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sábado, 16 de septiembre de 2023

Copa de la Liga Profesional 2023. Independiente 1 vs. Huracán 0... @dealgunamaneraok...

 Independiente venció a Huracán, es líder, y sus hinchas ya hablan de la "Apacheta"...


El Rojo superó al Globo en un duelo calve por la permanencia por 1 a 0 para quedar como único líder de la Zona A con nueve puntos. Alex Canelo, el primero en el club, marcó el gol del triunfo a los 25 minutos.

Independiente venció a Huracán por 1 a 0 en Avellaneda para consolidarse en la cima de la Zona A de la Copa de la Liga Profesional que está transitando por su cuarta jornada, y sus hinchas ya empezaron a señalar a este renovado equipo conducido por Carlos Tevez como la "Apacheta".


© Publicado jueves 16/09/2023 por el Diaro Jornada de la Ciudad de Trelew, Provinica del Chubut, República Argentina.

El director técnico es el "Apache" para el mundo del fútbol, y casualmente o no, la apacheta es un montículo de piedras colocadas una sobre otra que los indígenas del norte argentino levantan como tributo a la "madre tierra".

Y precisamente eso es lo que está haciendo Tevez con ya "su" Independiente, poniendo piedra sobre piedra para construir un equipo que funcione como tal y que le haga honor a la magnífica historia del club de Avellaneda.


Lo que cuestionó ayer Tevez respecto de que "hace un tiempo Independiente jugaba a especular", hoy demostró que no lo comparte, no está en su ideario futbolístico y, por ende, lo que planea aplicar en el "rojo" es un estilo totalmente opuesto.


Y pruebas al canto, lo que insinuó en los tres partidos previos desde que es el director técnico de Independiente, en los que ganó dos y empató uno (con Estudiantes igualó y perdió por penales en Copa Argentina, pero mereció también la victoria), fueron muestras primarias de lo que está dispuesto a hacer con este equipo que ya parece ser otro absolutamente distinto al de su antecesor (para él fueron esos dardos verbales), Ricardo Zielinski.


La prueba palmaria de esto quedó reflejada en la actuación de esta noche frente a Huracán, en un extraño partido al que cuesta referir como "por el descenso", pero que el hincha "rojo" tomó como otra verdadera final (las anteriores fueron con Vélez y Gimnasia).

Es que este "nuevo" Independiente salió a atacar desde el comienzo juntando pases, con una verdadera línea de cinco en el fondo que desprendía a sus dos experimentados "laterales-laterales" como el chileno Mauricio Isla por derecha y Damián Pérez por izquierda, y por el medio Federico Mancuello creando y abasteciendo a Matías Giménez y Alexis Canelo, ayudado en esa gestión por el ex Arsenal, Santiago Toloza.


El equilibrio para todo esto tuvo un encargado tan experimentado y con el mismo sentido de pertenencia que Mancuello, que era el volante central y capitán Iván Marcone, que recuperó y distribuyó como un "cinco" a la antigua, empezando a recuperar el nivel que alguna vez tuvo de la mano de este diseño táctico conformado por Tevez.


Así fue que Independiente empezó a desbordar a Huracán por los costados pero también a perforarlo por el medio, y no solamente con pases filtrados sino también con una asfixiante presión alta que a sus 34 años encabezaba justamente Mancuello.


Y producto de ello fue que a los 25 minutos Mancuello recuperó una pelota alta, encaró hacia el área visitante y remató cruzado, pero su disparo fue rechazado a medias por el arquero Lucas Chaves y del rebote se hizo cargo Alexis Canelo para con un remate corto de zurda señalar su primer gol con la camiseta de Independiente.


Ese tanto fue la coronación de una superioridad manifiesta de Independiente, que se daba en todos los estamentos del juego, al punto que el arquero Rodrigo Rey fue un mero espectador del primer tiempo, y después también lo sería del segundo.


Un segundo período en que los locales nunca sacaron el pie del acelerador, "tirándose de cabeza y mostrando una intensidad constante", según lo que había pregonado Tevez el día de su presentación como técnico de Independiente.


