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sábado, 17 de noviembre de 2012

Clase media Argentina... ¿Clase media?... De Alguna Manera...


¿Se duplicó la clase media en Argentina entre el 2003 y el 2009?...


Un dato engañoso y levantado por los grandes medios. Un reciente informe del Banco Mundial que se ha dado a conocer a través de distintos medios sugiere que la clase media en Argentina se ha duplicado en el período 2003-2009. Esta noticia ha encontrado eco y aprobación en distintos representantes del oficialismo. No deja de ser curioso que este sector del arco político deba hacer referencia a un organismo internacional asociado al Consenso de Washington que tanto gusta de criticar y no pueda ofrecer un informe con el mismo impacto mediático realizado por el Indec. Si bien el resultado de este informe puede ser acertado para la región de Latinoamerica, ¿es Argentina un caso representativo o es resultado de la ilusión monetaria de la inflación no reconocida?

Es importante tener presente como se define "clase media" en este informe. Pertenece a la clase media todo individuo que tenga un ingreso diario entre 10USD y 50USD al tipo de cambio de paridad de poder de compra. La cuestión a tener en cuenta es que los organismos internacionales no calculan sus propios indicadores domésticos, sino que utilizan los indicadores oficiales de cada país. Ya sea por diplomacia internacional o prácticas institucionales, organismos como el Banco Mundial hacen uso de las estadísticas oficiales al momento de elaborar informes oficiales.

El tipo de cambio de poder de paridad de compra es el ratio del poder adquisitivo de cada moneda. Es decir, es el ratio de los niveles de precios domésticos respecto al nivel de precios internacional. Pero al evaluar el período 2003-2009 es necesario considerar cambios en los niveles de precios, es decir, es necesario considerar la inflación. El tipo de cambio de poder de paridad de compra es TCppp = Parg/Pus. Si la inflación en Argentina se encuentra subestimada, entonces Parg aumenta menos de lo real, y por lo tanto el tipo de cambio se incrementa menos de lo realmente necesario. Esto quiere decir que cuando el Banco Mundial transforma los pesos en dólares equivalentes lo hace a un dólar más barato [un peso más caro] del real. ¿Es la inflación no reconocida un factor relevante al momento de calcular el tipo de cambio real?

Para ajustar el TCppp del 2003 al 2009 debemos tomar el TCR del 2003, multiplicarlo por la inflación Argentina y dividirlo por la inflación en Estados Unidos; TCppp [2009] = TCppp [2003] x Inflación [Arg] / Inflación [USA]. Podemos comparar, entonces, el TCppp oficial con un TCppp no oficial ajustado por la inflación Congreso. La siguiente lista muestra (1) el TCppp [2003], el TCppp [2009, oficial], el TCppp [2009, no oficial] y el porcentaje de sobrevaluación del TCppp [2009, oficial] sobre el TCppp [2009, no oficial].

TCppp [2003, oficial] = 1.13ARS/USD

TCppp [2009, oficial] = 1.96ARS/USD

TCppp [2009, no oficial] = 2.3ARS/USD

Sobrevaluación del TCppp [2009] = 18.6%.

Esto quiere decir que para pertenecer a la clase media —teniendo en cuenta que es en base al TCppp no y al TC nominal— no hacen falta 19.6ARS por día (588ARS por mes), sino 23.10ARS por día (693ARS por mes). En otras palabras, el Indec, al no calcular de manera eficiente la inflación, exporta errores de cálculo a investigadores en organismos internacionales que no tienen porque presuponer que deben dudar de organismo oficiales. Al no ser cuidadoso con sus mediciones, el Indec actúa de manera egoísta frente a la comunidad internacional. La baja calidad de los datos ofrecidos tiene efectos reales. Un país vecino bien intencionado que se informe con reportes del Banco Mundial puede creer que las políticas K son apropiadas para duplicar a la clase media, cuando en realidad este resultado se encuentra viciado de origen. Un economista que mal informa sobre sus datos no es menos peligroso que un médico que mal informa resultados de experimentos con nuevas medicinas a la comunidad internacional.

Otras dos salvedades a tener en cuenta. El informe, al tomar el período 2003-2009 observa, de manera accidental, un período muy apropiado para el kirchnerismo. Por otro lado, es importante tener presente que, como corresponde, el informe no habla de "causalidad" de política económica con "aumento de la clase media", sino que habla de "correlación." Correlación y causalidad son dos conceptos muy distintos. La correlación muestra que dos fenómenos , por ejemplo A y B se mueven de manera conjunta, pero no dice nada sobre si A causa a B, si B causa a A, si ambos son causados por otra variable/s nos observada/s o si A (o B) se mueve a pesar, y no gracias, al movimiento de B (o A). Puesto en términos locales, el informe no sostiene que en Argentina la clase media se duplico gracias al kirchnerismo más que lo que dice que se duplicó a pesar del kirchnerismo. Basándose puramente en los datos, ambas lecturas son igual de válidas. Sin embargo, ser cuidados y leer los informes de manera correcta no ha sido un rasgo distintivo del kirchnerismo.

