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domingo, 20 de diciembre de 2020

Papelón oficial. La Vacunagate… @dealgunamanera…

La Vacunagate 


La revolución rusa, Vladimir Putin. Dibujo: Pablo Temes

Trastienda de las idas y vueltas en torno a las vacunas antiCovid. Más interna en el Gobierno.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 19/12/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


El 10 de diciembre pasado el presidente Alberto Fernández anunció que el Gobierno había firmado el acuerdo con Rusia para adquirir la vacuna Sputnik V y que, en consecuencia, se podría inmunizar a 10 millones de personas entre los meses de enero y febrero próximos. Agregó, además, un dato clave: dijo que él sería el primero en aplicarse la vacuna rusa cuando llegue al país “para que nadie tenga miedo”. Alberto Fernández tiene 61 años y padece trombofilia. 

 

No es un dato menor para inferir que, en la planificación del gobierno, los adultos mayores - que conforman uno de los grupos de riesgo más significativos por su cuantía- iban a ser de los primeros en recibir la vacuna. La propia asesora presidencial Cecilia Nicolini había asegurado en declaraciones que realizó a los medios el 3 de noviembre que se iba “a priorizar a los grupos de riesgo, al personal sanitario y a las fuerzas de seguridad”.

 

En su anuncio de hace 10 días, el Presidente, que estuvo acompañado por el ministro de Salud, Ginés González García, aseguró que el gobierno preveía aplicar la inyección a 300.000 personas antes de fin de año. Y dijo que su administración contaría “con las dosis suficientes para poder vacunar entre enero y febrero a 10 millones de argentinos y argentinas”.

 

Solo una semana después el presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirmó que “las vacunas que están circulando entre la población general están destinadas a personas de un determinado grupo de edad, y las vacunas aún no han llegado a personas como yo”. El presidente ruso tiene 68 años.

 

¿El Dr. Fernández sabía que la Sputnik V aún no era apta para mayores de 60 años? Todo indica que sí, debido a la información que le llega desde Moscú vía la delegación que encabeza la viceministra de Salud, Carla Vizzotti.

 

“Hubo una apuesta concreta y meditada respecto de la vacuna Rusa. Se tomó una decisión. Pero también se negociaba con otras. No se puede ideologizar una vacuna o una política de salud pública pero lo cierto es que quienes impulsaron esta decisión fueron funcionarios afines a la línea más dura del kirchnerismo como el ministro de salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán. También la Dra. Vizzotti se dejó llevar por esta corriente y el ministro Ginés no tuvo el peso suficiente para detener esa movida”, dijo una voz del gobierno que conoce las internas del Instituto Patria.

 

“Hay una clara interna en Salud tan dura como en las otras áreas. CFK, Kiciloff y Gollán no están conformes con el rendimiento de Ginés. Va a terminar pagando los platos rotos porque la presión para que asuma Gollán es enorme” – concluyó la susodicha fuente.

 

Dudas y más dudas. Con el tiempo  las dudas se han incrementado, muestra de una singular falta de cuidado en el manejo y difusión de la información  sobre la vacuna. El 14 de diciembre el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología de Gamaleya y el Fondo Ruso de Inversión Directa anunciaron que la Sputnik V había alcanzado un 91,4% de eficacia en el último punto de control de los ensayos clínicos de la fase III, según el tercer análisis provisional. De esa conferencia se desprenden dos observaciones: no hubo ninguna referencia a que la vacuna no era aún recomendable para los mayores de 60 años y no hay constancia de que la experimentación haya incluido la fase 3.

 

En Clinicaltrial.gov se informa que la fase 3 de la Sputnik V, que incluye a 40.000 voluntarios, comenzó el 7 de septiembre y tiene como fecha para completar los estudios primarios el 1 de mayo del año próximo. Es decir que la fase 3 no está completada.

 

En otra publicación del mismo portal se habla también que la fase 2 se va a completar el 31 de diciembre e incluye sólo a 110 voluntarios de más de 60 años. Por lo tanto según lo aparecido en ese sitio, que hace un listado de la información científica existente sobre todas las vacunas contra el Covid-19, el último día del año se sabrán los resultados de la fase 2, no los de la 3.