Y ese espíritu del que está imbuido el equipo hace que varios jugadores cuestionados hace menos de un mes, como por ejemplo el zaguero central Joaquín Laso y Matías Giménez, hoy fueran ovacionados después de cada intervención acertada (a este último no se le cuestionó el penal que le atajó Mariano Andújar al querer picarle la pelota en la Copa Argentina ante Estudiantes).


Claro que para los nuevos hay dedicatorias "especiales", como por ejemplo las dedicadas al tucumano Canelo, al chileno Islas y, por ahora en menor medida, ya que recién debutó ante Estudiantes de La Plata, el cordobés Toloza.


Y el esfuerzo de Canelo fue encomiable, corriendo todas las pelotas hasta el minuto final, lo que le permitió de dos opciones más de gol que se le fueron por muy poco, sumándole a ello que sobre la media hora del complemento también obligó a que Fernando Tobio le cometiera una falta que le mereció la segunda tarjeta amarilla y la consecuente roja.


Así, Independiente y su gente que colmó el estadio, fueron puro disfrute, lo mismo que sus jugadores y su cuerpo técnico, que Tevez reforzó muy bien un par de días después de asumir.


Y mientras en la Copa de la Liga se ve arriba de todo en la Zona A con nueve puntos, en la de la Tabla Anual que genera un segundo descenso hoy le sacó seis unidades a Huracán, que justamente comparte con Colón ese puesto que hoy en día tendrían que dirimir entre ambos para ver cual de los dos se va a la Primera Nacional.


En la próxima fecha, que se jugará entresemana, Independiente visitará el martes a las 21 a Rosario Central, mientras que en ese mismo día y horario Huracán será anfitrión de Gimnasia y Esgrima La Plata, en otro cruce "por el descenso".



Síntesis:

Independiente: 1

Rodrigo Rey; Cristian Báez, Joaquín Laso y Ayrton Costa; Mauricio Isla, Federico Mancuello, Iván Marcone, Santiago Toloza y Damián Pérez; Matías Giménez y Alexis Canelo. DT: Carlos Tevez.


Huracán: 0
 

Lucas Chaves; Lucas Souto, Fabio Pereyra, Fernando Tobio y Guillermo Benítez; Franco Alfonso, Federico Fattori, Lucas Carrizo y Héctor Fértoli; Matías Cóccaro y Marcelo Pérez. DT: Diego Martínez.

Gol en el primer tiempo: 25m. Canelo (I).

Cambio en el primer tiempo: 23m. Felipe Aguilar por Costa (I).


Cambios en el segundo tiempo:
Al comenzar William Alarcón por Marcelo Pérez (H) e Ignacio Pussetto por Benitez (H); 18m. Walter Mazzantti por Alfonso (H) y Alan Soñora por Fértoli (H); 27m. Sergio Ortiz por Mancuello (I), 37m.Tomás Pozzo por Toloza (I), Martín Cauteruccio por Giménez (I) y Julio Buffarini por Isla (I) y 44m. Andrés Roa por Souto (H).


Amonestados:
Giménez, Mancuello, Toloza y Buffarini (I). Souto, Cóccaro y Fattori (H).


Incidencia:
28m. del segundo tiempo expulsado Tobio (H), por doble tarjeta amarilla.


Cancha:
Independiente.


Árbitro:
Facundo Tello.

 





   

domingo, 2 de octubre de 2016

El fútbol argentino en crisis... @dalgunamanera...

No se dirimen ideas, sólo poder…

La crisis de AFA: discusiones por poder o poco intercambio de ideas. Foto: Cedoc

No se discute qué fútbol queremos sino cómo salir del paso. Mientras el debate sea por cargos o cifras, nada cambiará profundamente.

© Escrito por Gonzalo Bonadeo el domingo 02/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El panorama presente del fútbol argentino parece escrito por los guionistas de un pésimo teleteatro mexicano. O argentino: pasan las horas, los días y los meses y los conflictos siguen siendo los mismos. Los protagonistas se mueven circunstancialmente, como si quisieran ocupar torpemente un espacio distinto en el campo de juego y, de tal modo, no logran avanzar ni un milímetro en la solución del conflicto.

