Lavagna:
el cisne negro de Macri y CFK…
Presidente
de transición. Así ven a Lavagna: de los K al neoperonismo. Dibujo/Fotografía:
Pablo Temes.
Imagínense por un momento que Cristina no existiera. Muchos creen que esa sería una gran noticia para todos. ¿Lo sería para el oficialismo?
© Escrito por Gustavo
González el domingo 23/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Sin Cristina en escena, los grandes
protagonistas de la campaña serían el Gobierno y su gestión: el nivel de
crecimiento de los cuatro años de Macri y los índices de inflación, de pobreza y de
endeudamiento que dejó. Macri
ya no podría confrontar con una mujer con alto rechazo público, sino que
debería hacerlo con los mejores o peores resultados de su propia
administración.
Sin Cristina, también aparecería con
naturalidad un candidato opositor con más chances de convencer al electorado de
que la gestión de Cambiemos no funcionó.
Duda.
Lo cierto es que Cristina
existe y que hasta ahora se descuenta que será candidata. La lógica
es que alguien con su ambición de poder y con un piso electoral en torno al 30%
no podría no presentarse.
Sin embargo, el dato de las últimas horas es
que el germen de la duda habría penetrado en el cristinismo. Quizá
porque ven que el techo de Cristina parece difícil de perforar, o porque aun en
el peor momento de Macri su piso sigue alto. O porque volvió a tomar fuerza
la idea de un “candidato de síntesis” como Roberto
Lavagna.
Sin actividad pública y sin ser candidato,
sorprende cómo lo ven las encuestas.
Quien habla conoce desde hace años a la ex
presidenta: “La duda es razonable. Está claro que presentarse y ganar sería lo
mejor. El problema es presentarse y volver a perder. Sería nuestra
tercera derrota al hilo y nos quedarían cuatro largos años por delante de
persecución judicial con un macrismo envalentonado con un nuevo triunfo”.
Al menos como hipótesis, el cristinismo
evalúa una tercera alternativa: no presentarse a cambio de negociar listas y
puestos en un futuro gobierno para apoyar a un candidato peronista no K que
sume a otras fuerzas opositoras. Creen (desean creer) que un compañero
peronista podría interceder ante los jueces para "convencerlos" del
daño institucional de encarcelar a una ex mandataria democrática.
Estos kirchneristas que dicen saber cómo
piensa Cristina, pero aclaran que no hablan por ella, afirman que ese es el
mensaje que envió al declarar que iba a hacer “lo que sea mejor para ganar en
2019”: “Tiene claro que las condiciones económicas de un tercer mandato no
serían buenas para asumir con la mitad de la sociedad en contra y con los
medios operando para voltearla”.
Pronostican una salida traumática de la
crisis y que se vienen años de acumulación capitalista, más que de reparto
peronista. Y hablan del “renunciamiento” de su jefa, al estilo Evita, como un
mal menor: “Lo otro sería ser una Maduro 2 para ir a una guerra final con media
sociedad, las corporaciones y los medios. No lo hará”. Insisten en que será
ella quien decida y que será, como siempre, a última hora. Y si las cuentas la
dan ganadora, no habrá nada que la detenga.
Ya no dice que no competirá. Dice que lo hará
si "el país lo requiriera". Como candidato de unidad.
Encuestas.
La hipótesis del "renunciamiento
patriótico" es el plan B, y es allí donde la figura de Lavagna cobra
más fuerza. Ya sin ella como adversaria electoral, el debate se centraría
en la gestión Macri. Y un candidato como Lavagna atizaría el recuerdo de su
éxito como ministro de Economía.
La opción Lavagna fue puesta en juego este
año por Duhalde. Lo reiteró esta semana tras revelar contactos con
Cristina y afirmar que ella no se presentará. Esa opción se analiza cada vez
más en un círculo rojo y un mercado que ve con terror el efecto económico de un
cristinismo recargado. También entre los peronistas inquietos porque
ningún candidato no K despega en las encuestas.
