De un extremo a otro…
A fuego lento, J.J. Aranguren. Dibujo:
Pablo Temes
El tema de las tarifas
revela que el Gobierno subestimó a la política tanto como la sobrestimó el
kirchnerismo. ¿Es posible que el gobierno de Mauricio Macri se haya equivocado
tanto en la ejecución de un sinceramiento tarifario en el que la mayoría de la
sociedad estaba de acuerdo? Esta es la pregunta del momento. La respuesta es
claramente “Sí”.
Esto es la consecuencia del profundo descreimiento que el macrismo tiene de la política. Conclusión: se pasó de un extremo al otro. El Gobierno se pobló de muchos hombres de buena fe, marcados por el corporativismo empresarial pero con una enorme falta de criterio social. Tal es el caso del ministro de Energía, Juan José Aranguren. Otro error que comete el Gobierno es creer que cuando las cosas no funcionan vendrá la Justicia en su auxilio. El brutal aumento de tarifas ha generado un problema político, que se debe resolver en el terreno político. Así obtuviera el Gobierno un fallo favorable de la Corte Suprema, es erróneo pensar que el problema quedará solucionado. Hay mucha gente que literalmente no puede pagar esos aumentos.
Esto es la consecuencia del profundo descreimiento que el macrismo tiene de la política. Conclusión: se pasó de un extremo al otro. El Gobierno se pobló de muchos hombres de buena fe, marcados por el corporativismo empresarial pero con una enorme falta de criterio social. Tal es el caso del ministro de Energía, Juan José Aranguren. Otro error que comete el Gobierno es creer que cuando las cosas no funcionan vendrá la Justicia en su auxilio. El brutal aumento de tarifas ha generado un problema político, que se debe resolver en el terreno político. Así obtuviera el Gobierno un fallo favorable de la Corte Suprema, es erróneo pensar que el problema quedará solucionado. Hay mucha gente que literalmente no puede pagar esos aumentos.
Un legislador de la oposición de diálogo fluido con los equipos del
Gobierno cuenta una anécdota que parece salida de una historieta y que ilustra
esta situación: “Hay buenas intenciones pero pésima implementación. Les
advertimos en varias oportunidades que estaban haciendo mal los cálculos y no
nos escucharon. Armaron planes y estudiaron alternativas que nada tienen que
ver con la composición social de nuestro país. Hace unos tres meses le hicimos
saber al ministro Aranguren que no estaba teniendo en cuenta las
características climáticas y poblacionales de los distintos puntos del
territorio.
Por ejemplo, que parte de la Patagonia y la provincia de Buenos Aires
tenían consumos de gas mucho más elevados que otras regiones y que el norte
argentino en el verano termina siendo electro dependiente para sostener los
sistemas de refrigeración, desde los aires acondicionados hogareños hasta los
equipos comerciales. Aranguren nos respondió que trabajan en una prueba piloto
con medidores inteligentes y que, por ejemplo, los habitantes podrían programar
el lava- vajillas y hacerlo funcionar por la noche, cuando baja la temperatura.
Hablábamos de las zonas duras del norte del país y nos quedamos pasmados. La
única respuesta posible era proponerle que haga su prueba piloto en Nordelta”.
El otro hombre que habitualmente es señalado por su falta de tacto social y
su desconocimiento de las necesidades de la gente es Guillermo Dietrich. Son
muchos, dentro y fuera del oficialismo, los que señalan que su falta de calle
hace inviables muchas iniciativas que naufragan antes de llegar a sentarse a la
mesa a discutir un proyecto con él.
Un grupo de diputados del interior del país asegura que el número de
presentaciones y amparos que está dando vueltas es mucho mayor que el que
trasciende a través de los medios de comunicación. “En los pueblos y municipios
chicos, cuando hay un amparo exitoso se pasan el modelo de presentación, copian
el formato del escrito cambiando los datos y lo vuelven a presentar en
localidades vecinas. La judicialización resultó imparable”.
Otro ejemplo que revela un amateurismo absoluto lo narró un diputado del Frente
Renovador (FR) que no lograba salir de su asombro ante lo que escuchó. A este
legislador le pidieron desde el Ministerio de Energía que desde el FR salieran
a explicar que el beneficio de los topes del 400% para los aumentos del
servicio en los hogares sólo se alcanzará si cada familia consume una cantidad
igual o menor a la del mismo período del año pasado; en caso contrario, el
aumento de la factura superará el límite del 400%. “O sea que el Gobierno
quería que fuéramos nosotros los que nos hiciéramos cargo de las malas noticias
y ellos encargarse de las buenas”.
Desde el oficialismo, un funcionario de importancia señala que a Aranguren
lo vio muy preocupado trabajando 24 horas al día. Algunos han comenzado a darse
cuenta de que la crisis generada por el aumento de tarifas ya está excediendo
la figura del ministro y salpicando la de todo el Gobierno, incluido el
presidente Mauricio Macri. “Es que, en realidad, ya no se le puede echar toda
la culpa a Juan José; hay algo que nadie supo ver”, reconoce el funcionario de
marras.
Internas. Entretanto, en el frente interno de Cambiemos las cosas no están
bien. Varios radicales aseguran que, en un encuentro a principios de año, les
advirtieron a Marcos Peña, a Rogelio Frigerio y a otros miembros del PRO que lo
de las tarifas no terminaría bien. Les ofrecieron incluso proyectos
alternativos. Por lo que se ve, fueron escuchados pero no tenidos en cuenta.
“Están practicando un kirchnerismo a la inversa. El núcleo duro del PRO se
encierra y resuelve solo. Sabemos que somos minoría, pero así como están las
cosas, esto no se parece a una coalición”.
El radicalismo está dolido. Algunos de sus miembros hasta sienten un choque
cultural con líderes del macrismo. Hay muchos que se sienten marginados del
Gobierno y creen que fueron usados para construir una herramienta electoral.
“Queremos continuar y bancar este espacio, pero primero hubo alguna luz amarilla de alerta, hoy se está tornando naranja y estamos cada vez más cerca de tocar el rojo”, sentenció una fuente que por los términos y el tono exhibía una mezcla de bronca y angustia. Es que a todos ellos los persigue el fantasma de la Alianza, algo que, de repetirse, sería catastrófico no sólo para el Gobierno sino también para el país.
“Queremos continuar y bancar este espacio, pero primero hubo alguna luz amarilla de alerta, hoy se está tornando naranja y estamos cada vez más cerca de tocar el rojo”, sentenció una fuente que por los términos y el tono exhibía una mezcla de bronca y angustia. Es que a todos ellos los persigue el fantasma de la Alianza, algo que, de repetirse, sería catastrófico no sólo para el Gobierno sino también para el país.
Producción periodística: Santiago Serra.