martes, 4 de octubre de 2016

Atlético de Tucumán 0 vs. Huracán 2... @dealgunamanera...

El regreso de Huracán…


Huracán venció esta noche por dos a cero a Atlético Tucumán en el estadio José Fierro por la quinta fecha del Torneo de Primera División 2016.

© Escrito por Rodrigo da Silva el lunes 02/10/2016 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fotos: Daniel Méndez

Muchas veces los momentos de crisis son los que más provechosos resultan ser. Si sabremos de eso… En ese sentido, cuando se genera un Huracán que elimina todo a su paso generalmente se teme. Sin embargo, en ocasiones esa destrucción que dejó a su paso el desastre natural permite levantar nuevos cimientos. Más fuertes y sólidos. Esta noche en Tucumán, el Globo sacó pecho y se llevó tres puntos de una cancha prácticamente imposible de doblegar.

Cambiaron algunas posiciones y roles, el papel que ocupó Luca Sosa en el mediocampo fue determinante. Además de abrir la cuenta a los cuarenta segundos en una jugada colectiva magistral, Sosa colaboró durante los noventa minutos con la marca en el lateral izquierdo y le dio versatilidad a la defensa que por momentos fue impenetrable junto con la firmeza de Martín Nervo y Federico Mancinelli.

Matías Fritzler se convirtió en el líder del equipo a partir de su sacrificio, calidad, simpleza y devoción por conquistar la mitad de la cancha. Alejandro Romero Gamarra -si se me permite la comparación- por momentos jugó a lo Messi. La jugada del segundo gol, con pared y pivoteo de Daniel Montenegro incluido, fue la prueba fiel de que el Kaku tampoco es de este planeta. Tras la devolución del Rolfi, Romero Gamarra asistió mágicamente a Diego Mendoza que se reencontró con el gol después de tanto sufrimiento con una definición certera.

Para el final, el futuro. La actitud del nuevo técnico, Ricardo Caruso Lombardi, ganó el partido de antemano. Con sólo cuarenta y ocho horas de trabajo, no dudó en viajar para hacerse cargo del equipo y transmitirle la necesidad de ganar. Así, con orden, efectividad y entrega, todos los Quemeros fuimos testigos esperanzados del regreso del Huracán.

Atlético Tucumán 0

Cristian Luchetti; Mauricio Rosales, Bruno Bianchi, Franco Sbuttoni, Pablo Cáceres; Javier Mendoza, Nery Leyes, Lucas Villalba, Rodrigo Aliendro; Luis Rodríguez y Cristian Menéndez. DT: Juan Manuel Azconzábal.

Huracán 2

Marcos Díaz; Nicolás Romat, Martín Nervo, Federico Mancinelli, Emanuel Morales; Mauro Bogado, Matías Fritzler, Luca Sosa; Daniel Montenegro, Alejandro Romero Gamarra; Diego Mendoza. DT: Ricardo Caruso Lombardi.

Goles: 1′ L. Sosa, 38′ D. Mendoza (H).

Cambios: Ingresaron Mariano González, Julio Angulo y Norberto Briasco por Montenegro, Romero Gamarra y Mendoza.

Árbitro: Jorge Baliño.

Estadio: José Fierro. 








domingo, 2 de octubre de 2016

Ranking de Ventas europeo de Motos y Scooters 2015... @dealgunamanera...

Las 10 motos y scooters que más se venden en Europa…


Este es el listado de los modelos más vendidos durante el año 2015 en los principales mercados de la Unión Europea y sorprende que la primera en la lista se a una moto de 1200 c.c. Hay más sorpresas...

El mercado europeo de la motocicleta creció en 2015 un 5,6%, mientras que en España crecimos a ritmo muy superior, un 18,3%, el dato más positivo entre los mercados principales, para consolidarnos como el cuarto país con más volumen de ventas por detrás de Francia (-3,4%), el primer mercado, seguido de Italia (+6,3%) y Alemania (+3,2%), y por delante de Inglaterra (+12,7%) que cierra los primeros cinco clasificados de la lista.

