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domingo, 23 de marzo de 2025

24 de Marzo. ¿Importa la Verdad?... @dealgunamanera...

¿Importa la verdad?...

Massera, Videla y Agosti. La primera de las juntas militares del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Un feriado para recordar las lecciones que nos dejó aquel horror. Fotografía: Cedoc.

Así como Alemania sigue investigando lo que sucedió durante el nazismo, es necesario revisar los años del Proceso de Reorganización Nacional que instaló un golpe de Estado en el país, “que recurrió a una ilegal y cruel represión” dice el autor. “No fueron excesos horrendos sino crímenes de lesa humanidad”, agrega.

© Escrito por Martín Balza, ex Jefe del Ejército Argentino, Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica, el viernes 21/03/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Próximamente recordaremos una de las fechas más tristes de nuestra historia reciente: el 24 de marzo de 1976. Ese día se consumó el último golpe de Estado cívico-militar autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (PRN), que recurrió a una ilegal y cruel represión, conducido por Juntas Militares y altos mandos de las Fuerzas Armadas (FFAA).

Invocaban combatir a la subversión terrorista ejercida por organizaciones irregulares armadas y liberarnos del comunismo que lideraba la Tercera Guerra Mundial; aunque éstas estaban seriamente debilitadas y nada impedía continuar accionando con las Fuerzas de Seguridad (Gendarmería Nacional y Prefectura Naval), Policía Federal y Policía Provinciales.

¿Es necesario revisar los años del PRN? Aprecio que sí, para evitar su repetición. “No es sorprendente, porque Alemania sigue investigando lo que ocurrió durante el nazismo. Son las fuerzas inerciales que siguen actuando. Es traumático y no hay arrepentimiento, salvo casos aislados, como el del Ejército el 25 de abril de 1995” (Rodolfo Rabanal, Los intelectuales y el país de hoy, La Nación). No puedo obviar citar medulares reflexiones de reconocidos analistas sobre lo expresado:

Hoy más que nunca Suscribite

“La forma militar de resolver la crisis por el PRN fue excepcional, desmesurada y horrorosa. La violencia ejercida de manera clandestina por el Estado alcanzó niveles nunca vistos en el país. Hubo una cantidad inmensa de muertes y desapariciones, campos de concentración, tortura y exterminio, saqueo de bienes y robo de niños. Lo ejecutó un Estado clandestino, que operaba de noche y aparentaba normalidad de día; además de matar, derrumbaba la fe en las instituciones y en las leyes, sistemáticamente violadas por quienes debían custodiarlas. El general Jorge Videla, presidente durante los cinco años iniciales, fue un protagonista mediocre, y sus sucesores mucho más”. (Luis A Romero, La larga crisis argentina, pág. 62 y 63).

“Una cosa es una banda de criminales terroristas y otra cosa es que el Estado se convierta en criminal. Su responsabilidad es mucho más grave (René Balestra, La Nación).

Un golpe militar al que (casi) todos apoyaron

“Esta campaña de aniquilamiento de la subversión y de intimidación de los ciudadanos pacíficos indigna a amplios sectores de la opinión pública, incluso a aquellos que no experimentan ninguna ternura con los guerrilleros. Es difícil de explicar la suspensión de los derechos fundamentales y el desencadenamiento de una violencia represiva infinitamente más cruel que la de los terroristas” (A. Rouquié, citado por Prudencio García, El drama de la autonomía militar, pág. 220).

Los procedimientos represivos respondieron a la doctrina que Francia aplicó en Argelia, y el Ejército Argentino adoptó a fines de los años cincuenta. Un oficial francés dijo: “La guerra de Argelia influyó decisivamente en mi generación. Un día, integrando una patrulla tomamos un prisionero. Aún estoy viendo a este hombre. Marchó con nosotros durante toda la noche. Compartimos el agua con él. Me sentía contento, hasta galante. Al llegar al puesto de comando, ingenuo de mí, lo entregué al oficial de inteligencia del regimiento. Aún creo oír sus gritos de bestia torturada; y yo, fuera, impotente, pero culpable. Su cuerpo desfigurado rodó por entre las inmundicias. Fue enterrado a prisa y corriendo. Por primera vez descubrí el pecado (…) Comprendí que todos éramos responsables, y sentí vergüenza” (monseñor Luis A. Castro Quiroga, Deja de correr, pág. 330).

