a tener una charla conmigo para arreglar algo. El dirigente va a venir y te va a ver a vos conmigo. Vos después le decís que está todo cocinado y yo ni me enteré. Ponele que yo me equivoqué y ganaste el partido. Vos te la llevás y yo no me enteré nunca.

-¿Entonces la suciedad corre por cuenta de los dirigentes?
-Sí, y de su entorno. Eso es lo que dijo Giménez.

-Pero a Giménez lo echaron del arbitraje en 2007, igual que a vos: después de una escandalosa final por el ascenso en la que también fue perjudicado Huracán.
-No lo echaron, no señor. Dejó de dirigir. Le pagaron su contrato y se fue.

-¿Y eso no es un despido encubierto?
-Llamalo como quieras. Pero que yo sepa Giménez no tiene ninguna causa. Lo que hizo fue un arreglo con la AFA, una forma que da la ley para que no haya más juicios. Fue un despido indirecto, lo mismo que hice yo con Grondona.

-¿Qué te dijo Grondona sobre tu actuación en el partido Vélez-Huracán?
-Nada. ¿Qué me va a decir? Nunca tuve una reunión con él después de ese partido. Los árbitros no tienen relación con el presidente de AFA. Tienen una reunión cuando realmente la necesitan.

¿Y este caso no ameritaba un encuentro?
-¿Por qué? Si es normal que pase esto.

-¿Normal? Menos a los hinchas de Vélez, tenías a todo el país en contra…
-¿Sabés lo que me hubiera dicho Grondona? “¿Sabés las cosas que dicen de mí?” (imita su tono de voz). Yo no soy soberbio, pero sé la respuesta de Grondona. Entonces no me iba a sentar para que me boludearan. ¿Vos me entendés?

-¿El que calla no otorga?
-Son pavadas. Eso es trabajo para ustedes. Yo trabajé con el jefe de prensa del General Perón. Algo aprendí.

-¿Te sentiste protegido por la AFA?
-¿Por qué me tiene que proteger? Yo me fui porque no di físicamente la prueba. Estuve un año tratando de entrenar.

-Da la sensación de que si no hubieran fallado en partidos decisivos, tanto vos como Giménez no hubieran tenido necesidad de irse del arbitraje.
-Pero, escuchame una cosa… Si la FIFA te sube las pruebas físicas y yo no las doy, me tengo que ir. Ahora, que vos lo creas o no es un problema tuyo y no mío.

-¿Estabas apto físicamente para dirigir esa final?
-¿Cómo no? Cuando después me citan para hacer la prueba física, no la pude dar. ¿Sabés cuántas veces me pasó? Un montón. ¿Cuántas veces te enteraste? Nunca. No sólo a mí. Lo dijo Lunati: hay árbitros que dirigen sin dar la prueba física.

-Sos muy inteligente para declarar…
-El test de psicología de AFA me dio nueve. Fui abanderado de primero a quinto año y estuve en el cuadro de honor con promedio general de 8,93.

-¿Fuiste a la universidad?
-No, nunca. Trabajé de 1988 a 2001 en el Tribunal de Cuentas y en la Auditoría General de la Nación. Me fui con el retiro voluntario.

-¿Del Gobierno de la Ciudad te retiraste también?
-Si, también. Terminé mi trabajo y me fui.

-¿No fue por el escándalo de Vélez-Huracán?
-No. Presenté el informe final y me retiré. Ahora no quiero trabajar en el Estado. Además fui asesor de Daniel Scioli seis años en la Provincia de Buenos Aires. Trabajaba dentro de la Secretaría de Deportes con el Chino Tapia. La gente no investiga, viejo. No trabajan, son vagos. Perdoname que te lo diga, pero es así. Yo empecé a dirigir a los doce años enfrente del Cementerio de Lanús, en la villa.

-Eso te curtió.
-¿Sabes lo que es dirigir a los doce años en las villas? ¿Tenés idea? No, no tenés idea.