BMW solo tiene un modelo en el "top ten" pero lo ha situado en el lugar número 1. De hecho en España la elitista BMW R1200 GS cerró el año 2015 como la moto más vendida de la marca alemana gracias a sus 1.343 unidades, una pequeña parte de las 15.216 despachadas en los principales mercados europeos. Es el referente del segmento a pesar de la gran competencia que ha concurrido con ella en los últimos años.

Honda y Yamaha se reparten prácticamente el resto del ranking aunque se cuelan dos ciclomotores para que salgan también en la foto Peugeot y Piaggio gracias al Kisbee 50 y el Zip 50 respectivamente.

La marca del ala dorada juega la baza de sus scooters de baja cilindrada mientras que Yamaha posiciona muy bien su gama MT en sus variantes 07 y 09, y como no, gracias al T-Max, un modelo que desde hace años le garantiza la presencia en este selecto ranking.

10 MOTOS Y SCOOTERS MAS VENDIDOS EN EUROPA EN 2015


Fuente: ANESDOR, Thinking Mobiliy, ACEM.


Perdió la paz en Colombia… @dealgunamanera...

Perdió la paz en Colombia…


Contra todos los pronósticos, el “No” al acuerdo firmado entre el Gobierno y las FARC, se impuso con el 50,23% de los votos en el plebiscito.

© Publicado en domingo 02/10/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La opción del "No" al acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC se impuso en el plebiscito realizado hoy, en un resultado que contradijo a todas las encuestas previas y que deja en una situación incierta lo negociado durante casi cuatro años en Cuba entre la guerrilla y el gobierno de Juan Manuel Santos.

El rechazo al acuerdo de paz triunfó por apenas un 0,47 por ciento de ventaja sobre el “Sí”. Con el 99,64 por ciento de las mesas escrutadas, el “No”, cuya campaña estuvo encabezada por el expresidentes Álvaro Uribe, logró el 50,23 por ciento de los votos contra el 49,76 de la opción impulsada por el gobierno. 

La participación, en un país en que el voto no es obligatorio, fue apenas del 37,33 por ciento del padrón.

Los colombianos debían responder con un Sí o un No a la pregunta: "¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?", con la cual el gobierno buscaba que la población validara el acuerdo de paz con las FARC firmado el pasado 26 de septiembre en Cartagena de Indias.



Historia del Partido Socialista… @dealgunamanera...

Historia del Partido Socialista…


El 28 y 29 de junio de 1896, un grupo de delegados de agrupaciones socialistas y gremiales encabezados por el “maestro” Juan B. Justo, se reunieron en el local de la agrupación alemana “Vorwarts” en lo que fue el Congreso Constituyente del Partido Socialista, que coronaba el proceso organizativo del socialismo argentino cuyo origen se remonta a los primeros años de la década de 1890.


En aquellas históricas jornadas se aprobaron la Declaración de Principios, el Estatuto y el Programa Mínimo de la nueva agrupación de los trabajadores, que funda en nuestro país la acción política independiente de la clase obrera, constituyéndose en el hito fundamental de la historia del proletariado argentino.

En el primer programa partidario ya se planteaban reivindicaciones que tardaron décadas en corporizarse en leyes:

