Recuperar el Estado...
El escenario preelectoral muestra una creciente disposición al diálogo por parte de partidos políticos, organizaciones sociales y cámaras empresarias, dando lugar a voces que hablan de posibles acuerdos sobre medidas destinadas a resolver los muchos y graves problemas del país. Sin embargo, esos diálogos no hacen suficiente hincapié en la necesidad de revisar el funcionamiento del organismo encargado de que aquellas medidas se hagan realidad: sin un Estado ágil, austero, transparente, eficiente y eficaz, no hay posibilidad de llevar a buen término políticas de Estado.
Hace
tiempo que este organismo ha dejado de ser una herramienta al servicio de la
comunidad para convertirse en un instrumento de conservación y acumulación de
poder al servicio de intereses particulares. Esa apropiación del Estado ha dado
lugar a diferentes formas de corrupción: apropiación directa de fondos
públicos; negociados con grupos empresarios amigos; acuerdos espurios con
sindicatos que comprometen la prestación de servicios básicos, así como el
nombramiento de funcionarios públicos atendiendo sólo a objetivos personales o
partidarios. Todo lo cual repercute sobre la eficiencia y eficacia de ese
Estado.
Estos
problemas tienen mucho que ver con la deformación institucional por la cual una
sola persona, el presidente de la Nación, al mejor estilo monárquico y acorde
con nuestra tradición caudillista, decide por sí y ante sí cómo se utilizan los
recursos que se recaudan; aunque esa discrecionalidad también puede observarse
en el Legislativo con menor significación relativa.
Urge
poner límites a esos abusos a través de una suerte de “Pacto por Argentina”
cuyo primer capítulo debe ocuparse de la recuperación del Estado para que
funcione como herramienta para la concreción de las políticas sustantivas que
se acuerden. Existen ya propuestas que apuntan a terminar con muchos de esos
abusos, pero hacen faltan medidas específicas para evitar el daño que produce
sobre la eficiencia del Estado la forma en que se reclutan los funcionarios
encargados de ponerlo en acción: me refiero a la discrecionalidad en cuanto al
número y calidad de los empleados públicos que se nombran sin tener en cuenta
las verdaderas necesidades del Estado; distorsión que ha alcanzado niveles
alarmantes en años recientes.
Para una
recuperación completa del Estado es imprescindible una revisión exhaustiva de
la planta de la administración pública a los efectos de determinar el número y
las categorías de servidores que efectivamente son necesarios para que cumpla
con sus varias funciones. Revisión que deberá ser hecha por una comisión
especial, y de la cual surgirá una nómina que será cubierta por concurso
público, del que participarán tanto los actuales servidores de la administración
como nuevos postulantes; teniendo los antiguos prioridad a igualdad de méritos.
Los servidores así elegidos gozarán de estabilidad en el empleo cualesquiera
sean sus ideas, pero podrán cesar en sus funciones en razón de que las mismas
dejaron de ser parte de los programas de gobierno, o por deficiencias en su
desempeño.
Para
alcanzar ese objetivo una ley deberá declarar la prescindibilidad de los
empleados públicos (como ya ocurrió durante el gobierno de Frondizi y más
recientemente en Río Negro), así como modificar el Estatuto del Empleado
Público para hacer de ellos verdaderos servidores del Estado y no meros
beneficiarios. La misma ley arbitrará los medios para resarcir económicamente a
los servidores que deban dejar sus cargos.
Con el
mismo espíritu de racionalizar el funcionamiento del Estado otras leyes
deberán:
a) Establecer que las empresas públicas sean manejadas por técnicos
nombrados con acuerdo del Congreso por un período de tiempo razonable, pudiendo
ser apartados de sus cargos sólo con acuerdo del mismo Congreso;
b) Evitar los
abusos que se cometen con los nombramientos temporarios de funcionarios;
c) Suprimir las facultades auto-otorgadas por los legisladores para conceder becas
y otros beneficios en pago de favores o para hacer proselitismo, así como
establecer mecanismos de control en la fijación de sus dietas y gastos
abusivos.
© Escrito
por Omar Argüello, Domingo 11/05/2014 y
publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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