© Escrito por Nicolás Cachanosky y publicado por Tribuna de Periodistas el sábado 17 de Noviembre de 2012.


domingo, 16 de septiembre de 2012

Clasistas... De Alguna Manera...


Clasistas…

 Acumulacion y descarga. El jueves, en la Plaza de Mayo, parte de la sociedad argentina precisó hacer catarsis ante la ausencia de representación que padece.

Si el Gobierno fuera realmente por la re-reelección, su actitud sería otra. Si en 2015 hubiera re-reelección, también habría ballottage, porque después de 12 años de kirchnerismo la oposición se vería forzada a aglutinarse tras un único candidato. Como en esos casos la imagen negativa cuenta tanto como la positiva, en lugar de galvanizar y cerrar filas con sus militantes tratando a quienes fueron a manifestar de “minoría de burgueses que no pisan el pasto de la Plaza de Mayo para no mancharse”, el Gobierno se tragaría el sapo y trataría de no alejarlos más aun.

En todos los países del mundo hay 46% o más que no votó por el presidente elegido, pero no es habitual que esa gente salga a protestar masivamente contra el gobierno que no votó. Una cosa es no votar por un candidato y otra es rechazarlo. El hecho político fue que salieran a manifestar en su contra y no –como se quiso minimizar– que igual no la votan.

La forma en que desde el oficialismo se calificó a quienes protestaron no parece perseguir una estrategia electoral que aspire a conquistar dos terceras partes de los corazones o de las mentes tanto para una Asamblea Constituyente como para un ballottage.

No fue sólo la mención de Abal Medina de preferir Miami. Hubo descalificaciones, como que estaban “bien vestidos y perfumados con aromas importados”, “puñado de ricos enfermos de un ancestral odio oligárquico” y “cacerolazo de la opulencia” (en Tiempo Argentino, Luis D’Elía), “expresión simbólica del country people que encierra la tapa de Noticias y que involucra a los caceroleros con Cecilia Pando, la Sociedad Rural, los grandes medios y la Recoleta” y “ropaje de clase media instruida detrás del cual se quiere justificar el exabrupto” (en Página/12, su jefe de Redacción); en síntesis, minorías como sinónimo de ricos, y ricos como sinónimo de despreciables. Un clasismo tan retrógrado como el que denuncian en aquellos que califican a otros de negros para discriminarlos.

“Deberían formar un partido y ganar las elecciones”, aconsejó Abal Medina a quienes protestan contra el Gobierno. ¿Podrá el Frente para la Victoria ganar un ballottage sin la clase media?

Es cierto que ningún partido político o líder opositor recibe todos los votos de estos indignados, porque las causas que los convocaron eran distintas y algunas hasta contradictorias. Pero hubo un elemento en común que los unió: el rechazo al Gobierno, el mismo que se precisa para los ballottages. No pocas veces le es más fácil a la gente saber qué no quiere, que saber qué quiere.

Salvo que crean realmente que la protesta la organizó Magnetto como parte de su embestida final antes de que le llegue el 7 de diciembre, fecha a partir de la cual todo sería color de rosas para el Gobierno, responder con una marcha anticacerolas “para mostrarles a los gorilas cómo se llena bien la Plaza de Mayo” puede no ser una buena idea. Además, esta vez la mayoría de los manifestantes no portaba cacerolas, y otra señal de cambio de tendencia fue la cantidad de jóvenes que protestaron.

Deberían tener cuidado de no quedar presos de viejas lecturas.

Otra hipótesis que ojalá sea totalmente errónea es que el kirchnerismo esconda un deseo detrás de su paranoia: que de tanto ver en cada acción un ánimo destituyente y en la destitución de Lugo en Paraguay una amenaza anticipada de su futuro, prefiera eso a enfrentar el fracaso de su modelo y desee tensar los ánimos para –si llegara a ser necesario– justificar dar un portazo épico antes que perder pacíficamente en las urnas.

© Escrito por Jorge Fontevecchia  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo16  de Septiembre de 2012.

domingo, 9 de septiembre de 2012

¿Clase Media ó Clase Mierda?... De Alguna Manera...


Peronismo y población…

La Revista Barcelona satiriza la visión K de la clase media.

En Biopolítica, Foucault sostuvo que los poderes impulsan la vida o terminan con ella. Los políticos gestionan cuerpos, que junto al territorio y sus recursos naturales son las herramientas que administran. Los seres humanos serían stock económico para el mercado, y materia prima de la biopolítica.

No hay economía sin geografía ni política sin demografía. El peronismo es un fenómeno político poblacional, que se nutrió y se nutre de los cambios demográficos (mientras que el radicalismo en los últimos setenta años los padeció). El peronismo siempre vio antes, tuvo la perspicacia de adueñarse del voto femenino en los 50 y con idéntica lógica ahora quiere hacer lo mismo con el de los jóvenes de 16 a 18 años (quienes agregarían 10% al total de votantes en las elecciones de 2013) y con el de los extranjeros.