Nosotros, hombres de medios, vivimos aferrados a la lógica de los clicks –llámese así al equivalente al rating televisivo de las punto com– y así como nos colgamos de la ¿polémica? entre Carlos Tevez y Horacio Pagani mientras reducimos a la mínima expresión la proeza del seleccionado argentino de FUTSAL, seguimos haciéndole creer al mundo que lo trascendente para el futuro de nuestro fútbol pasa por Pérez, Moyano, Tinelli, Tapia o Marín.

La Superliga para unos y la AFA para otros solíamos decir hace poco menos de un año, como si el destino y la solución del conflicto pasara por una definición similar a la del “carne o pasta” arriba de un avión.

Hoy seguimos en la misma: siempre resulta más atractivo hablar de nombres notorios –no siempre por las mejores razones– que de ideas que sirvan para terminar con el dilema; si la AFA dejase de ser una vergüenza, deberíamos empezar a hablar de otras cosas.

El 29 de diciembre de 2015, poco después del empate más indecoroso de la historia de las elecciones, el diario La Nación tituló “Hubo acuerdo y las elecciones serán el 29 de junio”. De 2016, claro. Y agregó en el cuerpo de nota que, hasta esa fecha, Luis Segura seguiría a cargo de la presidencia. Ni hace falta que les aclare que nada de eso sucedió. Lo que sí valdría la pena es que los dueños de la pelota –o quienes creen serlo– nos explique a la millonada de hinchas qué fue lo que sucedió en el camino. ¿Por qué no hubo elecciones? ¿Por qué no siguió Segura? ¿Cuál fue la maravillosa variante que justificó que se deshiciera el acuerdo? ¿Hubo alguna vez tal acuerdo?

Durante la última semana de junio de este año, los medios nos llenamos de palabras explicando que, a partir de la intervención de la justicia, la FIFA desafiliaría a la AFA. De pronto, el lunes 27 de junio nos íbamos a quedar sin jugar ni la Copa América, ni los Juegos Olímpicos, ni las eliminatorias. Tampoco voy a recordarle qué pasó finalmente. Lo que sí les debo recordar es que, lejos de desafiliarnos, fue la propia FIFA la que se metió en la AFA y, de algún modo, fecundó in vitro la creación de la denominada Comisión Normalizadora que asumió apenas un mes después del anunciado apocalipsis que jamás llegó. Al menos, no ése.

No caeré en la ingenuidad de ignorar que detrás de los mensajes que le llega a la opinión pública hay una caterva de operadores. Voluntarios e involuntarios: en la Argentina de hoy, vendemos las joyas de la abuela, el cuadro de la abuela y las cenizas de la abuela a cambio de una entrevista mano a mano con el Patón Bauza.

Pero a veces el tedio supera cualquier capacidad de análisis. Y tanta mediocridad supera cualquier capacidad de resistencia al tedio.

En las últimas horas, el gran debate fue el del ascenso y una huelga que se levantó sin tiempo suficiente para que los hinchas vean a sus equipos durante este fin de semana. El tema, como siempre, es el dinero. Tu dinero. Mi dinero. Cada vez que atestigüemos esta batalla berreta por un botín que ni siquiera alcanza para tapar ni mínimamente la irresponsabilidad dirigencial, recordemos que esa plata es nuestra. Y que el fútbol se lleva dinero que debería ser para cloacas, para rutas, para jubilados, para pibes, para maestros, para médicos. O para deportes que necesitan y merecen.

Desde un lado del debate te hablan de que el denominado ascenso usa mal lo que recibe. Del otro, que los de Primera se cortan solos y no quieren que el ascenso exista. Ambos lados prescinden de la lógica del deporte: no sólo podés pasar de ser de un bando a ser del otro en cualquier momento, sino que venimos de atestiguar el bochorno de diez ascensos. De tal modo, muchos de los que hoy se amontonan en un bando pueden mañana mismo pasar del otro. Nada grave. La naturaleza de muchos de estos dirigentes convierte tal mutación en algo menos complicado que cambiarse de calzoncillo.