-Me lo puedo imaginar.
-Entonces es normal que pase esto. ¿Quién quiere a los referís? Nadie. Decime, ¿quién quiere a la Justicia? Nadie, porque si te beneficia es Justicia y si te perjudica no.

-La Justicia también puede ser injusta según cómo la apliques…
-Y, está aplicada por los hombres. Los jueces se pueden equivocar como los referís.

-Gastón Monzón, el ex arquero de Huracán, dice que nunca se olvidó de aquella jugada clave. De hecho, jamás recuperó el nivel.
-¿Y vos le echas la culpa a una jugada? Si a vos te afecta una jugada tenés un problema importante. Perdoname que te lo diga.

-¿A vos no te dejó una huella ese último partido que dirigiste?
-Es parte de la vida. La vida es así.

-¿Qué creés que piensa el hincha de Huracán de vos?
-Eso se lo tenés que preguntar a ellos, no a mí. Yo no soy hincha de fútbol, los roles son distintos. Puede ser que estén afectados y es respetable.

-¿No te dolió haber perjudicado a un equipo que generaba identificación en el futbolero promedio por su estilo de juego?
-Quizá por eso las cosas se potenciaron también. Son las reglas del juego, ¡te puede pasar! ¿Vos le preguntaste a Palermo cómo se sintió después de haber errado tres penales con la Selección? Es raro que un jugador erre tres penales en un partido.

-¿Te trajo alguna consecuencia personal tu último partido?
-A ver, ¿si tuve cosas buenas le echo la culpa a esto y si tuve malas también? Vos no podés echarle la culpa a determinado hecho de tu vida. Yo viví en la villa, viejo. ¿Sabés los golpes que recibí? De todos los costados. A mí no me mueve nada. Por ahí a otro lo hubiese matado. Estoy golpeado desde los siete años.

-¿No hubieras deseado irte por la puerta grande?
-Pero, ¿qué es la puerta grande? ¿Un partido despedida?

-Podrías haber dirigido algunos años más.
-No, porque físicamente no podía más. ¿Querés que dirija en una silla de ruedas? No puedo por los dolores, estoy jodido. Tengo firmados los papeles por un médico neurocirujano, por un traumatólogo, está todo documentado. Sino la AFA no me hubiese garpado lo que me correspondía. ¿Vos entendés lo que te digo?

-El común de los hinchas cree que usaste el problema físico como una excusa.
-Ese es un problema tuyo. ¿Sabés lo que yo pienso de un montón de cosas? ¿Cuándo piensa bien la gente? Nunca. Cuando vos te comprás algo, es porque cagaste a alguno. Nunca te lo ganaste con el laburo propio. ¿Es así o no? No me asientas, ¡decime que sí!

-En muchos casos, sí.
-Es un problema social. La gente está en todo su derecho en pensar lo que quiera. ¿Qué es lo malo que yo hice? Ahora, fui un ideólogo espectacular si usé el problema físico para retirarme. Tendría que haber sido jugador de ajedrez y no referí.

-¿No estabas al límite de tu estado físico?
-Claro que sí, siempre estuve al borde. Toda mi vida estuve al borde.

-¿No fue un error entonces haber aceptado dirigir un partido tan trascendental?
-¡Cómo no iba a aceptar, si yo era empleado de la AFA!

-¿No había mejor opción que vos para dirigir esa final?
-Y… Si me la dieron, seguramente yo era la mejor opción. Que yo sepa, en la semana anterior al partido ninguno de los equipos se quejó de mi arbitraje.

-Sí, nos consta. ¿Pero estabas al ciento por ciento de tu estado físico?
-Yo di la prueba. Hay tipos que físicamente pueden estar mejor, pero por ahí no rinden. Ahora, si el línea me levanta mal la bandera, ¿querés que lo mate? Era un línea mundialista el que me puso la AFA (N. de la R.: Se refiere a Ricardo Casas).

