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domingo, 25 de noviembre de 2018

Entre el G20 y el PJ9… @dealgunamanera...

Entre el G20 y el PJ9…

House Of ‘Kas’… Miguel Ángel Pichetto. Dibujo: Pablo Temes

Los tiempos electorales se aceleran. Pases de facturas oficiales y reacciones por Cristina.
© Escrito por Nelson Castro el domingo 25/11/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
(Fuente: 
www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

Todavía resuenan en el universo de Cambiemos las secuelas del zafarrancho que lo llevó a la pérdida de asientos clave en el Consejo de MagistraturaEn el radicalismo, el malhumor continúa. "No es malhumor; es bronca" –corrige una voz de peso dentro de la UCR. Es una bronca mascullada que, sin embargo, no pasará a mayores. Pasar a mayores significaría, lisa y llanamente, la ruptura. Todos los integrantes de la coalición gubernamental saben que no tienen más remedio que tolerarse y/o soportarse. Y todos saben también que si se produjese esa ruptura –hecho que equivaldría a repetir la traumática experiencia que llevó a la destrucción de la Alianza–  sería algo que sus votantes no les perdonarían por largo tiempo.

Las disputas internas dentro del oficialismo no son solo entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica; las hay, además, al interior del PRO. Una de los asuntos que por estas horas  aviva la interna es el posible desdoblamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Las encuestas que circulan en abundancia por los despachos del poder, muestran que, si la Provincia separase sus elecciones de los comicios de la Nación, las chances de Cambiemos –es decir de María Eugenia Vidal– aumentarían significativamente. El adverbio significativamente tiene en este caso una traducción muy contundente, ya que se habla de la posibilidad de que el oficialismo se quedase con diez a 15 municipios más de los que hoy gobierna.

Internas entre el PRO y la UCR por un lado y del peronismo por otro. Lilita borrada.

Sondeos. 

Las encuestas muestran que la imagen negativa de Mauricio Macri es fuerte y que la diferencia con Vidal, a pesar de la caída que su imagen también ha experimentado a causa de la crisis económica, se ha acentuado. Es sabido que la gobernadora no comparte muchas de las medidas implementadas desde el gobierno nacional. Por eso, y dentro de los límites que le impone su necesaria subordinación al Presidente, cada vez que puede produce hechos que hacen evidente sus desacuerdos. Es lo que se vio con el bono de fin de año a los jubilados de la Provinciaalgo que Macri decidió no otorgarle a los que perciben sus haberes por parte de la Anses.  

Una muestra más de esa interna –florida en buenas maneras y crueldad– la dio Federico Sturzenegger"Tenés que contar la verdad de lo que te pasó"fue el consejo que recibió de varios de sus amigos el ex presidente del Banco Central a los que decidió hacerles caso. Lo hizo en una charla en la Universidad de Harvard, nada menos. Narró allí cómo era obligado a concurrir a la Casa Rosada y someterse a la crítica y el ninguneo del jefe de GabineteMarcos Peña. “Yo no entiendo nada de economía, pero el resto de las personas que están en esta sala me dicen que no hay que hacer lo que vos decís”–era lo que afirmaba Peña. Una de las personas que estaba en esa sala era Mario Quintana, el ex vicejefe de Gabinete. El episodio es una muestra del grueso error que cometió Macri al delegar la gestión de gobierno en Peña y compañía. Recuérdese que, para no verse expuesto a esa lapidación, el entonces ministro de Hacienda, Alfonso de Prat-Gay, tomó la determinación de asistir a las reuniones de gabinete solo cuando eran encabezadas por el Presidente y no por Peña.     

Otra de las figuras con diferencias cada vez más marcadas con Macri es Elisa Carrió quien, no por casualidad, permanece desde hace un mes en un cono de sombras. "Está borrada desde hace varias semanas de la política y del Congreso, pero articula todo el tiempo con su mano derecha, el diputado Juan Manuel López" –cuenta un conspicuo hombre de Cambiemos. Más allá de que habla con el diputado Mario Negri, Carrió decidió el silencio después de haber confrontado tan fuertemente con el Presidente a quien condenó a elegir entre ella y Angelici y un largo etcétera.  "Yo se los avisé que el peronismo iba por todo"–fue lo que mandó a decir a los suyos, en referencia a la jugada del panperonismo que, en la elección de los nuevos miembros del Consejo de la Magistratura, dejó descolocado al oficialismo.

Internismo. 

En el justicialismo el voltaje de los enfrentamientos sigue subiendo. Sobre todo porque el Peronismo Federal demostró esta semana una voluntad firme de construir una alternativa política distinta a la de Cristina Fernández de Kirchner.  

La reunión de Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto con los gobernadores produjo impacto interno y externo. En principio habían comprometido su asistencia siete. "No pensábamos que iba a ser tan exitosa y que vinieran los nueve que habíamos invitado; pero vinieron los nueve y faltó Verna porque está enfermo"–cuenta con cara de satisfacción un organizador del encuentro. En ese ámbito de renacido optimismo, se cree que en las próximas dos o tres semanas se van a agregar dos –con posibilidad de un tercero–, mandatarios provinciales.  

En la reunión se hizo un balance muy crítico de la situación económica nacional. Por eso se decidió convocar para el lunes que viene a un grupo de treinta economistas de todo el país que tienen otra idea de cómo está la Argentina, quienes elaborarán un documento con un análisis crudo sobre la situación socioeconómica del presente.

Se habló también de la separación de la elección en la provincia de Buenos Aires y de abrir ese espacio al no peronismo. De hecho se verifica allí un diálogo fluido con socialistas, radicales y dirigentes que responden a Margarita Stolbizer. Entre los radicales hay varios intendentes muy disconformes y crecientemente críticos del gobierno nacional.   

