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domingo, 28 de febrero de 2016

Fantasmas y presidentes… @dealgunamanera...

Fantasmas y presidentes…


Cada vez que llega un presidente que inicia un cambio de ciclo, se pronostican catástrofes y dificultades sobrehumanas que luego en la práctica no se verifican.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 28/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como aquellos mapas previos al descubrimiento de América que indicaban la existencia de monstruos marinos que devoraban los barcos que se animaran a alejarse de la costa, cada vez que llega un presidente que inicia un cambio de ciclo (Alfonsín, Menem, Néstor Kirchner y Macri) se pronostican catástrofes y dificultades sobrehumanas que luego en la práctica no se verifican y el presidente entrante puede hacer, sin enorme dificultad, lo que se creía imposible.

Esta semana se anunciará el acuerdo con los holdouts, devolviendo a la Argentina la completa normalidad financiera internacional después de 15 años desde que Rodríguez Saá, como presidente interino, anunció el default el 24 de diciembre de 2001. Y no fue tan difícil lograrlo, ni predisponer al mediador Pollack y al juez Griesa a favor de Argentina, acorralando al temible Paul Singer. Lo mismo se podría decir de la salida del cepo, que se alcanzó con menos traumatismos de los esperados. Y de la consiguiente devaluación que agregó inflación y costos pero sin producir terremotos sociales ni enfrentamientos irreparables.

Esta semana Macri comienza una nueva etapa abriendo el Congreso y acordando con los holdouts

También se pronosticaban dificultades mucho mayores en materia de gobernabilidad para un presidente no peronista en minoría, tanto en Diputados como en Senadores, y llega a la apertura de las sesiones ordinarias de esta semana con un peronismo dividido y pronósticos de aprobación tanto de leyes como de nombramientos. Tan fácil resultó aislar al kirchnerismo, que la preocupación es por mantenerlo vivo para que el peronismo continúe dividido y no vuelva a ser una amenaza electoral imbatible, ni que la venganza a la que parte de la Justicia somete y someterá al kirchnerismo termine victimizando a Cristina.

Es probable que el viernes 18 de marzo, cuando se cumplan los primeros cien días de gobierno, el escenario político y económico de la Argentina sea totalmente diferente al que fue hasta el 10 de diciembre pasado.

Dividir al peronismo, insignificantizar al kirchnerismo, salir del cepo, devaluar y resolver el conflicto con los holdouts resultaba una tarea tan poco probable de realizar con éxito como para Alfonsín en 1983 juzgar y condenar a prisión a los ex comandantes de la juntas militares de la dictadura y los más emblemáticos exponentes de la violación de los derechos humanos. O para Menem en 1989 salir de la hiperinflación. O para Kirchner en 2003 incluir en el sistema a la enorme masa de excluidos que había dejado la crisis de 2002 y calmar el caos social.

Para sorpresa de todos, cada uno de estos presidentes fue cumpliendo esas tareas tan ciclópeas como imprescindibles para que el país pudiera continuar, lo que impulsa a preguntarnos si estamos frente a hombres superdotados o hay alguna lógica del sistema social que hace posible lo necesario, porque los países no se suicidan. Al llegar a la presidencia, tanto Alfonsín (que después cobró otra estatura pero hasta entonces era un ex diputado de Chascomús que “nunca había conducido ni una cancha de bochas”), como Menem (un frívolo irresponsable e impresentable), como Kirchner (alguien que generaba lástima por sus defectos físicos y miedo por sus defectos mentales), y como ahora Macri (la antipolítica), fueron subvaluados.

¿Eran más de lo que parecían o, como pasó con Bergoglio al convertirse en papa, la función cambia al individuo y el aura de la investidura termina transformando a la persona?

Otro fenómeno psicosocial es el correlato inverso: cuando dejan de ser presidentes y aquellas personas que habían alcanzado la estatura de héroes y casi semidioses se transforman en lo opuesto y, a los ojos de muchos, terminan pareciendo locos, necios o malvados (y en algunos casos, además, patéticos, como el Menem reciente). Podría ser efecto del síndrome de burnout (cabeza quemada por el desgaste ocupacional) que produce el haber estado expuesto a una tarea muy exigente y estresante durante bastante tiempo, y transforma al revolucionario vital del comienzo en un depresivo suspicaz y escéptico.

Pero quizás ese escepticismo del fin de ciclo sea la causa y la consecuencia de que su tiempo se agotó y hace falta que venga alguien cuya frescura sea precisamente que crea que puede.

