A 44
años del 24 de marzo de 1976. La Memoria continúa…
A 44 años del golpe de estado...
En tiempos de pandemia,
"el Pañuelazo blanco" y otras modalidades de participación son la
forma colectiva no sólo de repudiar el terrorismo de Estado sino también el
modelo económico, social y cultural que la dictadura intentó implementar.
© Escrito
por Carlos Heller el martes 24/03/2020 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hoy, 24 de Marzo, la Memoria no se
interrumpe ni se detiene, sólo cambia la forma de manifestarse. Conmemoramos
este Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia
sin marchas en las calles pero con otros modos de movilización ciudadana: los
organismos de Derechos Humanos nos convocan a todos y a todas a armar pañuelos
blancos con servilletas, telas o afiches, a escribirles consignas y a colgarlos
de balcones, puertas o ventanas; a sacarse fotos o filmarse con el pañuelo para
luego compartir esas imágenes en redes sociales; y a utilizar diversos recursos
multimedia para conmemorar en red el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
En
tiempos de pandemia, “el Pañuelazo blanco” y las
otras modalidades de participación propuestas son la forma colectiva de seguir
ejercitando la Memoria y de continuar perteneciendo a una mayoría social que no
sólo repudia el terrorismo de Estado sino también el modelo económico, social y
cultural que la dictadura intentó implementar.
Por eso, no nos
encontraremos, esta vez, en la Plaza
de Mayo detrás de la gran bandera de las Madres, Abuelas y
demás organismos de
Derechos Humanos, pero estaremos desde nuestros balcones,
ventanas y redes participando y movilizándonos como cada 24 de Marzo desde hace
37 años. Será una manifestación ciudadana desde los espacios privados: haciendo
confluir el cuidado del otro con el ejercicio de la Memoria.
El pueblo hoy
está en sus casas y las marchas del 24 de Marzo han sido siempre con el pueblo. Por
lo cual, esta modalidad de hacer visible física o virtualmente el pañuelo
blanco desde los domicilios particulares es una forma creativa de movilizarse
cumpliendo, a la vez, con las reglas establecidas por el gobierno en términos
de aislamiento en los espacios privados.
Como todos los
años, denunciaremos, a través de los pañuelos levantados, que la dictadura
cívico-militar iniciada en marzo de 1976 intentó poner en práctica una
combinación de Estado represivo ampliado con Estado mínimo en lo económico y
social. Fueron aquellos tiempos de la Escuela de Chicago y de la consigna
“achicar el Estado para agrandar la Nación”.
Es decir: tiempos
en los que aspiraban a lo que muchas veces hemos llamado el “Estado canchero”,
en el que los gobiernos preparan la cancha y luego se retiran para que jueguen
los grandes actores concentrados de la economía. En estos escenarios, los
gobiernos sólo administran para que estos conglomerados poderosos lleven
adelante sus políticas.
Lo ha dicho
recientemente con precisión el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, en su
último libro “Capitalismo Progresista. La respuesta a la era del malestar”: “La
Escuela de Chicago tuvo una influencia desproporcionada en nuestra política y
en nuestros tribunales.
Llevó a un
debilitamiento de la causa antimonopolios, ya que los tribunales asumieron,
pura y simplemente, que los mercados eran competitivos y eficientes y que todo
comportamiento que pudiera parecer contrario a la libre competencia en realidad
no era más que una serie de respuestas eficientes a las nuevas complejidades
del mercado”.
En la misma
perspectiva, Stiglitz afirma que “la investigación económica moderna –tanto la
teórica como la práctica– ha realzado nuestra comprensión del papel fundamental
que el Gobierno desempeña en una economía de mercado. Se lo necesita tanto para
hacer lo que los mercados no hacen ni pueden hacer como para asegurarse de que
éstos actúen de la forma que se supone que deben hacerlo”.
En la encrucijada
en la que nos encontramos en la actual coyuntura, estas palabras del premio
Nobel adquieren especial relevancia: ese Estado mínimo que intentó implementar
la dictadura y que luego buscaron restaurar algunos de los gobiernos
constitucionales que la sucedieron, dejó a la economía y a la sociedad en manos
de “los mercados”, es decir de los grandes conglomerados económicos locales y
globales y, por lo tanto, abandonó a la mayoría de la sociedad a su propia
suerte.
Por eso, en este escenario donde
enfrentamos la expansión del coronavirus Covid-19 a escala global,
hacer Memoria es también recordar críticamente cada una de esas experiencias de
nuestra historia reciente, donde el “Estado canchero” se desinteresó o no tuvo
en cuenta una serie de derechos humanos básicos de las mayorías, entre ellos el
derecho humano a la salud.
En cada uno de
los pañuelos con que hoy nos manifestamos conmemoramos el golpe de Estado del
24 de marzo de 1976, recordamos a los 30 Mil compañeros y compañeras
detenidos-desaparecidos y reivindicamos un modelo de país con crecimiento e
inclusión, con la gente adentro, y con un Estado activo, fuerte y solidario.