A Lavagna le va mejor. Un reciente sondeo de
D’Alessio/IROL lo muestra como el político con más imagen positiva (50%) y el
que menor rechazo genera (30%). Un
estudio de la Universidad de San Andrés señala a Macri como el candidato con
mayor intención de voto, sumando un 41% entre quienes están seguros de votarlo
y quienes podrían llegar a hacerlo. Lavagna aparece segundo con un 32%.
Cristina está tercera con 28%.
Opinaia lo mide segundo en imagen positiva: 47%, 4 puntos
debajo de María
Eugenia Vidal, pero
8 y 9 puntos más que CFK y Macri, respectivamente. La última encuesta de Poliarquía lo
posiciona primero cuando pregunta qué peronista no K sería más competitivo: con
32%, casi duplica a quien está segundo.
Pero son solo encuestas hechas con mucha
antelación.
Lo significativo es la relevancia con que
aparece alguien sin actividad pública, ni siquiera candidato. Si esos sondeos
proyectaran el futuro, Lavagna sería, por lo imprevisto, el cisne negro de
Taleb para Macri y Cristina.
¿Qué dice Lavagna? Pichetto es uno de los que
están convencidos de que Lavagna sería un excelente candidato: “Roberto es un
activo fundamental de Alternativa Federal; clave, diría. Sería un gran
candidato, sin duda”.
El senador habla con Lavagna y conoce bien a
Cristina. Le parece difícil que ella vaya a dar un paso al costado, aunque
interpreta que el cristinismo sabe que una nueva derrota sería muy negativa
para ella también desde lo judicial. Si Cristina no se
presentara, Pichetto está seguro de que "el peronismo tendría
muchas más posibilidades de ganar".
En el peronismo no K advierten que en una
negociación no aceptarían a ningún camporista en las listas ni en lugares
claves de un eventual gobierno. Pero mencionan a viejos kirchneristas
como Ginés
González, Jorge
Taiana o Rafael
Bielsa, como ejemplos de nombres
potables para cualquier sector. Y se imaginan a Lavagna como un
mandatario de cuatro años, “ideal para una transición entre el
kirchnerismo y el nuevo peronismo”.
Hace dos semanas, el ex ministro recibió
a Uñac. El gobernador de San Juan navega entre el
peronismo anti K y el K. Salió de la casa diciendo: “Tiene todas las
condiciones para ser presidente. Con él compartimos la imperiosa necesidad de
conformar un gobierno de unidad nacional”.
Lavagna estuvo con el radicalismo, el
peronismo y el kirchnerismo. Es un poco liberal y un poco proteccionista.
Le ven como un candidato amigable desde diferentes corrientes.
¿Qué dice él? Seis meses atrás,
rechazaba dejar su vida de retirado. Hoy en cambio acepta que revisaría esa
decisión si "el país lo requiriera", que traducido significa
“si la situación económica se complica aún más y el peronismo se une detrás
suyo”. Piensa también en radicales disidentes y hasta en peronistas de
Cambiemos. Y en ese escenario imaginario, no le desagradaría presidir un país
en el que Vidal y Rodríguez
Larreta sigan donde están.
Pero por ahora se resiste a ser el candidato
de un solo sector y jugar en marzo como alternativa a Macri y Cristina.
Mientras duda, el posible regreso K azuza el
riesgo país por encima de los 800 puntos. En plena campaña podría superar los
1.000. Eso representaría otro año perdido. Y otro año perdido será más crisis,
más inflación y más pobreza.
Puede ser que si esa pesadilla se hace
realidad, las chances de Lavagna crezcan (también las de Cristina).
Pero si Lavagna hace honor a su promesa de
actuar “si el país lo requiriera”, quizá debería evaluar que presentarse de
cualquier forma, con chances de ganar o de perder pero restándole expectativas
a Cristina, podría por sí mismo acotar ese peligro.
Aunque en el camino termine beneficiando a
Macri.
(Fuente: www.perfil.com). El
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