Virgilio, en el Canto V de La Eneida, dijo: “Pueden porque creen que pueden” (Possunt quia posse videntur). Pero en el caso de los presidentes, pueden porque la sociedad cree que ellos (Alfonsín, Menem, Kirchner y Macri) pueden. Es la sociedad la que hace lo que en psicoterapia se denomina transferencia, le transfiere la condición de ser lo que se necesita que sea. Y termina siendo.

El juicio de Alfonsín a la junta de comandantes de la dictadura (salvando las distancias), la convertibilidad de Menem, el asistencialismo de Kirchner y el volver a insertar a la Argentina en la economía mundial de Macri eran imperativos de la realidad, y cuando algo es necesario las partes crean las condiciones de consenso suficientes.

Una semana antes de que llegue Obama, al cumplir Macri sus cien días de gobierno, habrá ya un país distinto 
Eso lo muestran las encuestas, que le dan a todo presidente al poco tiempo de asumir una popularidad y aprobación mucho mayores que los votos que obtuvieron en las elecciones que ganaron. Ese apoyo empoderante viene aluvionalmente y se va por goteo (en los casos exitosos), pero se va. Eso debe tener en cuenta Macri porque siempre fue más complejo ser ex presidente que presidente.


sábado, 10 de mayo de 2014

La enfermedad de la violencia... De Alguna Manera...


La Iglesia advirtió sobre una sociedad "enferma de violencia"...

Monseñor José María Arancedo y Monseñor Lozano. La Conferencia Episcopal Argentina advirtió sobre una sociedad "enferma de violencia". Foto: Télam

La Conferencia Episcopal Argentina presentó un duro documento. La corrupción como cáncer social.

La Conferencia Episcopal Argentina presentó hoy un duro documento advirtiendo que Argentina está "enferma de violencia" en un trabajo titulado "Felices los que trabajan por la paz" en el marco de la 107 asamblea plenaria reunida en la localidad Pilar.

El documento asegura que "los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad": "Una violencia cada vez más feroz y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al homicidio. Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena".

A su vez, plantea que la corrupción tanto pública como privada es "un verdadero cáncer social" y causante de "injusticia y muerte". El plenario episcopal que preside monseñor José María Arancedo criticó que en el país se promueva con frecuencia “una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad”, y reclamó "no responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales" como responsables de la violencia y los delitos. 

© Publicado el Viernes 09/05/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Negación y relato, la reacción oficialista frente al documento de la Iglesia Católica.

José Ottavis, Jorge Capitanich y Luis D'Elía. Foto: CeDoc


El kirchnerismo se alineó para pegarle al Consejo Episcopal. Críticas olvidadizas y el rol de Bergoglio.

Luego de que la Iglesia advirtiera hoy que la Argentina está "enferma" de una "violencia cada vez más feroz y despiadada" y criticara el aumento de la delincuencia, la corrupción y la exclusión social, el arco oficialista salió al cruce.

El fuerte documento generó que distintos integrantes del universo oficialista rechazasen los términos de los obispos, mientras que los políticos en la oposición salieron a apoyar las expresiones eclesiásticas.

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, se anticipó esta mañana al documento e insistió en que "al Gobierno no le compete la responsabilidad primaria" por el tema. En su lugar, el chaqueño prefirió patear la pelota afuera al cargar duramente contra la oposición y la Justicia.

Al igual que con todas las demás problemáticas del Gobierno, Capitanich afirmó que "existe una campaña deliberada para asociar hechos delictivos a una tasa de seguridad inexistente, y transferir el problema a la Presidenta de la República".

Dentro de esa teoría, el funcionario sostuvo que "muchos de los que pretenden ser candidatos presidenciales" fueron "un desastre en las políticas para prevenir o combatir delitos" en sus distritos, y se quejó de que la oposición "pretende dar lecciones" sobre seguridad "que no supieron aplicar cuando fueron gobierno".

Desde La Cámpora, José Ottavis se mostró crítico, aunque a su estilo. "Creemos, y estamos contentos, que es una Argentina que no está enferma", afirmó el dirigente, quien agregó que "es una Argentina que puede estar mucho mejor o que le pueden faltar algunas cosas para que tenga una salud completa, como le puede pasar a cualquier país que está avanzando". 

Para finalizar, Ottavis minimizó la delincuencia frente a la violencia política del pasado al referir que "una Argentina enferma de violencia" fue "la que se vivió en el '55, y la Plaza de Mayo fue un testigo fundamental", y agregó que las experiencias de "enfermedad" se repitieron "en el 76, y nuestro pueblo lamentablemente fue testigo fundamental", en 1989 y 2001".

El siempre dispuesto a defender oralmente al gobierno Luis D'Elía, no refutó los dichos de la Iglesia. En su lugar, afirmó que "Menem, De la Rúa, etcétera, dejaron ocho millones de desocupados y 185 mil fábricas cerradas" y que "la Iglesia Católica y Quarracino bendijeron todos sus actos". Al respecto, cabe destacar que Monseñor Quarracino otrora Arzobispo de Buenos Aires, falleció en 1998.

