Argentinadas…
Fondo,
mentiras y fideos… Dibujo: Pablo Temes
Volvimos al FMI asustados por la corrida. Macri y CFK, siempre la ‘pelea de
Fondo’.
© Escrito por Roberto García el sábado 09/06/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
De tanto insistir con la necesidad
de un Plan B, finalmente apareció el Plan B. Se importó del exterior, una
matriz que el FMI distribuye desde hace décadas, ahora con una leyenda
políticamente correcta que la señora Lagarde repite cada vez que auxilia a un
socio: el nuevo plan corresponde al país firmante, a su autoría intelectual, no
proviene del organismo. Obvio: le importa el resultado, se prescinde de las
medidas para alcanzarlo. Casi la filosofía del chino Deng Xiao Ping: “No me
importa si el gato es rojo o negro, lo que me importa es que capture ratones”.
De ahí que, en el compromiso del FMI, se permitan excepciones como el destino
de una reserva para emergencias sociales, caballito sobre el que jineteará
Macri para no mostrarse insensible ante la población. Nada nuevo: hasta al Plan
Austral de Raúl Alfonsín se le admitió un desvío en apariencia intolerable para
la ideología del dador del préstamo: el control de precios.
Traiciones.
Lo del Plan B es una traición a la
ruta del abecedario: jamás hubo un Plan A. Y el nuevo acomodo a normas
internacionales de la economía supone, además, una experiencia cercana al
milagro si logra concluir con cierta decencia profesional: la apelación al FMI
fue producto del susto cambiario, de la corrida o “turbulencia” –según la jerga
oficial–, no de la reflexión concienzuda o del apartamiento minucioso de otras
alternativas. Una argentinada más, de acuerdo con la traducción al inglés,
disfrazada como si fuera el invento del dulce de leche o del colectivo, y que
el Gobierno promueve como si hubiera ganado el Mundial de Fútbol.
Cuenta con algunas ventajas el
ensayo: la devaluación ya fue hecha, la caída del PBI ya había empezado hace
tres meses, también la reducción del déficit para este año, hasta se renueva el
carry trade y el héroe de la administracion será Luis Caputo por conseguir el
regreso a los mercados celebrando nuevos créditos de dos fondos privados
(resta, inclusive, la materialización de un swap con China). Una cobertura
digna de Houdini que imagina un rebote para el próximo año, sin fecha precisa,
luego de atravesar un largo y agitado desierto de austeridad, o el invierno
alsogarayano, dos meses con alta inflación (junio y julio) y gente clamando en
las calles por las condiciones siniestras que impone el FMI. Otra argentinada,
esta vez del bando contrario: nunca desde ese sector se preguntaron por
las condiciones que antes exigían los bancos y a tasas obscenamente superiores.
La crisis por la suba del dólar
movilizó sueños en la oposición ante las elecciones de 2019, desató
candidaturas dormidas y postulantes redivivos, enérgicos, que guiados por las
encuestas favorables a la continuidad de Macri los obligaban a pactar con el
oficialismo. Se diluyó esa supremacía, el Presidente se desplomó y hasta el
menos relevante de los cuzquitos se animó a participar del asado
Ese vértigo repentino, sin embargo,
ahora se oscurece: el acuerdo con el FMI modifica en parte el tránsito de esa
ecuación y garantiza otro modelo de competencia más restrictiva, menos abierta:
renueva la grieta, polariza de nuevo entre dos dirigentes, Macri y Cristina,
tal vez excluya a la multitud de aspirantes que se habían hecho los rulos con
un protagonismo inesperado. Pero la lista se constituyó en el interregno: De la
Sota prometió lanzarse en un mes, a su vuelta de una temporada sanitaria en
España, un Massa tímido se comprometió a anotarse, hace dos noches, si reúne
los consensos. Aparece tan humilde y comprensivo que hasta provoca sospechas.
Urtubey reconoce que se atrasó en plantear su voluntad de candidato, al menos
frente a Pichetto, el primero que se atrevió a romper el cascarón.
El más reciente de los postulantes
ha sido Lavagna padre, quien consintió el anuncio de Eduardo Duhalde
propiciando esa aventura. Hasta le costaba decirlo por su cuenta.
Bailando.
La fórmula de Duhalde se completa
con el animador Tinelli como postulante a la gobernación de Buenos Aires. No es
lo que desea el conductor de “Bailando”: si decidió presentarse, si lo
acompañan los hados de los sondeos, si toma clases sobre políticas de Estado y
reitera consultas a especialistas, considera que su destino político debe ser
superior, sin detenerse en el ámbito bonaerense. Todos, a pesar de
discrepancias personales, dispuestos a inscribirse en una interna que determine
al ganador. Casi ninguno acepta que en esa confrontación intervenga Cristina.
El argumento: no pertenece al peronismo. Más: muchos consideran su
proscripción, lo cual medido en antecedentes favorece a la dama, ya que el
propio Perón se fortaleció en el apartheid. Al rol de víctima siempre le sacó
jugo.
Sin embargo, esta explosión de
postulantes tropieza ahora con una pinza, las derivaciones del acuerdo con el
FMI. Por un lado, el bando que invita a sostener el Plan (Macri) y, por el
otro, aquellos que pugnarán por derrumbarlo (Cristina). Dos núcleos sin
espacios para los grises, derrengados unos con el orden y la estabilidad, los
otros deshilachados en la carestía con movilizaciones, paros y piquetes. Dos
mundos, dos personas, ajenos abstenerse. Inclusive, con la posibilidad de que
cierta violencia urbana –epicentros previstos para la cita del G20 o un
diciembre ardiente para las fiestas– se enmarañe, intransigente, entre ambas
tendencias y desplace al resto que predica amor, paz y entendimiento.
Para el G20 y las fiestas de fin de
año se sospechan acontecimientos graves, clave que anima al Gobierno para
otorgarle prioridad a la seguridad (más gendarmes, por ejemplo, o compra de
sofisticado material telefónico semejante al que le atribuían a Milani, aquel
militar preferido de la viuda de Kirchner). A Cristina parece seguirla en la
protesta social una izquierda con utopías prerrevolucionarias y grupos
vecinales al Papa que se quejan de que a Ella la persiguen tribunales
condicionados por el Gobierno con el caso Nisman. Estiman que no hay fechas
fijas para el reclamo social, que será un continuado en lo queda del año.
Curiosamente, entonces, volverían al
enfrentamiento una Cristina del 30% como piso y un Macri con proporciones
semejantes. El FMI lo hizo y, en ese dilema electoral, ambos destacan un mismo
temor, se inquietan por una Justicia que los aguarda detrás de la esquina,
angustia perpetua de los que no están en el poder. En eso también están juntos.
(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra
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