-El juez de línea Alberto Barrientos también te levantó mal la bandera en 2001 y Racing salió campeón.
-Sí. Y dijo por qué, ¿no?

-Reconoció que era hincha de Racing.
-¿Y a vos te parece lógico eso? ¿Yo qué tengo que hacer con ese tipo?

-Ahora, ¿nadie sabía que Barrientos era de Racing?
-(Se irrita) ¿Vos me hablás en serio o me estás cargando? No me jodas a mí. Si vos me decís así, tengo que pensar que te estás haciendo el logi. ¿Y vos me estás condenando a mí? Me condenan a mí y no a un tipo que admitió lo que hizo.

-¿Sufriste escraches o agresiones en la calle?
-Vengo pasando malos momentos desde que empecé a dirigir fútbol. Una vez casi me agarro a trompadas con un barra de Chacarita en Plaza Italia.

-¿Cosechaste amistades en el mundo del fútbol?
-Eh… (silencio).

-Alguien con quien te juntes un domingo a comer un asado…
-No, no, eso jamás. No te olvides que en el arbitraje el fracaso de uno es el éxito del otro. Están todos esperando el error tuyo para que te suspendan. Al principio son todos brazenistas y cuando van ascendiendo sos un hijo de puta.

-¿Tenés trato con futbolistas o dirigentes?
-Con dirigentes, ni en pedo. Cuando los veo, los saludo y nada más. Sabés lo que pasa, ya sé cómo son. Hace muchos años un dirigente me dijo “el tipo más bueno es el último en cagarte”. Te cagan todos: el más hijo de puta primero y el más bueno, último.

-¿Entrevistas tan extensas como ésta diste alguna vez?
-No, porque yo nunca me llevé con los periodistas.

-¿Tenés algún mensaje para dar, a los hinchas de Huracán por ejemplo?
-No, las cosas se dan porque se dan. La vida es así. ¿Qué le voy a decir a la gente? Es lógico que el hincha esté enojado porque se sintió perjudicado. ¿Te van a aplaudir?

-Se insinuó que fuiste sobornado por esa final. René Houseman habló de 250.000 dólares. Otras fuentes precisaron 80.000…
-Alguno está equivocado. ¿Cobré 80 o 250 mil dólares? Hay una gran diferencia. ¿Vos viste las cosas que se dicen? ¿Cuánto me dieron al final? Estoy esperando. ¿Quién la tiene? Capaz alguno se la llevó…

-En tu perfil de WhatsApp pusiste la foto de Kwai Chang Caine, el monje de la serie “Kung Fu”, que anda solo por la vida, prófugo de un crimen. ¿Te identificás con él?
-Totalmente. Por eso la puse.

-¿Qué significa la frase “Nadie paga favores pasados”, que aparece en el estado? (N. de la R. después de la entrevista la cambió por otra no menos sugestiva: “La mentira es necesaria cuando la realidad es difícil de creer”).
-Que te dejan solo. Vos haces una cosa por un tipo, pasa el tiempo y no se acuerda.

-¿Te referís a alguna traición?
-Lo digo en general, no solo en el fútbol. Mi vida no es el fútbol, ¿entendés? Fue parte del trabajo. Tuve diez trabajos anteriores, fui funcionario de gobierno. La frase no tiene nada que ver con el fútbol. Tengo una lista de gente que ayudé y ni las gracias me dio.

-Como dijo alguna vez Diego Maradona, ¿te sentís “más solo que Kung-Fu”?

-(Se quiebra, por primera vez en la entrevista) Es lo que me tocó en la vida y no reniego de eso. Cuanto más conozco a las personas, más voy a llorar a mi gatito. En dos meses se va a morir, porque tiene un tumor. Por él se me cae una lágrima, por los demás no.








Juego de diferencias... @dealgunamanera...

Juego de diferencias…

Su mejor alumno, Marcos Peña. Dibujo: Pablo Temes.

