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miércoles, 27 de junio de 2018

Reportaje a Gabriel Brazenas… @dealgunamanera...

“Hasta el último día de mi vida voy a decir que no fue foul”…


Enganche encontró a Brazenas en el medio de Moscú y, gaseosa de por medio, charló durante una hora con el ex árbitro sobre aquella mítica acción que lo marcó en el Vélez-Huracán y que quedó en la historia.

© Escrito por Sebastián Varela del Río el sábado 23/06/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Cuenta que habló apenas tres veces en su vida con Julio Grondona. Una mañana de 2010, el árbitro tocó a la puerta del mandamás y le dijo que quería dejar todo. El Don le respondió dos palabras: “¿Estás seguro?”. Brazenas le insistió. El entonces presidente de la AFA, como un apóstol, dudó hasta tres veces. Finalmente, ante la certeza del referí, levantó el teléfono, llamó a recursos humanos y dictaminó: “Va Brazenas. Arreglale todo al pibe”. Se saludaron. La reunión duró, como mucho, cinco minutos. Gabriel Vito Brazenas asegura que ni ese día ni en los anteriores, Grondona le preguntó jamás por Vélez-Huracán.

En los suburbios de Moscú, donde el ex árbitro vive el Mundial de Rusia junto a su hija, Brazenas habla con Enganche y, lejos de ser un hombre rodeado de los misterios que dejó aquel mítico partido, se sienta durante una hora a comentar su historia sin tapujos. “Decime, ¿cuánto me pagaron?”, suelta, un poco en broma, un poco en serio, como para sacar solemnidad a su caso. Gran parte del fútbol argentino, ese permanente constructor de mitologías aparentes, cree, con firmeza, que este hombre sancionó con malicia el aquel encuentro que definía al campeón del torneo Clausura 2009. Él, que dice que se sentaría a hablar del partido con Ángel Cappa, se aguanta todas las preguntas y no se mueve un milímetro de su relato.

“Hoy mi vida está perfilada fuera del fútbol. Me dedico al manejo administrativo de una inmobiliaria grande del barrio de Palermo. Nosotros, los árbitros, vivíamos en vivo. Uno en una oficina está encerrado, no es lo mismo. Eso no lo voy a recuperar nunca”, suelta, mientras un camarero ruso vuelve a hacer de las suyas y trae, en vez de tres gaseosas sin azúcar, la misma cantidad de cafés con hielo. “¿Qué habrá entendido?”, pregunta Brazenas. Y pone play: “Arranquemos”.

-¿Cómo se lleva un árbitro con el engaño?

-Es difícil, porque el origen de los jugadores es el potrero, no este fútbol de teatro al que quieren llevarnos. Es complejo. ¿El fútbol perdió el potrero o lo vamos a seguir dejando ser eso? El origen de los grandes jugadores es el potrero. Si hay menos tolerancia, también hay más engaño. ¿El jugador saca ventaja para lograr su objetivo? Es difícil. Hay jugadores que entrenaban mirando la posición del árbitro para tirarse en el otro costado. Y lo entrenaban. Eso es profesionalismo. Había técnicos que lo practicaban, porque, claro, desde el ángulo más difícil el árbitro puede tener jugadores delante y confundirse. El fútbol es un juego de engaños. ¿Y cuál es el juego de cartas más preponderante de Argentina?

-El truco.

-Claro. ¿Y el truco qué es? El engaño constante. El jugador trata de engañarme a mí y yo trato de que no me engañe.

-¿Te molestaba el engaño?

-Hay que saber que el jugador te quiere sacar ventaja en todo. ¿Vos viste a algún jugador que diga algo cuando le dan un gol que no es? Es así. El fútbol es así. En Argentina te dicen que hay que ser honesto y festejamos todos el gol con la mano de Diego. Hay un mensaje ambiguo. Entonces, o somos pícaros o somos honestos. ¿La trampa es picardía o es engaño? Es bravo, eh.

-¿Por qué a los árbitros se les cuestiona la honorabilidad?

-El árbitro tiene un problema: cuando se equivoca es un corrupto. En cambio, cuando un jugador se equivoca, no pasa nada. Por ejemplo, cuando un jugador (Palermo) erró tres penales, siguió jugando. ¿Te imaginás un árbitro que cobre mal tres penales en un partido? Lo matan. El problema es la falta de credibilidad.

-¿La falta de credibilidad en los árbitro está bien fundada?

-Es el país. Es Argentina. En nuestro país nadie le cree al presidente, ni al ministro de economía, ni a nadie. ¿Cómo le voy a creer a un árbitro? Mirá la justicia ordinaria. La justicia es cuando te favorecen. Cuando no, decís que te perjudicaron.