Terrorismo de Estado y neoliberalismo, el último golpe militar en la Argentina

La escritora francesa Sandrine Lefranc aseguró “que los crímenes de Estado cometidos en Argelia aún son de actualidad” (Políticas del perdón, pág. 287).

Es inaceptable que, aún hoy, algunos sectores afirmen que: fue una guerra, hubo excesos, cumplimos órdenes del gobierno constitucional, y se nos ordenó aniquilar. La palabra guerra estaba precisamente prohibida por el PRN; se empleaba la expresión: “Lucha contra las bandas de delincuentes subversivos”.

“El objetivo básico de todo combatiente no significa el exterminio del adversario, con matanza total de los rivales y despiadada destrucción de sus pertenencias y su territorio, sino la reducción a la impotencia bélica (Diccionario militar)"

“Ningún documento liminar del PRN habla de guerra (…) Estamos ante una alternativa de hierro. O no hubo guerra y estamos ante actos de delincuencia común, o la hubo, y entonces enfrentamos a criminales de guerra” (Fiscal Julio C. Strassera, alegato en el Juicio a las Juntas Militares).

“El concepto totalmente minoritario de la guerrilla desautorizó la auto calificación de la lucha como guerra, en la que coincidían con sus adversarios, los militares” (Juan J. Sebrelli, Crítica de las ideas políticas argentinas, pág. 392).

Estamos ante una alternativa de hierro. O no hubo guerra y estamos ante actos de delincuencia común, o la hubo, y entonces enfrentamos a criminales de guerra” (Fiscal Julio C. Strassera, alegato en el Juicio a las Juntas Militares)".

En 1975, el gobierno constitucional- posteriormente depuesto por el golpe militar-, mediante los Decretos 261 y 2772, ordenó “realizar las operaciones militares que sean necesarias para neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos”.

El término “aniquilar militarmente” tiene un claro alcance: quebrar la capacidad de lucha del enemigo. No reducirlo a la nada y hacerlo desaparecer. Nosotros, en Malvinas, fuimos aniquilados, pero no se cometió ningún crimen de guerra.

“El objetivo básico de todo combatiente no significa el exterminio del adversario, con matanza total de los rivales y despiadada destrucción de sus pertenencias y su territorio, sino la reducción a la impotencia bélica. El reconocido militar alemán Colmar von der Goltz dijo que no se vence al enemigo destruyéndolo totalmente, sino quitándole la esperanza de la victoria” (Cabanellas de Torre, Diccionario militar, pág. 135).

Agravia a la sociedad argentina y a la humanidad, que algunos sectores políticos, legislativos y religiosos ignoren el concepto de reconciliación y continúen invocando como “excesos horrendos” a crímenes de lesa humanidad, como: violaciones sexuales, robo de bebés, tirar desde aviones vivos o muertos prisioneros al mar, torturas y desapariciones forzadas de miles y miles de personas que solo Dios conoce.

Quienes ordenaron y consintieron fueron entre otros: los generales Videla, Viola, Galtieri, Bignoni, Díaz Bessone, Harguindeguy y el almirante Massera (Marie-Monique Robin, Escuadrones de la muerte, cap. 20,21 y 22).

El Papa Juan Pablo II, en 1979, se refirió a ello: “No podemos olvidarnos cuando nos ponemos ante Dios del drama de las personas desaparecidas. Pidamos que se acelere la anunciada definición de las posiciones de los encarcelados y se mantenga un compromiso riguroso de tutelar la observancia de las leyes, el respeto a la persona física y moral, incluso de los culpables o indicados de delitos. Roguemos para que el Señor conforte a cuantos no tienen ya la esperanza de volver a abrazar a sus seres queridos. Compartamos plenamente su dolor” (L´Osservatore Romano, 29 y 30 Oct.1979).

Borges dijo que “el mayor defecto del olvido es que a veces incluye la memoria”. Glorificar la dictadura y sus perpetradores, y distorsionar y mentir intencionalmente sobre los crímenes expresados, es negar a la sociedad el acceso a la verdad histórica y socavar su confianza en las instituciones.


martes, 24 de marzo de 2020

A 44 años del 24 de marzo de 1976. La Memoria continúa… @dealgunamanera...