  1. Jornada laboral de 8 horas para adultos, de 6 para jóvenes entre 14 y 18 años, y prohibición del trabajo industrial a menores de 14 años, además del descanso obligatorio de 36 horas continuas por semana.
  2. A igualdad de trabajo igual remuneración entre los sexos.
  3. Reglamentación higiénica del trabajo industrial, con limitación del trabajo nocturno a los casos indispensables, y prohibición del trabajo de las mujeres donde se haga peligrar su maternidad o ataque a la moralidad
  4. Responsabilidad de las patronales en los accidentes de trabajo y la creación del fuero laboral.
  5. Abolición del impuesto al consumo e instauración del impuesto progresivo sobre la renta.
  6. Instrucción laica y obligatoria para todos los niños hasta 14 años, con cargo al Estado de la manutención de los mismos, cuando fuere necesario.
  7. Voto secreto y universal para todas las elecciones.
  8. Autonomía Municipal.
  9. Jurados elegidos por el pueblo para toda clase de delitos.
  10. Separación de la iglesia del estado.
  11. Supresión del ejército permanente.
  12. Abolición de la pena de muerte, y revocabilidad de los representantes electos, en caso de no cumplir el mandato de sus electores. 
El Partido Socialista, que encontraría su centro ideológico y político en la figura de Juan B. Justo, encarnó -en palabras de José Aricó- el “proyecto más coherente de nacionalización de las masas, de incorporación de los trabajadores a la vida nacional y de construcción de una democracia social avanzada”. El socialismo intentaba así encarnar la modernización democrática y la transformación social, en un proyecto de sociedad en que ambos valores se entrelazaran en caminos simultáneos.

Nacía así la primera organización política moderna de la República Argentina, decidida a representar a la nueva clase que emergía de las entrañas del sistema capitalista, a preparar su emancipación del yugo explotador y a fundar un nuevo orden económico y social.

La fundación del Partido Socialista no sólo significó el surgimiento de la primera organización política del proletariado, sino también el punto de arranque del proceso de formación de los modernos partidos políticos en Argentina. El Partido Socialista es así el primer partido moderno de la Argentina, antítesis de la “política criolla”, y que tuvo además -como señala Juan Carlos Portantiero- el mérito de haber colocado en el horizonte ideológico de la política argentina el tema de la justicia social.

El predominio socialista era el resultado de la maduración de las condiciones de la explotación capitalista en la Argentina. La década de 1890 había entregado a la historia argentina un nuevo esquema de clases, con el que emergía el nuevo sustrato social con base en el cual la transformación de la sociedad se tornaba un objetivo posible.

Demostrando su aguda percepción de las nuevas características que adoptaba la sociedad argentina, Justo escribía en el primer editorial de La Vanguardia en abril de 1894: “Este país se transforma (…), junto con esas grandes creaciones del capital, que se ha enseñoreado del país, se han producido en la sociedad argentina los caracteres de toda sociedad capitalista”.

Los socialistas imprimirán desde entonces una impronta decisiva sobre la clase obrera, sobre la política y la sociedad argentina, a través de una vasta actividad política, cooperativa, sindical y cultural, que quedará plasmada en la saga fundacional que emprenderá Justo desde finales del siglo XIX: el periódico La Vanguardia, en 1894; la Sociedad Obrera de Socorros Mutuos, en 1898; la Sociedad Luz, en 1899, para culminar en 1905 con la Cooperativa El Hogar Obrero.

En una recordada conferencia de 1902 Justo nos dará una definición del socialismo que guiará a varias generaciones: “El socialismo es la lucha en defensa y para la elevación del pueblo trabajador, que, guiado por la ciencia, tiende a realizar una libre e inteligente sociedad humana, basada sobre la propiedad colectiva de los medios de producción”.

Cuando recién alumbraba la primera década del siglo, y las luchas obreras crecían acompañadas por la represión brutal del régimen oligárquico, el Partido Socialista logrará en 1904 su primer triunfo electoral en la persona de Alfredo Palacios, el primer legislador socialista de América, que sintetiza el esfuerzo creador de los parlamentarios socialistas, quienes mediante iniciativas y proyectos alumbraron el Nuevo Derecho en la República Argentina. La aprobación de leyes como del descanso dominical, y la protección del trabajo de mujeres y niños darían nacimiento y andamiaje jurídico al Nuevo Derecho que surgía en la República Argentina.

La lucha por los derechos políticos llevó a que en 1912 se sancionara la ley Sáenz Peña, que impuso el voto universal, secreto y obligatorio, poniendo fin a décadas de fraude. A partir de entonces el Parlamento argentino será testigo de la presencia de destacados socialistas, gigantes del pensamiento y de la acción.

