Así no Dr. Bonadio, ¡así no!
En un país con
instituciones sólidas las cosas serían diferentes. Foto: Cedoc Perfil
Es hora de cumplir las leyes y no de impulsar un juego de distracción.
© Escrito por Marcelo Bermolen (*) el jueves 07/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (*) Abogado y profesor de la Escuela de Gobierno, Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral.
Podrían ser los
ingredientes de una exitosa serie televisiva, pero son parte del ambiguo
escenario en que se mueve la justicia argentina. Un juez federal controvertido;
grandes e irresueltas tragedias del pasado que se entremezclan; personajes del
ocaso del poder que avivan antipatías y sed de condenas; espectaculares
procedimientos de detención que incitan a pensar en “justicia”; y una
investigación polémica que ahonda en las inconsistencias de la política
argentina y atrae la convocante idea de perseguir “infames traidores a la
patria”.
Otra
visión de la denuncia de Nisman, podría sostener que se está frente a una
situación abstracta, toda vez que se trata de una decisión política –no
judiciable- que obtuvo respaldo del Congreso Nacional, y ni siquiera fue
ratificada por el presunto beneficiario –el estado iraní- careciendo de
vigencia y efectos jurídicos concretos.
En
un país con instituciones sólidas, ambas miradas deberían atravesar el tamiz de
la Constitución Nacional y las leyes de la República. Y de ese ejercicio surgen
inusitadas preguntas frente al proceder.
¿Buscan los jueces agradar para
ocultar su lentitud en investigar a los mismos imputados en casos de
corrupción?
¿Pueden ignorar los principios de presunción de inocencia y el
debido proceso?
¿Puede un fallo aislado de una Sala de la Cámara Federal ser
utilizado por los magistrados para aumentar su poder y atribuir sin pruebas a
los detenidos su capacidad de interferir en la pesquisa?
¿Se ha convertido la
prisión preventiva de ex funcionarios en la regla que calma a las masas?
¿Cuál
es la razón por la que el Juez aguardó a que asumiera Cristina Fernández para
luego pedir su desafuero?
¿Ayuda este proceder a facilitar la victimización de
los procesados?
Es
hora de cumplir con las leyes y garantías establecidas. Se está consintiendo un
juego de distracción y discreción con consecuencias jurídicas imprevisibles
para los actuales funcionarios. Todos ansiamos justicia, la de la sana crítica,
la que comprueba. No la que se acomoda a las íntimas convicciones o a las
conveniencias.
Así no Dr. Bonadio, ¡así no!
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