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domingo, 22 de agosto de 2021

ASPO, DISPO y al pasto... @dealgunamaneraok...

 ASPO, DISPO y al pasto...

 

Mucho antes de anunciar la estatización de las telecomunicaciones, allá por julio del 2020 y en medio de un estricto confinamiento, Alberto Fernández perdió la conexión con la sociedad Argentina. La cuarentena como dogma y una llamativa ausencia de una estrategia comunicacional que derivó en una profundización de las crisis políticas, son el combo perfecto para entender por qué el Presidente vive sus horas más oscuras.

© Escrito por José Ferrentino el viernes 20/08/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La publicación de la fotografía donde se lo ve celebrando el cumpleaños de la Primera Dama en la Quinta de Olivos -junto a allegados y conocidos sin barbijo ni distanciamiento, en tiempos donde realizar reuniones sociales no estaba permitido por un Decreto de Necesidad y Urgencia que él mismo había firmado-, terminó de socavar la legitimidad de un Presidente que, hasta entonces, era caracterizado de múltiples maneras en los focus groups, menos como un “mentiroso”. 

Veamos: su primera gran crisis político-comunicacional llegó de la mano del Campo. Apuró la expropiación de Vicentin, y sin consultar a nadie más, lanzó en conferencia de prensa su embestida. En menos de 24hs retrocedió en sus posiciones ante la respuesta de la sociedad santafesina, y una vez que dejaron de volar dardos, sobre Alberto Fernández se lacró el mote de “títere. 

Los videos del cumpleaños de Fabiola Yáñez 

En septiembre del 2020, en una Buenos Aires crispada por el confinamiento, hubo un levantamiento policial que terminó con la Bonaerense rodeando la Quinta de Olivos. Alineados todos los intendentes detrás de Alberto Fernández, sin distinción partidaria, el Presidente habló por una improvisada cadena nacional: Le quitó parte de la coparticipación a CABA para solucionar un conflicto bonaerense; lo hizo sin avisarle al jefe de Gobierno, y detonó una bomba sobre un hecho que venía a soldar los clivajes políticos de la Provincia. Aquí se erigieron dos atributos negativos más de la imagen presidencial: “traidor” y “oportunista”. 

En enero del 2021 llegó el affair “llamé a mi amigo Ginés”, o como muchos se apuraron en rubricar: “vacunatorio vip”. En una sociedad que buscaba desesperadamente una luz de esperanza, y antes los traspiés del Gobierno por conseguir vacunas, estalló una granada en el Ministerio de Salud que, por su onda expansiva, sacudió los cimientos de la Casa Rosada, la Quinta de Olivos y hasta Santa Cruz. 

Era imposible explicar lo inexplicable, el Presidente echó a su ministro de Salud y evitó que las esquirlas lo tocaran a él. Las derivaciones de este hecho sacudieron al Poder, porque por primera vez el Gobierno no erraba en la creación o promoción de una política pública, sino que traicionaba al pueblo en sus valores: privilegios del poder ante una sociedad que estaba cansada del encierro, fatigada por la pérdida de empleo y desesperanzada por las promesas de vacunas que no llegaban. 

Macri reapareció en campaña: "Nos llevaron al país de morondanga con el vacunatorio VIP"

La foto del cumpleaños de Fabiola Yáñez cayó como un meteorito en Olivos, porque hacia atrás termina de configurar la imagen pública de Alberto Fernández como un “mentiroso”. Ya no en ese hombre que creía en la cuarentena como dogma -en el que estabas de un lado o del otro de la mecha, como decía el entonces ministro de Salud de PBA y actual candidato a diputado Nacional Daniel Gollán-, sino en el Presidente que hacía lo mismo que aquellos a quien señalaba desde el mismo salón de Olivos. 

El remedio resultó peor que la enfermedad, pues en tren de ensayar una disculpa, responsabilizó a su mujer por el hecho. En tiempos donde tanto se pone la lupa en las cuestiones de género, un hombre responsabiliza a su mujer por armar una reunión prohibida: la culpa es de la mujer del Presidente. 

Por primera vez en dos años, no fueron Cristina Kirchner, La Cámpora, sus ministros ni el Mauricio Macri. Fue él, y el impacto lo sucedido, hasta ahora incalculable, lo deja en una posición compleja frente a la sociedad; ya no por lo que ocurrió, sino por lo que vendrá.

Olivos: el abogado de una amiga de Fabiola Yáñez aseguró que hay "30 fotos más" del festejo. 

La pandemia no terminó, los argentinos no están vacunados en su mayoría con 2 dosis, y la variante Delta está al acecho. La pregunta es, entonces: ¿con qué autoridad se impondrá un Presidente que carece de “credibilidad” y “liderazgo”, dos atributos esenciales para cualquier dirigente político que esté al frente de una Nación? 

José Ferrentino. Consultor en Comunicación Política. Percipi. Consultora. https://www.linkedin.com/in/joseferrentino/




 

martes, 15 de enero de 2013

En pelotas… De Alguna Manera...


En pelotas…

Cristina capitana de la Fragata y de todo, para sus admiradores, y en su difícil camino para el humorista Dr. Lecter.