-¿Cuánto tiempo fuiste árbitro?

-Muchos años.

-¿Cuántas veces te ofrecieron plata?

-Ninguna. ¿Cómo arreglás a 22 tipos? ¿Cómo le decís a todos que tiren la pelota afuera? Yo tuve una conversación con un jugador de primer nivel en la que me dijo: “Si vos me querés cagar, yo te hago tres goles”. Es imposible. No se puede arreglar de esa manera.

-En la mitología del fútbol se dice que hay árbitros que te van empujando. Dos tiros libres por acá, un par de amarillas por allá y te ponen contra tu arco. ¿Es así?

-Eso es una payasada. Primero, si el árbitro logra hacer eso, pierde plata, porque tiene una inteligencia con la que podría ganar mucho más en otra cosa.

-¿Nunca escuchaste algo raro? ¿De verdad?

-Yo he escuchado que tal partido está arreglado y después termina para el otro lado. Lo que sí puede pasar es que haya tipos que se sienten a tomar un café con un árbitro y le digan al dirigente que arreglaron el partido. Yo te voy a contar cómo es esto, porque es interesante. El tipo va, es amigo o conocido de un árbitro, le dice al dirigente: “Che, tal los dirige el fin de semana y voy a ver si puedo hacer algo”. El tipo viene, se sienta a tomar un café con el árbitro, el dirigente lo ve y después le dice que está todo listo. Si el equipo de ese dirigente gana, pasa por caja a cobrar.

-¿Te pasó?

-Si me pasa, lo mato. Pero sé que pasó. Ahora, ¿cómo es la historia? ¿El corrupto es el árbitro o es el dirigente? A mí no me pasó, pero a otros árbitros sí.

-¿En la Libertadores tampoco escuchaste nada raro?

-Fui a todos lados y no me pasó jamás. Por mis hijos te lo juro. Una sola vez, en Colombia, fuimos a dirigir con el Sargento (Daniel) Jiménez y nos regalaron ropa antes del partido. Jugaba el DIM. Y es normal que te regalen remeras los jugadores o ropa. Fuimos al partido, el DIM perdió y cuando volvimos al hotel, nos habían sacado toda la ropa. Parece que no merecíamos tener la camiseta del DIM porque el equipo no ganó.

-¿Por qué te fuiste del fútbol?

-Por un problema físico. No por otra cosa. Fue eso.

-¿No te cansaste de ser Gabriel Brazenas, el tipo más puteado?

-No me podría cansar de ser yo, porque tendría que terminar con mi vida. Yo conozco el mundo gracias al fútbol. Fui un privilegiado. Por eso, hay que entender a la gente. Las puteadas me las como, porque, primero, no voy a hacer famoso a nadie. Por suerte, el fútbol me dio un nivel de tolerancia tremenda. Si un tipo me insulta, le pego una piña mal dada y pasa algo, después tengo una vida para pagarlo. Y no cambia nada. En vez de diez, elijo contar hasta cincuenta. En el fútbol y en la vida, todo lo que construiste podés perderlo en un segundo. También lo malo vende más que lo bueno. Yo hoy abro los diarios y veo cosas triviales, que no son importantes. Lo bueno nunca vende. Vende el lío.

-Te putearon en el Mundial hace poco. ¿Cómo lo viviste?

-Un hecho menor. Yo prefería dirigir los partidos importantes, no quedarme abajo de un escritorio dirigiendo partidos seis puntos y pasando desapercibido. Si querés estar arriba, tenés que estar preparado para eso y para los precios que hay que pagar.

-¿Volviste a jugar Vélez-Huracán en tu cabeza?

-Jamás. Nunca. Partido jugado, partido terminado. Para mí pasó y si decidí las cosas que decidí fue porque en ese momento tenía los elementos para decidir así.

-¿No cambiarías ninguna decisión en tu carrera?

-Ni una. Las decisiones tomadas en ese momento son así. Es el vivo. Uno no tiene la posibilidad de editar y volver para atrás. Los que trabajan en vivo son los mejores, hablo de locutores, famosos y figuras. El vivo te obliga porque no tenés marcha atrás. Por eso Mirtha Legrand es la uno, Marcelo Tinelli es el uno y Susana Giménez también. Ahí hay adrenalina pura.

-¿Manejaste mal el post Vélez-Huracán?

-En este país, todo lo que diga puede ser usado en mi contra. Las cosas tienen que ver con un contexto. Me fui porque la parte física predominaba sobre lo técnico, porque así lo empezó a dictaminar la FIFA. Yo nunca fui un dotado físicamente. Me han criticado que no corría, pero siempre trataba de estar al lado de la jugada. Después, sobre ese partido, si la gente quiere pensar que atrás de todo eso hubo otra cosa, es un problema de cada uno. Sabés la cantidad de cosas que yo pienso de todos y no las digo. Cada uno hace lo que quiere con sus actos y sus ideas.

