domingo, 16 de septiembre de 2012

CKF, no le tenemos miedo... De Alguna Manera...


Señora Presidenta: nadie le tiene miedo, como Ud pretende...

 Gobernador Daniel Peralta y Cristina Fernández

Entre los pañales que usaba el nene, la megalomanía a full y las amenazas a la provincia, la presidenta Cristina Fernández, da la sensación de estar algo desequilibrada y esto es sumamente grave en un Jefe de Estado.

La mandataria le disparó al gobernador de Santa Cruz (sin nombrarlo) algunas quejas por supuesta administración irregular o indebida y en ese caso la propia presidenta comete un acto de encubrimiento, si sabiendo que hay “cosas turbias” no las denuncia como corresponde y manda una amenaza velada, la cual es más política y efectista que efectiva.

El otro error en el que incurre CFK es en el delito de complicidad. Pues, todos recordamos que hasta el 23 de octubre las gigantografías mostraban su imagen junto a Peralta, sonrientes y prometiéndonos un futuro promisorio “de la mano del modelo que representamos”, “juntos por Santa Cruz”, decía el spot. Si hasta el 23 de octubre todo estaba bien ¿Cómo es posible que en 10 meses la provincia haya sido vaciada a tal punto que estemos en la lona? ¿O ya estábamos en la lona y ella lo encubría mintiéndonos desde el atril, por una cuestión eleccionaria? ¿O nos miente ahora porque en realidad quiere forzar un golpe institucional?. Es tan impostada la posición de la presidenta, que un silencio saludable, le resultaría más efectivo que hablar pisando su sombra.

El estado de megalomanía en que vive la primera mandataria y el rapto de delirio demostrado, cuando dijo “hay que tenerle miedo a Dios “y a mí, un poquito”, mientras la corona de aplaudidores festejaban el hecho de que les infunda temor, es un cuadro psíquico grave para el análisis de un psiquiatra y un mensaje político grave para la sociedad.

El espíritu pretendidamente maternalista desplegado en los aló presidenta, muestra a CFK mezclando sus rutinas de ama de casa con chistes malos, retos a los aplaudidores, una simulada locuacidad campechana y los pañales que usaba Máximo, lo cual no le importa a nadie, rasgos propios de cierto desequilibrio preocupante.

Finalmente, quisiéramos decirle en primera persona:

Señora Presidenta: no le tenemos miedo. Nadie le tiene miedo, excepto, claro, su cohorte de aplaudidores y obsecuentes que en cada aló presidenta, se ponen en las primeras filas asintiendo cualquier cosa que dice y gastando las palmas como gastan las rodillas.

Ud no infunde ningún miedo en nadie, excepto en su entorno, pero su entorno (para el resto de la gente) no existe. Su creciente personalismo y la creencia de que es el obligo del mundo, la está llevando a perder estrepitosamente consenso popular y lo que Ud cree que es una muestra de autoridad, es una expresión de autoritarismo, muy distinto a lo otro y produce un profundo rechazo.

Nadie le tiene miedo, señora presidenta, excepto sus aduladores crónicos, que facturan mientras le sonríen y quieren sostenerla para que a ellos no se les caigan los negocios. Creerse Dios o su lugarteniente, es de una excentricidad incompatible con un Jefe de Estado; no le haría bien escuchar los calificativos que podríamos enumerarle, ante tanta soberbia y falta de sentido común.

Con la dirigencia política que gobierna el país, estamos en manos de Dios, eso es seguro. Ahora, es raro que Ud, Sra presidenta, no haya reflexionado sobre lo que le ocurrió a su esposo, quien creía, tal vez, que bastaba con darle una orden al destino para no ser alcanzado por él y no era necesario cuidar su corazón, porque como decía usted misma, cada vez que su marido salía de una intervención arterial: “hay Kirchner para rato”, creyendo innecesario tenerle miedo a Dios, porque, en definitiva, Néstor era su lugarteniente en la tierra y nada le podría pasar.

La inmortalidad, señora presidenta, no es un don de los seres humanos y el miedo a Dios es una cuestión de fe. A Usted, nadie le tiene miedo y cada vez hay menos que le tienen fe.

© Publicado por la Agencia OPI de la Ciudad de Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz  el Lunes 3  de Septiembre de 2012.

Los medios y las cacerolas... De Alguna Manera...


Los medios y las cacerolas...


Al analizar el funcionamiento del sistema de medios actual sugerimos que la redundancia y el acotamiento geográfico explicaban el impacto escaso de los temas que se han generado desde los aparatos mediáticos opositores en el último tiempo, desde el caso Schoklender hasta la ley antiterrorista, la megaminería, el Proyecto X y el más reciente affaire Ciccone, el “cepo al dólar” y el impuesto al uso de tarjetas para viajes al exterior y la famosa “cadena nacional”.

