Mostrando las entradas con la etiqueta AFJP. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta AFJP. Mostrar todas las entradas

lunes, 12 de septiembre de 2016

José Ortega y Gasset sabía de inflación… @dealgunamanera...

José Ortega y Gasset sabía de inflación…


Entre las frases sobre nuestro país dichas por o atribuidas al pensador español José Ortega y Gasset en una de sus visitas, hace casi un siglo, hay una premonitoria y contundente: “La Argentina es un país con un gran futuro. Y lo seguirá siendo”, habría dicho, y dejó a más de uno sin saber si tenía que agradecerle.

© Escrito por Carlos De Simone el domingo 11/09/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Cuando el diario Perfil en su actual versión llegaba por primera vez a los quioscos, hace 11 años, el gobierno de entonces, a cargo de Néstor Kirchner, disponía elevar la jubilación mínima a $ 390. Era una buena noticia para los jubilados, que con esa suma lograrían acceder apenas a la mitad de la canasta básica, que rondaba los $ 800. Desde entonces hasta hoy desaparecieron las AFJP y pasó todo lo que sabemos que pasó, hasta llegar a esta primavera de 2016. Aquel mismo jubilado que sigue cobrando el haber mínimo, como en 2005, hoy tiene la edición del undécimo aniversario de Perfil en sus manos y $ 5.600 mensuales de jubilación en sus bolsillos, con los que logra acceder apenas a la mitad de la canasta básica, calculada en unos $ 11.300.

No es necesario convocar a Paul Krugman para ver que tanto la canasta básica como la jubilación mínima se actualizaron en estos 11 años más de un 1.300%, y que la cifra no habla de otra cosa que de la inflación que supimos conseguir. El jubilado está en el mismo lugar, e igual de lejos de la góndola del súper.

La información de este septiembre también menciona que por estos días se conocerá el nuevo proyecto para la recuperación del Riachuelo, y reproduce declaraciones de los actuales directivos de la entidad creada para el saneamiento, en las que se asegura que hoy “está peor que hace un siglo”. Veinticinco años atrás, la dupla Menem-Alsogaray prometió que en mil días los porteños se tirarían a nadar en él, pero María Julia se reveló fiel a Heráclito: no sólo no nos bañaremos en ese mismo río, sino que ahora calculan que llevará cuarenta años limpiarlo.

Las referencias son apenas dos botones de muestra, tan arbitrarios como representativos. Se podría elegir otros ejemplos de distintas fechas para comparar, sean años o décadas, y seguramente aparecerían las clases con peligro de no comenzar por el conflicto salarial docente, los hospitales con carencia de insumos vitales, o reclamos por la inseguridad. Tampoco faltaría quien sume datos positivos que contrapesen en el otro plato de la balanza. En tren de comparar aniversarios, el país de hoy no es el mismo que el de septiembre de 1930, y no es poca cosa.

No se trata de abonar al pesimismo nacional en el afán de destacarse. No somos los peores del mundo ni estamos condenados al éxito, y el destino y la grandeza que –se dice– éste nos tiene reservada están por verse.

Está claro que no se avanza sólo mirando el espejo retrovisor (tampoco ignorándolo) y que el pasado no explica el futuro, pero aun sin echar mano del rigor de las estadísticas existe en el inconsciente colectivo la ligera certeza de que las coyunturas se repiten demasiado y que, con matices, vivimos en un país que es más o menos siempre el mismo.

Para que Ortega y Gasset deje de tener razón al menos en eso, no estaría mal en algún momento probar qué pasa si dejamos de señalar a la piedra como la culpable de nuestros reiterados tropiezos.


miércoles, 31 de octubre de 2012

La popularidad de Cristina... De Alguna Manera...


¿Por qué la popularidad de Cristina está intacta…?


A un año de asumir, y más allá de las controversias instaladas en los medios opositores, de octubre 2011 a 2012 la jefa de Gobierno siguió poseyendo la mejor imagen nacional (ver gráfico), por razones elementales: desde que asumió, en diciembre de 2007, Cristina Kirchner tomó una serie de medidas de gestión, económicas y políticas que profundizaron el rumbo de la política y la economía y que hoy merecen una evaluación comunitaria mayoritariamente positiva.

* La Resolución 125: “Mi voto es no positivo. Mi voto es en contra”. Con esas palabras, el entonces vicepresidente Julio Cobos intentó desactivar en favor de los productores un conflicto que mantuvo en vilo al campo y al Gobierno por el proyecto oficial de retenciones móviles, que generó cortes de rutas, cacerolazos y manifestaciones, a favor y en contra de la medida, en distintos puntos del país. En marzo de 2008, el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, anunció la implementación del esquema de retenciones móviles, elaborado con técnica muy pobre, que una vez renunciado criticó como si no hubiera sido responsable de la medida.