-¿Cómo lo tomó tu familia en ese momento?

-Nunca me dijeron nada de ese partido. Mi señora falleció hace dos años. Mi viejo, también. En el mismo mes que mi mujer. Mi hijo tiene el mismo nombre que yo y, cuando le han dicho algo, le respondió que vengan a hablar conmigo. Mi hija, igual. Yo a mis hijos los preparé. Sabíamos que teníamos que cambiar el número a cada rato. Pero todo existió desde siempre, aunque hoy las redes sociales lo agranden. Hoy viene un muchacho, me saca una foto, pone algo y se hace el piola. Me parece bien. Pero internet no se creó para eso. La gente puede creer alguna decisión desacertada y me parece bien. Cada uno es libre.

-¿Te sentarías a tomar un café con Ángel Cappa?

-Yo tomo un café con cualquiera. No tengo nada que decirle, porque él defiende su postura y yo la mía. Es el contexto. Cada uno sabe lo que hizo y lo que pasó. Hace unos meses me llamó la producción de Coco Silly, que es hincha de Huracán, para que hable con él. Y hablé. Yo tomo un café con cualquiera. Son ellos los que tienen problemas conmigo, yo no tengo nada con ellos. Tengo la tranquilidad por cómo obré.

-¿Pensás que te van a preguntar muchos años por esto?

-Seguramente. A Guillermo Nimo le preguntaron por el penal de Gallo hasta que se murió.

-¿Volviste a ver esa jugada, la de la supuesta falta de Larrivey a Monzón?

-Una o dos veces. Pero nada más. La verdad, la decisión que tomé, la tomé tranquilo de lo que hacía. Y lo sigo pensando.

-¿Qué significa la palabra “corrupto” para vos?

-Es alguien que no aplica la ley. Y no es sólo conseguir dinero. Puede ser tener favores, o algún puesto mejor, o alguna ventaja, o un beneficio...

-Para cerrar, ¿fue falta de Larrivey?

-Para mí no. Sigo insistiendo en lo mismo. Para mí no y por eso no lo cobré.

-¿Hasta el último día vas a pensar igual?

-Sí, hasta el último día de mi vida voy a decir que no fue foul. A veces las cosas son así.






domingo, 8 de mayo de 2016

Gabriel Vito Brazenas... La entrevista que esperaba el fútbol argentino... @dealgunamanera...

La entrevista que esperaba el fútbol argentino...


Es muy probable que el personaje elegido para la tapa de esta edición, con la que celebramos el 17º aniversario de El Barrio, decepcione a la mayoría de nuestros lectores. ¿Por qué un ex árbitro de fútbol, que ni siquiera vive en la Comuna 12, tiene el privilegio de ser la noticia más importante del mes?, se preguntarán muchos de ustedes.

Asumimos el riesgo que en esta oportunidad implica dejar afuera de la portada temas más acordes a nuestra idiosincrasia, pero nos hacemos cargo de una decisión editorial largamente debatida. Ocurre que este medio ha intentado en los últimos años, a partir de su creciente alcance, abordar cuestiones más universales. Somos periodistas que a veces sentimos la necesidad de no acotar nuestra labor a los límites barriales, al margen de que ésa sea la lógica naturaleza de El Barrio.

Por eso nos permitimos, de tanto en tanto, la licencia de buscar también aquella primicia que marque la agenda de los grandes medios de comunicación. Llamémosle desafíos profesionales.

Gabriel Vito Brazenas ha sido una figura esquiva para el periodismo, especialmente desde el 5 de julio de 2009. Aquella tarde fue el juez principal del partido final por el Torneo Clausura de Fútbol entre Vélez y Huracán, disputada en el estadio José Amalfitani. Sus graves fallos privaron al equipo de Parque Patricios de coronarse campeón, provocando la indignación unánime de la sociedad futbolera. Tras una década en el referato, ese partido marcaría la despedida de Brazenas no sólo de la profesión sino también de la vida pública. Su repentino alejamiento de la actividad alimentó toda clase de hipótesis sobre su desempeño en aquel cotejo.

Sus apariciones en los últimos siete años fueron escasas y no exentas de polémica. Un par de breves entrevistas en radios y algún escrache en Mar del Plata constituyeron las únicas noticias confirmadas sobre su vida. En 2013 Ernesto Cherquis Bialo, vocero de la Asociación del Fútbol Argentino, reflexionó ante este periódico sobre algunas prácticas reñidas con la ética del ex presidente Julio Grondona. En el último año las investigaciones sobre corrupción que involucraron a los máximos dirigentes del fútbol mundial incluyeron a las principales autoridades de CONMEBOL y AFA, sospechadas entre otros delitos por amañar partidos.