La embajadora argentina en México, Patricia Vaca Narvaja, se sumó a Luis D'Elía y prefirió hablar de sucesos pasados: "No recuerdo un pronunciamiento del episcopado en la época de la dictadura ni en la época del auge neoliberal, ni en la crisis del 2001". Luego, la diplomática sostuvo que a la Iglesia también le lavan la cabeza los diarios al afirmar que "debería estar más cerca del pueblo que de lo que dicen los medios hegemónicos" y añadió que esa institución "necesita escuchar más a los millones de argentinos que trabajan y viven en paz, respetarlos y reconocerlos". 

También se puede sumar el documento presentado por el Arzobispado con la firma de Bergoglio, titulado "Queremos ser Nación", en el cual el futuro Papa afirmaba que la crisis “no es sólo coyuntural, sino crisis histórica, que supone un largo proceso de deterioro en nuestra moral social, la cual es como la médula de la Nación, que hoy corre el peligro de quedar paralizada”.


En defensa. Parte de la oposición se manifestó a favor del documento eclesiástico. El radical Mario Negri aseguró a la agencia DyN que comparte "totalmente lo que dice la Iglesia" y opinó que "a veces, el valor agregado de su voz puede tener un impacto que despierta las conciencias para luchar contra la corrupción, la violencia".

El cordobés de la UCR añadió que "así como cuando la Iglesia convocó a la Multipartidaria para luchar contra el narcotráfico", los radicales acompañarán si son convocados para enfrentar cuestiones como la corrupción, la violencia y las drogas".

Por su parte, la diputada por el PRO Laura Alonso afirmó que "se necesita un amplio acuerdo político y social para saber la verdad sobre la corrupción; por eso desde Unión PRO queremos sumar nuestra propuesta". Alonso recordó la iniciativa de crear una comisión bicameral investigadora de la corrupción e indicó que "es un buen momento para discutir el tema y estamos comprometidos con la verdad y con que haya garantías para que los jueces y los fiscales investiguen en libertad los delitos e irregularidades".

Quien también coincidió con el documento es el socialista Roy Cortina, quien remarcó que "la inseguridad está determinada por la grieta de la desigualdad, la corrupción y la impunidad". 

En ese sentido, Cortina sostuvo que "la situación está complicada, el documento de la Iglesia es correcto, hay una cultura de la violencia que se ha instalado muy fuerte y es producto de la exclusión".

El diputado por el Frente Renovador Adrián Pérez también se manifestó en sintonía con la Iglesia al indicar que "la Iglesia pone el eje en dos temas muy importantes" y que "la corrupción es un gran problema que hay en la Argentina, que tenemos que afrontarlo con decisión política, con independencia del Poder Judicial".

El ex diputado del espacio de Elisa Carrió agregó que "el otro tema fuerte que se plantea tiene que ver con los últimos años en la Argentina y una práctica de mucha intolerancia y violencia".

Por último, el gobernador cordobés José de la Sota indicó que comparte el documento de la Conferencia Episcopal Argentina y llamó a restablecer la 'amistad social' entre los argentinos".

El documento de la discordia.


La Conferencia Episcopal Argentina, presidida por Monseñor José María Arancedo, dio a conocer esta mañana el documento "Felices los que trabajan por la Paz", con fuertes criticas a la violencia existente en los distintos estratos sociales, la inseguridad, el narcotráfico, la exclusión social y la corrupción, a la que calificaron de "cáncer social". Todas afirmaciones que no cayeron muy bien en los ámbitos oficialistas. 

"Constatamos con dolor y preocupación que la Argentina está enferma de violencia", afirmaron los obispos a través del documento en el que sostuvieron que "los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad", y que esta agresividad esta vinculada con "la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena".

Por otro lado, el documento afirma que "no se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales", dado que ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias". En ese sentido, los Obispos indicaron que "conviene ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros".

Una de los puntos en los que el documento hizo énfasis fue en la vinculación de toda la crisis social con "la corrupción, tanto pública como privada" a la cual calificaron de "un verdadero 'cáncer social', causante de injusticia y muerte". En virtud de ello, los primados eclesiásticos, se mostraron críticos con "la lentitud de la Justicia" que "deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia".

Finalmente, las autoridades de la Iglesia Católica en Argentina sentenciaron que "nos estamos acostumbrando a la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira". Por suerte para los primados, el oficialismo recogió el guante y respondieron a tono con este último punto. 



© Escrito por Nicolás Lucca y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.