Una mujer que escribe decenas de tuits en minutos, miles de caracteres en Facebook y exhibe verborragia en cada discurso irradia descontrol. Al recibir a la fragata Libertad como si viniera triunfante de una guerra verdadera, dijo que si quedáramos sin armas pelearíamos en pelotas como los indios, citando a San Martín, quien sí libró batallas reales y no una simbólica por el levantamiento de un embargo.

Su “en pelotas” puede revelar más que una mera evocación patriótica. Además de decir que también la Presidenta cree estar peleando una guerra de la independencia contra enemigos externos (buitres) e internos (caranchos), habla de ella misma, de su psicología, algo aun más fuerte que cualquier ideología.

Dice que, a diferencia de su marido, ella iniciará batallas aunque no cuente con las armas para ganar. Que no pactará con el enemigo de su enemigo si le resultara despreciable. Que no temerá acumular todos los adversarios que se le vayan cruzando. En síntesis: “Vivos o muertos pero nunca esclavos”, al revés de la mayoría, que prefiere “libre o esclavo pero nunca muerto”.

El “pelearemos en pelotas” de Cristina –aunque paradójico en un sentido– es perfectamente coherente con aquella declaración suya: “Se podrán quedar con la Fragata pero no con nuestra dignidad”. Ese ánimo de pelear aun desnuda de armas fue lo que anteriormente a la llegada de la Fragata habrá motivado al ex líder de los Redonditos de Ricota a agradecerle por su coraje justo cuando la Presidenta no pasaba un buen momento: “Toda mi vida acepté, a regañadientes, que la valentía era un recurso temporario de los jóvenes –escribió el Indio Solari–. Mi respeto por la templanza y su firme determinación juvenil”.

Esa rebeldía sin medir consecuencias es una característica juvenil. Argentina debe ser uno de los países donde en mayor proporción esa rebeldía está extendida más allá de los jóvenes. Y Cristina Kirchner encarna bien esa pulsión nacional.

“País niño” fue una de las críticas de Darín que enardecieron a la Presidenta. Ella es niña como el país que critica Darín. Ella se rebela ante “los padres”, que pueden ser los acreedores, “los generales mediáticos”, los grandes empresarios o los caciques de corporaciones.

Cuentan que cuando Zulema Yoma llegó a Olivos con Menem recién electo presidente, preguntó al portero de la Quinta de Olivos cómo había sido la vida en esa residencia previamente y quiénes venían antes a reuniones. Y el portero respondió: “Vienen siempre los mismos; los que cambian son ustedes, los presidentes”. Eso que Cristina llama “matriz de poder” es ante lo que ella se rebela. Guerra perdida antes de comenzar, salvo que sus aspiraciones se dirijan a batallas puntuales y acepte que la matriz de poder vaya cambiando con los diferentes presidentes y el de ella sea un aporte más en una cadena de emancipaciones.

Pero Cristina desconfía de la valentía con la que sus sucesores enfrentarán esa matriz de poder. Imagina que serán tan conformistas como sus predecesores, y eso es lo que más la irrita de Scioli.

Probablemente su guerra sea contra su propio fantasma y no contra esa matriz real, porque siguen yendo a Olivos muchos de los mismos de siempre. Que Bulgheroni sea el aliado para YPF o “los gordos” la base de la CGT oficialista muestra qué poco real es ese cambio de matriz de poder.

Y, como en toda lucha imaginaria, puede lograr lo opuesto. De tanto amenazar a la Justicia, la predispuso y hasta obligó a sobreactuar sus diferencias con el Gobierno (ya se habla de un nuevo proyecto de ley de medios en el Congreso si la Cámara y la Corte consideraran inconstitucional la ley de 2009). Y ladrándole a Macri logra hacerlo más visible y que suba en las encuestas.

Pelear contra fantasmas odiados no pocas veces está motivado en la aparición de otros fantasmas: los amados, y que reclaman venganza. Así como a Hamlet se le aparecía el padre muerto, en el caso de Cristina sería el de su marido muerto, a quien se refiere todo el tiempo sin lograr traspasar ese recuerdo a tantos argentinos como querría, por lo menos de los que van al cine, ya que la película sobre Néstor Kirchner no fue un éxito de concurrencia siquiera con toda la promoción, y del total de personas que fueron a verla casi la mitad se concentró la primera semana, cuando los intendentes tuvieron que comprar entradas.

Ser hijo, buscar la emancipación del padre, ser rebelde frente a él son posiciones en el orden del discurso frente a un padre simbólico. Buscar la emancipación en el orden del discurso es una posición progresista, de izquierda, anticonservadora. En esas categorías “rebelde versus conservador” es donde Cristina Kirchner construye mejor que en las clásicas categorías de “derecha versus izquierda”. Y los atributos joven e izquierda se desplazan y condensan mutuamente. La psicología es la ideología.

También Darín es niño en algunos aspectos, y no se equivoca su hermana –al frente del sindicato de actores– cuando dice que la Presidenta y él están del mismo lado. Los grandes actores nunca deberían poder dejar de ser niños, rebeldes, inconformistas, libres hasta el anarquismo.

Por eso le debe haber molestado especialmente a Cristina Kirchner la crítica de Darín, la de un par, la de alguien que ella cree que pelearía aun en pelotas porque la rebeldía es su naturaleza. Aunque su rebeldía fuera de ella misma y de la mayoría de sus colegas, los actores que aplauden o callan.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 12/01/2013 y publicado por el Diario Perfíl de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.