En 1912, en las primeras elecciones en Capital Federal, bajo la ley Saénz Peña, fueron electos Diputados Nacionales Juan B. Justo, Alfredo L. Palacios, obteniendo en promedio más de 25.000 votos, aproximadamente el 20%.

En 1913 ingresaron a la Cámara de Diputados dos socialistas más: Nicolás Repetto y Mario Bravo, elegidos por un año para completar sendos períodos que habían quedado truncos. El Partido Socialista obtenía, además, por primera vez, una banca en el Senado de la Nación, que habría de ocupar Enrique del Valle Iberlucea.

El 22 de Marzo de 1914 el Partido Socialista logró un histórico triunfo en la capital de la República. Fueron elegidos diputados: Repetto, Bravo, De Tomasi, F. Cúneo, Angel M. Giménez, Zaccagnini, y E. Dickmann. Los diputados socialistas eran nueve; luego se redujeron a seis en los años 1918-1919. Empezaba a dar sus frutos también la experiencia del ejercicio del poder a nivel municipal, que el Partido Socialista había iniciado en 1914 en el Chaco, donde es electo con el 49% de los votos, Juan Govi, primer concejal socialista de esa provincia. Luego, el 14 de noviembre de 1915, el Partido obtuvo el 66% de los votos, ingresando todos los candidatos socialistas: Jesús Alonso, Carlos Diez, Juan Govi y Alfredo Guerrero. A Govi le correspondió la presidencia y a Guerrero la vice del Concejo. Esta experiencia se amplía al territorio bonaerense, a principios de los años veinte.

A partir de 1920, año en que el socialismo contaba con diez bancas, la representación socialista aumenta constantemente, llegando a contar con 19 diputados en los años 1928-1929. Con la escisión del “socialismo independiente” se reduce considerablemente su presencia en el Parlamento, y para 1930 Repetto era el único representante socialista.

Por esos años, las mujeres socialistas encabezadas por Alicia Moreau llevaron adelante la lucha por los derechos civiles y políticos de las mujeres en nuestro país. El 4 de Agosto de 1903, se integra la primera mujer al Comité Ejecutivo Nacional del Partido: María Cupayolo; y el 4 de Julio de 1904, la segunda: Gabriela Laperrieri de Coni.

Al promediar la década del ’30, el Partido Socialista ganó un considerable número de bancas en el Congreso Nacional, alcanzando en 1932 la máxima representación parlamentaria de su historia: 43 diputados y dos senadores. El número se redujo a 42 en 1935, y 25 en 1937.

Recuperando en el parlamento el papel que las escisiones les habían quitado, entre 1932 y 1943, tiene lugar el segundo gran impulso legislativo dado por el Partido Socialista en materia social. El Partido realiza una importante actividad “fiscalizadora”, donde la oposición al régimen se torna más frontal, en particular con la denuncia del fraude, del cercenamiento de las libertades públicas y la investigación de los escándalos de corrupción. Sufre además de manera directa las consecuencias criminales de la década infame, empezando por el asesinato del diputado provincial cordobés José Guevara, perpetrado por matones fascistas en 1933.

Los socialistas lograron además en esos años su mayor influencia en el movimiento sindical. Luego de haber participado en la creación de la CGT en 1930, cinco años después logran el control de la misma al desplazar al sector sindicalista.

La crisis de los años ’30 produce una apertura en las filas partidarias, que se enriquecen con el ingreso de jóvenes formados por experiencias políticas o culturales como la Reforma Universitaria. Se incorporan al Partido Socialista, Carlos Sánchez Viamonte, Deodoro Roca, los hermanos Orgaz, Julio V. González, Alejandro Korn, Ernesto Giudici, entre otros. Además, se produce el reingreso al partido de Alfredo Palacios -quien había renunciado en 1915-, que rápidamente se convierte en senador nacional.

A mediados de la década del ’40, el fenómeno peronista lograría capturar la realidad económica y social que emergía de la nueva industrialización, dejando progresivamente al socialismo al margen de las grandes convocatorias de masas y planteando además discrepancias en el interior del partido respecto a las tácticas que debían emplearse frente a los acontecimientos políticos nacionales.