A 44 años del 24 de marzo de 1976. La Memoria continúa… 

A 44 años del golpe de estado...

En tiempos de pandemia, "el Pañuelazo blanco" y otras modalidades de participación son la forma colectiva no sólo de repudiar el terrorismo de Estado sino también el modelo económico, social y cultural que la dictadura intentó implementar.

© Escrito por Carlos Heller el martes 24/03/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 


Hoy, 24 de Marzo, la Memoria no se interrumpe ni se detiene, sólo cambia la forma de manifestarse. Conmemoramos este Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia sin marchas en las calles pero con otros modos de movilización ciudadana: los organismos de Derechos Humanos nos convocan a todos y a todas a armar pañuelos blancos con servilletas, telas o afiches, a escribirles consignas y a colgarlos de balcones, puertas o ventanas; a sacarse fotos o filmarse con el pañuelo para luego compartir esas imágenes en redes sociales; y a utilizar diversos recursos multimedia para conmemorar en red el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

En tiempos de pandemia, “el Pañuelazo blanco” y las otras modalidades de participación propuestas son la forma colectiva de seguir ejercitando la Memoria y de continuar perteneciendo a una mayoría social que no sólo repudia el terrorismo de Estado sino también el modelo económico, social y cultural que la dictadura intentó implementar.


Por eso, no nos encontraremos, esta vez, en la Plaza de Mayo detrás de la gran bandera de las Madres, Abuelas y demás organismos de Derechos Humanos, pero estaremos desde nuestros balcones, ventanas y redes participando y movilizándonos como cada 24 de Marzo desde hace 37 años. Será una manifestación ciudadana desde los espacios privados: haciendo confluir el cuidado del otro con el ejercicio de la Memoria.

El pueblo hoy está en sus casas y las marchas del 24 de Marzo han sido siempre con el pueblo. Por lo cual, esta modalidad de hacer visible física o virtualmente el pañuelo blanco desde los domicilios particulares es una forma creativa de movilizarse cumpliendo, a la vez, con las reglas establecidas por el gobierno en términos de aislamiento en los espacios privados.

Como todos los años, denunciaremos, a través de los pañuelos levantados, que la dictadura cívico-militar iniciada en marzo de 1976 intentó poner en práctica una combinación de Estado represivo ampliado con Estado mínimo en lo económico y social. Fueron aquellos tiempos de la Escuela de Chicago y de la consigna “achicar el Estado para agrandar la Nación”.

Es decir: tiempos en los que aspiraban a lo que muchas veces hemos llamado el “Estado canchero”, en el que los gobiernos preparan la cancha y luego se retiran para que jueguen los grandes actores concentrados de la economía. En estos escenarios, los gobiernos sólo administran para que estos conglomerados poderosos lleven adelante sus políticas.


Lo ha dicho recientemente con precisión el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, en su último libro “Capitalismo Progresista. La respuesta a la era del malestar”: “La Escuela de Chicago tuvo una influencia desproporcionada en nuestra política y en nuestros tribunales.

Llevó a un debilitamiento de la causa antimonopolios, ya que los tribunales asumieron, pura y simplemente, que los mercados eran competitivos y eficientes y que todo comportamiento que pudiera parecer contrario a la libre competencia en realidad no era más que una serie de respuestas eficientes a las nuevas complejidades del mercado”.

En la misma perspectiva, Stiglitz afirma que “la investigación económica moderna –tanto la teórica como la práctica– ha realzado nuestra comprensión del papel fundamental que el Gobierno desempeña en una economía de mercado. Se lo necesita tanto para hacer lo que los mercados no hacen ni pueden hacer como para asegurarse de que éstos actúen de la forma que se supone que deben hacerlo”.

En la encrucijada en la que nos encontramos en la actual coyuntura, estas palabras del premio Nobel adquieren especial relevancia: ese Estado mínimo que intentó implementar la dictadura y que luego buscaron restaurar algunos de los gobiernos constitucionales que la sucedieron, dejó a la economía y a la sociedad en manos de “los mercados”, es decir de los grandes conglomerados económicos locales y globales y, por lo tanto, abandonó a la mayoría de la sociedad a su propia suerte.