No faltan los que aprietan cuanto pueden porque consideran que la Comisión Normalizadora actúa de acuerdo con indicaciones directas del gobierno central. Y tampoco faltan quienes advierten que los “amuchados de la B” sólo persiguen ventajas individuales y que el espíritu de cuerpo dura la nada misma. El falso concepto de federalización que tiene el fútbol argentino no ayuda a desmentirlos.

Tómese un minuto para digerir los números de las distintas competencias oficiales, siempre teniendo en cuenta que Buenos Aires y “el Interior” tienen certámenes específicos y bien diferenciados camino al mismo objetivo de ascenso.

La Primera B, en la que juegan veinte equipos, es equivalente al Torneo Federal A, en el que juegan 35. La Primera C, en la que juegan veinte equipos, es equivalente al Torneo Federal B, en el que juegan 61. Y la Primera D, en la que juegan 16 equipos, equivalente al Torneo Federal C, en el que juegan… ¡¡¡266!!!

Un auténtico federalismo de facinerosos. ¿Alguien puede creer, entonces, en el concepto de Ascenso como una sola cosa? El asunto no es de ahora.

Hace apenas 15 años, Instituto y Quilmes fueron los mejores equipos de un Nacional B de treinta equipos –¿les suena?– divididos en una zona “Metropolitana” y una del “Interior”.

Si bien ambos equipos tuvieron el mismo destino –perdieron la promoción ante quienes aspiraban a quedarse en Primera–, el recorrido de ambos fue obscenamente beneficioso para el equipo del Sur del Conurbano.

No sólo Quilmes jugó 28 partidos contra 36 de Instituto, sino que, para cumplir con su calendario, debió recorrer como visitante poco más de 1200 kilómetros en total contra casi 16 mil del conjunto cordobés. Súmenle al desgaste físico, cuánto más cara resulto la campaña de uno respecto del otro.

Hace pocos días, un dirigente del Ascenso reflotó la idea de regionalizar la competencia para abaratar los costos de traslado de los equipos. Ojalá la idea incluya abaratar los costos para todos y no solamente para los de la Capital y el Conurbano. Es saludable pensar en que a Nueva Chicago, Chacarita o Ferro se le eviten los costos de viajar hasta Santiago del Estero. Ojalá alguien piense lo mismo para que Gimnasia y Esgrima de Jujuy, San Martín de Tucumán o Crucero del Norte eviten los costos de enfrentar a Guillermo Brown, de Puerto Madryn.

En la AFA no se dirimen ideas. Sólo poder. No se discute cómo adecentar tanta indecencia sino ver cómo ampliar la porción en la torta de influencia de cada uno. No se debate qué fútbol queremos sino cómo salir del paso después de la cagada que uno mismo se ha mandado.

No pregunten más qué nos parecen la Superliga, la Comisión Normalizadora o la herencia de Grondona.

Nada cambiará profundamente si antes no terminamos con dos asuntos de una profundidad infinitamente mayor que cualquier debate por cargos o cifras.

Por un lado, la financiación del circo por parte del Estado. No tiene ninguna explicación que en un país con un tercio de la población debajo de la línea de la pobreza se destine dinero para solventar los gastos del equipo de fútbol de un club (no digamos más que se financian a los clubes, porque es mentira).

Por el otro, los barras bravas.

Y aquí no hay mucho más que aclarar. Todo está dicho. Justamente porque nadie desde el poder quiere hablar del asunto.


 

domingo, 6 de septiembre de 2015

“Carta abierta al villerito Tevez”... @dealgunamanera...

“Carta abierta al villerito Tevez”...


Esta es la carta a abierta a un ‘villerito’. Estimado Carlitos, tal vez tanto tiempo viviendo en el exterior te haya hecho olvidar que en la Argentina hay cosas que no se perdonan. Yo mismo no te perdono muchas cosas, quizá porque no tengo nada en común con vos. Sos un ‘villerito’ criado en Fuerte Apache, al menos así te tachó semanas atrás un funcionario. Y yo, un ‘concheto’ nacido en Barrio Norte, al menos así nos catalogó alguna vez una presidenta, como a los nativos de Puerto Madero.