Ciertamente, algunos han generado algún ruido entre los adherentes y electores progresistas no peronistas del kirchnerismo, que representan el 8 por ciento del total del universo oficialista en general, pero ni en ese universo ni en el general de votantes al FpV en octubre de 2011 se observan cambios estadísticamente significativos en la arquitectura de preferencias nacionales.

El impacto metropolitano de los medios opositores, que son los que llevan la delantera en la instalación de estos temas –aunque sin mayores réplicas nacionales importantes en los medios, incluso los opositores del resto del país–, no parece alterar en nada la arquitectura de audiencias de octubre, y lo que logran es redundar sobre aquellos que ya estaban convencidos. Algo así como cazar en el zoológico.

Así las cosas, las recientes movilizaciones de las clases medias y medias altas porteñas residentes en el centro norte de la CABA con muy limitadas réplicas en el primer cordón del GBA, Mar del Plata, Rosario, Córdoba capital y Mendoza capital son la materialización en otra dimensión del fenómeno de la redundancia.

Se trata de segmentos relativamente acomodados que ya adversaron al oficialismo en 2011 y vuelven a expresar su descontento esta vez más exacerbados por la escalada en la agenda de medios opositores, en franca disputa con el Gobierno desde el año 2007 con aceleración a partir del año 2009.

La presencia de la agenda mediática replicando sobre las demandas de los porteños de medio y alto nivel económico social era nítida en el caceroleo del jueves, con consignas que pintadas en prolijos carteles de fondos claros parecían extraídas de los editoriales de analistas políticos opositores, algunas de ellas altivas y honorables como “Libertad, libertad, libertad”.

Pero no sólo de libertad vive el hombre, y muchas otras consignas de los caceroleros estuvieron orientadas a recrear el imaginario de convivencia armoniosa y fino humor que caracteriza a los sectores acomodados que se empeñan en sostener sus risibles privilegios: “Puta, chorra y montonera”, “Morite, yegua, morite” o, ya en un tono más latinoamericanista, “Andate a Cuba, la puta que te parió”.

En síntesis, entonces, desde el punto de vista político-electoral, nada nuevo bajo el sol.

Al igual que las audiencias de los medios opositores, las caceroleadas televisadas de los segmentos medios y altos porteños resultan hoy una práctica típica del fenómeno de audiencias redundantes, con epicentro en el centro-norte de la Capital, y bastante poco productiva al momento de inducir cambios en el estado de opinión pública nacional, que sigue teniendo al oficialismo como mayoría nacional sólida de preferencias y a la gestión del Gobierno nacional en general, y la coyuntura socioeconómica favorable en particular, como el eje de esta mayoría electoral.

Finalmente, cabe señalar que la fortaleza relativa del oficialismo es también el resultado de la estructura fragmentada de la oposición, que no logra resolver su formato de archipiélago patentizado en las elecciones de octubre de 2011 y aún lo profundiza con las nuevas eventuales candidaturas de Mauricio Macri y José Manuel de la Sota. Ambas ofertas opositoras, ausentes en octubre, impactan sobre el 45,89% que no votó por el FpV en 2011 y consolidan aún más la arquitectura de archipiélago opositor.

En efecto, al igual que Mauricio Macri, que acumula 9% de intención de voto nacional y para eso plancha en 13% al FAP, que obtuviera 17% en 2011, De la Sota, que proyecta 5% nacional de intención de voto , seguirá redistribuyendo los votos opositores bajo la lógica de suma cero. Todo lo que obtenga (y no será mucho más que este 5% probablemente) lo obtendrá a costa de otros candidatos opositores.

Hay pues una paradoja en este escenario construido en octubre de unidad oficialista y fragmentación opositora y que sólo una fuerte caída en el empleo y el consumo alterará: el oficialismo y la oposición han constituido electorados estancos que no se comunican.

Cada nueva alternativa opositor, y aquí la paradoja, redunda sobre el mismo electorado y cobra volumen sobre idéntico 45,89% de ciudadanos que adversaron al oficialismo en 2011, debilitando aún más la unidad de la oposición, estirando la distancia (ya récord por su magnitud en 2011) existente entre el oficialismo y la segunda alternativa electoral, y no hay cacerolazo porteño de poco volumen pero gran visibilidad mediática que logre modificar esta circunstancia.

© Escrito por Artemio López, Director consultora Equis y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo16  de Septiembre de 2012.


Cadenasos... De Alguna Manera...


Cadenasos…

Diputada Nacional, Diana Conti

Vendetta e información confidencial: estas dos palabras definían unos de los rasgos más centrales del acontecer argentino hasta las manifestaciones populares de la singular noche del jueves último. El zarpazo contra el Banco Ciudad, por ejemplo, fue pura política patovica. No te metás con Batata. Batata pegó: le sacó plata a ese banco público. Para la turbia mirada oficial, plata es caja, caja es política, política es poder. Listo. Salió con fritas.

