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domingo, 1 de noviembre de 2015

Hacia el Balotaje… @dealgunamanera...

Un país distinto... 


Tensión en el sciolismo. Malhumor de Macri por los reclamos de cargos. CFK, patológica.

Desde lo numérico, la primera vuelta de la elección presidencial la ganó Scioli. Desde lo político, en cambio, el triunfador fue Macri. Para el candidato del FpV, el resultado fue una sorpresa; para el de Cambiemos, también. El batacazo lo dio María Eugenia Vidal.

El corte de boleta en la provincia de Buenos Aires explicó su victoria, cuya clave estuvo en su llegada a la gente que la percibió como una persona del común, honesta y con ganas de seguir siendo alguien del común. A su muy buena campaña la ayudó la muy mala imagen de su adversario, Aníbal Fernández.

La noche del domingo tuvo un componente dramático. Eso explica por qué los resultados se conocieron a última hora del día. Fuentes judiciales a cargo de la elección coinciden en afirmar que a las tres horas de haberse cerrado los comicios –es decir a las 21– en la mayoría de las mesas del país el escrutinio estaba terminado. Ante lo inexplicable de la demora, pasadas las 22.30 hubo una comunicación de uno de los jueces electorales con el ministro Alak.

La conversación fue tensa. Alak terminó reconociendo que la demora se debía a una decisión de la Presidenta, disgustada con los guarismos que lo ponían a Macri dos puntos delante de Scioli, había ordenado que no se difundiera ningún dato oficial hasta tanto no cambiara la tendencia. El ministro recibió un ultimátum: tenía 5 minutos para comenzar a hacer pública esa información si no quería que el Gobierno se viese expuesto a que la Cámara Electoral denunciara la maniobra.

Toda la semana se vio a un Scioli con rostro tenso. La estrategia de campaña del oficialismo tiene un leitmotiv: alimentar el miedo a Macri. A eso apuntan los miles de mensajes que se difunden por las redes sociales que se originan desde las usinas del kirchnerismo. Eso fue lo que hizo Cristina Kirchner el jueves. Ese acto representó un vademécum de los rasgos patológicos de su conducta y de lo que se vive en su entorno. Más allá de las apelaciones a votar por el candidato del FpV –a quien nunca nombró– y de una mención a Vidal, se la pasó hablando de ella y de su esposo. Para la Presidenta lo especial de la semana tenía que ver con una situación personal y familiar y no con el hecho institucional de la elección. En los sucesivos discursos de ese día, no hizo más que hablarle a la militancia. Parece no haber advertido que con eso no alcanza para que el oficialismo gane el 22-N.

En la reunión que Scioli tuvo con los gobernadores alineados por ahora en el FpV, se hizo un análisis crudo del resultado electoral, se señalaron errores de la campaña y hubo reproches para CFK y su estilo de confrontación, algo que hoy rechaza la mayoría de la sociedad.

Las vivencias dentro del Gobierno hablan del zafarrancho que produjo el resultado electoral. En Economía todo se paralizó, hay menos gente en las oficinas y las cocheras están vacías. Ya se vieron varios ágapes de despedida. La elección cayó como una bomba puertas adentro. Hay una movida muy fuerte para tratar de asustar empleados. “Los pocos cargos que se concursaron tienen un período de prueba de un año –a diferencia del sector privado que es de tres meses– entonces será el próximo gobierno el encargado de ratificar o rectificar esos nombramientos. El ministerio aparece empapelado con notas y carteles que dicen que Macri nos va a echar a todos. Incluso están usando una vieja tapa de Clarín de cuando Macri asumió en la Ciudad, que decía que haría una limpieza en la administración porteña”, cuenta un funcionario de carrera.

La noche del escrutinio, Alak recibió un ultimátum de la Cámara Electoral.

En materia de comercio exterior comenzó a circular el rumor que indicaba que La Cámpora –en retirada– había montado un sistema paralelo para vender las DJAI (Declaración Jurada de Anticipación de Importaciones) al 15% del valor de lo que se deseaba importar. Tan fuerte fue que la subsecretaria de Comercio Interior, Paula Español, decidió suspender las actividades del jueves y viernes. No ingresó nada.

La consecuencia: aquellos importadores de estaban aguardando la autorización de su DJAI terminaron recurriendo a la Justicia para pedir un amparo que los proteja. Los amparos pasaron del 30% al 70% en las últimas semanas. “Augusto Costa, (secretario de Comercio), Español y Ariel Langer (subsecretario de Comercio Exterior) tienen los días contados. Sabían que tenían el futuro complicado con Scioli y sus allegados intentaban realizar operaciones en los medios afines indicando que el comercio exterior fluía y que había coordinación de trabajo con los equipos sciolistas, lo cual era falso”, señala otra fuente de Economía.

Sorprendidos. Para Cambiemos el resultado también tuvo sorpresas. El objetivo de máxima era llegar al ballottage con una diferencia no mayor a 8 puntos. Como siempre ocurre en una elección, los resultados mandan y son los que determinan cursos de acción y consagran o no a las personas que los encarnan. Por eso, el domingo también fue la hora de la victoria para Ernesto Sanz, Elisa Carrió, Marcos Peña y Jaime Duran Barba.

En este momento de euforia, Macri, que sabe que no es poco lo que aún le falta para ganar, está enojado con el festival de llamadas y operaciones que recibe. No todos, pero algunos sectores ya están desesperados por cargos, circunstancia que lo malhumoró por lo que bajó la orden de poner fin a toda esa parafernalia.

El grueso de la elección lo definirán los cinco millones de votos que fueron a Massa. Según números que se manejan allí, del 21% obtenido, 9 puntos van a Macri, 6 a Scioli y los otros 6 están indecisos. “Sólo en Córdoba es seguro que Macri gana el 22. En el resto del país, no”, sostienen desde el massismo.

Respecto a posibles acuerdos, siguiendo lo sostenido, las fuentes de UNA aseguran que Massa no quiere que gane Scioli ni tampoco quiere apoyar a Macri. “Hay un punto central: Sergio está en un aprieto, porque si bien no quiere que gane Scioli, tampoco quiere que gane Macri y que él sea el culpable de que el peronismo pierda el poder. Una cosa es que gane Macri y otra es que gane Macri con su apoyo”.

Gane quien gane la elección, lo cierto es que desde el domingo la Argentina es un país distinto: nadie tendrá el poder absoluto, por lo que quien llegue al gobierno deberá negociar acuerdos con las otras fuerzas. Esa necesidad de acuerdos es la que representa el fundamento de la democracia y de la república, valores que a lo largo de la así llamada “década ganada” el kirchnerismo desdeñó.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 1º/11/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.