* La reestatización de Aerolíneas Argentinas: en julio de 2008, Cristina anunció la reestatización de Aerolíneas Argentinas y Austral luego de haber acordado con el grupo español Marsans, ex controlante de ambas compañías, el traspaso del 100% de las acciones. Además, envió el proyecto con el acuerdo al Congreso, donde luego sería aprobado por ambas cámaras. Durante el acto, la mandataria les mandó un mensaje a los gremios: “Que el usuario no se vea afectado por conflictividades ajenas. Pagó un pasaje y quiere un buen servicio. No llegaremos a buen puerto si no contamos esencialmente con la participación activa de todo el personal, los pilotos, los técnicos, las azafatas”. En ese momento, el oficialismo se hizo cargo de una empresa que perdía treinta millones de dólares por mes y tenía un pasivo de 890 millones de dólares, esto es, vaciada por sus dueños anteriores.

* La asignación universal por hijo y su ampliación a embarazadas: alcanza a 1,8 millones de familias o 3,7 millones de menores de 18 años, resultando la más importante política social desde la recuperación democrática; retrotrajo la pobreza y la indigencia a los niveles previos al año 1980.

* La eliminación de las AFJP: en noviembre de 2008, el kirchnerismo logró la sanción abrumadoramente mayoritaria en el Congreso de la reforma del sistema previsional argentino. La ley, impulsada por el Poder Ejecutivo, implicó la desaparición de la jubilación privada y las AFJP y la transferencia de 74 mil millones de pesos a manos del Gobierno. “Yo les pregunto a los que quieren seguir con el sistema de las AFJP: ¿a qué caja defienden o a qué caja quieren representar?”, enfatizó la Presidenta al anunciar la reforma.

* Fútbol para Todos: en agosto de 2009, luego de la ruptura del contrato de la AFA con la empresa TSC, el Estado intervino en la televisación de los partidos de la Primera División a través de una sociedad con la institución que preside Julio Grondona, y una inversión de 600 millones de pesos anuales. El acuerdo permitió que se pudiera ver en directo un Boca-River por el campeonato local, vedado al público desde mediados de los años 70.

* La Ley de Medios y la democracia informativa: en octubre de 2009 fue sancionada la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, mejor conocida como Ley de Medios. Entre otras medidas, el proyecto del oficialismo buscaba que las empresas de radio y televisión por cable y por aire se desprendieran de las licencias que superaran el límite establecido por la nueva norma en el plazo de un año. La nueva norma fue discutida en el Congreso y finalmente aprobada mayoritariamente, con duros cruces entre legisladores del Frente para la Victoria y la escasa oposición.

* El papel de diarios: en diciembre de 2011, el kirchnerismo logró la sanción de la ley que declaró de interés público la fabricación y la comercialización del papel para diarios. Así, el Poder Ejecutivo obtuvo la potestad para controlar el mercado, estableciendo precios de venta y metas de producción sobre la empresa Papel Prensa, que se manejaba discrecionalmente hasta la intervención, discriminando a empresas por fuera de los grupos dominantes; por ejemplo, a Editorial Perfil.

* La Ley Antiterrorista: con el impulso del arrasador triunfo en las elecciones de octubre del año pasado, el kirchnerismo promovió la aprobación de una batería de leyes en el Congreso. Una de las más polémicas fue la Ley Antiterrorista, que recibió duros cuestionamientos de la oposición y los organismos de derechos humanos, algunos cercanos al Gobierno. Quienes se opusieron al proyecto argumentaron que la ley criminaliza la protesta social. Desde el kirchnerismo dijeron que fue una respuesta a las presiones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), principal foro intergubernamental para la prevención y la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.

* La reforma del BCRA y la soberanía monetaria: durante la inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso, la Presidenta anunció el envío de un proyecto para reformar la carta orgánica del Banco Central (BCRA) con el fin de que éste pueda intervenir en la “economía real” y en los créditos para la producción. “El BCRA no sólo debe resguardar la estabilidad monetaria, sino fiscal, la producción y la economía real. Pero no para hacer cualquier zafarrancho”, enfatizó Cristina durante su discurso.

El proyecto de reforma fue aprobado por ambas cámaras. La ley duplica la capacidad del Banco Central de adelantarle recursos al Tesoro Nacional y de utilizar, si fuera necesario, reservas para el pago de deuda.

* La expropiación de YPF y la soberanía energética: la Presidenta anunció la expropiación del 51% de YPF, decisión histórica que despertó la adhesión de más del 80% de la opinión pública local y las esperables críticas de la oposición, como de sectores minoritarios de la comunidad de negocio internacional, en especial del gobierno español, que piloteó la depredación desde que la empresa fue concedida al manejo de sus capitales.

* Plan de viviendas Procrear: más allá de su alto impacto social al atacar una carencia histórica y muy extendida en el país (déficit de viviendas estimado en 2.500.000 unidades), el efecto multiplicador para sostener o ampliar el nivel de empleo del plan de viviendas Procrear Bicentenario, que se proyecta como el más importante desde la recuperación democrática, será notable de cumplirse cabalmente lo anunciado en sus 48 meses de despliegue.

Cada movimiento del ciclo de la construcción repercute directamente en el nivel de actividad de la red de proveedores e indirectamente en la cadena de demanda hacia abajo. El efecto multiplicador final de producción de la construcción en la economía es 1,8, o sea, más potente que el medido para sectores como el automotriz, el comercio minorista y mayorista, los bancos o las telecomunicaciones.