En 1958 luego de un conflictivo Congreso partidario realizado en la ciudad de Rosario, el Partido Socialista se fractura, dando lugar a dos agrupaciones a las que la justicia electoral obligó a identificarse a través del agregado de un aditamento al nombre partidario.

Nacieron entonces el Partido Socialista Argentino (Alfredo Palacios, Alicia Moreau de Justo, José Luis Romero, entre otros) y el Partido Socialista Democrático (Nicolás Repetto, Juan A. Solari, entre otros).

Mientras el Partido Socialista Democrático se caracterizará por su relativa estabilidad organizacional, el Partido Socialista Argentino se caracterizó desde el comienzo por una cierta heterogeneidad interna que no tardaría en estallar. Su grupo más juvenil, influenciado por la experiencia de la Revolución Cubana, será el sostén de la candidatura a Senador de Alfredo Palacios, quien se impone en las elecciones de 1961. Poco después se produce la expulsión de un grupo que constituyó el Partido Socialista de Vanguardia, que se fraccionó posteriormente en Partido de Vanguardia Popular (autodisuelto en 1972 para ingresar al justicialismo) y Partido de Vanguardia Comunista. Otra escisión tendrá lugar en 1966, cuando un grupo expulsado de la agrupación confluyó junto a grupos trotzkistas en el Partido Socialista de los Trabajadores.

En 1972, una fracción del Partido Socialista Argentino, junto al Movimiento de Acción Popular -MAPA- de Guillermo Estévez Boero y Ernesto Jaimovich, el Grupo Evolución, y Militancia Popular, crearon el Partido Socialista Popular (PSP). El golpe militar de 1976 encontrará al PSP dividido en dos secretarias: el PSP Secretaria García Costa y el PSP Secretaria Estévez Boero. En las internas partidarias de 1982, Estévez Boero vence a García Costa, convirtiéndose en el secretario general de la agrupación. De esta forma, el grupo proveniente del movimiento universitario consolidaba su predominio partidario. En 1989 el PSP comienza una larga y fructífera trayectoria al frente del gobierno municipal de Rosario -la segunda ciudad del país-, y en septiembre de 1992, en Berlín, se incorpora como miembro pleno de la Internacional Socialista, que había sido fundada en Frankfurt en 1951.

En mayo de 1975, se constituyó en una reunión realizada en Avellaneda la Confederación Socialista Argentina -liderada por Alicia M. de Justo-, con la clara intención de superar las divisiones. En 1981 se constituye la “Mesa de Unidad Socialista” que logra alinear a la Confederación Socialista Argentina, al PSP y el Partido Socialista del Chaco, ratificando como raíz histórica y doctrinaria la Declaración de Principios de 1896 que fuera redactada por Juan B. Justo. Desde 1983 estos sectores confluyen electoralmente, y en 1985 se suma el Partido Socialista Democrático, constituyéndose la Unidad Socialista.

En 1987, de la mano de Guillermo Estévez Boero, el socialismo retornaba tras veinticinco años de ausencia al Congreso de la Nación. Pocos años después se le sumaría Alfredo Bravo, en lo que sería ya el comienzo de una nueva etapa parlamentaria en el seno del socialismo. En el año 2003, el socialismo retornaba además al Senado de la Nación tras 42 años de ausencia: Rubén Giustiniani ocupa por primera vez una banca socialista en el Senado en representación de una provincia del interior del país.

Después de 44 años de divisiones y de rupturas, el Partido Socialista logra en el 2002 su unidad, comenzando a recorrer un camino de crecimiento que la historia juzgará en el futuro.



El fútbol argentino en crisis... @dalgunamanera...

No se dirimen ideas, sólo poder…

La crisis de AFA: discusiones por poder o poco intercambio de ideas. Foto: Cedoc

No se discute qué fútbol queremos sino cómo salir del paso. Mientras el debate sea por cargos o cifras, nada cambiará profundamente.

