No tan Juntos ¿Quién tiró la primera piedra?
Un chivito santafecino. Agustín Rossi. Dibujo: Pablo Temes.
Para poder cuidar a esos dirigentes nuevos que aportan aire fresco, la oposición debería bajar el nivel de la descalificación.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 31/07/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
La pregunta parece una justificación
infantil para acreditar el alto voltaje que tomó la interna de Juntos por el
Cambio –ahora bajo el nuevo lema de Juntos–. En dicha argumentación se escudan
varios dirigentes del PRO que se debaten entre bajar los decibeles o arremeter
contra sus compañeros de ruta en el frente opositor. Lo cierto es que Facundo
Manes hizo referencia al uso de fondos públicos de CABA para financiar la
campaña de Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires y encendió una mecha
que dista mucho de haberse apagado.
“Algunos pensaron que se trató de
una chicana que se le fue de las manos a un hombre inexperto en política, pero
con el correr de los días parece claro que Manes de ingenuo no tiene nada y que
todo el radicalismo está montado en una agresividad discursiva que no lo va a
llevar a ningún lado. Se envalentonaron” –lamentaron desde el entorno del jefe
de Gobierno porteño.
Lo que llamó la atención de la
primera semana de campaña del neurocientífico no fue solo la agresividad contra
sus compañeros de ruta sino la falta de propuestas concretas sobre las cuales
discutir. Todo giró en torno de las personas y no de las ideas. Hasta aquí, una
defraudación en relación a la expectativa en torno de su incursión en las
arenas de la política para ir hacia sus fuentes más genuinas, es decir, al
debate sobre los graves problemas que enfrenta el país y no los ataques
personales.
Algo más cauteloso en sus
declaraciones públicas se mostró Martín Tetaz, radical que forma parte de la
lista de María Eugenia Vidal, aunque dejó trascender lo que se piensa en las
entrañas del radicalismo duro: “La UCR está de pie y disputando espacios dentro
de Juntos”.
En el entorno del senador Martín
Lousteau tampoco comulgan con la confrontación como herramienta de disputa
política. Aseguran que el radicalismo debe continuar atrayendo a figuras
novedosas para hacer un mejor y más amplio Juntos por el Cambio. Para cuidar a
esos dirigentes nuevos que aportan aire fresco, debería bajarse el nivel de la
descalificación y proceder a la búsqueda de un debate sobre la base de
propuestas, discutiendo cuáles son las mejores políticas públicas para sacar al
país del atraso de las últimas décadas. “Por eso, le cayó muy mal a Lousteau el
agravio de Mario Negri a los candidatos que lo enfrentan en Córdoba”. Perdura
en la génesis de la disputa fuera de tono de dirigentes como Gerardo Morales,
la espina clavada que significó la poca consulta –y la carencia de espacios de
poder– que el gobierno de Cambiemos le reservó a sus compañeros de coalición en
su primera experiencia como oficialismo. Una crispación desmedida que, a simple
vista, tampoco aporta soluciones.
La puertitas del Dr. Fernández.
El Frente Contra Todos se ha
transformado también en un conglomerado amorfo de internas y zancadillas en el
seno del poder que tiene a maltraer a la Argentina. El cierre de listas, que
dejó un tendal de ofendidos y humillados, demostró no solo que lo que los une
es el espanto sino también la carencia absoluta de liderazgo por parte del
Presidente quien, día tras día, parece esmerado en hacer de su figura una
caricatura. El episodio de Sofía Pacchi y sus visitas a la Quinta de Olivos
–otro hallazgo periodístico de alto impacto de Carlos Pagni– ha descorrido el
telón de muchos de los acontecimientos que acaecen en la intimidad del poder.
Vale aquí subrayar un primer punto de relevancia: el Presidente es el
Presidente en todo momento y en toda circunstancia, sea ella pública o privada.
No hay un doble estándar. El decoro
que impone la investidura presidencial abarca todas las esferas de su vida. Ese
decoro hace también a la autoridad inmanente al cargo. La lista de invitados a
la fiesta de cumpleaños de Alberto Fernández –un hecho de su vida privada–
representó no solo una contradicción sino una flagrante inobservancia de las
normas de aislamiento y restricción social establecidas por el Gobierno para
combatir la pandemia causada por el coronavirus. Con motivo de la reunión para
celebrar el cumpleaños número 61 del Presidente, en las últimas horas de ese
día 2 de abril hicieron su ingreso al chalet de la Quinta presidencial cuatro
personas: la modelo Sofía Pacchi, su novio coreano Chien Chia Hong; Emmanuel
López, asesor de la primera dama Fabiola Yañez y su pareja Fernando Consagra.
Coincidencia o no, un día después
–el 3 de abril– el Presidente comenzó a tener febrícula y dolor de cabeza, por
lo que la Unidad Médica Presidencial ordenó su testeo por medio de un PCR que
dio resultado positivo. “No tengo la menor idea de cómo me contagié. Soy
alguien que se cuida mucho. Si no fuera por la vacuna, la estaría pasando muy
mal”, dijo el Dr. Fernández. La realización de esa reunión demuestra que,
cuando dijo que se cuidaba, mucho estaba faltando a la verdad. No son estos los
únicos deslices del Presidente. La crónica diaria es rica en un anecdotario que
habla de largas noches y de un cierto ocio improductivo que abunda, cosas que,
como es bien sabido dentro de los pasillos del poder, genera la furia e
indignación de Cristina Fernández de Kirchner.
Estos hechos, con reminiscencias de
una Corte de Babilonia, se contrastan con la dureza de la realidad que padecen
millones de ciudadanos y de la cual mucha dirigencia política está
absolutamente distante. El triste y dramático episodio que ocurrió con Santiago
Moreno Charpentier es un compendio de lo que la política no resuelve. Veamos:
una ley de Salud Mental absolutamente mala aprobada por unanimidad por el
Congreso; una policía deficientemente preparada e impedida de utilizar armas no
letales; ministros de Seguridad que, más allá de echarse culpas mutuamente, no
resuelven nada; discusiones teóricas teñidas de ideología que no llegan a ninguna
conclusión y/o resolución sobre asuntos concretos, son los ingredientes de este
presente del país del mañana mejor que nunca llega.
Producción periodística: Santiago Serra.