El diablo blanco…
Dando Cátedra. Atahualpa y CFK. Dibujo: Pablo
Temes
El oficialismo agita el fantasma del terror post Cristina. Scioli suscribe
y se anota como heredero.
Según la versión que grabó Atahualpa Yupanqui en 1969, la
canción de cuna para un negrito le advierte que “si no se duerme/ viene el
diablo blanco/ y zas/ le come la patita”. Manotazo de ahogado: el cristinismo
amenazó con el mismo terror a los argentinos que cometan el suicidio de votar a
algún opositor. Fue una primicia del Clarín camporista. En sus
portadas aseguraban que si ganan Massa, Macri o Cobos van a pagarles a los
fondos buitre, algo que –según información calificada– ocurrirá a principios
del año que viene tal como les anticipó Alejandro Vanoli a banqueros
internacionales. Sólo falta encontrar el disfraz de gesta heroica. Como
llenarles la cara de billetes a los buitres desde la izquierda revolucionaria.
Pero esta semana todo el oficialismo salió a advertir que si ellos no siguen en
el poder, después de 2015 van
a llover calamidades sobre esta patria. Va a venir el diablo
blanco y no nos va a comer la patita pero, agoreros, auguran que nos van a
comer los salarios con un 40% de inflación o con el antipopular cobro del
impuesto a las ganancias a los trabajadores. Algunos llegaron a la exageración
de decir que con el próximo presidente se va a restringir la posibilidad de
comprar dólares o se va a paralizar la actividad inmobiliaria, e incluso se va
a desatar la peor de las recesiones, que es la que frena la economía y el
consumo pero no logra bajar los precios.
Cristina nos advierte que el país con Massa, Macri o
Cobos en el sillón de Rivadavia producirá una fractura social expuesta terrible
porque inoculará el odio en las venas abiertas de la sociedad. Dicen que ese
cambio de gobierno desatará la inseguridad y el delito mezclado con el narco,
que lo hace más sanguinario todavía. Si Cristina o alguien que ella bendiga con
su dedo no sigue gobernando, asistiremos a verdaderos tsunamis económicos.
Diagnostican que podemos llegar a dilapidar 163 mil millones de dólares del
superávit externo o permitir la fuga de casi 95 mil millones de dólares. O que
tendremos 10 millones de pobres y al 35% de los trabajadores en negro. El ala
iraní del cristinismo anunció que se vienen crímenes de la derecha contra los enfermos de sida. Y la
santa de Santa Cruz, emocionada con el “cuete” de Julio De Vido, por
cadena nacional advirtió que el diablo blanco va a querer derogar los satélites
y varias leyes, incluso la ley de gravedad.
Hay que tomar con cierta ironía semejante campaña K.
Lo único que falta que nos digan es que el próximo gobierno va a ser tan
corrupto que va a tener un vicepresidente que robará una fábrica de billetes y
que falsificará tres veces sus documentos, o un empresario testaferro que se
enriquecerá a la velocidad de la luz y pagará fortunas por cientos de
habitaciones de hoteles del futuro presidente que nunca utilizará.
Hay que decirlo de una buena vez: Cristina nos amenaza
con un fantasma muy parecido a su actual gobierno. Todas
estas cosas ocurren ahora. Y es mentira, o a lo sumo una expresión de deseo,
que todo el mundo hable maravillas de este país, como ella dijo. Todo lo
contrario: junto con Venezuela, somos los dos países del planeta con inflación
colosal. Nos acompañan varios países africanos. Reforzamos el chavismo con
putinismo en los ataques a la libertad de prensa.
Esta nueva etapa de los humores de Cristina tiene el
mérito de ordenar el rompecabezas electoral que se viene. Está claro que Daniel Scioli es Cristina. Que el gobernador ató definitivamente su
suerte como candidato a la voluntad y a la gestión de la Presidenta.
Su participación como principal vocero de las acusaciones contra
la oposición, que trae el apocalipsis, cierra definitivamente el
sueño de ruptura del sciolismo que algunos todavía albergaban. Ya casi no
existen los famosos “operativos de diferenciación”, y una de las variantes que
Cristina estudia con seriedad es bendecir a Scioli pero sin que él pueda
colocar un solo concejal en las listas ni elegir un ministro. Hay otras
alternativas en estudio en Casa de Gobierno, pero ésta se fortaleció en
consonancia con la consolidación en las encuestas tanto de
Sergio Massa como de Mauricio Macri.
Pero ésta es otra batalla. Massa primereó con los radicales que
pueden ser gobernadores y aspira a subirse al escenario del ganador en algunas
elecciones provinciales anticipadas. Macri intentó primero esa movida pero
luego eligió el camino de fortalecer su propio espacio, con candidatos propios en distintos
distritos. Las urnas dirán quién tiene la mejor táctica. Porque en
varios distritos, si los candidatos radicales no son apoyados por Macri o
Massa, podrían perder a manos de caudillos peronistas históricos que pueden ser
menemistas o kirchneristas según venga la mano. La gran esperanza de estos
caudillos del interior es Daniel Scioli. El también acompañó a Menem y a
Duhalde hasta sus últimas horas, y repetirá ese gesto de lealtad con Cristina.
Sólo falta saber de qué manera resolverá este desafío el Frente Amplio UNEN. La
realidad y las movidas políticas le hacen correr el serio riesgo de la
tupacamarización. Todos
tironean y se quieren llevar un pedazo. Eso puede terminar con
un radicalismo fortalecido con media docena de gobernadores o por atomizarlo en
partidos regionales. Se verá. Eso es discutible.
Lo que a esta altura del desarrollo democrático no se
puede discutir más es en términos de vida o muerte según sea el partido que
gane una elección. La irracionalidad de Alex Freyre fue la
de un perejil
autoritario y discriminatorio. Pero varios dirigentes más
representativos siguieron la misma línea. Hasta el prudente Julián Domínguez
entró en ese juego perverso planteando que hay dos proyectos en pugna, uno de
vida y otro de muerte. Si el cristinismo considera que Massa, Cobos o Macri,
por no ser populistas autocráticos, tienen un proyecto de muerte por
estrangulación económica de los más pobres, habría que calificar a Carlos Menem de asesino serial.
Y muchos de los defensores de Cristina fueron defensores del ex presidente
riojano.
Hoy, por suerte, no hay propuestas ni dirigentes que
fogoneen salidas extremas ni violentas. Y si hay algún eslabón perdido de los
70 que aún está afiliado a la lógica de exterminar al enemigo, merodea a este
gobierno y a esta presidenta.
© Escrito
por Alfredo Leuco el Sábado 18/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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