El jefe de Gabinete lo llamó “equipazo”, pero los ministros no patean para el mismo lado.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 08/05/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Marcos Peña dijo el jueves pasado en Intratables que el Gobierno tiene un “equipazo económico” que es liderado por el propio presidente Mauricio Macri. A juzgar por el peso de los nombres, probablemente sea cierto, pero la realidad y la tensión natural de los deberes y obligaciones de cada ministerio, ha desatado los primeros encontronazos que, en algunos casos, han alcanzado dimensiones considerables. ¿Qué es lo que está ocurriendo entre los hombres que manejan el destino de la política económica del país?

Alfonso Prat-Gay es, casi con seguridad, uno de los hombres mejor plantados dentro del Gobierno pero, a la vez, el más expuesto por decisión política del Presidente en el diseño del gabinete. El ministro de Hacienda, debió resignar el poder real –propio de un ministro de Economía–en manos de varios de sus pares: Francisco Cabrera, tomando decisiones ejecutivas desde su cargo de ministro de la Producción, la canciller Susana Malcorra, con atribuciones en Comercio Exterior, Juan José Aranguren –un técnico que optimiza los números a cualquier precio– en el Ministerio de Energía, Guillermo Dietrich con injerencia en obras públicas como ministro de Transporte, y Rogelio Frigerio en su rol de ministro del Interior, emprolijando y administrando recursos que le son propios a las provincias.

A pesar de esto, Prat-Gay no se arredra y mantiene una dura pero necesaria discusión con Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, en lo relativo al nivel de las tasas de interés, la política monetaria y cambiaria. Economistas del Frente Renovador, señalan que, entre el ingreso de dinero proveniente del crédito por el arreglo con los holdouts, y los US$ 5 mil millones de la soja que se esperan para mayo, se terminará produciendo un revalúo del peso o, dicho de otra manera, continuará la quietud de la moneda norteamericana.

Aquí sobreviene la primera diferencia técnica entre las necesidades de ambos. Con inflación alta, peso apreciado, bajo consumo y dólar atrasado, es más difícil atraer inversiones. Para Alfonso Prat-Gay sería un mejor escenario bajar la tasa de interés para reactivar la economía movilizando el consumo. Desde el Banco Central, quienes conocen a Sturzenegger aseguran que mientras no baje la inflación él no tocará la tasa de interés. El partido se juega en el terreno de lo real donde cada uno aplica su mejor receta, esperando ver qué ficha moverá el de enfrente. Otros ministros y funcionarios que miran la contienda desde la platea, creen que el límite para sostener este nivel de tasa y estancamiento no debería superar el mes. Todo un mensaje para el presidente del BCRA.

Rogelio Frigerio es otro de los que camina con aplomo, en un terreno patinoso. Ya tuvo un altercado con Prat-Gay por la meta inflacionaria del 25%. La plata le está llegando en cuentagotas, y aún no ha podido distribuir entre los gobernadores el 15% de coparticipación federal que se les retenía a las provincias y había sido objeto de litigio judicial.

El Ministerio del Interior trabaja en una reunión de gobernadores a realizarse en Córdoba para presentarles una oferta. Entre Frigerio, Prat-Gay y algunos gobernadores, habría un principio de consenso en que la devolución del 15% se vaya realizando de manera escalonada a un ritmo de un 3% anual. En Interior aseguran que “el otro ‘dulce’ que el ministro puede mostrarles a los gobernadores es el dinero de fondos federales para obras, que, a decir verdad, viene algo lento”.

Carlos Melconian, de renovada elegancia, juega un partido aparte, para utilizar términos futbolísticos que tanto le gustan. Atrás quedaron los días en que refunfuñaba por lo bajo dada la conformación de los espacios en Economía. Una fuente del Banco Nación resume su situación diciendo que “está contento pero reclamando mayor celeridad y menos gradualismo”. En el PRO fueron algo más duros: “Que ni sueñe con ser ministro, es capaz y rápido, pero de esos tipos de barrio que creen que se las saben todas y terminan abriendo grietas por todos lados”.

