Republiqueta…
Guillermo, El Noble. Secretario Moreno. Dibujo: Pablo Temes.
Horrores Oficiales. El Gobierno comete graves errores
políticos, económicos e institucionales. Los riesgos.
Es la economía, estúpido”, fue la ya legendaria frase que
Bill Clinton transformó en su caballito de batalla durante la campaña que lo
llevó a la presidencia de EE.UU. en 1992. Esa frase cobra vigencia en nuestro
presente. Y este presente desnuda en forma paulatina la dimensión de la crisis
económica que comienza a sentirse y que se ve potenciada por el empecinamiento
de la Presidenta en negarla. Esta idea de que todo se podía solucionar
aplicando la metodología de Guillermo Moreno, lejos de traer soluciones lo
único que logra es hacer predecibles los problemas de un mañana de
incertidumbre. Moreno, ministro de Economía en funciones, aglutina a buena
parte del gabinete en su contra. Las renuncias de cuatro secretarios del
Ministerio de Industria son producto del hartazgo de gente consustanciada con
el proyecto K que se cansó de asistir con impotencia a los desaguisados de
Moreno, siempre apoyados por Cristina.
La falta de protagonismo del ministro de
Economía, Hernán Lorenzino, es consecuencia de una intrascendencia patética.
Allí los aportes técnicos los hace alguien a quien Moreno poco aprecia, el
viceministro Axel Kicillof. En esta semana se conocieron sus ideas sobre el
desdoblamiento del mercado cambiario, que generaron una apresurada desmentida
desde el oficialismo. Como lo han reflejado los hechos, muchas de las desmentidas
del Gobierno han terminado de ser confirmadas por la realidad. Las muy pocas
fuentes que conocen lo que pasa en el círculo áulico de la Presidencia
confirman que la idea del desdoblamiento cambiario le fue acercada a CFK. De
hecho, así es como funciona hoy el mercado cambiario.
“No va a pasar nada raro”, dijo la Cristina Fernández
refiriéndose al dólar, en uno de los “Aló Presidenta” de la semana. Sin
embargo, a juzgar por lo que se observó en algunos bancos, el número de quienes
no le creyeron va en aumento. De ahí que la cantidad de depósitos en dólares
que se están retirando de las cuentas bancarias va en aumento, así como también
la demanda de cajas de seguridad. ¿Cuál es el problema de fondo que ha llevado
a esta situación? El creciente déficit fiscal. La respuesta es simple; la
solución, no.
Entre los pagos correspondientes a la deuda externa y las
necesidades de una mayor importación de combustibles, el Gobierno tiene una
necesidad mayúscula de dólares que hoy no están en la cantidad suficiente para
cubrir los requerimientos del momento. Por eso es que el cerrojo sobre las
operaciones es casi total. Así y todo, el drenaje de la divisa norteamericana
sigue un curso imparable. El cerrojo complica el desempeño de la economía y la
vida de la gente. La existencia de un dólar paralelo al oficial de creciente
valor y con una brecha que aumenta es el epifenómeno de esta circunstancia de
impredecible evolución.
En este marco, la situación fiscal de las provincias agrega
un factor más de inquietud política. El viernes se conoció un dato que
inquieta: los giros de fondos de la Nación a las provincias fue el más bajo de
los últimos años. A la cabeza de las afectadas está la provincia de Buenos
Aires. De ahí la necesidad imperiosa de Daniel Scioli de aprobar la reforma
tributaria y crear nuevos impuestos. Es una necesidad compartida con la Nación.
En las protestas que el campo viene llevando adelante contra esa iniciativa, el
núcleo principal es el referido a los impuestos que aspira a llevarse el
Gobierno nacional y que están incluidos en el paquete que deben tratar los
diputados bonaerenses la semana entrante. Sobre la aprobación de esta ley hay
expectativa en las intendencias. En muchas de ellas ya se verifica un atraso
significativo del pago a sus respectivos proveedores. La gota que derramaría el
vaso sería la imposibilidad de pagar los sueldos de sus empleados.
Para Scioli, la semana que pasó terminó un poco más
tranquila de lo que la empezó. Su declaración, en la que reconoció sus
aspiraciones presidenciales para 2015, impactó en la Casa Rosada. Fue ese un
misil que le estaban reclamando los intendentes del peronismo que no quieren
ver atada su suerte a los caprichos de la Presidenta, hoy encarnados por el
vicegobernador Gabriel Mariotto y por La Cámpora.
En las huestes del gobernador se vivían con euforia las
reacciones producidas por sus expresiones. Lo primero que allí confirmaron fue
que hay mucha gente dentro del peronismo dispuesto a acompañarlo, señal
inequívoca del poco afecto que despierta el kirchnerismo. Nadie puede asegurar
cómo seguirá esta historia.
La situación judicial por la que atraviesan Mauricio Macri y
Amado Boudou es un ejemplo contundente de la realidad política que se vive. El
jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene un procesamiento
dictado por el controvertido juez federal Norberto Oyarbide y confirmado en
fallo unánime por la Sala I de la Cámara Federal. En su momento, Macri buscó la
recusación del Dr. Oyarbide, maniobra en la fracasó ya que le fue denegada. Así
las cosas, el próximo paso procesal habrá de ser el juicio oral y público, lo
que es muy bueno, porque allí es donde se exhibirán las pruebas que serán la
base de la sentencia a través de la cual se establecerá definitivamente y a la
vista de todos, la culpabilidad o la inocencia de Macri.
Veamos ahora lo sucedido con Boudou en el escandaloso caso
de tráfico de influencias destinado a obtener el levantamiento de la quiebra de
la ex Ciccone Calcográfica, al que se le ha agregado la causa por
enriquecimiento ilícito. Como se recordará, tras un silencio de dos meses desde
que se ventiló el caso de la ex Ciccone, el vicepresidente, por indicación de
Fernández de Kirchner, acusó al juez federal Daniel Rafecas, al fiscal Carlos
Rívolo y al entonces procurador general de la Nación, Esteban Righi. A poco
menos de dos meses de la recordada pseudoconferencia de prensa, el éxito de la
estrategia del vicepresidente es evidente, ya que los doctores Rafecas y Rívolo
fueron apartados del caso y Righi renunció.
Esta diferente realidad se resume
en el siguiente apotegma: para el kirchnerismo, todo; para sus opositores, en
cambio, la ley. Triste realidad que aleja a la Argentina del ideal promisorio
de una república y la acerca a la penosa dimensión de una republiqueta.
Producción
periodística: Guido Baistrocchi.
© Escrito por Nelson Castro y publicado en el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 19 de Mayo de 2012.