Hace muchos años que soñábamos con entrevistar a Gabriel Brazenas. “La carta que Grondona se reservaba para los partidos que le importaban mucho, más allá de la formalidad de los sorteos”, según lo describe Ceferino Reatoen su libro Doce noches. Cuando para nuestra sorpresa aceptó entusiasmado la nota, explicando que rehúye de los grandes medios, intuimos que contábamos con una gran ventaja. Así como los periódicos barriales son subestimados por las grandes estrellas, nuestra fortaleza reside en ser a menudo el confesionario de aquellas figuras caídas en desgracia. Suelen relajarse con nosotros y entonces hablan. Así sucedió con el ex árbitro.

El resultado final es un larguísimo reportaje de más de dos horas, que debió ser reducido a la mitad, por momentos cargado de tensión, reproches e insinuaciones. Creemos que este hallazgo periodístico merece ser analizado como una radiografía del fútbol argentino. Cada uno podrá, luego, trazar su propio diagnóstico.

Gabriel Brazenas rompe el silencio


Poco y nada se supo de él desde el 5 de julio de 2009, cuando quedó en el ojo de la tormenta tras la polémica final entre Vélez y Huracán. El Barrio logró una extensa entrevista, en la que sin eufemismos respondió a casi un centenar de preguntas. Sus declaraciones esconden misterios y describen la lógica perversa del fútbol argentino.

© Escrito por Por Marcelo Benini y Tomás Labrit el domingo 03/04/2016 y publicado por el Periódico El Barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Dicen que trabajé de albañil. Googlean mucho ustedes. Vivo en Fray Justo Santamaría de Oro y Demaría desde 1999. Nunca me mudé. Compré en Palermo después de haber vivido en Lanús. Son todos vagos, nadie labura. No investigan nada”.

Gabriel Vito Brazenas (48) repetirá esta acusación una y otra vez, casi como un mantra. No le caen bien los periodistas. Pese a ello, quizá por la naturaleza barrial de este medio, aceptó conversar con El Barrio. Fueron más de dos horas en un bar de Palermo. La interminable entrevista es la primera que concede a un medio gráfico y la más importante de todas sus apariciones públicas. Aunque previsiblemente se desmarcó de cualquier sospecha sobre lo sucedido el 5 de julio de 2009, dejó jugosos entrelineados acerca de la década en la que se desempeñó como árbitro de primera división (1999-2009).

Casi todas sus respuestas esconden secretos y acertijos. Un subtitulado invisible que permite comprender la lógica perversa del fútbol argentino.

“Todos piensan que a mí me echó Julio (se refiere a Grondona). Digo Julio porque lo quería mucho y lo sigo queriendo. Era un tipo maravilloso para el fútbol”, dice Brazenas del ex presidente de la AFA, con quien acordó su desvinculación como árbitro tras la fatídica final entre Vélez y Huracán. Ese día, varios errores decisivos privaron al Globo de ser campeón. Desde entonces, poco y nada se supo de él. Hasta hoy.

-¿Es cierto que te retiraste por problemas físicos?
-Sí. Tengo cinco tornillos y una placa de titanio. En 2005 me quedé sin fuerza en una prueba física. El médico de AFA me decía que era un problema psicológico. Hasta que me agarró un neurocirujano de primer nivel y me hizo una resonancia. ¿Viste la manguera, cuando vos la estrangulás? Así tenía la médula. El médico me dijo que había que operar. Yo le pregunté cuándo iba a volver a dirigir y me dijo: “Rezá para que no quedes en silla de ruedas”. Y después de dos años volví. Ese fue mi primer error.

-¿No fue un error que te designaran a dirigir en 2009 Vélez-Huracán?
-No, ¡si yo era el mejor! Se lesionaban todos los referís cuando llegaban a la final.

Pero vos venías de mucho tiempo inactivo.
-Yo volví a dirigir después de dos años y medio parado. Nadie pensaba que iba a dar la prueba física, pero la di. Quedé muerto. Esto fue a fines de 2008 me parece. Ese día en la escuela estaba Horacio Elizondo, uno de los peores males que hubo en la Argentina.

-Elizondo dijo que Giménez, Sequeira y vos se fueron del referato sin explicaciones.
-Sí, ¿y qué explicación tengo que darle? Yo no le doy explicaciones ni a mi mujer.

-En junio del año pasado se difundieron escuchas telefónicas en las que Grondona hablaba con el presidente del Colegio de Árbitros: elegían a dedo a los referís.
-A ver, vuelvo a repetirte. Que los árbitros sean puestos a dedo es un secreto a voces. ¿Te tomas el trabajo de ver lo líneas todos los fines de semana? Yo sí.