Por eso, en este escenario donde enfrentamos la expansión del coronavirus Covid-19 a escala global, hacer Memoria es también recordar críticamente cada una de esas experiencias de nuestra historia reciente, donde el “Estado canchero” se desinteresó o no tuvo en cuenta una serie de derechos humanos básicos de las mayorías, entre ellos el derecho humano a la salud.

En cada uno de los pañuelos con que hoy nos manifestamos conmemoramos el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, recordamos a los 30 Mil compañeros y compañeras detenidos-desaparecidos y reivindicamos un modelo de país con crecimiento e inclusión, con la gente adentro, y con un Estado activo, fuerte y solidario.







lunes, 27 de marzo de 2017

Una bola de nieve… @dealgunamanera...

Una bola de nieve…

Veinticuatro amonestaciones. Roberto Baradel. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno admite en secreto que subestimó el rebote del tema docente. Dictadura y olvidos.

Cometimos un error al no dimensionar adecuadamente el alcance del problema con los docentes”, se sinceraba un dirigente del PRO que desempeña funciones de alta relevancia institucional en la Ciudad de Buenos Aires, y que tiene llegada directa al Presidente. Hay una regla de la política que indica que cuando un conflicto salarial con un sector de la importancia de los docentes se prolonga sine die, termina transformándose en otro mucho más complejo que es de naturaleza política. Salvando las distancias, es lo que pasó al comienzo del primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con la ya legendaria Resolución 125. No queda claro, al respecto, por qué se decidió cambiar la metodología de la negociación utilizada en su primer año de gestión, que fue claramente exitosa y que permitió no sólo que las clases comenzaran en tiempo y forma sino que el año lectivo se desarrollara sin mayores contratiempos.

En paralelo, y agregando mayor tensión a la ya existente, la carrera electoral parece haber largado de manera descarnada. A los clásicos pero tristes desmanes ocurridos luego del acto de la CGT les siguieron movimientos mucho más sigilosos pero efectivos. El escenario ha quedado dividido en dos extremos sin ninguna gama de grises en el medio. “El peronismo no buscó esta polarización entre el macrismo, que se autodenomina ‘el cambio’, y lo viejo, representado por Cristina Kirchner, pero sería necio negar que existe. El massismo intenta levantar la voz pero nadie repara en ello”, grafican en una intendencia peronista de los municipios más poblados del conurbano.

La misma fuente sostiene algo que cualquier analista podría anticipar: “El kirchnerismo duro ya no parece ser una opción viable dentro del peronismo para reconstruir el país en el mediano o largo plazo. Pero, ¡ojo!, si hay algo que es innegable es el pragmatismo de los muchachos del PJ. Siempre juegan a ganador. Si CFK se lanza y mide bien como hasta el momento indican las encuestas, más de uno se va a tragar el sapo y votará con la nariz tapada. Después habrá que esperar hasta que aclare”, vaticinó. Así son las delicias de los tiempos de campaña.

Economía difícil. 

La realidad socioeconómica sigue presentando al Gobierno dificultades de compleja solución. Es repetitivo decir que ha faltado un plan para hacer frente a los desafíos que plantea la coyuntura. El aumento de la pobreza generado por el sinceramiento de la economía muestra la falta de medidas paliativas. Sobre ello se agrega la impericia con que se adoptan otras. Dos ejemplos sirven de muestra de la anterior afirmación: recién en la semana que pasó se terminó de reglamentar la implementación de la emergencia reclamada por los diferentes movimientos sociales.

No queda claro por qué, luego de aprobada la ley, se demoró tanto su implementación. El otro caso es el de los así llamados “precios transparentes”, que, en los hechos, terminaron encareciendo el pago en cuotas, única manera en la que la mayoría de la población puede acceder a bienes sobre todo del rubro de los electrodomésticos. Llevó casi dos meses rever esa medida que, finalmente, sólo benefició a los que más tienen y derivó en una significativa caída del consumo.

Los brotes verdes –eufemismo utilizado para mencionar la reactivación de la economía– siguen siendo mustios. Algunos sectores muestran una recuperación significativa, con el campo a la cabeza. Otros, en cambio, muestran caídas alarmantes. El Centro de Estudios Económicos de la Unión Industrial Argentina acaba de emitir un informe ciertamente preocupante. Allí se informa que, a pesar de haber cesado su caída en enero, los datos de febrero distan de asegurar que la industria en su conjunto haya retomado el camino. Se detalla en esa comunicación que el mes pasado "la producción automotriz cayó 29,7% durante febrero en términos interanuales, la de acero descendió 9,9%, losa despachos de cemento fueron 0,8% menores, y la producción de insumos para la construcción cayó 6,7% en términos interanuales". 