Pasaste buena parte de tu vida en un lugar carente de todo lujo, yo en cambio tuve la suerte de nacer en una familia que me permitió darme el ‘lujo’ de comer todos los días. No tuviste la posibilidad de estudiar, mientras que yo pude terminar una carrera universitaria. Naciste con la destreza de correr con habilidad detrás de una pelota, mientras que el máximo halago que tuve fue que alguien me dijera que poseía todas las condiciones para triunfar en el fútbol de alta competencia, si no fuera por dos defectos: la pierna izquierda y la pierna derecha.

Y a pesar de estas diferencias no me siento capacitado para expresar tan claramente como vos lo que es la pobreza. Vos lo dijiste en pocas palabras. Simple, directo, contundente y sin agraviar a nadie. Yo, en cambio, lo pienso una y otra vez y no me sale. Trato de ponerle palabras a lo que pienso y no puedo expresarlo mejor de lo que vos lo hiciste y sin dejar escapar algún insulto.

No tenemos nada en común. Pero de todas las cosas que nos separan, se me ocurre que hay una que compartimos. Los dos nos criamos en una familia que hizo todo lo posible por convertirnos en buenas personas. No soy yo el indicado para decir si mi familia tuvo éxito en lograrlo, pero de lo que sí estoy seguro es que tu familia sí lo tuvo. Y a pesar de semejante cosa en común y de ser tan parecidos, tu viejo y el mío difícilmente podrían haber sido amigos. No porque el tuyo fuera también un ‘villerito’ y el mío otro ‘concheto’, sino porque mis ‘dos defectos’ para el fútbol ya estaban en los genes de mi viejo. Eso que me hace dudar que hubieran podido juntarse en un potrero.

Sólo esto quería decirte, Carlitos. Y además te disculpo por hacerme sentir envidia por esa capacidad que tenés de lograr que, vayas donde vayas, la gente te quiera. Te perdono todo. Bueno, casi todo. Como hincha de River que soy, todavía me acuerdo de la ‘gallinita’ que nos dedicaste después de tu gol de aquella noche de 2004 en el Monumental. No me olvido más. Es así, Carlitos, como ya te dije: hay cosas que no se perdonan. Eso sí, desde que te escuché el otro día, estoy tratando.

José Luis Segade
jolus@arnet.com.ar
Tigre. Provincia de Buenos Aires.

Golazo al ángulo, inatajable

“En Formosa se cagan de hambre, loco”. Días atrás, el certero diagnóstico de Carlos Tevez fue un remate inatajable, al ángulo del arco discursivo oficial. 

Como si aún los lectores gritaran ese metafórico gol, las cartas sobre el tema se atropellan en el correo del diario, un buen termómetro de la sensibilidad popular.

Es fácil ningunear las cifras de la pobreza en discursos farsescos, recurrir a la retórica hueca del ministro Kicillof (“Medir la pobreza es estigmatizar a los pobres”), descargar furias sobreactuadas contra los “medios concentrados” o polemizar con la Iglesia acerca de las reales dimensiones de la pobreza en la Argentina. Todo eso forma parte de la idiosincrasia falaz de un kirchnerismo en retirada, dispuesto a dejar sus desastres a la intemperie, sin hacerse cargo de nada.

Lo estúpido, es haber agraviado a un ídolo como Tevez por su pasado de pobreza: el “villerito europeizado” renunció a millones de euros para sentir en cuerpo y alma el placer barrial de los asados con amigos en su Fuerte Apache originario, bien lejos del nido gourmet de Puerto Madero.



Links

© Escrito por Osvaldo Pepe el domingo 06/09/2015 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 27 de junio de 2015

Copa América 2015... Argentina 0 (5) vs. Colombia 0 (4)... @dealgunamanera...

 Lo ganó con sufrimiento en los penales…


Con muy buenas actuaciones de Pastore y Messi, borró a Colombia de la cancha, pero le faltó puntería para vencer el arco de Ospina. El héroe terminó siendo Tevez, quien convirtió el penal para el pase a semifinales. El martes va contra el ganador entre Brasil y Paraguay.