© Escrito por Gonzalo Bonadeo el domingo 02/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El panorama presente del fútbol argentino parece escrito por los guionistas de un pésimo teleteatro mexicano. O argentino: pasan las horas, los días y los meses y los conflictos siguen siendo los mismos. Los protagonistas se mueven circunstancialmente, como si quisieran ocupar torpemente un espacio distinto en el campo de juego y, de tal modo, no logran avanzar ni un milímetro en la solución del conflicto.

Nosotros, hombres de medios, vivimos aferrados a la lógica de los clicks –llámese así al equivalente al rating televisivo de las punto com– y así como nos colgamos de la ¿polémica? entre Carlos Tevez y Horacio Pagani mientras reducimos a la mínima expresión la proeza del seleccionado argentino de FUTSAL, seguimos haciéndole creer al mundo que lo trascendente para el futuro de nuestro fútbol pasa por Pérez, Moyano, Tinelli, Tapia o Marín.

La Superliga para unos y la AFA para otros solíamos decir hace poco menos de un año, como si el destino y la solución del conflicto pasara por una definición similar a la del “carne o pasta” arriba de un avión.

Hoy seguimos en la misma: siempre resulta más atractivo hablar de nombres notorios –no siempre por las mejores razones– que de ideas que sirvan para terminar con el dilema; si la AFA dejase de ser una vergüenza, deberíamos empezar a hablar de otras cosas.

El 29 de diciembre de 2015, poco después del empate más indecoroso de la historia de las elecciones, el diario La Nación tituló “Hubo acuerdo y las elecciones serán el 29 de junio”. De 2016, claro. Y agregó en el cuerpo de nota que, hasta esa fecha, Luis Segura seguiría a cargo de la presidencia. Ni hace falta que les aclare que nada de eso sucedió. Lo que sí valdría la pena es que los dueños de la pelota –o quienes creen serlo– nos explique a la millonada de hinchas qué fue lo que sucedió en el camino. ¿Por qué no hubo elecciones? ¿Por qué no siguió Segura? ¿Cuál fue la maravillosa variante que justificó que se deshiciera el acuerdo? ¿Hubo alguna vez tal acuerdo?

Durante la última semana de junio de este año, los medios nos llenamos de palabras explicando que, a partir de la intervención de la justicia, la FIFA desafiliaría a la AFA. De pronto, el lunes 27 de junio nos íbamos a quedar sin jugar ni la Copa América, ni los Juegos Olímpicos, ni las eliminatorias. Tampoco voy a recordarle qué pasó finalmente. Lo que sí les debo recordar es que, lejos de desafiliarnos, fue la propia FIFA la que se metió en la AFA y, de algún modo, fecundó in vitro la creación de la denominada Comisión Normalizadora que asumió apenas un mes después del anunciado apocalipsis que jamás llegó. Al menos, no ése.

No caeré en la ingenuidad de ignorar que detrás de los mensajes que le llega a la opinión pública hay una caterva de operadores. Voluntarios e involuntarios: en la Argentina de hoy, vendemos las joyas de la abuela, el cuadro de la abuela y las cenizas de la abuela a cambio de una entrevista mano a mano con el Patón Bauza.

Pero a veces el tedio supera cualquier capacidad de análisis. Y tanta mediocridad supera cualquier capacidad de resistencia al tedio.

En las últimas horas, el gran debate fue el del ascenso y una huelga que se levantó sin tiempo suficiente para que los hinchas vean a sus equipos durante este fin de semana. El tema, como siempre, es el dinero. Tu dinero. Mi dinero. Cada vez que atestigüemos esta batalla berreta por un botín que ni siquiera alcanza para tapar ni mínimamente la irresponsabilidad dirigencial, recordemos que esa plata es nuestra. Y que el fútbol se lleva dinero que debería ser para cloacas, para rutas, para jubilados, para pibes, para maestros, para médicos. O para deportes que necesitan y merecen.

