Macri, ¿es o se hace?...
Mauricio Macri. Fotografía: Franco Fafasuli
Las conclusiones del informe del FMI sobre el préstamos de USD 44 mil millones de 2018 fueron tan duras que, tal vez, lo lógico, hubiera sido que el ex presidente dijera algo sobre el asunto.
Escrito por Ernesto Tenembaum el domingo 26/12/2012 y publicado por el Portal de Noticias Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Desde el momento en que inició su gobierno, Mauricio Macri estableció un modelo económico con todas las condiciones para generar una crisis muy seria. Luego, cuando ya estaba en medio del estallido, malgastó un préstamo de dimensiones gigantescas que le había sido otorgado para frenar esa crisis. Esas dos conclusiones no fueron parte de un discurso de Cristina Kirchner, ni de Nicolás Maduro, ni de Alberto Fernández. Esta vez no fue un izquierdista, ni un populista, ni un kirchnerista ni ninguna persona que estuviera interesada en decir “ah, pero Macri”, cada vez que alguien critica al gobierno actual. Al contrario: fueron los equipos técnicos del Fondo Monetario Internacional, en general integrados por economistas de una ortodoxia bastante poco flexible, quienes cuestionaron de este modo a la gestión presidencial de Macri. Las conclusiones fueron tan duras que, tal vez, lo lógico, hubiera sido que el ex presidente dijera algo sobre el asunto. ¿Enloqueció el FMI o Macri hizo todo realmente mal? La reacción de Macri, como se verá a continuación, habilita a formular preguntas relevantes sobre algunas de sus cualidades personales.
El documento emitido por el Fondo Monetario Internacional esta semana, como parte de un proceso habitual de auditoría, es muy claro al adjudicarle al gobierno de Cambiemos una responsabilidad central en la crisis que estalló en 2018. Hay dos frases, en ese sentido, que lo explican bien.
“El Gobierno elegido a fines del 2015 rápidamente abrió la cuenta de capital y tomó créditos fuera del país, mientras adoptaba un enfoque gradual para abordar los desequilibrios económicos -especialmente el déficit fiscal- preparando el escenario para un sudden stop”.
(N. del A.: Sudden Stop, o freno súbito,
es como se denomina en Economía a una situación en la que, de manera
sorpresiva, los capitales huyen de un país y eso provoca una crisis muy rápida
y profunda).
La segunda frase del Fondo, se
refiere al 2018, cuando Macri ya había recibido el crédito:
”Una temprana operación de deuda,
combinada con la reintroducción de medidas de gerenciamiento del flujo de
capitales podrían haber robustecido el programa”. En palabras más sencillas: al recibir el dinero del Fondo, el Gobierno
debería haber defendido las reservas mediante la implantación de nuevas medidas
de control de cambios y la renegociación de la deuda adquirida desde
2015.
Los dos momentos en los que se
detiene el documento del Fondo merecen un debate en detalle. Ya antes de la
asunción de Macri, muchos economistas de primera línea señalaron su preocupación
por la manera en que liberó el cepo: uno de ellos fue Carlos Melconian, que no
es precisamente un populista. Es que está muy estudiado que esos procesos que
se apoyan en capitales golondrina son muy frágiles. Pero el segundo
señalamiento es especialmente sorprendente. Si,
a mediados de 2018, cuando empieza a recibir dinero del fondo, Macri hubiera
establecido controles de cambio, podría haber defendido las reservas sin que el
dólar volara por el aire. Eso hubiera evitado el brote inflacionario y él
habría tenido más chances de permanecer en el poder luego de 2019. ¿Por qué no
lo hizo?
Sus enemigos más duros creen que
Macri llegó al Gobierno para hacer lo que hizo: generar ganancias impensadas
para el mundo financiero. La participación de muchos funcionarios que provenían
del sector financiero -Nicolás Dujovne, Luis Caputo, Alfonso Prat Gay, entre
otros- y la cercanía de otros, que defendían la solidez del programa económico
mientras batían récords en colocación de deuda –el ex titular del HSBC, Gabriel
Martino, por ejemplo- habilita a pensar que esa mirada al menos tiene un punto.
Pero, ¿un líder político es capaz de
suicidarse en función de esos supuestos intereses que defiende?
Otras interpretaciones sostienen que
Macri y su entorno estaban presos de un
esquema ideológico muy poco flexible, que le impedía tomar medidas
racionales en un momento de crisis, aun cuando esas medidas fueran defendidas
por el Fondo Monetario, o fueran claves para su propia supervivencia. Otros piensan que Macri no quería romper un
contrato electoral en cuyo centro figuraba la liberación del cepo cambiario.
Para despejar dudas, era necesaria la
palabra del ex presidente.