Uno de los protagonistas de la semana ha sido el ministro de Energía Juan José Aranguren. El anuncio del aumento –el cuarto en el año– del 10% en las naftas, se vio agravado por su curioso análisis de la situación: “si el consumidor considera que el precio es alto dejará de cargar”. Honestidad brutal. No tiene muchos amigos dentro del Gobierno. Es un técnico capaz pero carente de tacto político y noción de la circunstancia social. “El Indomable” es como lo llaman algunos de sus detractores en el gabinete. Otros, que lo aprecian, grafican su lamento diciendo: “Lo disfrutábamos cuando estaba en Shell plantándose contra Guillermo Moreno. Ahora no sabemos cómo controlarlo” –se resignó la fuente–. “No le hace caso a nadie, pero no es ningún kamikaze, ya va a entender”.

"Aranguren no hace caso a nadie, pero no es kamikaze, ya va a entender"

Hipocresía

La alta inflación, la caída de la actividad económica y –más que los despidos– el temor a perder el trabajo, le ha dado sustento al proyecto de ley antidespidos, instrumento legal sobre cuya escasa o nula efectividad hay un consenso mayoritario proveniente, inclusive, de muchos de los que en público lo apoyan. Macri cometió un error al anunciar que vetaría la norma. Eso no hizo más que estimular a los sectores más duros del peronismo afines al kirchnerismo que lo que están buscando, en realidad, es hacerle pagar al jefe de Estado el costo político de una decisión de ribetes impopulares.

Son esos mismos sectores los que se han sentido incómodos en estos últimos días con el video en el que aparece Cristina Fernández de Kirchner expresando su rechazo a una norma similar requerida por la CGT en 2010. Curiosamente, los argumentos utilizados por la ex presidenta para oponerse a la iniciativa fueron los mismos que hoy esgrime Macri. La contradicción está en la esencia del kirchnerismo.

En este contexto, la marcha que unió a dos de las tres CGT y las dos CTA hace siete días, continuó reverberando a lo largo de la semana.

Ley antidespidos, discursos variopintos, poco margen para el uso político de los trabajadores y un común denominador: una parte grande de la sociedad, aún le da crédito al gobierno del presidente Macri y ha decidido prolongar la luna de miel. Más allá de los aumentos, sinceramiento o ajuste, hay un clima expectante y de tolerancia que es bienvenido como signo de madurez democrática. Una parte del sindicalismo y del peronismo más duro parece haber comprendido esto: al Presidente le debe ir bien; no hay espacio para otra experiencia como la de la Alianza. Al menos, nadie quiere ser el responsable de una crisis que pondría a los argentinos al borde de un colapso de consecuencias institucionales que fueron las raíces a partir de las cuales surgió el kirchnerismo con su impronta de autoritarismo, corrupción y populismo que tantas secuelas han dejado en la sociedad argentina.

Producción periodística: Santiago Serra.


Entrevista a Gustavo Sylvestre... @dealgunamanera...

Gustavo Sylvestre: "Es imperdonable lo que hizo Szpolski"


El periodista lanza su primer libro y habla de la crisis financiera que atraviesan los medios y los escraches que sufrió trabajando en Clarín.

© Escrito por Ramón Indart el sábado 07/05/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


En 2017 Gustavo Sylvestre cumplirá 30 años como periodista político a nivel nacional. Ahora, el conductor de M1 en C5N (lunes a jueves 21 a 23) lanza su primer libro, "Intrigas, alianzas y traiciones" (Ediciones B) donde relata con detenimiento la relación del poder político con los medios de comunicación y cuenta anécdotas sorprendentes.

En este contexto, habla con Perfil.com sobre el estado actual de los medios, el cierre del grupo que crearon bajo el paraguas de la pauta oficial K Sergio Szpolsky y Matías Garfunkel y abre el debate sobre un tema que pocos tienen en cuenta: el financiamiento de la política en las campañas electorales.

