A pesar de que se quedó con diez a los tres minutos, el equipo de Pizzi fue a buscar el triunfo y aprovechó los errores de Monzón y Filippetto (luego vio la roja) para ganar 1-0 con un gol de Castillejos. El Canalla se puso ahí.
Una expulsión a los tres minutos de partido, en estos tiempos de paridades extremas y fútbol que se define por un detalle, es decisiva. Aunque toda regla tiene una excepción. Y esa excepción es Huracán. Porque Central se quedó con uno menos de entrada, por la roja a Ballini, que entró cebado con el marco de Primera, las 30.000 personas, las pulsaciones a full como si fuera una final de Primera, y un ratito más tarde se estaba bañando en las duchas para bajar tanta adrenalina. Era un punto de inflexión. Un golpe letal para Central. Un empujón anímico para Huracán. Pero no fue nada de eso…
Porque Central no se replegó a pesar de contar con uno más y salió a buscar lo que había ido a buscar. No sólo que mostró más actitud, sino que jugaba mejor, tenía la pelota, imponía las condiciones del partido, y sumergía a Huracán en una confusión que crecía con los minutos. Porque Central llegaba, probaba Ricky Gómez, Castillejos afinaba la mira, y el Globo no hacía pie. Hasta que todo eso que se insinuaba a simple vista se coronó con una cadena de desaciertos. Porque a Filippetto le peinan una pelota y Monzón salió apurado para corregir, pero al querer jugar con un compañero, se apuró y la entregó mal. Y la bola la interceptó Castillejos, que enfiló hacia el arco, y no bien la tuvo en la mira, sacó un remate defectuoso, mordido, que sin embargo terminó jugándole a favor. Porque Monzón no pudo cerrar en su regreso y Filippetto, otra vez, pifió sobre la línea y la pelota le pasó por abajo del botín. Gol. Justicia. Y, como marcan sus antecedentes, cada vez que el delantero que pasó por Lanús hizo un gol, Central ganó…
Y si once contra diez se le complicaba al Globo, para peor, un rato más tarde Filippetto coronó su tardecita negra con una expulsión y las cosas quedaron iguales en cuanto a cantidad de jugadores por lado, por lo que a Central se le hizo más fácil mantener el control. Supo cuidar lo conseguido con ayuda y, también, estuvo más cerca de convertir el segundo que Huracán de arrimarle al empate, por más que al final empujó y tuvo alguna oportunidad. Así, el equipo de Pizzi se puso ahí arriba, se arrima de a poco, y sueña que los demás resultados le den una ayudita…
© Publicado por el Diario Deportivo Olé el sábado 5 de Noviembre de 2011.Rosario Central.
A finales de los años 1880 un grupo de trabajadores del Ferrocarril Central Argentino se reunía con frecuencia tras la jornada laboral, a practicar un rudimentario fútbol en los terrenos baldíos ubicados cerca del nacimiento de la actual Avenida Alberdi, en la zona norte de Rosario.
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