 

Teniendo en cuenta que en el gobierno insisten en que ese dato ya les era conocido, cabe preguntarse: ¿Por qué entonces no se lo hizo público? ¿Por qué el Presidente anunció que, no bien llegara la vacuna a la Argentina, él sería el primero en vacunarse? ¿Por qué dijo hace unos meses que Rusia le había enviado las dosis con cada uno de los componentes de la vacuna que decidió no aplicársela para no tener ningún privilegio respecto del resto de la ciudadanía, siendo que la Sputnik V todavía no había completado la fase 3?

 

El engorro por el affaire de las vacunas no concluye aquí. El episodio concerniente a la vacuna de Pfizer es de una grisura que se profundiza según pasan los días. Pfizer fue la primera vacuna que presentó la documentación respaldatoria de sus investigaciones ante el ANMAT. El hecho generó un anuncio sonoro del Ministro de Salud, Dr. González García. Ello ocurrió el 2 de diciembre pasado. 


Se habló, además, de una cantidad de alrededor de 700.000 dosis que estarían disponibles hacia fines de este mes. Hay que recordar que esta es la única vacuna de cuya investigación multicéntrica participó la Argentina que fue, además, la que aportó la mayor cantidad de voluntarios. Y no sólo eso: el artículo de referencia que dio cuenta de todos los detalles de la investigación, publicado en el prestigiosísimo

 

The New Journal of Medicine, tiene como primer autor al destacado pediatra argentino Fernando Polack. Eso da idea de la calidad y la envergadura de la investigación desarrollada en nuestro país. ¿Qué sucedió, pues, para que finalmente no haya habido ningún tipo de acuerdo para la provisión de la vacuna? ¿Cuáles fueron las demandas inaceptables que pidió Pfizer? ¿Qué cosas diferentes hicieron para acordar con Pfizer países con gobierno de tan disímil orientación ideológica como los de Chile, México y China?

 

Mientras tanto, la ex presidenta en funciones mandó a “laburar” a los ministros que no hacen lo que ella quiere. Y ayer Eduardo Valdés, un vocero de Alberto Fernández, ya avisó cuáles son las áreas en capilla: salud, política y comunicaciones. Es una confirmación contundente de que Cristina Fernández de Kirchner manda y el Presidente obedece.






domingo, 29 de marzo de 2020

De lo sanitario a lo social. Una larga cuarentena… @dealgunamanera…

Una larga cuarentena… 

Canon de Vitruvio 2020. Imagen: Pablo Temes

La crisis hace que cada dato médico sea también político. Un contexto difícil que obliga a decisiones cuidadosas.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 29/03/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Lo dijo Alberto Fernández: “Esperamos el pico de casos para la quincena que va del 1° al 15 de mayo”. Enfrentar la pandemia causada por el coronavirus representa un desafío monumental para la Argentina. Es el mismo desafío que está afrontando el mundo. Claro que cada país lo hace con sus particularidades. Las de la Argentina están definidas ciertamente por su extenso territorio, sus fronteras permeables, su deteriorado sistema de salud pública en la mayoría de las provincias, la escasez de insumos, y la pobreza y marginalidad extendida y creciente. La crisis sanitaria con consecuencias sociales, económicas y políticas es un reto nunca visto para todos. Junto con el trabajo de los equipos de salud, el otro liderazgo le corresponde a la política.

Y, en ese marco, el liderazgo del Presidente. Alberto Fernández apareció a partir del discurso por cadena nacional del 11 de marzo. Esa alocución fue una bisagra. Desde ese momento, su figura creció. La opinión extendida es que ahí comenzó su verdadera presidencia. Varias internas de creciente ferocidad –como la que se había desatado sobre la figura del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero– amainaron. Es notable observar cómo los imponderables marcan el rumbo de una gestión. Durante los tres primeros meses de su gobierno, poco hubo en el accionar de AF que cimentara el camino prometido en su campaña de acabar con la grieta. Ha sido esta fenomenal crisis causada por el coronavirus la que lo ha logrado. La pregunta es si, una vez superada la pandemia, esto se prolongará.