Cuando el radicalismo nace y llega al gobierno, a principios del siglo pasado, la mayoría del país vivía en áreas rurales y la inmigración interna era de habitantes de Buenos Aires hacia el interior. Cuando el peronismo nace, la mayoría del país vivía en áreas urbanas y el flujo se había invertido: era del interior hacia Buenos Aires.

Cuando Yrigoyen asume su primera presidencia, en 1916, prácticamente no existía el Gran Buenos Aires: ochenta por ciento del poco más de dos millones de habitantes se concentraba dentro de los límites de la Av. General Paz. Pero ya cuando Perón asume su primera presidencia, los casi 5 millones de personas que habitaban el área metropolitana se repartían mitad por mitad dentro de la Capital Federal y el Conurbano. Y cuando Cristina Kirchner asume, el Conurbano ya era  tres veces más poblado que la Capital Federal, con 9 millones de habitantes, mientras que dentro de los límites de la Av. General Paz se mantienen algo menos de 3 millones de personas.

Al llegar Néstor Kirchner al poder, había 2 millones de habitantes menos en el Conurbano; y cuando Menem asumió, había en el Conurbano 5 millones menos de habitantes que hoy. Probablemente Alfonsín haya sido el último presidente radical que pudo ganar una elección sin una “pata peronista”. La hegemonía del PJ, que a veces se compara con la que tuvo el PRI en México durante la mayoría del siglo XX, viene siendo un fenómeno creciente. Y salvo una disrupción histórica, ningún candidato que no sea peronista podría aspirar a ganar una elección salvo que lo apoye el PJ o una parte de él.

El voto del Conurbano se parece mucho al del noroeste argentino, donde el peronismo  consigue  los triunfos más arrolladores. No se podría no relacionar ese hegemonismo del PJ con la mucho menor participación de la población de clase media y media alta en esas zonas.

El radicalismo es un partido representativo de la clase media, lo mismo que el Socialismo, la Coalición Cívica y hasta el PRO. La revista Barcelona, en su última edición, satirizó la mirada que el kirchnerismo tiene de la clase media al dibujar una familia tipo en un sillón frente a un televisor, todos con un bolo fecal con ojos como rostro y un título que dice: “¡Crece la impaciencia en la clase mierda y la mierda alta!”.

Otro fenómeno demográfico de consecuencias electorales es la inmigración a la Argentina desde los países limítrofes. Siempre hubo un flujo constante de paraguayos y bolivianos que engrosaba la población argentina, pero desde la llegada del kirchnerismo ese caudal se incrementó, lo que también es una señal del crecimiento económico de estos años.

Michel Foucault, en su libro Las palabras y las cosas, escribió: “Desde luego, no sería posible evitar estas oscilaciones (demográficas) que agravan sin cesar la miseria de las naciones ya pobres y, por el contrario, aumentan la prosperidad de los Estados ricos. Los movimientos de la población tienen un sentido opuesto al del numerario. Este va de los Estados prósperos a las regiones de precios bajos; los hombres, en cambio, son atraídos por los salarios elevados y van hacia los países que disponen de un numerario abundante. Así, pues, los países pobres tienen la tendencia a despoblarse; la agricultura y la industria se deterioran y la miseria aumenta. Por el contrario, en los países ricos, la afluencia de mano de obra permite explotar riquezas, cuya venta aumenta en la cantidad de metal que circula”.

A Foucault le faltó agregar nuevos móviles inmigratorios, como los subsidios con los cuales la Argentina tentó a muchos vecinos a tener sus hijos y construir su familia de este lado de la frontera donde, además, la salud y la educación pública son mejores que en Paraguay o Bolivia. Realizando el sueño de la Patria grande y, simbólicamente, el Virreinato del Río de la Plata.

Alimentar, educar y sanar a un contingente mayor es un desafío para la actual generación de argentinos pero será una oportunidad para el país en el futuro porque un mercado interno mayor y más joven le dará a nuestra economía fortalezas.

Una de las explicaciones al crecimiento brasileño de la era Cardoso-Lula-Dilma es demográfica: la tasa de natalidad bajó allí hace 25 años y ahora Brasil se encuentra con una mayoría de la población joven pero en edad laboral, que ya atravesó la escuela, aporta a las cajas de jubilación y no consume salud pública porque no envejeció.

¿Qué partido sino el PJ sacará ventajas electorales de la nacionalización de esta potenciada corriente migratoria regional?

Que los jóvenes de 16 a 18 años puedan votar beneficia electoralmente al kirchnerismo porque a menor edad mayor sensibilidad a la publicidad. Esto vale para la publicidad privada pero la publicidad política está ampliamente dominada por el oficialismo. También es más fácil imponerles un relato del pasado sesgado a los jóvenes porque no lo vivieron. Lo mismo a los extranjeros cuando puedan votar.

Desde hace décadas, la Argentina viene cambiando su perfil poblacional y el único partido que lo aprovecha es el peronismo. Desde el punto de vista de los méritos electorales, merecen sus triunfos. Si fueran una empresa privada, serían los que más se esfuerzan y afinan su estrategia.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 8 de Septiembre de 2012.