Macri tuvo dos participaciones
públicas durante esta misma semana. La primera fue antes del pronunciamiento
del FMI, en un reportaje de antología con Baby Etchecopar, donde dijo que “hasta el peor de los planeros” quiere
que sus hijos reciban buena educación. En esa nota hay tres referencias
indirectas al contenido del documento que, horas más tarde, emitiría el Fondo
Monetario.
Macri junto a la ex directora del FMI Christine Lagarde y el ex ministro de Hacienda Nicolás Dujovne
Macri dice:
-”Cuando administro lo que no es mío
he sido siempre muy cuidadoso. Por eso festejé el sobrenombre que me puso el
Bambino Veira pero que hizo famoso Diego Armando Maradona, ¿te acordás?... ’el
cartonero Baez’, pero te quiero decir que yo siento que cuando uno administra
lo que no es es de uno, uno tiene que ser muy cuidadoso. Es fácil ser generoso
con la plata ajena. Yo invito, vení, con plata que no es tuya. ¡¡¡Se generoso
con la tuya viejo!!!”.
Y luego:
-”Si hay mentira, y entre nosotros
hay mentira, no hay confianza. Y si no hay confianza, no sucede nada en la
vida. Vos no vas a ir a un lugar al que alguien te convoca si no confiás.
Imaginate invertir, imaginate poner una fábrica en un país donde vos no confiás
porque sentís que los dirigentes que conducen el país te van a robar la
fábrica”.
Finalmente:
-“La
crisis se produjo porque los inversores huyeron ante la posibilidad de que
regresara el populismo”.
Las tres frases son realmente
discutibles. Un Presidente que toma
montañas de deuda de corto plazo y a altísima tasa de interés no es alguien que
cuida el dinero que no es suyo. Mucho menos si, luego, cuando recibe un
préstamo que él no va a pagar personalmente, lo entrega a los fondos de
inversión en lugar de usarlo para fortalecer reservas. Si, además, durante su
Gobierno se produce una crisis de confianza, y los capitales huyen
despavoridos, tal vez no sea el más indicado para pontificar sobre la
desconfianza que generan otros. Finalmente, Macri se confunde, por decirlo de
manera educada: la crisis empezó en
marzo del 2018, luego de su victoria electoral de 2017. Casi nadie creía en ese
momento que volvería el peronismo al poder. El populismo no tuvo nada que ver. Por
momentos, parece que Macri no sabe quién es Macri o disimula quién es Macri o
buscas excusas infantiles o no tiene un registro muy claro de las cosas que
hizo y las consecuencias que tuvieron para el país.
¿Entonces?
Entonces, nada.
Macri prefiere hablar de otros temas.
Horas después del documento del
Fondo, el ex presidente distribuyó un saludo por fin de año donde, una vez más,
apeló al “ah, pero Fernández”. El texto del saludo es un balance lapidario de
los dos años de gobierno actual. Cada frase de ese texto podría ser discutida o
relativizada (eso de la economía “completamente destruida”, por ejemplo). Pero,
en todo caso, es la herramienta que Macri utiliza para sintonizar con un sector
importante de la sociedad que está muy enojado con el Gobierno. Tiene todo el
derecho a hacerlo. En todo el mundo hay líderes con discursos indignados,
lineales, binarios, que estimulan la bronca contra el Gobierno de turno, destacan
únicamente sus barbaridades, ocultan sus logros y así. Es la lógica de la
polarización, que se ha demostrado rentable para quienes la usan, aunque no
tanto para sus países. En muchos textos teóricos, esos discursos simplistas son
enmarcados dentro del concepto de “populismo”. Pero, ¿y lo otro?
Patricia Bullrich, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Jorge Macri
Esto, que podría ser una discusión histórica, tiene una actualidad inquietante. Porque, como están las cosas, es posible que Macri vuelva al poder, o que lo hagan personas muy influenciadas por el mismo pensamiento económico. Macri falló allí donde creía que era más fácil. Pero no fue solo él. Todo un equipo de economistas –el “mundo de la ortodoxia”, como se lo podría definir- fue parte del problema. Explicaban que todo era sencillo, que ellos sabían cómo funcionaban las cosas, que no había nada de qué preocuparse. Mucha gente les marcaba: que la deuda era demasiada, que el interés era alto, que ante el menor estornudo todo estallaría. Pero ellos que no, que calma, que la confianza, que solo se trataba de dejar de emitir y ajustar.
Todo estalló.
Pasó hace muy poco tiempo.
El documento del Fondo amplifica un debate imprescindible que, sin embargo, casi no existe en el entorno de los discípulos del ex presidente, aquellos que se ilusionan con acceder al poder en 2023. Por eso, es toda una advertencia: sería bastante esperable que las mismas ideas, y muchas de las mismas personas, produzcan los mismos resultados.