El Tata Martino no quiso practicar penales en los días previos. Se sabía que era una posibilidad, pero prefirió mandarles un mensaje clarito a sus dirigidos: “Qué penales ni penales, somos mucho más que ellos, lo tenemos que ganar en los noventa minutos”. Lo que no imaginaba el entrenador era que se iban a encadenar tantos factores para impedir que se concretara la victoria al cabo del tiempo reglamentario.

Argentina fue más que Colombia, mucho más y mereció ganar por una diferencia de por lo menos dos goles. Tuvo la pelota casi todo el tiempo (62 por ciento en el promedio final) y la usó diez veces mejor que su rival, especialmente en el primer período; tuvo individualidades que superaron en brillo a las de sus adversarios; mostró más ideas, generó diez situaciones de gol clarísimas contra apenas una de Colombia y sin embargo debió esperar hasta los penales para sellar su pasaje a las semifinales.

Una de las imágenes que mejor grafica las razones del cero a cero final se la puede encontrar en un tiro de Otamendi, a la salida de un corner que tapó magistralmente el gigantesco Ospina y que hizo que la pelota diera después en el palo. Un remate que debió ser un poco más esquinado, una volada magistral y el palo por las dudas.

La otra es una jugada en el primer tiempo que arrancó con el Flaco Pastore bajando la pelota con una técnica notable y siguió con el centro, el toque de Agüero debajo del arco, la buena atajada de Ospina con el pie y el cabezazo de Messi que era gol en la cabeza de todos, pero fue milagro en las manos del arquero que se levantó del piso y se estiró para salvar lo que era gol cantado. No la canchereó Messi ni nada que se le parezca; la cabeceó tranquilo, seguro de que entraba; no contaba (ni él ni nadie) con la fantástica reacción de Ospina.

En el equipo de José Pekerman el único realmente destacado fue el arquero. Teo Gutiérrez no había tocado el balón cuando el DT decidió su salida sobre la mitad del primer tiempo; James apareció poco; el Cuco Jackson Martínez no ganó una; Falcao entró tarde y tampoco intervino y los del medio hacia atrás, metieron mucho, pegaron –el árbitro fue el mexicano Roberto García– se escalonaron para castigarlo a Messi, nunca encontraron a Pastore y jamas tuvieron salida limpia.

Al compás de Pastore que fue vital en los primeros 45 minutos Argentina borró literalmente de la cancha a los de amarillo. Tuvo orden en la salida, aun en los momentos (primeros diez minutos) en que intentaban presionar en tres cuartos de cancha; manejó mejor los espacios, impuso presencia en el medio con Mascherano y Biglia, y entusiasmó con algunos encuentros de Pastore y Messi en los que en menor medida se engancharon Agüero y Di María.

En el segundo período, las distancias no fueron tan grandes, Colombia dio algunas (pocas) señales de vida y los argentinos mantuvieron la insistencia pero no el brillo. Aun así hubo un remate de Banega que rozó el travesaño y una corrida de Tevez que milagrosamente no terminó en gol. Las dificultades de definición del equipo argentino se estiraron en la definición por penales y los dos match point desperdiciados antes del tercero que aprovechó Tevez así lo certifican. Hay cuatro palabras, una frase repetida, que resumen cómo se vivió este partido en cada casa de los argentinos: ¡Qué manera de sufrir!


© Escrito por Juan José Panno el sábado 27/06/2015 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Pastore fue el alma y Messi, el corazón…