Perfil.com: - ¿Con qué nos vamos a encontrar con este libro?

- Yo agradezco todos los días por esta profesión que amo, desde los 16 años que empecé en Concepción del Uruguay en Entre Ríos trabajando en LT 11 y en el diario La Calle. Mi primer trabajo en la Capital Federal fue el 20 de octubre de 1983, el debut de la democracia. Voté por primera vez y fue mi primer trabajo periodístico en la Capital. Venía a estudiar acá y la radio me acreditó para esa jornada. Desde ese momento no he parado. Así empiezo, con esa anécdota. Después la radio me acreditó en Casa de Gobierno del '84 al '91. En 1987 empecé en Canal 13 donde me meten a trabajar en la actualidad y especializarme en política.

- ¿Cómo se arma una campaña política detrás de los medios de comunicación? La de 2015 fue muy intensa y sobre todo en TV. Hay que marcar la diferencia entre diario, radio y tele, es ahí donde el poder pone la lupa.
- Yo repaso la campaña de (Daniel) Scioli y la de Cambiemos y como se fueron armando. Todo pasa por la televisión, guste o no. En esto hay que reconocer que el PRO armó una campaña no solo en término de conjunto, sino para la TV. Las puestas en escena eran para la TV. Hubo mucho debate el año que pasó, sobre temas puntuales. Fijate vos que funcionarios de gobierno que hasta diciembre se prestaban al debate, hoy no lo hacen. Como cambian las realidades, ¿no?

- Bueno, ahora tienen que dar respuestas.
- Cuesta más encontrar funcionarios dispuestos a debatir. Muchos diputados siguen por suerte.

- ¿Qué diferencia harías entre lo que fue cubrir el poder en el menemismo, el kirchnerismo y lo que viene ahora?
- El libro comienza con una entrevista con Isabel Perón. Ahí ella cuenta que cuando murió Perón quiso renunciar a la vicepresidencia para no asumir y hubiera aliviado mucho. Tal vez la Argentina se hubiera salvado de un golpe de Estado. Eso muestra como la condicionaron todos. Ella dice "no me dejaron". Yo le pregunto "quienes". Ni las FFAA ni los políticos, incluido Balbín que me dijeron que me iban a ayudar. A partir de ahí recorro lo que consultas, como se da la relación de los medios con el poder en cada turno democrático. Siempre el periodismo del '83 a la fecha, a los medios produjeron urticaria. Alfonsín, que era sumamente respetable, vos no tenías acceso a él, pero claro tenía un excelente vocero que era José Ignacio López. Era como hablar con Alfonsín. Eso cambia radicalmente con (Carlos) Menem. Te volvía loco. Cambió la forma de hacer periodismo en la Argentina. Pasó de esa rigurosidad, protocolo de Alfonsín a un Menem que hablaba en la puerta de la casa, en la sala de periodistas de Casa de Gobierno a las 7 de la mañana, ¡no había nadie! Las coberturas en el exterior no dormías. Rompió todos los esquemas.

- ¿Y cuándo llega De La Rúa?
- Ahí vuelve a institucionalizar todo. No tuvo manejo. Yo cuento la experiencia que me tocó vivir el día de la renuncia de Carlos "Chacho" Álvarez. Todos los medios estaban en la casa de Chacho, me llama De La Rúa y me dice enojado: "Gato que es esto de cadena que le están dando a Chacho". Le digo "Presidente estoy viendo que en Salón de los bustos hay un micrófono, ningún funcionario suyo salió a hablar". Entonces escucho que dice a alguien "acá el Gato dice que hay un micrófono, bajen a hablar" y empiezan a salir todos.

- ¿De esa manera?
- Es así. Se dio una competencia entre la casa de Chacho y el Salón cuando se da la renuncia. Yo di la primicia 8.30 en TN. Estaba Federico Storani, que era ministro del Interior y lo sorprendo al aire porque yo sabía desde la madrugada. Lo anuncio y lo sorprendo. Me dice "la verdad, salgo de acá y averiguo".