La industria de la construcción posee la ventaja de generar puestos de trabajo de forma rápida, ya que su impacto económico sobre la demanda y el empleo es prácticamente instantáneo. Por ejemplo, por cada millón de pesos (US$ 350 mil) invertido en la construcción en el año 2004 se podían crear aproximadamente sesenta nuevos puestos de trabajo que no requerían una elevada calificación.

© Escrito por Artemio López, Director Consultora Equis y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 26 de Octubre de 2012.

sábado, 4 de agosto de 2012

Si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?... De Alguna Manera...

Si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?...


Anses. La afirmación del neojoven Kicillof sobre lo reaccionaria, neoliberal y hasta abyecta que resulta la posición de considerar que los fondos de la Anses deben ser sólo utilizados para el pago de jubilaciones y pensiones levantó cierta polvareda mediática opositora. No parece sustentable el revuelo a poco de analizar algunas de las leyendas que habitualmente se despliegan sobre el actual funcionamiento de la Anses.

Uno de los argumentos recurrentes de la oposición para invalidar la utilización de los recursos de la Anses en proyectos productivos se condensa en el eslogan que advierte “malgastar la plata de los jubilados”. Se da por supuesto que la totalidad del mismo corresponde a aportes y contribuciones de trabajadores activos y patronales.

En el financiamiento de la seguridad social, el 37% del total corresponde a “recursos tributarios”, mientras el 48% debe imputarse a “aportes y contribuciones previsionales”.

No es adecuado asumir que el fondo de la Anses sólo se componga de aportes a la previsión social, y no tiene fundamento la fábula de considerarlo como “la plata de los jubilados”.

El mejor mecanismo de sustentabilidad del financiamiento de la seguridad y “la plata de los jubilados” es garantizar el nivel creciente de aportes previsionales, lo que supone no tanto la rentabilidad financiera de los fondos, sino fundamentalmente sostener y ampliar el consumo y el empleo local.

Otro argumento crítico frecuente supone que la extensión del haber mínimo al 75% de los jubilados señala el “achatamiento de la pirámide previsional” populista, respecto al pasado de gloria republicana de los años 90. Es evidente que un sistema que aumenta en más del 80% su cobertura pasando de 3 millones en 2001 a 5,6 millones de beneficiarios entre 2003 y 2012 gracias a la incorporación cobrando “la mínima” de 2,5 millones de nuevos jubilados que estaban sin cobertura alguna de ingresos y de salud aumentará de manera sustancial el número de beneficiarios que cobran el haber mínimo.

La duplicación de la cobertura previsional explica la extensión de la mínima al 75% de los beneficiarios, que permite al país hoy tener la mayor cobertura social de América latina, el 95%.

Finalmente, el supuesto que señala el estrechamiento de los recursos previsionales producto de las ineficientes políticas desplegadas por el Gobierno nacional, en especial por sostener medidas anticíclicas que promuevan la generación de empleo con fondos de la Anses es rápidamente desmentido si observamos cómo creció exponencialmente la recaudación previsional entre los años 2003 y 2010.

El notable crecimiento de la recaudación de la seguridad social tiene tres fuentes: la eliminación del tope máximo para las contribuciones patronales, la recuperación de los aportes que se desviaban a las AFJP y el aumento del empleo y los salarios formales.

Con respecto a la primera de ellas, en junio de 2001 se había dispuesto, mediante el Decreto 814, un tope máximo para la base imponible de los aportes personales y las contribuciones patronales a la seguridad social. Este límite se eliminó para las contribuciones patronales con el Decreto 491/04, aunque empezó a regir tiempo después. Esta medida implicó ingresos adicionales al sistema previsional estatal originados en las contribuciones patronales de los salarios más elevados de la escala y corrigió una decisión que conllevaba un sesgo regresivo a las fuentes propias del sistema de seguridad social.

En el segundo caso, en el año 2008 mediante la Ley 26.425, aprobada por amplia mayoría en el Congreso de la Nación, se eliminó el régimen de capitalización individual y se recuperó un sistema único de previsión social basado en un régimen de reparto administrado por el Estado. Aunque no puede ser considerada una medida de política tributaria, su trascendencia en términos del financiamiento del sistema previsional es indudable. Los aportes personales que hasta ese momento se destinaban a las AFJP volvieron a financiar el sistema de reparto y representaron un punto del PBI adicional.

Las fuentes contributivas del sistema de seguridad social también crecieron por la dinámica propia del modelo puesto en marcha a partir de 2003: entre 1996 y 2010 se crearon 3,5 millones de puestos de trabajo formales y las remuneraciones aumentaron en alrededor del 360% en valores nominales.

Como se observó, ni la plata de la Anses es de “los jubilados” ni la mayoría de los jubilados cobra la mínima porque el Gobierno acható la pirámide previsional sino porque la duplicó y, muy lejos de quitar sustentabilidad a la seguridad social, la potenció duplicando la recaudación.

Queridos lectores de PERFIL: si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?

© Escrito por Artemio López, Director Consultora Equis y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 3 de Agoto de 2012.