¿Es sólo culpa de Diana Conti? De ella sola, no, pero es terriblemente elocuente que haya sido esta turbulenta diputada la impulsora del proyecto para arrebatarle al banco porteño los depósitos judiciales de la Ciudad que cautela desde siempre.

Criada por sus abuelos porque su madre la dio a luz a los 17 años, abogada a los 24, militante del Partido Comunista Revolucionario, en 1994 fue colaboradora de Eugenio Raúl Zaffaroni. De esto da cuenta una página no objetada de Wikipedia. Electa diputada en 1997 en la lista de la Alianza encabezada por Graciela Fernández Meijide, subsecretaria de derechos humanos del presidente Fernando de la Rúa desde diciembre de 1999 y senadora nacional por la misma Alianza en julio de 2002, cuando asumió para completar el mandato de nadie menos que Raúl Alfonsín. Conti permaneció en la banca hasta diciembre de 2005, cuando, ya ultrakirchnerista vociferante, se convirtió en diputada por el Frente para la Victoria, reelecta en 2009. Maoísta, delarruista y kirchnerista sucesivamente, varios colectivos la dejaron cerca a la diputada Conti, cuya simpatía por el zar ruso José Stalin ella misma admitió ante los medios. Con ese prontuario, esta mujer, que oportunamente confesó estar “enamorada” de Néstor y Cristina Kirchner, autora además del lema “Cristina Eterna”, fue el alfil para sacar la ley que representa el desfalco legalizado de un banco público, incautación que sólo se explica por el afán de dañar a un territorio que el Gobierno percibe como enemigo.

Hermana estratégica del concepto de vendetta como fuerza motriz de la llamada política militante, es la búsqueda obsesiva de datos, la compulsión de saber, rastrear, detectar. Si Conti es la espada flamígera oficial, soldado que no trepida en definirse stalinista (ésa era, al fin y al cabo, la matriz ideológica del maoísta PCR), la AFIP que ahora quiere saber qué periodistas escuchan, leen y ven los contribuyentes, tiene como jefe a Ricardo Echegaray. Echegaray no proviene del PCR ni de la Alianza, como Conti. El, en cambió, arrancó en las filas del liberalismo de derecha, como Amado Boudou. Ninguna hazaña. El kirchnerismo es una amalgama proteica de elasticidad infinita, capaz de alimentarse de prófugos variopintos provenientes de las tiendas más contrapuestas. Pero por debajo, como subtexto, y como contexto que todo lo explica, vengarse y saberlo todo son maneras concomitantes y complementarias, brazos de un mismo cuerpo político.

En su épica irredentista, el Gobierno no se avergüenza de los castigos con que azota, ni de las prebendas con que premia. Responde a un eje de coordenadas muy evidente, que surge de su arraigada pulsión: sólo se hace política eligiendo enemigos y yendo a la guerra con ellos. Es lo que ha teorizado el anglo-argentino Ernesto Laclau, devenido desde Londres en gurú del populismo de trinchera que entusiasma el oficialismo. Eso explica la venganza como lenguaje asumido y legitimado, una suerte de ley del Talión maquillada de racionalidad ideológica. Pero eso no alcanza. Para el tantas veces mentado “modelo”, hay que saber mucho y hay que saber todo, de todos.

Nada tiene de asombroso, pues, que la AFIP ande hurgando entre las preferencias de los ciudadanos a la hora de sintonizar una radio, leer un diario o ver televisión. Las explicaciones de Echegaray para dar cuenta de su “encuesta” resultaron de una vulgaridad impresentable. Lo que quería la AFIP era saber cómo direccionar mejor su pauta publicitaria, explicó, cuando en
realidad eso se maneja directamente desde la Casa Rosada y es una de las tareas principales de Juan Manuel Abal Medina. Imposible dejar de deducir que, en realidad, la AFIP se convierte así en versión criolla de la Stasi, la tentacular policía política de la Alemania comunista, tan acertadamente retratada en 2006 en el film alemán La vida de los otros (Das Leben der Anderen), de Florian Henckel von Donnersmarck.

Impresionaba hasta este jueves la naturalidad con la que castigar a los rivales y acumular información de los ciudadanos se habían convertido en tareas habituales del Gobierno que ya le resultaban naturales a la sociedad. Era similar a lo sucedido con el estado de emergencia permanente y con la cerril insistencia de la Presidente en apelar a la “cadena” nacional hasta el hastío. Parecido, incluso, a haber admitido como normal que, pese a que la sociedad argentina la aloja gratis en una fastuosa residencia presidencial de 35 hectáreas en Olivos, hay que pagarle desde hace nueve años sus casi semanales viajes al Calafate, Santa Cruz, en el avión presidencial, porque ése es su “lugar en el mundo”.