El párrafo final es para lo ocurrido en la conmemoración de los 41 años del golpe militar del 24 de marzo de 1976, que dio paso a la dictadura más cruel de la historia de nuestro país. Siempre hubo divisiones entre los organismos de derechos humanos, divisiones que la cooptación producida por el kirchnerismo buscó y logró ahondar. Por eso, en los actos desarrollados tanto en la Plaza de Mayo como en la ex ESMA dominó el sentimiento de animadversión hacia Macri y su gobierno.

Nada de lugar hubo para recordar a los integrantes de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep) –Ernesto Sabato, Ricardo Colombres, René Favaloro, Hilario Fernández Long, Carlos Gattinoni, Gregorio Klimovsky, rabino Marshall Meyer, monseñor Jaime de Nevares, Eduardo Rabossi, Magdalena Ruiz Guiñazú, Santiago Marcelino López, Hugo Diógenes Piucill, Horacio Hugo Huarte, Graciela Fernández Meijide, Daniel Salvador, Raúl Peneón, Alberto Mansur, Leopoldo Sigueira, Agustín Altamiranda–, al fiscal Julio César Strassera y a sus adjuntos Aníbal Ibarra y Luis Moreno Ocampo, a los jueces de la Cámara Federal –Carlos León Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga Aráoz, Jorge Torlasco, Guillermo Ledesma y Andrés D’Alessio–, que condenaron a las Juntas Militares, y a quien con gran coraje y en soledad política promovió ese juicio histórico e inédito en la historia de la Argentina y del mundo: el ex presidente Raúl Alfonsín. ¡Cuánta desmemoria!

Producción periodística: Santiago Serra.



sábado, 26 de marzo de 2016

En nombre de los 30 mil… @dealgunamanera...

En nombre de los 30 mil…


Una cosa es saber que alguien fue y otra cosa es el veredicto indeterminado.

© Escrito por Daniel Link el sábado 26/03/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Cada 24 de marzo pienso en mi primo Fernando y su voz (la que recuerdo o la que imagino, porque a esta altura del partido esos registros son indiscernibles) me dice que habla en nombre de 30 mil y yo trato de que me conteste qué pasó, porque una cosa es saber que alguien fue condenado por haber hecho tal o cual cosa (y evaluar la pertinencia o no de esa pena) y otra cosa es el veredicto indeterminado, un veredicto al ser, a una forma de pensar o a una afiliación. Esa herida es incurable.

Como tantos otros, me di cuenta tarde del golpe. En marzo de 1976 yo tenía 16 años, empezaba quinto año de la escuela secundaria, era secretario general del Centro de Estudiantes y creía que el golpe de Estado era uno más de la larga lista de sublevaciones militares que habían acompañado mi infancia (“Me acuesto con Illía –así acentuado–, me levanto con Onganía”, era un versito que había aprendido de mi abuela materna).

Ese año nos tocó organizar el acto del Día de la Raza. Apenas cumplidos mis 17 años, yo fui designado para hacer el guión de esa pieza con la cual nos despediríamos del colegio. Entre los textos que se leyeron había fragmentos del Canto general y de Confieso que he vivido de Pablo Neruda. Entre las canciones que tocaron y cantaron mis amigos músicos de entonces, incluimos ese hermoso fragmento de la Cantata Sudamericana que dice:

“Otra emancipación, otra emancipación / les digo yo / les digo que hay que conquistar / y entonces sí / y entonces sí mi continente acunará / una felicidad, una felicidad / con esta gente chica como usted y como yo”.



La profesora de Historia, la Sra. Silveyra, y otras esposas de coroneles y capitanes responsables de nuestra educación abandonaron el salón de actos de inmediato (lo que, a nuestro juicio, fue un insulto a la bandera de ceremonias). La profesora de Literatura, a quien secretamente yo le dedicaba mis estúpidos poemas de entonces, me convocó para decirme que todos los que habíamos participado de esa conmemoración corríamos, entre otros riesgos, el de ser expulsados del colegio. Nos habíamos transformado en “rojos” que hacían “propaganda subversiva”, no ya por los textos y canciones que elegimos, sino también por el uso del color del telón del teatro de mi colegio (que era, desde siempre, de terciopelo rojo).

