Se alinearon los planetas…
Empleado del mes, Donald Trump. Dibujo: Pablo Temes.
Javier Milei y su gobierno recibieron con euforia la victoria de Donald Trump.
En política, las relaciones interpersonales juegan un papel clave.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 09/11/2024 y
publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República
Argentina.
Se alinearon los planetas. No quedan dudas. Ese es el significado
que para Javier Milei y su gobierno tiene la victoria
de Donald Trump en las elecciones presidenciales de
los Estados Unidos. A medida que en la noche del martes los resultados iban
consolidando una tendencia imparable a favor del candidato del Partido
Republicano, la euforia del Presidente y su entorno iba experimentando una
especie de crescendo casi extático. Es claro que para el actual gobierno no
daba lo mismo que ganara uno u otro candidato. Con Kamala Harris en la Casa
Blanca las cosas hubieran sido muy diferentes.
En la política –como ocurre prácticamente con cualquier otra actividad–
las relaciones interpersonales juegan un rol fundamental. Y esa importancia se
agiganta cuando esa relación de afecto y afinidad se da entre los jefes de
Estado. En el caso del vínculo entre la Argentina y los Estados Unidos, la
historia es rica en ejemplos que confirman el postulado precedente: Carlos
Menem con George Bush padre y Bill Clinton; Arturo Frondizi con John Fitzgerald
Kennedy.
Donald Trump siente afecto verdadero y gratitud por Milei, cuya gestión
valora enormemente. Afecto por la afinidad ideológica absoluta existente entre
los dos; gratitud, por la actitud del mandatario argentino de ir a visitarlo en
un momento en que el flamante presidente electo era denostado por la mayoría de
la dirigencia política estadounidense. En la tarde del miércoles en Miami, dos
integrantes del Comité de Campaña de los republicanos señalaban que a Trump lo
conmovió esta actitud de Milei. De ahí que la reunión de la próxima semana en
Mar-a-Lago, la exuberantemente lujosa residencia de Trump en West Palm Beach,
debe ser tomada como una muestra de ese afecto. Y como una verdadera señal
política. Afecto y valoración que son compartidos por Elon Musk, cuyo
protagonismo en la campaña y en estos primeros días posteriores a la elección
es evidente y significativo.
Las reacciones de los mercados del miércoles reflejaron con contundencia
el impacto positivo que el triunfo de Trump produjo en la macroeconomía
vernácula. Una de las expectativas de mayor envergadura está dada por la
posibilidad de conseguir el apoyo por parte del futuro presidente de EE.UU.
para obtener el dinero fresco necesario para levantar el cepo. En 2018, durante
la realización de la cumbre del G20 en Buenos Aires, se recuerda que Trump le
preguntó a Mauricio Macri –a quien lo une una amistad de años– qué necesitaba.
Y, más allá de lo que Macri le haya contestado en ese momento, los hechos
posteriores demostraron que Trump ayudó mucho a su amigo para conseguir aquel
préstamo inaudito que le otorgó el Fondo Monetario Internacional.
Pero, para el gobierno argentino, el alineamiento de los planetas no
termina en esta posibilidad de obtener la cantidad de dólares necesarios para
levantar el cepo. Las circunstancias políticas de la región hacen que Milei
pueda transformarse en una pieza muy importante dentro del mosaico que hay en
esta parte del continente ya que, con la ausencia de Jair Bolsonaro, la alianza
con la Argentina es de obligada necesidad para tener influencia en gran parte
de Latinoamérica. “Vamos a ser el faro de América del Sur y vamos a forjar
alianzas duraderas con los amigos de la libertad. Con Trump en los Estados
Unidos mucho de lo que estamos haciendo aquí cobra un sentido mucho más
trascendental”, aseguró un diputado oficialista.
El Gobierno se
siente cómodo en la pelea con los líderes sindicales, que no
entienden el cambio de época.
En la política doméstica, una vez aquietadas las aguas por la salida de
Cancillería de Diana Mondino, también se vivieron días de euforia y
revancha. El Presidente, junto a Guillermo Francos y su hermana Karina,
recibieron en Casa Rosada a los gobernadores radicales Maximiliano Pullaro
(Santa Fe), Carlos Sadir (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes), Alfredo Cornejo
(Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco). Fueron casi dos horas de reunión, donde se
intentó dejar atrás la polémica por Alfonsín, tema en el que Milei ensayó una
suerte de disculpa, y se centraron en la importancia de sostener el equilibrio
fiscal, hablaron de la realidad que atraviesa cada una de las provincias y de
cómo motorizar la actividad desde las economías provinciales para que el país
salga adelante. En realidad, lo que al Gobierno le interesa es mantener esa
suerte de alianza con los mandatarios provinciales que le permitirá luego
contar con votos y apoyos que son vitales entre las bancas del Congreso
Nacional.
El otro tema en el que el Gobierno se siente cómodo es en la pelea con
los líderes sindicales. Esta semana el conflicto con los gremios aeronáuticos
se agudizó. Gente que quedó varada en los aeropuertos, pasajeros que tuvieron
que sufrir más de tres horas de espera arriba de los aviones y otras postales
para el olvido. La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), que
conduce Pablo Biró, la Asociación Argentina de Aeronavegantes
(AAA), encabezada por Juan Pablo Brey, y la Asociación del Personal Aeronáutico
(APA), liderada por Edgardo Llano, fueron las responsables de las penurias de
miles de pasajeros. Ninguno de los responsables de estos gremios ha entendido
que la gente pide a gritos un cambio de época mientras ellos mantienen sus
privilegios de espaldas a la sociedad. Basta con citar las palabras de otro
experimentado líder sindical que tuvo, al menos, un rapto de lucidez: se trata de
Ricardo Cirielli, líder de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico
(APTA), quien cruzó a sus compañeros y dijo que “están obligando al Gobierno a
cerrar Aerolíneas Argentinas” e incluso calificó su estrategia de paros eternos
como de “lock out sindical”. Más claro, agua. Sus declaraciones son un símbolo
que alumbra la futura relación de los gremios entre sí y de estos para con el
Gobierno. Han perdido el apoyo de la gente y le están entregando a Milei un
triunfo en bandeja para agigantar su figura. La mentalidad anacrónica y llena
de vicios de gran parte de los líderes sindicales es un problema que se debe
encarar de una vez por todas para que la Argentina empiece a sanar.