Como en la violencia canallesca de varones contra mujeres, es como si los argentinos, de tan abusados, hasta el impresionante cacerolazo y manifestaciones del jueves a la noche ya casi no parecían asombrarse de las cosas terribles que sucedían rutinariamente. Todo se olvidaba y todo se enmendaba. ¿Axel Kicillof tuvo una poco astuta emisión precoz al confesar que le gustaría fundir a Techint? Se arreglaba con una visita a la sede de Ternium en Campana. Tamaña impunidad hablaba más de la Argentina que del gobierno reelecto en 2011. Tras su proclamada fama de rebeldía transgresora, hasta la noche del jueves, al menos, daba la sensación de que la sociedad argentina se caracterizaba por un resignado fatalismo. Con esa variable se manejaba hasta esta semana la mujer que gobierna, convencida de que podría seguir a los cadenazos, mientras le fuese posible hacerlo. Parece que las cosas cambiaron.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 16  de Septiembre de 2012.

Clasistas... De Alguna Manera...


Clasistas…

 Acumulacion y descarga. El jueves, en la Plaza de Mayo, parte de la sociedad argentina precisó hacer catarsis ante la ausencia de representación que padece.

Si el Gobierno fuera realmente por la re-reelección, su actitud sería otra. Si en 2015 hubiera re-reelección, también habría ballottage, porque después de 12 años de kirchnerismo la oposición se vería forzada a aglutinarse tras un único candidato. Como en esos casos la imagen negativa cuenta tanto como la positiva, en lugar de galvanizar y cerrar filas con sus militantes tratando a quienes fueron a manifestar de “minoría de burgueses que no pisan el pasto de la Plaza de Mayo para no mancharse”, el Gobierno se tragaría el sapo y trataría de no alejarlos más aun.

En todos los países del mundo hay 46% o más que no votó por el presidente elegido, pero no es habitual que esa gente salga a protestar masivamente contra el gobierno que no votó. Una cosa es no votar por un candidato y otra es rechazarlo. El hecho político fue que salieran a manifestar en su contra y no –como se quiso minimizar– que igual no la votan.

La forma en que desde el oficialismo se calificó a quienes protestaron no parece perseguir una estrategia electoral que aspire a conquistar dos terceras partes de los corazones o de las mentes tanto para una Asamblea Constituyente como para un ballottage.

No fue sólo la mención de Abal Medina de preferir Miami. Hubo descalificaciones, como que estaban “bien vestidos y perfumados con aromas importados”, “puñado de ricos enfermos de un ancestral odio oligárquico” y “cacerolazo de la opulencia” (en Tiempo Argentino, Luis D’Elía), “expresión simbólica del country people que encierra la tapa de Noticias y que involucra a los caceroleros con Cecilia Pando, la Sociedad Rural, los grandes medios y la Recoleta” y “ropaje de clase media instruida detrás del cual se quiere justificar el exabrupto” (en Página/12, su jefe de Redacción); en síntesis, minorías como sinónimo de ricos, y ricos como sinónimo de despreciables. Un clasismo tan retrógrado como el que denuncian en aquellos que califican a otros de negros para discriminarlos.

“Deberían formar un partido y ganar las elecciones”, aconsejó Abal Medina a quienes protestan contra el Gobierno. ¿Podrá el Frente para la Victoria ganar un ballottage sin la clase media?

Es cierto que ningún partido político o líder opositor recibe todos los votos de estos indignados, porque las causas que los convocaron eran distintas y algunas hasta contradictorias. Pero hubo un elemento en común que los unió: el rechazo al Gobierno, el mismo que se precisa para los ballottages. No pocas veces le es más fácil a la gente saber qué no quiere, que saber qué quiere.

Salvo que crean realmente que la protesta la organizó Magnetto como parte de su embestida final antes de que le llegue el 7 de diciembre, fecha a partir de la cual todo sería color de rosas para el Gobierno, responder con una marcha anticacerolas “para mostrarles a los gorilas cómo se llena bien la Plaza de Mayo” puede no ser una buena idea. Además, esta vez la mayoría de los manifestantes no portaba cacerolas, y otra señal de cambio de tendencia fue la cantidad de jóvenes que protestaron.

Deberían tener cuidado de no quedar presos de viejas lecturas.

Otra hipótesis que ojalá sea totalmente errónea es que el kirchnerismo esconda un deseo detrás de su paranoia: que de tanto ver en cada acción un ánimo destituyente y en la destitución de Lugo en Paraguay una amenaza anticipada de su futuro, prefiera eso a enfrentar el fracaso de su modelo y desee tensar los ánimos para –si llegara a ser necesario– justificar dar un portazo épico antes que perder pacíficamente en las urnas.

© Escrito por Jorge Fontevecchia  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo16  de Septiembre de 2012.