Pastore y Messi. Foto de archivo.
- Sergio Romero (7): Durante la primera parte no tuvo trabajo. En la más brava que tuvo en la segunda parte, un cabezazo de Ibarbo, controló con seguridad.
- Pablo Zabaleta (6): Se proyectó poco en ataque, pero cuando lo hizo le aportó al equipo profundidad. Bien en la marca y seguro en la entrega cuando el juego pasó por su sector. Ganó bien sus duelos por la pelota frente a Ibarbo.
- Ezequiel Garay (5): Ante la prácticamente nula actividad ofensiva de Colombia en la primera parte, se adelantó unos metros en la cancha para tratar de conectar la pelota por encima de la línea de volantes, pero le faltó precisión en los pases.
- Nicolás Otamendi (5): Otro que entró poco en juego. Los colombianos casi no lo exigieron. En ataque fue bien de arriba. A los 80 minutos, en jugada de tiro de esquina, sacó un tremendo remate que Ospina desvió de un manotazo: la pelota dio contra el palo izquierdo y salió.
- Marcos Rojo (5): No estuvo bien con la pelota y por momentos parece una mala copia del jugador que deslumbró en el Mundial. Si bien en el arranque tuvo una buena chance de cabeza, su remate se fue por arriba del travesaño.
- Lucas Biglia (6): Se entendió bien con Messi en ataque y cuando tuvo que marcar a James Rodríguez lo hizo con mucho criterio. Tuvo una inmejorable chance para definir desde la medialuna y no la agarró bien y se le fue apenas desviado.
- Javier Mascherano (6): Atento en la marca y el anticipo, perdió cuando entró en las provocaciones de los colombianos hasta que vio la amarilla que lo condicionó.
- Javier Pastore (7): Fue soltando su talento con el correr de los minutos, y marcó realmente diferencias. Con sus toques rápidos y sutiles generó muy buenas oportunidades para el resto de sus compañeros. Se adueñó del medio y repartió sin dificultades la pelota en todas direcciones. Sus pases en cortada fueron incisivos. En la segunda parte bajó un poco su producción.
- Lionel Messi (7): Arrancó a los diez minutos, picó y generó una contra tremenda, que Di María no se animó a definir de primera. Tuvo la apertura del marcador con un cabezazo solo frente a Ospina, que le tapó el remate.
- Sergio Agüero (5): Se despertó después de recibir una amarilla por protestarle al árbitro García, que no sancionó penal en una jugada polémica, donde él y Messi fueron bajados en el área. Estuvo cerca del gol, tras un gran pase de Pastore, pero Ospina le tapó con los pies el remate.
- Angel Di María (5): Fue el más flojito del ataque argentino. Le faltó lucidez para resolver las jugadas que lo tuvieron como protagonista y se demoró en la zona de definición.
- Carlos Tevez (-): Ingresó por Agüero a los 72 minutos. Tuvo una chance para liquidar el trámite sobre el final. Marcó el último penal (ver aparte) para darle el triunfo a la Argentina.
- Ever Banega (-): Reemplazó a un cansado Pastore para jugar los últimos 15 minutos. Estrelló un remate contra el travesaño, justo sobre el ángulo.
- Ezequiel Lavezzi (-): Entró por Di María para jugar los últimos tres minutos.
© Escrito por Facundo Martínez el sábado 27/06/2015 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La más dulce venganza de todas…


Esto es fútbol. Todo el que anda alrededor de la pelota escuchó ese justificativo casi mágico para justificar las situaciones que escapan a la explicación racional y coherente. El fútbol es el menos lógico de todos los deportes. Pero todavía se debate si es o no justo.

Qué se habría dicho si la Argentina, que pateó 14 veces al arco, hubiera quedado fuera de la Copa América a manos de Colombia, que no pateó nunca, que acertó apenas un cabezazo y que se habría clasificado semifinalista en los penales con apenas un gol en cuatro partidos. Tal resultado habría carecido por completo de justicia. “Era muy injusto si nos teníamos que ir mañana”, tiró anoche el técnico Martino.

Pero tres días atrás el hincha argentino conmemoró el cuarto de siglo de una clasificación tan festejada como injusta, cuando la Argentina sacó a Brasil de los octavos de final de la Copa del Mundo de 1990, con aquel aplaudido gol de Claudio Caniggia, cuando indudablemente los brasileños merecieron ganar el encuentro.

Puede concluirse que el pasaje a semifinales goza de estricta justicia. La Selección Argentina jugó –largamente– su más lúcido partido de la Copa América, frente a un rival acomplejado, que cometió el peor de los pecados: renunció a jugar desde el arranque. Para los que esperaban deleitarse con el duelo entre Lionel Messi y James Rodríguez, y lamentan que tal competencia no haya existido, que baste con repasar los guarismos finales, 5-0 en tiros al arco, 26-19 en pases correctos, 90-70 en eficacia en los pases, todos a favor del rosarino.