-Muchas veces los jueces de línea son más decisivos que los árbitros.
-No estoy hablando de la mala fe. Porque si no, hace siete años estoy esperando que me lleven preso porque dijeron que había arreglado un partido. No tengo causas. La única vez que fui a un juzgado fue para llevar a un periodista y le cobré plata.

-¿Te sentís estigmatizado por tu desempeño en ese partido, condenado socialmente?
-¿Condena social? Hace cuatro o cinco meses, cuando terminó el torneo, hubo tres partidos a la tarde que salieron empatados. Y a un equipo lo mandaron al descenso. ¿Nadie dijo nada? Un jugador se hizo un gol en contra. ¿Tengo que pensar mal?

-Y, se puede pensar mal…
-¿Por qué? Estaría mal, no tengo pruebas. ¿Entendés lo que te digo?

-Es la desconfianza permanente que reina en el fútbol argentino.
-Es la vida, se juega como se vive.

-Eso dice el periodista Juan Fazzini, vecino nuestro…
-Sí, pero yo lo digo hace cincuenta años. Mirá, yo fui psicólogo de jugadores durante veinte años dentro de la cancha, a 190 pulsaciones, que es muy difícil.

-En lo personal, ¿fue una bisagra en tu vida aquella final?
-A ver, nombrame a algún árbitro de mi generación que esté posicionado mejor que yo.

-Ángel Sánchez…
-¿Ángel Sánchez? No es de mi generación, es anterior. ¿Qué hace Ángel Sánchez?

-Es columnista deportivo.
-¿Viste? No hablemos más. ¿Vos entendés lo que te digo?

-¿A qué querés llegar?
-A que todo depende del objetivo que vos tengas en la vida. Si tu objetivo es dejar el arbitraje y dedicarte al periodismo es una cosa. Ahora, si vos crees que el arbitraje termina y empieza otra parte de tu vida, es otra. Es mi caso y el de muchos más. ¿Saben a qué se dedican Furchi, Favale y Sequeira? No. ¿Saben por qué?

-¿Porque no les pasó algo traumático como a vos?
-No es traumático, es normal. A las personas que asumen riesgos es muy probable que les pase esto. Los tipos que tienen finales, descensos, que están expuestos constantemente, tienen mucha más posibilidades de equivocarse que el tipo que está escondido debajo de una mesa. Todavía sigue dirigiendo Juan Pablo Pompei. ¿No te llama la atención? ¿Cuántas finales dirigió? Lo adoro, pero decime cuántas.

-No lo suelen designar para los partidos decisivos.
-Lo estás diciendo vos. Tiene 49 años y sigue dirigiendo…

-¿Es lógico o desmedido el manto de sospecha que existe sobre algunos árbitros?
-Es lógico, porque la sociedad argentina está mal. El problema de la sociedad argentina es la crisis de credibilidad. No se cree en el error. Cuando se equivoca un tipo, siempre es de mala fe. Te hago una pregunta, ¿quién es el que más pone el ojo en la mala fe? El periodismo, porque conoce la mala fe.

-¿Y el escándalo por coimas en la FIFA que involucra a dirigentes de la AFA?
-Eso viene del año 90.

¿Pensás que el periodismo no lo conocía?
-No sé, nunca trabajé para un medio masivo.-Por eso estoy hablando con vos. ¿O vos pensás que acá enfrente (señala el edificio de Radio La Red) nadie sabe nada? Yo ni estaba en el arbitraje. Fui a un Sudamericano y a un Mundial Sub 17 de la FIFA. ¿Y vos me hablás de que los árbitros se ponen a dedo? La FIFA puso a dedo toda la vida a los árbitros

-¿No hay un sorteo de por medio?
-¿Qué sorteo? Hay tipos que se lesionaban para no dirigir. ¿De qué me hablas?

-Por ejemplo, en el caso de Ceballos…
-(Interrumpe) Ceballos se equivocó porque se le cruzó un jugador adelante y cuando vio la jugada el tipo cayó adentro del área. ¿Querés ver el video? Lo vemos juntos. ¿Sabés cuánto es un metro en una cancha? No existe. ¿Sabés las medidas de una cancha? Lo tienen que saber, ustedes son periodistas. El reglamento de la FIFA dice que las medidas reglamentarias son 105 por 68 metros.

-¿Querés decir que en esas medidas un metro no es nada?
-¿Querés verlo? Vamos a la cancha un día. ¿Sabes qué pasa viejo? Hay que leer. ¿Te dije que son todos vagos? Porque si vos vas a un medio de comunicación y en vez de llevarle “Brazenas chorro” le decís “Brazenas se equivocó” no te lo compra nadie.

