Eyaculación precoz: un trastorno frecuente que tiene solución...
Con ejercicios y terapia, puede ser muy alentador el pronóstico de recuperación.
Desde los 19 años, Santiago descubrió que en todas sus relaciones sexuales eyaculaba de manera precoz. Y con cada una de sus parejas sintió que hacía “papelones”, situación que lo frustró una y otra vez. Fue a ver a un sexólogo, que le recomendó unos ejercicios y que le aconsejó que se relajara. Desde entonces, comenzó a disfrutar mucho más de los encuentros sexuales y en dos semanas logró mantener la erección durante un tiempo mucho más prolongado. Hoy confiesa que, junto a su esposa, vive una sexualidad plena y sin temores.
La eyaculación precoz es una disfunción sexual más común de lo que se cree. “La padece entre un 15% y 20% de la población masculina. Consiste en una dificultad o imposibilidad para ejercer un razonable control sobre el reflejo eyaculatorio. Puede aquejar tanto a los jóvenes como a los adultos, darse con una mujer y con otras no, ser algo situacional que aparezca a determinada edad –ya que conflictos dentro o fuera de la pareja pueden alterar el control eyaculatorio– o coexistir desde los inicios sexuales”, explica Diana Resnicoff, psicóloga y sexóloga clínica.
Esta dificultad por mantener la erección puede transformar una de las actividades más estimulantes y placenteras de los seres humanos en un motivo de frustración, malhumor y rechazo. “Cuando la erótica que es la principal fuente de energía del encuentro sexual se transforma en evitación, temor, inseguridad y tensión, el resultado suele ser desalentador, enojoso y, muchas veces, la causa de rupturas, desavenencias y reclamos que terminan opacando uno de los sentidos más profundos y deseados de la vida humana”, opina el psicoanalista Oscar Abramzon.
Esta dificultad, generalmente, tiene como origen factores orgánicos o emocionales y psicológicos. Las causas orgánicas son muy poco frecuentes, y tienen una incidencia muy baja en el porcentaje total de personas afectadas. Infecciones urogenitales, trastornos hormonales, trastornos neurológicos o factores secundarios al uso de ciertos medicamentos, pueden alterar el control eyaculatorio. Los trastornos psico-emocionales se asocian a la ansiedad, la depresión, el estrés, las culpas y los miedos.
Si bien dependerá de cada caso en particular, por lo general esta dificultad se suele resolver con 10 o 12 sesiones terapéuticas. Las llamadas terapias sexuales, que combinan técnicas psicoterapéuticas breves, centradas en la resolución del síntoma, con sugerencias específicas (tareas o ejercicios) a realizar fuera de las sesiones, a veces con el uso de medicación, son altamente eficaces para encontrarle solución a algo que se vive y sufre tan dramáticamente.
“En ciertos casos es necesario explicarles que si no pueden controlar su ansiedad e impaciencia en el consultorio tampoco podrán hacerlo en el lecho. En otros casos, especialmente en ciertas personalidades fóbicas, es necesario recetarles medicación antifóbica o ansiolítica, generalmente mientras dure el tratamiento. Hay médicos que utilizan indiscriminadamente diversos antidepresivos y sedantes, sin saber que, con ciertas dosis y en ciertos pacientes, pueden inhibir el deseo, agravar o generar cuadros de impotencia, problemas prostáticos y urinarios, glaucoma, insomnio y sedación intensa, mareos o ansiedad”, puntualiza Adrián Sapetti, médico especialista en psiquiatría, psicoterapeuta y sexólogo clínico.
Los especialistas sostienen que una buena educación sexual, buena información y eventualmente la consulta profesional lograrán revertir la situación en poco tiempo. Es importante tener en cuenta que la eyaculación precoz, es la disfunción sexual con mejor pronóstico. Si se trata eficazmente, se la resuelve rápidamente.
© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 3 de Noviembre de 2011.
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