Entonces me di cuenta de que algo más grave que Lanusse estaba sucediendo. Yo era buen alumno y mi beligerancia política se había canalizado hasta entonces en el reclamo de más papel higiénico en los baños y cosas por el estilo. No entendía lo que pasaba.


Tampoco entendía lo que pasaba en mi familia, angustiada y dividida por la desaparición de mi primo Fernando Rizzo, con cuyos libros, que le compré años antes a precio de saldo, había armado mi primera biblioteca. Ese 12 de octubre, mis amigos y yo empezamos a comprender el valor de una ausencia, de dos, de tres, de treinta mil.

Yo empecé a entender lo que significaban los enloquecidos viajes de mi tía a los cuarteles y las cárceles de todo el país tratando de encontrar sin suerte a su hijo, y lentamente nos fue dominando la tristeza de una pseudo-existencia vivida a escondidas y el horror de la realidad, que empezaba a atravesarnos. O mejor dicho: nosotros, que abandonábamos el colegio, empezábamos a circular a través de una realidad horrible con la tristeza del testigo de algo de lo que nunca podrá hablar con dignidad.


Cuarenta años después, todo sigue más o menos igual, en lo que respecta a mi propia capacidad para sostener un discurso, y por eso, en su momento, evité referirme a las tristes, desencaminadas y mezquinas declaraciones del Sr. Darío Lopérfido.

Por fortuna, la sociedad civil tiene mejores recursos que yo para el asunto, lo que quedó demostrado no sólo en el unánime repudio del que fueron objeto los dichos del Sr. Lopérfido sino, antes, en la conducta ejemplar de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, que no cejaron un instante en sostener un deseo de verdad y de justicia que no ha cesado y que no debe cesar. Provocaciones como las de Darío nos hunden en la pena porque sólo redoblan el veredicto indeterminado.


  

viernes, 25 de marzo de 2016

#NUNCAMAS. Multitudinarias marchas en Plaza de Mayo a 40 años del Golpe… @dealgunamanera...

Multitudinarias marchas en Plaza de Mayo a 40 años del Golpe…


Diferentes organizaciones kirchneristas, de Izquierda y de Derechos Humanos recordaron el último Golpe de Estado.

Con motivo del homenaje a las víctimas y rememorar el pedido de Memoria, Verdad y Justicia, distintas organizaciones políticas y de Derechos Humanos se concentraron desde distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires y todo el país.

La agrupación kircherista La Cámpora, convocó para las 11 hs. en las calles  Avenida de Mayo y Bernardo de Yrigoyen, para partir después a la Plaza de Mayo.

Por su parte, la organización de Derechos H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y Hermanos de Desaparecidos por Razones Políticas, marcharon  junto con Abuelas de Plaza de Mayo y Madres Línea Fundadora, bajo la consigna: "40 años de lucha, memoria y militancia. Sin derechos no hay democracia".

La organización Madres de Plaza de Mayo, encabezada por Hebe de Bonafini comenzó desde su sede en Hipólito Yrigoyen a las 15.30 en un auto descubierto que atravesará la Avenida de Mayo. La titular dijo: “El jueves tenemos que venir todos y quedarnos en la Plaza hasta que amanezca. Nadie le puede ofrecer a (Mauricio) Macri que la marcha va a durar poco".

"Más ocupamos la Plaza, más le demostramos el repudio y el asco a Macri y a Obama, que son dos seres detestables. La marcha es contra Obama y contra Macri, y esencialmente contra los despidos, acompañando y reivindicando a los compañeros trabajadores”, agregó.

Espacios políticos de izquierda se convocaron desde las  15.30 en el Congreso de La Nación. Desde allí partieron hacia la Plaza de Mayo bajo el lema: “No al ajuste, el saqueo y la represión. Fuera Obama de Argentina. Seguimos luchando contra la impunidad de ayer y de hoy. 30.000 compañeros detenidos desaparecidos ¡Presentes!”