-Una de las primeras medidas del nuevo presidente de FIFA fue aprobar el uso del video ref. ¿Por qué se tardó tanto en implementar este sistema?
-Soy realista. Está todo maravilloso con Gianni Infantino, pero que yo sepa tuvo alguna relación con Blatter y Platini. La FIFA busca transparentar su imagen, ¿entonces qué hace? Pone el video en la entrada de gol, pero no en el fuera de juego. ¿Vos sabés que la tecnología también se equivoca? A mí dejame al fútbol como está.

-De haberse aplicado, hubieras podido apoyarte en la tecnología en 2009.
-¿Por qué?

-Para enmendar los errores.
-¿Cuáles?

-Por ejemplo, en la falta de Larrivey a Monzón previa al gol de Vélez.
-¿Vos pensás que fue foul?

-Y… fue plancha al arquero.
-Para mí, no. En la cancha no es plancha. Porque anteriormente hubo una jugada similar que le hizo Arano a Cubero, que fue planchazo y expulsión y yo no la cobré.

-¿Pero no fueron culposas tus declaraciones después del partido?
-No, porque por televisión es una cosa y en la cancha es otra.

-Habías admitido errores…
-En la televisión, sentado en el living de mi casa, es una cosa. Pero hay planos que no te dan la posibilidad de ver que fue foul.

-Cuando te designaron para este partido, ¿imaginabas que podía pasar algo así?
-En todos los partidos tenés que estar preparado para que pase algo así. El árbitro que piensa que se va a ir aplaudido de una cancha, que se retire mañana. Porque a mí me aplaudían los de Vélez que me putearon cuando dirigí la final contra Racing en 2001, cuando decían que no agregué minutos. Lo que yo hice fue terminarlo a los 90 minutos. Entonces los mismos que me insultaban ese día, me aplaudían en el otro.

-Pero los que definían el campeonato en 2001 eran Racing y River, no Vélez…
-Sí, pero ese día corrían mucho los de Vélez. ¿Sabés cómo corrían?

-¿Vos decís que hubo incentivación?
-No, yo no sé (irónico). Corrían y, la verdad, dejaron todo. Como debe ser.

-En una entrevista años después de su retiro, el ex árbitro Daniel Giménez dijo: “¿Sabés cómo compran y venden árbitros y vos ni te enterás?” ¿Qué opinás?
-Es real. A mí me pasó en una final, pero me avivé. Hay tipos que dicen que te compran y vos ni te enterás. Te voy a hacer la exposición. Vos me citaste para hacer la entrevista acá y, si sos mala leche, hablas con un dirigente y le decís que vas a tener una charla conmigo para arreglar algo. El dirigente va a venir y te va a ver a vos conmigo. Vos después le decís que está todo cocinado y yo ni me enteré. Ponele que yo me equivoqué y ganaste el partido. Vos te la llevás y yo no me enteré nunca.

-¿Entonces la suciedad corre por cuenta de los dirigentes?
-Sí, y de su entorno. Eso es lo que dijo Giménez.

-Pero a Giménez lo echaron del arbitraje en 2007, igual que a vos: después de una escandalosa final por el ascenso en la que también fue perjudicado Huracán.
-No lo echaron, no señor. Dejó de dirigir. Le pagaron su contrato y se fue.

-¿Y eso no es un despido encubierto?
-Llamalo como quieras. Pero que yo sepa Giménez no tiene ninguna causa. Lo que hizo fue un arreglo con la AFA, una forma que da la ley para que no haya más juicios. Fue un despido indirecto, lo mismo que hice yo con Grondona.

-¿Qué te dijo Grondona sobre tu actuación en el partido Vélez-Huracán?
-Nada. ¿Qué me va a decir? Nunca tuve una reunión con él después de ese partido. Los árbitros no tienen relación con el presidente de AFA. Tienen una reunión cuando realmente la necesitan.

¿Y este caso no ameritaba un encuentro?
-¿Por qué? Si es normal que pase esto.

-¿Normal? Menos a los hinchas de Vélez, tenías a todo el país en contra…
-¿Sabés lo que me hubiera dicho Grondona? “¿Sabés las cosas que dicen de mí?” (imita su tono de voz). Yo no soy soberbio, pero sé la respuesta de Grondona. Entonces no me iba a sentar para que me boludearan. ¿Vos me entendés?

-¿El que calla no otorga?
-Son pavadas. Eso es trabajo para ustedes. Yo trabajé con el jefe de prensa del General Perón. Algo aprendí.

-¿Te sentiste protegido por la AFA?
-¿Por qué me tiene que proteger? Yo me fui porque no di físicamente la prueba. Estuve un año tratando de entrenar.

