Lavagna irá por una banca porteña de senador. Cómo articulan Scioli, Massa y De la Sota. El factor Moyano.
Anticipo: Roberto Lavagna será candidato a
senador por la Capital. Se trata de un hecho político de gran importancia que
relativizarán en lo inmediato, pero confirmarán en febrero y que obliga a
reacomodar el escenario poskirchnerista. En el peronismo, por distintas
virtudes, hoy existen otros cuatro grandes jugadores además del ex candidato a
presidente y padre del modelo económico de Duhalde-Kirchner que logró sacar a
la Argentina del infierno. Dos de los cuatro ya juegan abiertamente contra
Cristina: Hugo Moyano y José Manuel de la Sota. Y los dos restantes son los
candidatos más taquilleros (incluso por encima de Cristina) que miran y son
mirados con sospecha por la Presidenta: Daniel Scioli y Sergio Massa.
De cómo se mueva ese quinteto que hoy
articula consultas, afectos y reuniones más de lo que se conoce, depende quién
será el próximo jefe de Estado a partir de 2015. No es una exageración de las
estadísticas decir que el eje Buenos Aires-Capital-Córdoba, sumado al sector
con mayor capacidad de movilización obrera, tiene gran parte de la batalla
ganada.
Por eso es clave el paso que dio Lavagna
antes de viajar a dar una conferencia a Marruecos. Porque le asegura el triunfo
al peronismo en el distrito o, por lo menos, una pelea cuerpo a cuerpo por el
podio con Gabriela Michetti y Pino Solanas dejando al cristinismo en el cuarto
lugar.
Ese justicialismo sensato, dialoguista, de
gran relación con la clase media y con excelencia técnica de Lavagna está muy
bien posicionado en dos de las encuestas más confiables, pese a que aún no
lanzó su candidatura. Es un territorio donde Scioli, Macri y Binner tienen mas
de 32 puntos positivos de diferencia entre la imagen buena y la mala y donde
Cristina logra un increíble 25% negativo producto de restar el 36% que la apoya
del 61% que la critica. No es casual que sus caras porteñas más visibles tengan
un desempeño bajo cero: Daniel Filmus y Aníbal Ibarra ostentan una diferencia
negativa de 3 puntos y de 36, respectivamente.
Según las mismas consultoras, Córdoba es
garantía electoral para De la Sota, y la provincia más grande de la Argentina
tiene tanto en Scioli como en Massa un camino hacia la victoria. Todavía no
está claro qué actitud tomará cada uno.
El intendente de Tigre, un fenómeno
infrecuente en las mediciones, sigue construyendo alianzas con sus pares, y
exporta su modelo de gestión y de combate a la inseguridad. Rechaza el costado
más autoritario del oficialismo y es rechazado por los jóvenes camporistas,
igual que Scioli, por encarnar “la restauración del neoliberalismo
corporativo”. No olvidan la durísima calificación que hizo de los Kirchner en
la embajada de Estados Unidos que luego filtró Wikileaks.
El gobernador goza de un período de
coexistencia pacífica con Cristina. Es porque en su oportunidad los ataques,
tanto de la Presidenta como de sus embajadores en la Provincia y hasta de Horacio
Verbitsky, potenciaban el crecimiento de la figura de Scioli. En este sentido,
fue todo un símbolo el último acto en La Plata. Acompañaron a Scioli en el
saludo del escenario su hombre de mayor confianza, Alberto Pérez, que a su vez
es el más duro verdugo de Martín Sabbatella y Ricardo Casal, el ministro que el
asesor-periodista no pudo voltear. En las tribunas, alrededor de 4 mil
militantes cantaron por Scioli presidente, y casi no hubo ni una sola bandera
de Cristina o de Néstor. El afiche naranja que convocaba tenía el rostro del
gobernador en primer plano con las imágenes de Perón y Evita atrás. A buen
entendedor, pocas palabras. Los cristinistas ya saben a quién no quieren, y
muchos peronistas bonaerenses apuestan a Scioli pero no dejan de observar los
movimientos de calentamiento precompetitivo de Sergio Massa. Una cosa no quita
la otra.
El caso de Hugo Moyano es inexplicable para
cualquier europeo. La mayor incógnita a develar es por qué Gerardo Martínez
dice, y sabe lo que dice, que la unidad de ambas CGT está más cerca que antes
del paro. Martínez registró que la inflación que erosiona los salarios bajos y
el impuesto a las ganancias que cepilla los sueldos más altos tienen muy
molestos a los laburantes que votaron a Cristina. Hasta Antonio Caló llamó al
Gobierno “a escuchar” las exigencias de sus adversarios circunstanciales de la
otra CGT. Eso explica por qué muchos se insubordinaron a sus cúpulas sindicales
y se sumaron a la protesta. Hasta la UOM, mediante un comunicado en defensa de
Vandor, trató a Moyano de “compañero” y a Aníbal Fernández, uno de los
gladiadores mediáticos de Cristina, como “un saltimbanqui trasnochado que no le
llega a los talones” al viejo lobo metalúrgico.
Cristina oculta las acusaciones a Gerardo
por su participación como buchón en el lugar más tenebroso de la dictadura más
tenebrosa: el Batallón de Inteligencia 601. La Presidenta se traga ese sapo
igual que en los casos de Armando Cavalieri y Oscar Lescano, entre otros que
tienen más millaje en viajes de placer por el mundo que un ejecutivo del
turismo. Sin embargo, la Presidenta chicaneó al honrado Pablo Micheli diciendo
que no se imaginaba a Kosteki y Santillán viajando por Miami.
Contradicciones del relato que tiene
demasiadas grietas producto del freno económico, el ajuste de tarifas de gas y
luz que no excluye a los más pobres y de la impericia de enfrentar como
verdaderos pajarones a los buitres en las batallas de Griesa y Ghana.
Hay fanatismo por instalar su lectura
ideologista. Moyano lo explicó cuando reveló que le fueron a pedir que
colaborara con un millón de pesos para la película de Néstor: “Lo querían
mostrar como un Che Guevara moderno”. Y está claro que Kirchner no lo fue. Ni
siquiera tuvo la trayectoria combativa ni la austeridad republicana de Lula, Dilma,
Pepe o Bachelet. La suma de tropiezos enfureció a la Presidenta, que no dudó en
llamar “tuerto” y “feo” a su ex marido para reivindicar que “miraba más allá
que todos” y que “se quedó con la más linda”.
Porque te quiero te aporreo, parece ser una
costumbre. ¿Era necesario desautorizar en público a Juan Manuel Abal Medina?
“Yo no le llamaría piquetazo, Juan Manuel”, le disparó enojada desde el atril.
Hay una mirada irracional que se consolidó entre el autoritario “vamos por
todo” y el “sólo me interesa el juicio de la historia”. A Cristina, en cambio,
sí se la vio muy feliz el viernes en el Festival de Cine de Mar del Plata,
rodeada de actores. Aguante la ficción.
© Escrito por Alfredo
Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires el sábado 24 de Noviembre de 2012.