- ¿Y la etapa del kirchnerismo?
- Se vuelve a una etapa de mayor cerrazón informativa.

- ¿No te dolió haber estado en la pantalla de TN cuando empezó esa guerra del ¿"Qué te pasa, estás nervioso"? ¿Fue fácil trabajar en televisión?
- No. Siempre traté de mantenerme al margen de esas cuestiones. A nosotros nos escracharon por trabajar en el Grupo Clarín. Todas las veces que pedimos notas desde A Dos Voces (programa que hacía con Marcelo Bonelli) siempre tuvimos respuesta. Todos los años nos daba una o dos notas Néstor Kirchner. Con Cristina Kirchner ya no. Cambió. Con Néstor tuve diálogo, con ella no. Nosotros le hicimos nota cuando era candidata a presidenta y nunca más volví  a hablar hasta el año pasado cuando me dio la primera entrevista en Nueva York cuando fue a la ONU. Fue el único período de gobierno en el cual no tuve diálogo.

- ¿Cómo se financia la visión del poder frente a los medios? Vos tenés al Grupo Clarín con un soporte propio y el kirchnerismo fue armando medios para tener el lado B de la realidad. En ese contexto, ¿crees que era necesario? ¿Se excedieron en armar un grupo de medios tan enfrentado a otro que terminó en el achique actual?
- Si, es perjudicial porque hemos visto el caso más concreto que es el Grupo Szpolski, que dejó colegas en la calle sin pagar, que todavía están en una tarea loable con una cooperativa (Tiempo Argentino) pero con una angustia tremenda. Es imperdonable lo que pasó en ese caso.

- ¿Qué parte de responsabilidad le toca al Estado? porque lo alentó.
- Obviamente. Eso también hay que hacer de autocrítica. Todos los que alimentaron eso. Porque es verdad lo que decís, hay una responsabilidad compartida de los que alimentaron y la irrepsonsabilidad de Szpolsky y de Garfunkel en armar y dejar en la calle de un dia para el otro y sin asumir la responsabilidad social que les corresponde como empresarios a todos nuestros colegas.

- ¿Cómo ves hoy el panorama de los medios?
- Desde hace mucho tiempo pasan por una etapa muy dificil que en algun momento hay que rever. Se perdió en los últimos años el eje y la misión que tiene todo medio, que es la de informar. Muchos actuaron como posicion politica en Argentina y eso no es bueno. Y muchos otros han actuado como defensores de una gestión que tampoco es bueno.

- ¿Cómo lo solventás? actualmente se ven pocos medios con objetivo periodístico. Perfil es manejado por un periodista, La Nación tiene la misma idea. Pero después los grupos de medios son manejados por sectores de poder que no vienen del periodismo. ¿Eso va cambiando la concepción de los medios?
- Yo trabajé 23 años en el Grupo Clarín. Cuando no me sentí cómodo con una línea editorial renuncié, me fui a otro grupo que en ese momento me daba esa posibilidad.

- La política lo que dice en off es "¿Cómo querés que financie una campaña si no circula dinero en negro?" que no está blanqueado cómo se financia. Y para llegar a la TV, para hablar en prime time necesita plata la política.
- La forma de financiación es un debate en la Argentina que falta.

- ¿Por qué no se da?
- Falta mucho. Todas las campañas gastan más de lo que se anuncia.

- ¿Y esa plata de dónde la sacas?
- Bueno, eso es lo que falta transparentar.

- De golpe dicen "a mí me financian las empresas privadas" pero eso estaría mal también porque luego esa organización espera un resultado.

- Claro, obvio. A nivel de reforma política fue muy bueno instalar las PASO. Falta ahora como se financian los partidos políticos. En Estados Unidos salen a recolectar fondos pero se hace público. Acá falta esto. 

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