Desde un lado del debate te hablan de que el denominado ascenso usa mal lo que recibe. Del otro, que los de Primera se cortan solos y no quieren que el ascenso exista. Ambos lados prescinden de la lógica del deporte: no sólo podés pasar de ser de un bando a ser del otro en cualquier momento, sino que venimos de atestiguar el bochorno de diez ascensos. De tal modo, muchos de los que hoy se amontonan en un bando pueden mañana mismo pasar del otro. Nada grave. La naturaleza de muchos de estos dirigentes convierte tal mutación en algo menos complicado que cambiarse de calzoncillo.

No faltan los que aprietan cuanto pueden porque consideran que la Comisión Normalizadora actúa de acuerdo con indicaciones directas del gobierno central. Y tampoco faltan quienes advierten que los “amuchados de la B” sólo persiguen ventajas individuales y que el espíritu de cuerpo dura la nada misma. El falso concepto de federalización que tiene el fútbol argentino no ayuda a desmentirlos.

Tómese un minuto para digerir los números de las distintas competencias oficiales, siempre teniendo en cuenta que Buenos Aires y “el Interior” tienen certámenes específicos y bien diferenciados camino al mismo objetivo de ascenso.

La Primera B, en la que juegan veinte equipos, es equivalente al Torneo Federal A, en el que juegan 35. La Primera C, en la que juegan veinte equipos, es equivalente al Torneo Federal B, en el que juegan 61. Y la Primera D, en la que juegan 16 equipos, equivalente al Torneo Federal C, en el que juegan… ¡¡¡266!!!

Un auténtico federalismo de facinerosos. ¿Alguien puede creer, entonces, en el concepto de Ascenso como una sola cosa? El asunto no es de ahora.

Hace apenas 15 años, Instituto y Quilmes fueron los mejores equipos de un Nacional B de treinta equipos –¿les suena?– divididos en una zona “Metropolitana” y una del “Interior”.

Si bien ambos equipos tuvieron el mismo destino –perdieron la promoción ante quienes aspiraban a quedarse en Primera–, el recorrido de ambos fue obscenamente beneficioso para el equipo del Sur del Conurbano.

No sólo Quilmes jugó 28 partidos contra 36 de Instituto, sino que, para cumplir con su calendario, debió recorrer como visitante poco más de 1200 kilómetros en total contra casi 16 mil del conjunto cordobés. Súmenle al desgaste físico, cuánto más cara resulto la campaña de uno respecto del otro.

Hace pocos días, un dirigente del Ascenso reflotó la idea de regionalizar la competencia para abaratar los costos de traslado de los equipos. Ojalá la idea incluya abaratar los costos para todos y no solamente para los de la Capital y el Conurbano. Es saludable pensar en que a Nueva Chicago, Chacarita o Ferro se le eviten los costos de viajar hasta Santiago del Estero. Ojalá alguien piense lo mismo para que Gimnasia y Esgrima de Jujuy, San Martín de Tucumán o Crucero del Norte eviten los costos de enfrentar a Guillermo Brown, de Puerto Madryn.

En la AFA no se dirimen ideas. Sólo poder. No se discute cómo adecentar tanta indecencia sino ver cómo ampliar la porción en la torta de influencia de cada uno. No se debate qué fútbol queremos sino cómo salir del paso después de la cagada que uno mismo se ha mandado.

No pregunten más qué nos parecen la Superliga, la Comisión Normalizadora o la herencia de Grondona.

Nada cambiará profundamente si antes no terminamos con dos asuntos de una profundidad infinitamente mayor que cualquier debate por cargos o cifras.

Por un lado, la financiación del circo por parte del Estado. No tiene ninguna explicación que en un país con un tercio de la población debajo de la línea de la pobreza se destine dinero para solventar los gastos del equipo de fútbol de un club (no digamos más que se financian a los clubes, porque es mentira).

Por el otro, los barras bravas.

Y aquí no hay mucho más que aclarar. Todo está dicho. Justamente porque nadie desde el poder quiere hablar del asunto.