martes, 1 de noviembre de 2011

Binner: incursión por sus ideas... De Alguna Manera...

Binner: incursión por sus ideas...

Cuentan sus amigos que Hermes Binner aún se emociona cuando recuerda el día en que conoció a Alicia Moreau de Justo. Médica. Derroche de épica en la lucha a favor de los derechos de la mujer. Y que, siendo universitaria, había seducido a un médico muy mayor que ella. Hombre de voz grave, sólida formación intelectual. Republicano. Inmenso tribuno: Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista Argentino.

Fue hace más de 40 años que Hermes Binner le estampó un beso en la mejilla a aquella por entonces ya muy veterana socialista que vivía en un modesto departamento tapado de libros en un complejo construido por El Hogar Obrero en Plaza Miserere.

–¡Qué grandote que sos vos! –le dijo ella mientras con manos inestables le tomaba los brazos y lo miraba desde su cuerpo pequeño, doblado de tanta carga de años, de luchas.

–Yo no sabía qué decirle… era la historia, estaba frente a la historia –rememora hoy Binner.

Y cuentan sus amigos que Hermes sonríe cuando pasa revista a su vida como médico anestesista. Y en trayecto de revolver esa experiencia emerge Florencio Escardó, aquel médico de pelo muy blanco y abundante que hizo de la pediatría su pasión. De delantal hasta los tobillos, como los usados por el radical Amadeo Sabattini.

–Lo recuerdo rodeado de jóvenes y explicando cosas que a él se le habían ocurrido y había visto ante el cuerpo de un niño a quien se le puede preguntar poco. Esos pediatras son algo que hoy no hay… hoy define la tomografía.

Claro, el tiempo. La mutación. La vida. La dialéctica a la que no escapa, claro, la política.

Por caso: no hay en el Hermes Binner político –este hombre de gestos suaves, amable, palabra siempre bajo exigente control, nada locuaz– el más mínimo atisbo de la oratoria que, por fundacional, proyectó a partir de finales del siglo XIX al socialismo argentino a un primer plano de la política nacional. Una presencia trabajosa. Resistida por lo más duro de los intereses de los sectores hegemónicos. Pero una presencia probada en dignidad en su lucha a favor de la justicia social. Todo un protagonismo que recién resignó posiciones cuando llegó el peronismo y zarandeó (hasta hoy) la política argentina.

Sí, Hermes Binner no tiene el discurso con que Alfredo Palacio arremetía a favor de los trabajadores. Tampoco el verbo doctrinario de Juan B. Justo.

Hermes Binner está en política desde un protagonismo ajeno a clavar pica en Flandes. A poner su rol en dirección a un tajante antes y después. “Su lenguaje es mucho más afín a la moderación centrista que a la invocación transformadora”, opinó el politólogo Edgardo Mocca. Y reflexionando sobre las debilidades del resto de la oposición de cara a las elecciones del 23 acotó que Hermes Binner y su Frente Amplio Progresista “han encontrado un terreno bastante favorable dentro del cual moverse. No necesitan grandes definiciones programáticas, difíciles de alcanzar dentro de una heterogénea coalición. Pueden convivir en su interior sectores de tradición de izquierda con otros más asociados históricamente al centro. Para la batalla electoral de octubre alcanza con ocupar el lugar de la más elemental racionalidad política”.

Y hacia ese sitio condujo Hermes Binner al Frente el domingo anterior. ¿Cómo se ve este rafaelino en la historia que está tejiendo? ¿Cuál es el mundo de ideas con las que enfrenta una etapa de construcción de poder?

Veamos:

• No lo seduce asumirse como flamante jefe de la oposición. Evita definiciones en esa dirección. “Si hay que ocupar ese lugar, lo ocuparemos”. Sincero, lo dice desde un convencimiento que confiesa de distinta manera. Pero siempre se forja en una realidad de hoy: por ahora, el Frente es más una fuerza bajo el desafío de hacerse que una certidumbre de destino manifiesto.

• Su visión de lo que puede la política es ajena a la que asume gran parte de la dirigencia argentina desde muy lejos en la historia. Distante de eso que Beatriz Sarlo define como “pensamiento deseante”. O sea, creer que la política lo puede todo. Y que de todo debe hacerse cargo. “Los socialistas les damos a los argentinos la seguridad de nuestra trayectoria de ocuparnos de ellos, pero siempre en el centro de esta relación está el ser individual, el argentino en su legítima particularidad. Ellos optan”.

• Hermes Binner es renuente a hablar de “proyecto” a la hora de definir sus pasos políticos. Muda la caracterización. Define el compromiso desde otro plano: “programa”. Y programa escrito. Tabulado. Insertado en un tiempo para cumplir. “El proyecto es menos exigente. ¿Qué nos dice hoy hablar sueltamente de ‘proyecto’? Nada. En un mismo partido hay tantos proyectos como uno se imagina. Vale el programa bien marcado, al que todos los días acudimos para ver qué hicimos ayer y qué tenemos que hacer hoy. Y siempre explicándolo a la sociedad. Así gobernamos Santa Fe”.

• Lo anterior se vincula con cierta percepción del orden que tiene Binner. En lo esencial, se despliega en dos direcciones. Uno: el cumplimiento de un programa hace, desde lo más intrínseco, a una idea de gobierno funcionando en rango de orden interno. “De mirarnos todos los días, de autocriticarnos si nos estamos equivocando o en qué acertamos. Éste es un orden mínimo, una ‘razón’ que nos reclama la gestión. No se trata de verticalidad. Se trata de decisión de hacer las cosas bien”. Dos: “Soy socialista, un partido que nació defendiendo el derecho a la protesta, a la huelga. Los primeros en defender esto en la Argentina. Pero tampoco me gusta ver la Nueve de Julio trabada por horas por un piquete; este extremo permisivo debe ser manejado de otra manera. Desalienta. Socialismo y libertad son sinónimo de construcción, no de actitudes que muchas veces se definen desde la prepotencia”.

• El discurso de Hermes Binner tiene desde siempre incorporada una categoría socioeconómica muy olvidada en el resto de la política argentina: cooperativismo. En esto abreva en una larga tradición que funde su razón en la historia de Santa Fe de finales del siglo XIX: la de un desarrollo agropecuario que se expandió bajo el esfuerzo de colonias de chacareros y su agrupamiento en cooperativas. Una expresión que el Partido Socialista Argentino cinceló a escala nacional creando la cooperativa El Hogar Obrero, un espacio de servicios que por más de 80 años hizo historia en Argentina. Hoy Binner vuelve sobre el cooperativismo sin nostalgia. Sí acicateado por las posibilidades que a su criterio entraña para amplios bolsones de la producción agraria esa convergencia de intereses.

En fin, simple recorrido por el ideario de Hermes Binner. No más.

Un político en alza hasta un punto que sólo los tiempos por venir definirán. Político que hace pocas horas advirtió: “Iremos buscando el poder con lo nuestro, que hoy quizá no es mucho pero quizá lo sea”.

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