Si éste no es el
pueblo, ¿el pueblo dónde está?...
Anses. La afirmación del
neojoven Kicillof sobre lo reaccionaria, neoliberal y hasta abyecta que resulta
la posición de considerar que los fondos de la Anses deben ser sólo utilizados
para el pago de jubilaciones y pensiones levantó cierta polvareda mediática
opositora. No parece sustentable el revuelo a poco de analizar algunas de las
leyendas que habitualmente se despliegan sobre el actual funcionamiento de la
Anses.
Uno de los argumentos
recurrentes de la oposición para invalidar la utilización de los recursos de la
Anses en proyectos productivos se condensa en el eslogan que advierte
“malgastar la plata de los jubilados”. Se da por supuesto que la totalidad del
mismo corresponde a aportes y contribuciones de trabajadores activos y
patronales.
En el financiamiento
de la seguridad social, el 37% del total corresponde a “recursos tributarios”,
mientras el 48% debe imputarse a “aportes y contribuciones previsionales”.
No es adecuado asumir
que el fondo de la Anses sólo se componga de aportes a la previsión social, y
no tiene fundamento la fábula de considerarlo como “la plata de los jubilados”.
El mejor mecanismo de
sustentabilidad del financiamiento de la seguridad y “la plata de los
jubilados” es garantizar el nivel creciente de aportes previsionales, lo que
supone no tanto la rentabilidad financiera de los fondos, sino fundamentalmente
sostener y ampliar el consumo y el empleo local.
Otro argumento crítico
frecuente supone que la extensión del haber mínimo al 75% de los jubilados
señala el “achatamiento de la pirámide previsional” populista, respecto al
pasado de gloria republicana de los años 90. Es evidente que un sistema que
aumenta en más del 80% su cobertura pasando de 3 millones en 2001 a 5,6
millones de beneficiarios entre 2003 y 2012 gracias a la incorporación cobrando
“la mínima” de 2,5 millones de nuevos jubilados que estaban sin cobertura
alguna de ingresos y de salud aumentará de manera sustancial el número de
beneficiarios que cobran el haber mínimo.
La duplicación de la
cobertura previsional explica la extensión de la mínima al 75% de los
beneficiarios, que permite al país hoy tener la mayor cobertura social de
América latina, el 95%.
Finalmente, el supuesto
que señala el estrechamiento de los recursos previsionales producto de las
ineficientes políticas desplegadas por el Gobierno nacional, en especial por
sostener medidas anticíclicas que promuevan la generación de empleo con fondos
de la Anses es rápidamente desmentido si observamos cómo creció
exponencialmente la recaudación previsional entre los años 2003 y 2010.
El notable crecimiento
de la recaudación de la seguridad social tiene tres fuentes: la eliminación del
tope máximo para las contribuciones patronales, la recuperación de los aportes
que se desviaban a las AFJP y el aumento del empleo y los salarios formales.
Con respecto a la
primera de ellas, en junio de 2001 se había dispuesto, mediante el Decreto 814,
un tope máximo para la base imponible de los aportes personales y las
contribuciones patronales a la seguridad social. Este límite se eliminó para
las contribuciones patronales con el Decreto 491/04, aunque empezó a regir
tiempo después. Esta medida implicó ingresos adicionales al sistema previsional
estatal originados en las contribuciones patronales de los salarios más
elevados de la escala y corrigió una decisión que conllevaba un sesgo regresivo
a las fuentes propias del sistema de seguridad social.
En el segundo caso, en
el año 2008 mediante la Ley 26.425, aprobada por amplia mayoría en el Congreso
de la Nación, se eliminó el régimen de capitalización individual y se recuperó
un sistema único de previsión social basado en un régimen de reparto
administrado por el Estado. Aunque no puede ser considerada una medida de
política tributaria, su trascendencia en términos del financiamiento del
sistema previsional es indudable. Los aportes personales que hasta ese momento
se destinaban a las AFJP volvieron a financiar el sistema de reparto y representaron
un punto del PBI adicional.
Las fuentes
contributivas del sistema de seguridad social también crecieron por la dinámica
propia del modelo puesto en marcha a partir de 2003: entre 1996 y 2010 se
crearon 3,5 millones de puestos de trabajo formales y las remuneraciones
aumentaron en alrededor del 360% en valores nominales.
Como se observó, ni la
plata de la Anses es de “los jubilados” ni la mayoría de los jubilados cobra la
mínima porque el Gobierno acható la pirámide previsional sino porque la duplicó
y, muy lejos de quitar sustentabilidad a la seguridad social, la potenció
duplicando la recaudación.
Queridos lectores de
PERFIL: si éste no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?
© Escrito por Artemio
López, Director Consultora Equis y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires el viernes 3 de Agoto de 2012.