Esa estricta justicia no la consiguió Argentina en los 90 minutos, ni en la tanda de cinco penales, ni siquiera en el arranque del uno por uno, pese a que en cada una de esas instancias el panorama lo favorecía. La justicia, en todo caso, que no habla ni oye ni ve, se tomó su tiempo para dictar sentencia. Y la escribió sobre el botín derecho de Carlos Tevez, que cuatro años después se tomó la revancha más dulce de todas.

© Escrito por Pablo Vignone el sábado 27/06/2015 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Este fue el mejor partido de la Copa”…


El capitán del equipo nacional no ocultó su alegría por el pase a la siguiente ronda, donde el martes jugará con el vencedor del duelo entre Brasil y Paraguay. Tevez, el héroe del final, repartió honores con sus compañeros.

“Fue increíble, la verdad que fue el mejor partido de la Copa que hicimos. Creamos situaciones por todos lados, ellos no querían saber nada. En los penales tuvimos la suerte que no habíamos tenido en el partido”, dijo Lionel Messi, con una sonrisa que evidenciaba satisfacción. “Es terrible lo que me cuesta hacer un gol en la Selección. Hoy tuve clarísimas y no las pude meter. Lo importante es que el equipo hizo un partidazo y salimos adelante. 

Fuimos merecedores de ganar este partido”, agregó el crack rosarino. De cara al encuentro de semifinales, la Pulga no se inclinó por ningún rival: “En estos partidos puede pasar cualquier cosa. Si bien Brasil es lo que es, nosotros jugamos con Paraguay y no le pudimos ganar. Sea quien sea va a ser difícil. Lo importante es que nosotros ya estamos ahí y hay que tener tranquilidad”.

Carlos Tevez asumió la responsabilidad y convirtió el penal definitivo. En el recuerdo estaba latente la ejecución fallida ante Uruguay, en la Copa América disputada en Argentina hace cuatro años. “Es de mis compañeros, no sólo mío. El fútbol da revancha y lo que pasó ya pasó.” “La victoria es de mis compañeros, que tuvieron un partido fantástico. 

Estoy orgulloso de pertenecer a este equipo”, agregó. El ahora ex atacante de Juventus tiene ganas de sumar más minutos, pero no pierde la humildad. “Es imposible jugar en este equipo (con compañeros) jugando así. Uno lo disfruta estando afuera porque el equipo juega muy bien. Entonces cuando a uno le toca entrar trata de hacer lo posible para el equipo.”

En conferencia de prensa, luego del festejo en el campo de juego, Gerardo Martino consideró que en el partido de ayer “se mantuvo el nivel durante los 90 minutos. Los neutralizamos cuando los fuimos a presionar arriba, que fue la mayor cantidad de minutos. Lo hicimos bien, también, cuando tuvimos que retroceder. Contabilizo un cabezazo en un corner como la jugada de más riesgo y, por el contrario, creo que Ospina fue probablemente la figura de la cancha”.

“No me puedo imaginar después de este partido que ahora estuviera hablando después de haber perdido. Hubiera sido una injusticia. Si nosotros tuvimos alguna responsabilidad fue por no haber convertido”, añadió uno de los tres técnicos argentinos que ya están entre los cuatro mejores del torneo, junto a Jorge Sampaoli, en Chile, y Ricardo Gareca, en Perú. 

También destacó que fue el mejor partido del torneo, que los jugadores no estaban cansados como había dicho anteriormente y que quisieron preservar a Tevez en los penales. Por su parte, José Pekerman, entrenador de Colombia, reconoció que tuvieron dificultades en el primer tiempo, que perdieron muchas pelotas, justificó la salida de Teófilo Gutiérrez como una búsqueda de más equilibrio y destacó que en el segundo levantaron el nivel. “Argentina es un equipo de jerarquía, de categoría”, elogió quien dirigió al conjunto albiceleste en el Mundial 2006.

© Escrito por Leonel Lenga el sábado 27/06/2015 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.