-Da la sensación de que si no hubieran fallado en partidos decisivos, tanto vos como Giménez no hubieran tenido necesidad de irse del arbitraje.
-Pero, escuchame una cosa… Si la FIFA te sube las pruebas físicas y yo no las doy, me tengo que ir. Ahora, que vos lo creas o no es un problema tuyo y no mío.

-¿Estabas apto físicamente para dirigir esa final?
-¿Cómo no? Cuando después me citan para hacer la prueba física, no la pude dar. ¿Sabés cuántas veces me pasó? Un montón. ¿Cuántas veces te enteraste? Nunca. No sólo a mí. Lo dijo Lunati: hay árbitros que dirigen sin dar la prueba física.

-Sos muy inteligente para declarar…
-El test de psicología de AFA me dio nueve. Fui abanderado de primero a quinto año y estuve en el cuadro de honor con promedio general de 8,93.

-¿Fuiste a la universidad?
-No, nunca. Trabajé de 1988 a 2001 en el Tribunal de Cuentas y en la Auditoría General de la Nación. Me fui con el retiro voluntario.

-¿Del Gobierno de la Ciudad te retiraste también?
-Si, también. Terminé mi trabajo y me fui.

-¿No fue por el escándalo de Vélez-Huracán?
-No. Presenté el informe final y me retiré. Ahora no quiero trabajar en el Estado. Además fui asesor de Daniel Scioli seis años en la Provincia de Buenos Aires. Trabajaba dentro de la Secretaría de Deportes con el Chino Tapia. La gente no investiga, viejo. No trabajan, son vagos. Perdoname que te lo diga, pero es así. Yo empecé a dirigir a los doce años enfrente del Cementerio de Lanús, en la villa.

-Eso te curtió.
-¿Sabes lo que es dirigir a los doce años en las villas? ¿Tenés idea? No, no tenés idea.

-Me lo puedo imaginar.
-Entonces es normal que pase esto. ¿Quién quiere a los referís? Nadie. Decime, ¿quién quiere a la Justicia? Nadie, porque si te beneficia es Justicia y si te perjudica no.

-La Justicia también puede ser injusta según cómo la apliques…
-Y, está aplicada por los hombres. Los jueces se pueden equivocar como los referís.

-Gastón Monzón, el ex arquero de Huracán, dice que nunca se olvidó de aquella jugada clave. De hecho, jamás recuperó el nivel.
-¿Y vos le echas la culpa a una jugada? Si a vos te afecta una jugada tenés un problema importante. Perdoname que te lo diga.

-¿A vos no te dejó una huella ese último partido que dirigiste?
-Es parte de la vida. La vida es así.

-¿Qué creés que piensa el hincha de Huracán de vos?
-Eso se lo tenés que preguntar a ellos, no a mí. Yo no soy hincha de fútbol, los roles son distintos. Puede ser que estén afectados y es respetable.

-¿No te dolió haber perjudicado a un equipo que generaba identificación en el futbolero promedio por su estilo de juego?
-Quizá por eso las cosas se potenciaron también. Son las reglas del juego, ¡te puede pasar! ¿Vos le preguntaste a Palermo cómo se sintió después de haber errado tres penales con la Selección? Es raro que un jugador erre tres penales en un partido.

-¿Te trajo alguna consecuencia personal tu último partido?
-A ver, ¿si tuve cosas buenas le echo la culpa a esto y si tuve malas también? Vos no podés echarle la culpa a determinado hecho de tu vida. Yo viví en la villa, viejo. ¿Sabés los golpes que recibí? De todos los costados. A mí no me mueve nada. Por ahí a otro lo hubiese matado. Estoy golpeado desde los siete años.

-¿No hubieras deseado irte por la puerta grande?
-Pero, ¿qué es la puerta grande? ¿Un partido despedida?

-Podrías haber dirigido algunos años más.
-No, porque físicamente no podía más. ¿Querés que dirija en una silla de ruedas? No puedo por los dolores, estoy jodido. Tengo firmados los papeles por un médico neurocirujano, por un traumatólogo, está todo documentado. Sino la AFA no me hubiese garpado lo que me correspondía. ¿Vos entendés lo que te digo?

-El común de los hinchas cree que usaste el problema físico como una excusa.
-Ese es un problema tuyo. ¿Sabés lo que yo pienso de un montón de cosas? ¿Cuándo piensa bien la gente? Nunca. Cuando vos te comprás algo, es porque cagaste a alguno. Nunca te lo ganaste con el laburo propio. ¿Es así o no? No me asientas, ¡decime que sí!

-En muchos casos, sí.
-Es un problema social. La gente está en todo su derecho en pensar lo que quiera. ¿Qué es lo malo que yo hice? Ahora, fui un ideólogo espectacular si usé el problema físico para retirarme. Tendría que haber sido jugador de ajedrez y no referí.