En vísperas de la cumbre del G20 en Buenos Aires, la desvaída contracumbre que organizó el kirchnerismo el lunes pasado dejó un alerta. Fue la frase de Cristina Fernández de Kirchner en la que criticó el sistema de división de poderes establecido por la Constitución Nacional. Es de lo que se habla en las reuniones de La Cámpora de cara a la vuelta al poder, algo que en el ámbito del kirchnerismo duro se da cono un hecho. Sería el fin de la República.  

Se define al despotismo como al gobierno absoluto, no limitado por las leyes. Es el "vamos por todo" con el que sueña la ex presidenta en su proyecto desesperado por volver al poder.

Producción periodística: Lucía Di Carlo      




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lunes, 6 de agosto de 2012

El estudiante de Harvard y su papá... De Alguna Manera...

El estudiante de Harvard y su papá...


Hace años fui testigo de una situación de fuerte conflicto entre expectativas y hechos. 

En Boston, un joven estudiante de Harvard volvió una tarde a su casa desde la universidad y comunicó a sus padres que se iba a Europa con un amigo, para hacer auto-stop, cosechar manzanas y vivir una “experiencia distinta”. El padre –un hombre riguroso y con principios inflexibles– tuvo un ataque de furia, la madre tuvo un ataque de llanto, y todo terminó en que el chico se fue cargado con la profecía de su padre que presagiaba el fracaso terminal de su vida. Pero meses después el joven volvió a Harvard y fue admitido de nuevo. El padre no sólo no podía entender que su hijo hubiese sido admitido y le siguiese yendo bien en los estudios; tampoco podía aceptarlo. Había establecido una premisa y a partir de ahí buscaba a diario evidencias ocasionales, a menudo puntuales y poco relevantes, para corroborar su premisa: su hijo debía fracasar, o el mundo no era el que se suponía que era. Los datos de la realidad se le escapaban. (El final de la historia es que el joven estudiante no fracasó; más bien quien fracasó fue su padre, por lo menos en el sentido de que no supo entender este mundo tal como es).

Esta historia me viene a la mente cuando veo lo que está sucediendo con la imagen del gobierno argentino, los comentaristas políticos rigurosos en sus premisas, pero más bien predispuestos a recoger los datos que encajan bien con esas premisas, y lo que las encuestas captan de la vox pópuli. Así, en las últimas semanas pudieron leerse varias columnas de opinión en los medios de prensa haciendo referencia a lo mal que le está yendo a la Presidenta en la opinión pública argentina según encuestas que no se publican ni se mencionan con suficiente especificación. Parece que se ha establecido como premisa que la Presidenta tiene que estar mal en la opinión pública y desde ahí se busca afanosamente información consistente con la premisa. A juzgar por lo que se dice, en la Argentina se estarían haciendo encuestas profusamente; se diría que algunas firmas están haciendo encuestas a diario, lo que es difícilmente creíble. Eso no sucede cuando las aguas están más calmas.

Por cierto algunas encuestas se publican. Y no hay duda: algunas muestran a la Presidenta un poco mejor y otras un poco peor. Pero hay pocas certezas acerca del por qué de tales diferencias. El lector atento debería poner el foco en por lo menos tres aspectos muy básicos, los que en la jerga profesional se llaman el instrumento de medición –cómo se pregunta y se mide lo que se quiere medir–, la tendencia “intertemporal” –cómo varía la aprobación o la imagen a través del tiempo medida siempre con el mismo instrumento– y la cobertura geográfica. Descontados esos factores, aún sigue siendo aparentemente cierto que en algunas encuestas, la Presidenta ha bajado más que en otras.

Basándome en encuestas que conozco y cuyos reportes puedo ver con mis ojos –que son las que realiza Ipsos en la Argentina– concluyo que la imagen de la Presidenta ha sufrido poca mella en los últimos meses y se mantiene en altos niveles de aprobación. También el gobernador Scioli, esa suerte de sombra que se proyecta incansablemente sobre la imagen de la Presidenta. La imagen de otros referentes del Gobierno –personas tanto como áreas de gestión– ha bajado más, en algunos casos mucho más. La confianza en la economía y en el futuro del país también ha caído.

Se concluye que el Gobierno se sostiene en la Presidenta –y también en Scioli, tema aparte–; es posible concebir que la imagen de la Presidenta se encuentra en un equilibrio inestable y expuesta a diversos riesgos. Las cosas no están bien en la economía y en las expectativas de muchísimos argentinos. La imagen de la Presidenta podría bajar, hasta cabe aceptar que es esperable que baje, pero no como resultado de una expresión de deseos, sino con base en correlatos conocidos entre datos de la realidad misma y las opiniones de la gente a través de los años. Eso no es lo mismo que decir que ya bajó; aún más, esos correlatos no son leyes inmutables, a veces en el mundo no se siguen de las mismas causas los mismos efectos.

La opinión pública es más parecida a la universidad de Harvard que al papá del joven de mi anécdota: es capaz de readmitir a alguien después de algún “viaje”, como fue el caso con la presidenta Cristina de Kirchner en 2010 después de haber sido casi literalmente dada de baja en 2009. No hay que seguir el modelo del padre del joven estudiante de Harvard, quien por aferrarse ciegamente a su premisa de que su hijo debía fracasar por no haber hecho lo que él esperaba que hiciese, no pudo entender lo que pasaba.

*Sociólogo. Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.

© Escrito por Manuel Mora y Araujo, Sociólogo y Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Agosto de 2012.