Por el conurbano profundo. El día a día tiene el valor de una hazaña en ese territorio atravesado por la pobreza y la marginalidad. El riesgo del estallido social está latente a cada paso. Por eso Alberto Fernández les prestó mucha atención a los intendentes de la zona en la larga reunión que mantuvo con ellos el miércoles pasado. Subyace allí un problema creciente entre los jefes comunales del peronismo y Axel Kicillof. La relación entre ellos no es buena. “Nos trataba mejor y nos prestaba más atención María Eugenia”, confiesan varios de ellos. Esa falta de sintonía y de empatía está teniendo una consecuencia concreta: la decisión adoptada en varios municipios de blindarse. Esta decisión –impropia, anticonstitucional y peligrosa– es producto del poco diálogo entre el gobernador y los jefes comunales. La reunión con el Presidente la armó Santiago Cafiero.

Quien sí habla con esos intendentes que le son afines es Cristina Fernández de Kirchner. No es para hacer aportes sino para monitorear cómo están las cosas por sus respectivas comarcas. Los municipios tienen un papel muy importante desde el punto de vista sanitario ya que la mayor cantidad de los hospitales bonaerenses son municipales. Salvo en Vicente López y San Isidro, son hospitales crónicamente carecientes.  

Los datos de la pandemia. Sin contar los números del 28 de marzo, en la Argentina se han diagnosticado 690 casos, de los cuales 18 eran fallecidos y 76, recuperados. Hasta ahora, las cifras no son altas. Es importante consignar que la mayoría son casos leves a moderados. Los casos de los fallecidos pertenecen a la variante neumónica, que es la más peligrosa. Los casos leves y moderados vienen teniendo afortunadamente una buena evolución.

La proyección inicial que hizo el ministro de Salud Pública, Ginés González García, habla de 250 mil casos. Es difícil aún hacer proyecciones ciertas y plantear números exactos. La opinión de los expertos es que, cuanto menos, hay que completar un período de incubación para lograr una aproximación a la realidad. Recuérdese que el período de incubación está estimado en quince días. La convicción es que el virus ya está circulando en la comunidad. Eso significa que, si se hicieran testeos amplios, la cantidad de gente que porta el virus sería considerablemente mayor. 

Cuánto más, es algo sobre lo que no hay acuerdo en el mundo de los especialistas. Algunos sostienen que, por cada caso detectado, hay cien portadores del virus que son asintomático; y otros, como Fernando Polack, que afirman que por cada caso hay mil portadores sanos. La lectura correcta de estas cifras –si fuesen ciertas– es la siguiente: el virus estaría muy extendido y la cantidad de esos portadores que se enfermaran sería baja.   

Cuándo y cómo salir de la cuarentena es también motivo de análisis y discusión. La mayoría de los expertos coinciden en que lo aconsejable es completar dos períodos de incubación. Si así fuera, debería durar un mes. Respecto del cómo, debería hacerse paulatinamente aplicando lo que se llama aislamiento vertical. Así, en un primer momento habría que mantener el aislamiento en cuatro grupos: mayores de 65 años, aeropuertos, los espectáculos públicos –cine, teatro y competencias deportivas– y las escuelas y universidades.

¿Quo Vadis? Nadie sabe la dirección que tomará el mundo tras esta experiencia nunca vista en la historia. Estamos viviendo un aislamiento especial y paradojal, porque la tecnología nos permite comunicarnos con el otro todo el tiempo. El mundo se ha convertido en un verdadero laboratorio sanitario, económico, político y psicosociológico. Aparecen dilemas éticos trágicos como en Italia, en donde, a causa de la escasez de respiradores mecánicos, los médicos deben decidir a quién salvan y a quién dejan morir.

El otro dilema es el de Salud vs. Economía. El desafío es buscar la conjugación y no la oposición. Y ahí emergen las falencias de las dirigencias políticas. Su falta de preparación quita la posibilidad de pensar. Esta es una moraleja que, tal vez, lleve a los que conducen a una actitud más humilde y más abierta a escuchar a los que saben y a los que estudian y analizan los posibles escenarios de catástrofes que puede padecer el planeta. El mundo navega en una verdadera dimensión desconocida. Vivimos un tiempo de incertidumbre.

“Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar” (Immanuel Kant).