-¿No estabas al límite de tu estado físico?
-Claro que sí, siempre estuve al borde. Toda mi vida estuve al borde.

-¿No fue un error entonces haber aceptado dirigir un partido tan trascendental?
-¡Cómo no iba a aceptar, si yo era empleado de la AFA!

-¿No había mejor opción que vos para dirigir esa final?
-Y… Si me la dieron, seguramente yo era la mejor opción. Que yo sepa, en la semana anterior al partido ninguno de los equipos se quejó de mi arbitraje.

-Sí, nos consta. ¿Pero estabas al ciento por ciento de tu estado físico?
-Yo di la prueba. Hay tipos que físicamente pueden estar mejor, pero por ahí no rinden. Ahora, si el línea me levanta mal la bandera, ¿querés que lo mate? Era un línea mundialista el que me puso la AFA (N. de la R.: Se refiere a Ricardo Casas).

-El juez de línea Alberto Barrientos también te levantó mal la bandera en 2001 y Racing salió campeón.
-Sí. Y dijo por qué, ¿no?

-Reconoció que era hincha de Racing.
-¿Y a vos te parece lógico eso? ¿Yo qué tengo que hacer con ese tipo?

-Ahora, ¿nadie sabía que Barrientos era de Racing?
-(Se irrita) ¿Vos me hablás en serio o me estás cargando? No me jodas a mí. Si vos me decís así, tengo que pensar que te estás haciendo el logi. ¿Y vos me estás condenando a mí? Me condenan a mí y no a un tipo que admitió lo que hizo.

-¿Sufriste escraches o agresiones en la calle?
-Vengo pasando malos momentos desde que empecé a dirigir fútbol. Una vez casi me agarro a trompadas con un barra de Chacarita en Plaza Italia.

-¿Cosechaste amistades en el mundo del fútbol?
-Eh… (silencio).

-Alguien con quien te juntes un domingo a comer un asado…
-No, no, eso jamás. No te olvides que en el arbitraje el fracaso de uno es el éxito del otro. Están todos esperando el error tuyo para que te suspendan. Al principio son todos brazenistas y cuando van ascendiendo sos un hijo de puta.

-¿Tenés trato con futbolistas o dirigentes?
-Con dirigentes, ni en pedo. Cuando los veo, los saludo y nada más. Sabés lo que pasa, ya sé cómo son. Hace muchos años un dirigente me dijo “el tipo más bueno es el último en cagarte”. Te cagan todos: el más hijo de puta primero y el más bueno, último.

-¿Entrevistas tan extensas como ésta diste alguna vez?
-No, porque yo nunca me llevé con los periodistas.

-¿Tenés algún mensaje para dar, a los hinchas de Huracán por ejemplo?
-No, las cosas se dan porque se dan. La vida es así. ¿Qué le voy a decir a la gente? Es lógico que el hincha esté enojado porque se sintió perjudicado. ¿Te van a aplaudir?

-Se insinuó que fuiste sobornado por esa final. René Houseman habló de 250.000 dólares. Otras fuentes precisaron 80.000…
-Alguno está equivocado. ¿Cobré 80 o 250 mil dólares? Hay una gran diferencia. ¿Vos viste las cosas que se dicen? ¿Cuánto me dieron al final? Estoy esperando. ¿Quién la tiene? Capaz alguno se la llevó…

-En tu perfil de WhatsApp pusiste la foto de Kwai Chang Caine, el monje de la serie “Kung Fu”, que anda solo por la vida, prófugo de un crimen. ¿Te identificás con él?
-Totalmente. Por eso la puse.

-¿Qué significa la frase “Nadie paga favores pasados”, que aparece en el estado? (N. de la R. después de la entrevista la cambió por otra no menos sugestiva: “La mentira es necesaria cuando la realidad es difícil de creer”).
-Que te dejan solo. Vos haces una cosa por un tipo, pasa el tiempo y no se acuerda.

-¿Te referís a alguna traición?
-Lo digo en general, no solo en el fútbol. Mi vida no es el fútbol, ¿entendés? Fue parte del trabajo. Tuve diez trabajos anteriores, fui funcionario de gobierno. La frase no tiene nada que ver con el fútbol. Tengo una lista de gente que ayudé y ni las gracias me dio.

-Como dijo alguna vez Diego Maradona, ¿te sentís “más solo que Kung-Fu”?

-(Se quiebra, por primera vez en la entrevista) Es lo que me tocó en la vida y no reniego de eso. Cuanto más conozco a las personas, más voy a llorar a mi gatito. En dos meses se va a morir, porque tiene un tumor. Por él se me cae una lágrima, por los demás no.